Los detonantes que desencadenaron el retorno al Viejo Caldas del constructor italiano Antonio Bernardi y su familia a meses de iniciar una nueva década, a la única propiedad que les quedaba en el municipio cafetero de Circasia, serían las difíciles experiencias económicas y morales que vivirían en la capital de la República durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el recrudecimiento de la violencia bipartidista en Colombia, a partir del 9 de abril de 1948.
Los detonantes que desencadenaron el retorno al Viejo Caldas del constructor italiano Antonio Bernardi (*1) y su familia a meses de iniciar una nueva década, a la única propiedad que les quedaba en el municipio cafetero de Circasia, serían las difíciles experiencias económicas y morales que vivirían en la capital de la República durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el recrudecimiento de la violencia bipartidista en Colombia, a partir del 9 de abril de 1948 (*).
Una familia repartida. Antonio y Camila (*2) venderían su residencia en el Bosque Calderón Tejada y se despedirían de sus más cercanos afectos en esa Bogotá que habitaron cerca de 9 años, para organizar una nueva vida en la pequeña población de Circasia (*3), con sus dos hijas mayores, Regina (20) y Gladys (18), quien ya no retornaría a las aulas universitarias de la recién abierta Javeriana Femenina, donde estudiaba Arte y Decoración (4*).
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Mientras vivió en Armenia (1930-1938), el constructor italiano, Antonio Bernardi, además de las obras que edificó, también participó con un grupo de amigos libres pensadores en proyectos de región, como el Cementerio Libre de Circasia, a la salida a Montenegro. Construcción del Club Campestre de Armenia hacia 1936.
Los demás integrantes del grupo familiar quedarían repartidos en varios lugares, permanecerían internados en dos colegios de la Capital de la República, los hijos menores, Italia de 14 años y Mainardo de 11 años, a cargo de sus tíos, el amigo incondicional, el italiano Mario Mirkow y su esposa, Teresa Ospina, la hermana de Camila.
Teodoro Bernardi, el sobrino dibujante quien llegó desde Ponte Nelle Alpi (Belluno) a inicios de la guerra en 1939, luego de aprender el oficio de constructor con su tío en muchas de sus obras, entre ellas el Hotel Tocarema de Girardot (1948), se independizaría y iría bastante lejos de sus parientes y su segundo hogar, a los pozos petroleros del campo de Tibú.
La cabaña La Italia construida hacia 1935 también llamada La Rústica, sería muy visitada por estudiantes de arquitectura de la región para conocer este tipo de edificación de madera sin pulir.La finca, a 5 minutos del casco urbano de Circasia y a orillas de la carretera, cuentan que le había pertenecido al general Toro y que tenía un túnel de escape construido durante la Guerra de los Mil Días (1899 – 1902).
Recuperar la posesión de La Rústica. Sin embargo, el matrimonio deberá superar otro escollo antes de instalarse en ´La Rústica´, la cabaña alpina de veraneo levantada por Antonio cuando residieron en Armenia (1935*) y que por estar escriturada a su esposa, Camila Ospina, ya se había salvado de ser confiscada por el Estado colombiano durante el conflicto bélico mundial cuando el Gobierno decomisó la totalidad de la maquinaria del constructor italiano y además, despojó de propiedades y embargó cuentas y comercios de sus compatriotas, de alemanes y de japoneses domiciliados en el país, a quienes también se les prohibió circular por el territorio nacional.
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1949. Los Bernardi se instalaron en su finca de Circasia. 10 La casa del mayordomo. 11 Gladys y Regina Bernardi. 12 Mainardo Bernardi. 13 Panorámica de la casa y el hato lechero.
Cómo durante varios años la familia no pudo salir de Bogotá, la situación había sido aprovechada por don Secundino Giraldo, el mayordomo de la propiedad rural de los Bernardi Ospina, quien se hizo a su posesión. La madre de esta familia colombo italiana, gracias al carácter batallador de sus antepasadas paisas, libraría una lucha legal y al final, rescataría la finca cafetera para convertirla en su morada temporal. Sin embargo, al llegar CamilaOspina se encontraría con un panorama desolador, los corrales del ganado y las caballerizas estaban desocupadas y los cultivos de café y árboles frutales habían sido destruidos.
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1949. La vida en el campo de los Bernardi en su finca de Circasia. 14 Camila Ospina en La Rústica. 116-17 cabalgata al municipio vecino, Montenegro. 15 -18. Celebración de los 15 años de Italia Bernardi en enero de 1950.
El hato lechero y la aftosa. Antonio como buen alpino italiano y con mucha ilusión ante su nueva vida campestre, se propondría levantar ´La Rústica´ e invertiría su capital para montar un hato lechero de ganado Holstein con técnicas europeas. Infortunadamente en 1950, aparecería en Colombia el primer brote de fiebre aftosa, que produciría la muerte de las reses de ´La Rústica´ y los hatos vecinos.
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Los Bernardi Ospina siempre compartieron con la familia de su madre, (22) los Ospina Mejía establecidos entre Manizales, Armenia y Dosquebradas. 20. En Armenia Regina y Gladys con amigas y su prima Aida Ocampo. 21. En la quebrada del Tominejo en Dosquebradas (hacienda El Bosque) las primas Ospina. 19 Con amigos de Armenia en una fiesta en el Club Campestre.
Una nueva década. En medio de la incertidumbre económica para la familia Bernardi Ospina, daría inicio la década de los cincuenta, años tumultuosos por los múltiples sucesos violentos en la vida política del país y de muchos cambios sociales y económicos para los colombianos.
Decisiones cruciales. Para superar las adversidades económicas, los amigos de Antonio le recomendarían reabrir su oficina constructora en Armenia, como la firma de prestigio que tuvo entre 1930 y 1938. Otros, en cambio, le hablarían de las posibilidades favorables que ofrecía el puerto de Barranquilla por donde había entrado el progreso a Colombia a finales del siglo XIX y se había asentado una colonia de inmigrantes italianos próspera e influyente.
A la Sultana del Valle. Pero Antonio tendría en la mira a la capital vallecaucana por ese espíritu festivo, cordial y emprendedor de los caleños, la prometedora ciudad en la que recién desembarcado en Colombia (1926 -1927), le permitió unirse a la firma italiana de ingeniería Papio Bonarda & Co para participar en la construcción del Palacio Nacional como también disfrutar de su luna de miel (1928). Y hacia allá se dirigiría en tren con su familia, el 1 de mayo de 1950, en plena temporada invernal, a iniciar una nueva década y escribir otra etapa de su vida en Colombia.
Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de las familias Bernardi Ospina y Ospina Mejía en esa época. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina.
(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (*3) Circasia, municipio de la zona cafetera de Colombia, fundado el 10 de agosto de 1884, hoy pertenece al departamento del Quindío. (*4) La casona de la Javeriana Femenina en Bogotá, detrás del palacio presidencial, fue reducida a cenizas el 9 de abril de 1948, no volvería a abrir sus puertas
Palmira (1*) se embarcó en la aventura más grande de su vida con su pequeño hijo Américo, el 18 de mayo de 1933 en el puerto de Trieste, para buscar a su amor, al joven Reynaldo Cavalet (2*), su esposo, quien había viajado hacía más de un año a la Argentina profunda.
¨No importa si te mojas al caminar, es agua bendita, no tienes por qué correr, solo camina siempre¨, palabras que pronunciaba ella cuando llovía y en las que se condensan la grandeza y la simplicidad de esta joven de la Italia rural que, con la fuerza de sus montañas y el arrojo de la juventud y del amor, emigró de Ponte Nelle Alpi (Belluno), la Italia Fascista y la dura Europa de entre guerras, en la búsqueda del propio territorio.
Palmira
Las Dolomitas
La séptima hija de Teodoro Bernardi y Regina De Fina (3*) se despidió, a sus 24 años, de sus afectos de infancia, su madre viuda, y de Paluc, la finca familiar enclavada en las Dolomitas, escenario de sus amores con el vecino picapedrero tímido, honesto y trabajador con el que se casó. Y partió a hacer la América, como en su momento lo hicieron sus hermanos mayores Virgilio, mi abuelo Antonio (4*), Mainardo y María Bernardi De Fina.
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1.María y Palmira Bernardi, con sus hijos Antonio Piai y Américo Cavalet. 2 Paluc, la finca de la familia Bernardi.
Emigrantes. Desde que se subieron al tren en la estación de Ponte, Palmira y su hijo Américo (5*) -nombre premonitorio-, se convirtieron en dos emigrantes transoceánicos más, mientras recorrían ese camino hasta el puerto de Trieste en el Adriático y, luego, durante la larga travesía a bordo del trasatlántico Neptunia (7*) rumbo a América del sur, el continente que dio la mano a tantos europeos para crear una nueva vida.
Esa joven madre y esposa albergaría sentimientos encontrados: el dolor de las separaciones y el miedo de las distancias; los recuerdos de una infancia vivida entre la orfandad temprana de padre y esa guerra, la del ´14´ (8*), que dejó un territorio devastado y en la ruina económica y una generación marcada, la de su Reinaldo, quien narraría a sus nietos argentinos con una risa dolorosa y el miedo a que se repitiera esa historia, del hambre de todos los días: ¨a mis diez años caminando por ahí encontré, con uno de mis hermanos, una casa abandonada, y en una alacena una torta de polenta, dura y llena de moho verde, que raspamos y comimos¨.
Palmira,
dura y sólida. Impresionante como las Dolomitas, las rocosas que rodean los parajes de Ponte, así era esta mujer que dio pelea a las
dificultades. Ella era ¨cómo
los pilares en los cuales se asientan las
fortalezas,
siempre miró hacia adelante¨, y así
debió mirar con la ilusión de reunirse con su esposo, cuando el Neptunia, ese
gigante de vapor se deslizó por las aguas del río de la Plata, al último de sus
puertos, y divisó la multitud que se agolpaba para darle la bienvenida a los
viajeros, entre ellos un porcentaje grande de parientes y paisanos ´tanos´.
Neptunia
Argentina. Buenos Aires fue el gran
receptor de la diáspora italiana en las últimas décadas del siglo XIX hasta la
mitad del XX en Argentina, un país que se preparó con tierras, trabajo duro,
salarios y leyes para recibir a los inmigrantes del mundo. Y los ´tanos´ del
norte, del sur, obreros, campesinos, cultivadores, panaderos, albañiles y
profesores, fueron la comunidad más representativa al momento de poblar y crear
la identidad argentina actual.
Reencuentro familiar. Muchos de los inmigrantes del Neptunia se quedarían en la capital que ya contaba con más de 2 millones de personas, pero otros seguirían. Palmira se adentró a la Provincia de San Luis para reencontrase con Reinaldo, quien laboraba en las canteras con un tipo de piedra muy particular, granito azul y negro, un oficio artesanal transmitido por generaciones en Ponte. Ahí, con la familia junta, Palmira laboró como muchas mujeres, preparando la comida para los obreros de la cantera. Y en Naschel nacería su segunda hija, Rensa Cavalet.
3.Rensa, Palmira, Américo y Reinaldo. 4. Palmira y Reinaldo.
Los Cavalet Bernardi en Mar del Plata. Luego saltaron hastaUnquillo (Córdoba), con sus hermosas sierras y magnífico clima, y a Tolosa, fuente de provisión de piedras para la construcción de ese populoso suburbio de La Plata, hasta llegar a Mar del Plata. Y en esa joven ciudad balneario que empezaba a brillar como destino turístico a finales de los treinta, donde estaba en auge la construcción de los tradicionales ´chalets Mar del Plata´, a partir de la materia prima extraída de las canteras que la rodean, Reinaldo, Palmira, Américo y Rensa echarían raíces, mientras al otro lado del Atlántico su familia italiana empezaba a vivir la pesadilla de la Segunda Guerra Mundial (*7).
1946. Los Cavalet Bernardi en las escalinatas de la Rambla. Al fondo el Hotel Provincial y el Casino Central del Mar del Plata.
Piedra a piedra. Y en medio de ese
paisaje atravesado por las sierras que se abandonan en las aguas justo en Mar
del Plata, la joven pareja con sus propias manos y el
corazón, tallaría con el cincel esas piedras que son únicas por su diversidad
de tonos y colores, para levantar su casa en Primera Junta, un barrio despoblado
cercano a una cantera, con calles de tierra y sin acueducto, pero que con los
años crecería y quedaría ubicado a 20 cuadras del centro y a unas 25 cuadras de
los barrios más cotizados.
Don Reinaldo. Y fue el lugar donde Orlando Rinaldo Cavalet pasó a conocerse como ´don Reinaldo´, famoso por ser gran jugador de bochas en su querido Club Urquiza y donde este picapedrero que andaba en bicicleta y con acento italiano, también haría la fachada de piedra de la casa de su hija Rensa (6*) y su esposo Roberto Noguera, quienes serían los padres de Oscar y Claudio.
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5.Rensa Cavalet Bernardi 6. Américo Cavalet Bernardi. 1946 7. Palmira y Américo.8.Rensa con su marido Roberto y Américo con su esposa Iris
Américo y el Neptunia. Y en ese puerto sobre el Mar Argentino, el joven inmigrante italiano hizo su vida, Américo se casó con Iris Rodríguez en 1953 y tuvieron a Daniel Eduardo y Ricardo Alberto; y ahí montaría su Joyería y Relojería Neptunia: ¨Durante casi toda su vida Neptunia fue su referencia más importante y el logo del negocio fue un buque cruzando el Océano. Ahora valoro la importancia de ese nombre, de ese viaje en la historia de mi padre, a pesar de haber sido tan pequeño cuando llegó a Argentina¨, dice su hijo Daniel Cavalet.
Los nonnos. Aunque a la ´nonna´ Palmira y a don Reinaldo les llegaron los años y cuatro nietos, su aventura amorosa les perduraría toda la vida, una vida dura pero alegre en la casa donde cada noche compartieron una copita de grapa mientras hablaban en el dialecto de su tierra, fieles a sus ancestros. Ellos, como muchos inmigrantes, no volvieron a su lugar de origen, ni a sus afectos primarios y esa sensación de pérdida los acompañaría siempre, pero fueron parte importantísima de la historia argentina. Los sobreviven en Argentina sus cuatro nietos Daniel Eduardo y Ricardo Alberto Cavalet, y Oscar y Claudio Noguera; sus bisnietos Lucía, Julián, Ramona y Joaquín Cavalet, Ariel, Ignacio, Romina, Rocío y Mathías Noguera. Y dos tataranietos, Olivia y Simón.
Don Reinaldo
La nonna Palmira
La casa. Allí tendrían un gallinero y una huerta en un terreno baldío vecino. Él prepararía su vino de uva chinche, de la parra que cubría el patio. Y en esa casona, al lado de su mujer, él moriría por una afección pulmonar relacionada con su profesión antes de los sesenta años.
Américo, Iris, Ricardo y Daniel en la Joyería y Relojería Neptunia.
La nonna Palmira. Ella lo sobrevivió hasta los 90 años, aficionada a escuchar por radio los partidos de fútbol de Estudiantes de la Plata y la Juventus de Italia; a leer libros y ver cine del lejano oeste, a jugar las cartas, el Siete y medio y la brisca, y a cocinar las recetas de su tierra para sus nietos, como aquella Polenta que llevaba en bollos para comer en el camino a la escuela, el conejo y la tortilla de queso.
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9.Periódico italiano ´Voce amica del mio paese´ 1992
Palmira fue feliz en la vida que escogió, su centro fue su familia, la italiana y la argentina, su norte fueron sus dos hijos, Rensa y Américo, y sus 4 nietos serían sus cómplices. Siempre mantuvo los lazos con Ponte Nelle Alpi y su hermana Elide, dos años menor que ella, a través de cartas y un boletín de noticias. Parte importante de red de los afectos de los paisanos, fueron su hermana María y sus sobrinos Tony y Chochi Piai de Mendoza. Ella vivió bien, sobre todo en sus últimos años y siempre con esa nostalgia de la tierra perdida, la hermana que habitaba lejos en su querida Italia; hermana cercana en Mendoza y su hermano en la lejana Colombia.
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10.Palmira y Antonio Bernardi en Mar del Plata.11. María, Antonio y Palmira en Mendoza.
Gran alegría. Una de las más grandes alegrías al final de sus días para los tres hermanos Bernardi, Palmira, María y mi abuelo Antonio, sería su reencuentro en tierras argentinas en enero de 1976, luego de más de 50 años de su despedida en Ponte. Mi tía Italia, lo calificaría como un viaje inolvidable en el que se agotó el vino en las neveras de los primos de Mar del Plata y Mendoza, con eternas sobremesas, llenas de risas, gritos y un afecto que desbordaba cada día compartido… pero ese reencuentro de tres naciones, Italia, Colombia y Argentina, amerita un capítulo aparte, como también la relación de fraternidad que se forjó entre sus descendientes.
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12.Casa de Rensa Cavalet (izq.) y Roberto Noguera, a la vuelta de la casa de la nonna Palmira, junto a Fica Vidal, Gladys y Regina Bernardi. 13 y 14. Grupo familiar Mar del Plata 1976.
Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Fuentes citadas. *Gracias a la narración de los dos nietos de Palmira, Oscar Noguera y Daniel Cavalet, como también de algunas anécdotas de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi, se ha reconstruido esta historia. Con el apoyo de Jorge Alonso Rengifo en la digitalización del archivo fotográfico de la familia. (1*) Palmira Bernardi de Cavalet, nació el 17 de octubre de 1908, en Paluc, la finca familiar en Ponte Nelle Alpi (provincia de Belluno) y murió en su casa del Mar del Plata el 15 de octubre de 1998.(2*) Reynaldo Cavalet, nació en Ponte Nelle Alpi el 27 de diciembre de 1904. Sus padres fueron Antonio Cavalet y Francesca Francech. Murió en Mar del Plata aproximadamente en 1966 (Argentina).
La
primera noche que abrió el telón del Teatro
Tolima en febrero de 1940, fue con el Presidente de Colombia, Eduardo Santos (1938 – 1940) acompañado
de la primera dama, Lorencita Villegas
de Santos, quienes cortaron la cinta protocolaria y presidieron la gala en
ese magnífico escenario de arquitectura Art Déco, que levantó en Ibagué hace 80
años, mi abuelo constructor, Antonio Bernardi De Fina, y que hoy permanece en
pie testigo de una época y protagonista de muchas funciones.
Mi
madre, Regina Bernardi, una niña de 10 años, con sus hermanitas Gladys (7) e
Italia (4) despidieron desde la ventana de su apartamento sobre la Carrera
Tercera, la misma calle del Teatro, a mi abuela Camila Ospina que lucía un
vestido largo de terciopelo negro y guantes, y mi abuelo, con un frac negro,
perfecto para sus 1.85 de estatura. La inauguración fue inolvidable para esa
pareja sentada en butacas de primera fila.
Fachada Déco del Teatro Tolima (1940) y detalles ornamentales. Dibujo digital: Janeth Restrepo (2010).Fuente: Grupo de Investigación E.ArC. (*3)
La contratación de Antonio Bernardi. Para 1938, el ingeniero Bernardi vivía con su familia en Armenia (1*), donde llevó a cabo la primera gran renovación urbana del centro histórico de esa pequeña ciudad cafetera (1930 – 1936) (2*). Con esas credenciales fue contratado para ejecutar en forma simultánea en la Capital Musical de Colombia, el Teatro Tolima y un tramo del acueducto municipal, dos obras enmarcadas en un plan de embellecimiento y ´modernización´ que emprendieron las fuerzas vivas de esa población de provincia.
Teatro Tolima. Los ibaguereños ya habían disfrutado en pleno centro, en la calle del Comercio, la vía que conduce al Parque Bolívar y donde confluían la movida comercial, política, educativa y social de la época, de un escenario de espectáculos de renombre, el Teatro Torres (1915).
Hacia los años treinta ¨las vanguardias decorativas y compositivas del siglo XX se manifestaron en Ibagué, lo cual condujo a la construcción del Teatro Tolima en 1940 según el diseño Déco de la firma Cuellar-Serrano-Gómez, el Palacio de Justicia protomoderno diseñado por Germán Tejeiro en 1944, las viviendas del barrio La Pola y las quintas del barrio Belén y el centro que acentuaron las variables zig-zag, streamline y exóticas del art decó¨. (3*)
Complejo cultural. Y fue así como se tomó la decisión de reemplazar el viejo teatro y en ese mismo terreno de propiedad del Departamento, levantar el nuevo Teatro Tolima, labor encargada al ingeniero italiano Antonio Bernardi entre 1938 y 1940. Este complejo cultural constó de un conjunto volumétrico: bloque frontal de tres pisos, que junto con el acceso principal y los accesos laterales conformaron la fachada principal. (4*).
La sala tenía tres niveles y 874 sillas, escenario, foso, espacio de tramoya y proscenio, y una casa estilo paisa de dos pisos, para camerinos y recibidor de grupos artísticos. (4*).
Monumento Nacional. Casi 20 años después de la partida de Antonio Bernardi (1977), el Teatro Tolima fue elevado a la categoría de Patrimonio Nacional, por el presidente Ernesto Samper Pizano, el 17 de abril de 1996 (5*). Y luego pasaría a integrar el listado de inmuebles, Patrimonio Material, considerados BICN (Bienes de Interés Cultural de la Nación), por el Ministerio de Cultura (6*). Hoy en día es el único escenario habilitado para la presentación de eventos de las artes escénicas en el departamento del Tolima. (7*)
Al Teatro Tolima de la Gobernación, se le considera uno de los seis escenarios más importantes del país. Tiene mil sillas luego de la remodelación de 1997. (7*)
El acueducto de Ibagué. A sus 38 años mi abuelo había hecho un aporte innovador en materia de servicios públicos ya en dos capitales del eje cafetero, en Manizales y Armenia hizo canalización subterránea para incrustar la tubería y pavimentar en concreto (2*).
Su experiencia comprobada en este campo de la ingeniería, le permitió en 1938,celebrar un segundo contrato, este conla Junta de Alcantarillado y Pavimentación de Ibagué, en el marco de «El plan urbanístico Ibagué Futuro 1935«, según consta en la Notaría Primera, ¨para la construcción de un tramo del acueducto municipal con los planos diseñados por el ingeniero José Romero Casas, y aprobados por la Dirección Nacional de Higiene, en un espacio comprendido entre las carreras primera y segunda, las calles sexta y 20 y las transversales entre carreras segunda y tercera…¨. (3*)
El trasteo de la familia Bernardi
Ospina. Con los dos contratos
firmados y la determinación de mi abuelo de participar activamente en la renovación
urbana de otra población, la familia italo colombiana hizo maletas de nuevo y
fijo su residencia en Ibagué, en las estribaciones de la Cordillera Central, con
sus cuatro pequeños hijos, el menor Mainardo, apenas de meses.
Antonio y Camila, puente de Chicoral
Antonio y Mainardo
Alicia Ospina y Mainardo
Gladys, Italia y Regina
Paseo al río en Gualanday
Transcurrió un primer año tranquilo en medio de la amabilidad de la sociedad ibaguereña y algunos amigos de la Colonia Italiana, durante los cuales las dos hijas mayores, Regina y Gladys, fueron matriculadas en el Liceo Femenino de la señorita Margarita Pardo y hasta celebraron su primera comunión. También ingresaron al Conservatorio del Tolima a clases de música e italiano. La familia recibía visitas frecuentes de sus parientes cercanos de Manizales, asistían a las fiestas en el Club Campestre y, por supuesto, los paseos al río Coello, en el corregimiento Gualanday, era uno de sus destinos favoritos.
Regina y Gladys
Vientos de guerra. Pero ya para 1939, los Bernardi empezaron a sentir en esa ciudad intermedia en el centro del país, que los vientos de la guerra que soplaban desde el viejo continente los estaban alcanzando. En el mes de febrero, Antonio, Camila con sus dos hijos, Regina y Mainardo, viajaron en carro hasta al puerto de Buenaventura (Valle del Cauca), para darle la bienvenida a Teodoro Bernardi, el sobrino proveniente de Ponte Nelle Alpi (Belluno), que cumplió 18 años en el barco que partió de Génova y que llegaba a estas tierras para alejarse de la contienda que estaba a punto de estallar.
A Bogotá. Terminadas y entregadas las dos obras encomendadas, el Teatro Tolima y una parte del acueducto de Ibagué, mi abuelo y su familia pasan esa página de sus vidas, y en 1940 inician una nueva etapa en la Capital de la República, Bogotá, cuando la Segunda Guerra Mundial ya dejaba una estela de horror en Europa y no presagiaba nada bueno para los italianos en territorio colombiano, porque ya las puertas se le estaban cerrando en esta tierra que estaba más cerca de los Aliados que de los países del Eje. Esa será otra historia que pronto contaremos.
Diseño de gráfica: Paula Henao.
Obras y palabras citadas:Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia, se han reconstruido los hechos vividos por la familia Bernardi Ospina en esa época.(1*) Armenia perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, luego pasó a convertirse en la capital del nuevo departamento del Quindío. (2*) Apartes del libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. Páginas 3 y 7. (2010) (3*) Descripción y plano de la fachada, publicados en la investigación Interacciones conceptuales y estilísticas en la arquitectura del periodo republicano. Ibagué, Colombia, 1893-1945. Andrés Francel Delgado y José Alejandro Ojeda. (Arquitectura y Urbanismo. Vol. XX VII, No 3, septiembre- diciembre 2016). (4*) Hechos históricos del Teatro Tolima, en la página oficial. http://www.teatrotolima.com/historia.htm (5*) Decreto 708 del 17 de abril de 1996 por el cual se declara como Monumento Nacional el Teatro Tolima de Ibagué, Tolima. ¨… Que dicha edificación fue construida entre 1938 y 1942 bajo los planos del arquitecto Elí Moreno, se constituye en un testimonio importante de la vida cultural de Ibagué y conserva en buen estado todos los espacios y detalles de construcción y decoración del denominado periodo Art-Deco…¨. (6*) Listado de Bienes Declarados Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, actualizado al 5 de diciembre de 2019. Grupo de Investigación y Documentación de Patrimonio del Ministerio de Cultura.
(7*) Declaración de Carlos Emilio Díaz Cárdenas, profesional especializado de la Dirección de Cultura – Gobernación del Tolima, responsable del manejo y programación del Teatro Tolima.
Mi
bisabuela vivió no una, sino las dos guerras mundiales en Italia. Fue viuda por
casi 40 años. De sus 8 hijos, 5 emigraron a América y no retornaron. Al final ella
solo esperaba al cartero, en la puerta de su casa de campo.
Mamá Regina. Cuentan que su apellido era de origen francés y que partió de su pueblo en la frontera de la otrora Yugoslavia, en un coche de caballos rumbo a un pueblo en la provincia de Belluno, Ponte Nelle Alpi, a iniciar su vida de casada con papá Teodoro, mi bisabuelo, en Paluc, la finca de los Bernardi, donde ella viviría hasta el final de sus días.
Regina De Fina y Teodoro Bernardi
Paluc
Para
ese entonces, la italiana era una sociedad patriarcal y machista, conservadora
y católica en las últimas décadas del siglo XIX, en un país recientemente
unificado. Ya se imaginarán cuál sería el papel destinado a la mujer.
El matrimonio. Escuché que mi bisabuelo fue maestro y tenía una plaza en Venecia; y que mi bisabuela manejaba la casa, criaba ovejas y sembraba cereales en un pedazo de tierra, en medio de las montañas del norte de Italia. Allí transcurrió la vida de ambos, tuvieron sus hijos, tres de ellos a finales del siglo XIX, Virgilio, Luigi e Ida, y los cinco restantes en los primeros años del XX, mi abuelo Antonio, María, Palmira, Mainardo y Élide.
La Gran Guerra en los Alpesitalianos. Cuenta la historia familiar que fue en Ponte Nelle Alpi, ese poblado alpino frente a las Dolomitas, que la historia del mundo con toda su crueldad, sacudió a nuestros bisabuelos. En mayo de 1915, Italia entró con los aliados a la Primera Guerra Mundial y abrió el frente alpino contra el gran Imperio Austro-húngaro. Y fue en las trincheras del propio vecindario que peleó para defender a su país y proteger su hogar, su hijo Antonio, mi abuelo, quien aún no alcanzaba la mayoría de edad.
La Brigada Alpina en la Primera Guerra Mundial. Mi abuelo Antonio Bernardi era veterano de la Primera Guerra Mundial.
La madre viuda. A meses de finalizar la Guerra, el destino le asestó a mamá Regina su primer golpe, el 18 de enero de 1918, Teodoro Bernardi, su esposo falleció víctima de la gripe, la pandemia más devastadora de la historia que en solo un año mató entre 40 y 100 millones de personas. En Italia se calcula que murieron alrededor de 400 mil personas.
La posguerra y la migración. Italia, era un país agrícola y pobre en las primeras dos décadas del siglo XX. Fueron sus mujeres, entre ellas mi bisabuela y sus hijas, quienes reconstruyeron la familia y el campo. Y ellas también, quienes despidieron para América a esposos, hijos y hermanos, en su mayoría de áreas rurales y ciudades de provincia, que salieron a buscar fortuna.
Sur América el destino de 5 Bernardis. Mamá Regina vio marchar a cinco de sus hijos. El mayor, Virgilio, partió a los campos petrolíferos de Venezuela, ahí la malaria lo venció. Mi abuelo Antonio se quedó a vivir en Colombia con su nueva familia. Tras él vino Mainardo, con quien trabajó en el ramo de la construcción y cuanto éste planeaba retornar para llevar recursos a la familia en Italia ante la amenaza de la Segunda Guerra Mundial, desapareció en el puerto de Guayaquil. Años después encontraron su cuerpo en el río Guayas. Las dos hijas María y Palmira, con sus esposos e hijos, vivirían en Mendoza y Mar del Plata, Argentina y ahí morirían al lado de sus familias.
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3.
1.Mamá Regina en Italia. 2. Camila Ospina, Antonio, Mainardo y Regina Bernardi de niña en Manizales, Colombia. 1930. 3. María y Palmira Bernardi con sus hijos Tony y Américo en los años 30, en Italia.
Las estaciones pasaron. En medio de la inestabilidad política y las transformaciones sociales de los años veinte y treinta, mi bisabuela viuda, acompañada de su hija menor Élide y la familia del hijo mayor, Luigi, vio pasar muchas estaciones en la finca, y con la nostalgia de los ausentes presenció los cambios que Italia sufrió en esa época, desde el nacimiento del fascismo hasta el ascenso de Mussolini y las Camisas Negras al poder.
La tarde del 10 de junio de 1940, ella tal vez escuchó con horror por la radio, que el Duce sumergió a la Italia fascista en la Segunda Guerra Mundial al lado de la potencias del Eje junto a Alemania. Y otra vez la locura de una confrontación bélica global llegó hasta la puerta de Paluc, los Alpes fueron el escenario de la primera batalla del Ejército Real Italiano, donde se enlistaron sus nietos, unos en la División Alpina y otros en la Regia Marina, donde un nieto desaparecería en un submarino. Y luego despidió a otro nieto, a Teodoro Bernardi para Colombia antes de prestar el servicio militar. Y ella en la finca con su hija, nuera y nietas, padecieron la capitulación italiana y la ocupación de las Fuerzas Armadas de los Aliados. Cuenta que la bisabuela escondía debajo de las camas a las mujeres jóvenes de la familia al paso de los estadounidenses.
Ida Bernardi y su familia
Luis, Mainardo y Teodoro Bernardi
Mamá Regina y su hija Élide en Paluc
Y en medio del caos de Segunda Guerra Mundial,
se enteró y sufrió las consecuencias de la caída del Imperio Italiano y de
Benito Mussolini; de la Guerra Civil Italiana, la caída de la Monarquía y del
nacimiento de la República; de las tensiones habituales entre el norte
industrializado y el sur agrícola.
Madre en la distancia. Cuentan que ella hasta sus casi 90 años, esperó noticias de los suyos a un océano de distancia, encomiendas y cartas que llegaron con meses de retraso, en muchos casos cortadas y censuradas, con el anuncio de nuevas familias y fotografías de nietos nacidos en tierras americanas, como una nieta colombo italiana que lleva su nombre, mi madre Regina Bernardi.
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La puerta de Paluc
4, 5 y 6. Mamá Regina en la finca Paluc, con su hija menor Élide. 6. Con su hijo Luigi y su nuera Ángela.
Ella como tantas otras mujeres vestidas de negro como una marca por las heridas de las guerra, encarnaron la fuerza de la gran figura materna de la ´mamma italiana´ que hemos visto en el cine italiano, de la madre en la distancia que aceptó su destino con dignidad y resignación. Extraña combinación.
PD: Cuentan que mi abuelo Antonio, quien residía en Cali, se enteró muchos meses después que su madre había partido el 15 de octubre de 1955, cuando llegó una carta de su hermana Élide. Eran otros tiempos y otros medios de comunicación.
Todo comenzó con mi abuelo, Antonio Bernardi De Fina (1*), un italiano de la provincia de Belluno, que cuando el mundo apenas se despertaba de la locura de la primera Guerra Mundial, bajó de sus montañas desde una pequeña población, Ponte Nelle Alpi, para embarcarse y cruzar el océano Atlántico para hacer ‘La América’ en 1922.
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1.Paluc, finca familiar, Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno.Pasaportes y documentos de extranjería expedidos en varios países de América Latina.
Entre 1922 y 1926, fue caminando por Argentina, Bolivia, Perú y Ecuador, trabajó en diversas obras y se fue formando como ingeniero constructor, y en esos lugares de nuestra geografía americana donde dejó su huella y estos a su vez, ejercieron influencia en él.
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El ingeniero constructor Antonio Bernardi De Fina, hacia 1924, en Lima (Perú), en la 2. con un grupo de amigos y en la 3. con su primo italiano Jorge De Fina, con quien viajó.
Y en este continente de promesas, específicamente en Colombia, Antonio inició un nuevo proyecto de vida, una familia con la normalista Camila Ospina Mejía (2*), con quien se casó el 2 de mayo de 1928 en la ciudad de Manizales y tuvieron cuatro hijos: Regina (1929), Gladys (1931 – 2002), Italia (1935) y Mainardo (1938-2011).
5 Camila y Antonio, Manizales 1928. 6. Camila, Antonio, Mainardo y Regina Bernardi, Manizales 1928. 7. Gladys, Italia y Regina. Bogotá en los años 40. 8. La familia en Bogotá 1946.
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Y en tierras colombianas se hizo a un nombre como ingeniero constructor y a un reconocimiento que aún perdura, por el movimiento de modernidad tanto en el campo del urbanismo como en el de la ingeniería, que generó con sus construcciones en varias ciudades colombianas, como Manizales, Armenia, Ibagué, Girardot, Bogotá y Cali, a partir de la década del veinte hasta pasados los años cincuenta en el siglo XX. (4, 5, 6*)
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Fotografías. Portada y foto 9., Antonio Bernardi, con la maqueta y construcción de edificio de la Plaza de Mercado de Armenia, 1935, obra monumento nacional según decreto de 1995. 10. Alcantarillado Ibagué 1940. 11. Teatro Tolima en Ibagué inaugurado en 1940. Obra monumento nacional según decreto de 1995. 12. Hotel Tocarema en Girardot 13. Edificio Colón Bogotá 1940.
Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi, se ha reconstruido esta historia. Con el apoyo de Jorge Alonso Rengifo en la digitalización del archivo fotográfico de la familia.
(1*)Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi en la provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (*2) Camila Ospina Mejía, nació (5-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).