Mario Mirkow, un triestino en Colombia

Cuentan que el corazón de Mario Mirkow siempre estaría dividido, entre esa dulce melancolía por la Costa Adriática efecto de las ráfagas del bora y el encanto de la altiplanicie campesina cundiboyacense; entre el afecto hacia su familia colombiana y la nostalgia dolorosa por su madre, su hermano y Trieste, esa ciudad portuaria fronteriza del noreste italiano, codiciada por imperios y estados en los últimos siglos por ser puente y camino hacia los Balcanes.

Cuentan que el corazón de Mario Mirkow siempre estaría dividido, entre esa dulce melancolía por la Costa Adriática efecto de las ráfagas del bora y el encanto de la altiplanicie campesina cundiboyacense; entre el afecto hacia su familia colombiana y la nostalgia dolorosa por su madre, su hermano y Trieste, esa ciudad portuaria fronteriza del noreste italiano, codiciada por imperios y estados en los últimos siglos por ser puente y camino hacia los Balcanes.

Sus raíces. Este triestino de ascendencia rusa y croata, nacería en el hogar de Vittoria Tavagna y Stefano Mirkov (*1), el miércoles 2 de diciembre de 1903, en el gran puerto comercial e industrial del Imperio Austrohúngaro. Momentos históricos vividos durante su infancia y su juventud en esa especie de ciudad estado marcarían para siempre su visión del mundo: él rápidamente comprendería que en el juego del poder de las grandes potencias el único perdedor es el ciudadano del común.

La Trieste del Imperio. Su niñez transcurriría en el esplendor de esa Trieste foco de arte y cultura, con intelectuales que brillaban con luz propia como los triestinos Italo Svevo y Umberto Saba y el irlandés James Joyce, a quien la ciudad adoptaría como a uno de los suyos. Para Mario era habitual en mundo infantil, que sus vecinos hablaran como él en italiano y dialecto triestino, o en alemán, esloveno, serbio y croata o que fueran católicos, ortodoxos o judíos practicantes.

La Gran Guerra. Pronto la tormenta que desataría la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en Europa, alcanzaría a ese pequeño territorio y su sociedad multicultural donde residía el jovencito Mario, quien además de los horrores de la contienda, sabría de la falta de pan en la mesa, la inflación que cuadruplicaba los precios y el bloqueo de alimentos en el puerto, mientras recorría las calles con periódicos atados a sus pies.

Mario, un súbdito italiano. Mario presenciaría el enfrentamiento encarnizado de dos vecinos, Austria e Italia, por ese rincón oriental de la península, la desintegración del Imperio y la incorporación de Trieste al Reino de Italia (1920) para completar esa unidad nacional que buscarían los ´irredentistas´ desde el siglo XIX, con territorios de mayoría italiana (*2). El mapa del mundo cambiaría y Mario, su familia y los triestinos obtendrían la nacionalidad italiana.

Fascismo de frontera. En el puerto él se haría maquinista naval, aprendería el entramado mecánico de las estructuras de aquellos gigantes que echaban amarras o zarpaban hacia otros mundos. Y sería su profesión la que le permitiría dejar atrás a esa nueva ciudad rota por dentro, a la cual no le llegaría la paz después de la guerra porque con el ascenso al poder de Benito Mussolini se extremarían las políticas de italianización forzada del fascismo de frontera contra la población de origen no italiano.

Exilio voluntario. Un buen día Mario se despediría de los suyos como muchos triestinos, y partiría hacia la América en un buque mercante de bandera italiana en un destierro voluntario y sin retorno. Tocaría tierra en el puerto de Veracruz (México) y después en la Habana (Cuba), donde obtendría la visa para viajar a Colombia.

Cambio de apellido. Entre la tramitología de la expedición de un nuevo pasaporte y su cédula de extranjería y los sellos de aduanas de ingresos y salidas de varios puertos americanos, Mario Mirkov se convertiría en Mario Mirkow por cuenta de algún escribiente que no entendería la pronunciación de su apellido.

La Bahía de la Buena Ventura. A inicios de los treinta, lo primero que Mario divisaría del territorio colombiano serían el faro y las aguas tranquilas de la Bahía de la Buena Ventura, en el corazón del Pacífico. Desembarcaría con un grupo de paisanos en el muelle de  Buenaventura (*3), una ciudad puerto con poca infraestructura, pero con gran movimiento de mercancías europeas, asiáticas y norteamericanas, el cual se fortalecía gracias a la construcción del Ferrocarril del Pacífico, la ruta de salida de los productos de exportación del país, la quinua, el tabaco y el café del Viejo Caldas (*4). 

La región cafetera. Mario Mirkow se adentraría por los caminos de esa Colombia rural, desde la nueva Estación del Ferrocarril de Buenaventura del arquitecto turinés, Vicente Nasi (*5), para llegar hasta Manizales con parte de ese colectivo de extranjeros que apoyaría a lo largo de una década, las obras de reconstrucción luego de los tres incendios desatados (6*) en los años veinte que destruyeron parte considerable de esta población levantada en bahareque.

Mario quien venía de esa Trieste cosmopolita y de recorrer la vida de los puertos, se encontraría con una élite cafetera muy ´pudiente´ y una sociedad bastante conservadora en esa una pequeña capital regional con alrededor de 60 mil habitantes. Eso sí una población en efervescente desarrollo urbanístico y arquitectónico y con una agitada actividad comercial, agrícola e industrial ante el auge del café en los mercados internacionales y la modernización de los diferentes sistemas de transporte.

Solidaridad austríaca. Sería la madre superiora del convento y del Colegio San Inés, recién abierto sobre la Avenida Cervantes (*7), quien le tendería la mano a Mario, esta religiosa franciscana austriaca le permitiría alojarse en las instalaciones y al conocer su oficio de mecánico, lo nombraría conductor del autobús para realizar el recorrido con las señoritas estudiantes del prestigioso plantel. Pronto él compraría su propio bus y adquiriría más buses para prestar el servicio de transporte entre varias poblaciones de Caldas.

Teresa Ospina. Para esa época este triestino, quien era ya un próspero y reconocido empresario del transporte en la capital caldense, conocería a Teresa (8*), una de las 9 hermanas Ospina que le quitaría el sueño. Esta joven de 27 años era la quinta hija de la gran familia que habían conformado en Dosquebradas y Santa Rosa de Cabal, Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía (9*) , una pareja de origen campesino, descendiente de arrieros antioqueños que hacía pocos años habían trasladado a Manizales su casa familiar y su negocio de compra y venta de café.

El Clan Ospina. Eso sí a Mario no le bastaría con demostrar su decencia y solvencia económica al momento de pedir la mano de Teresa, su suegro le solicitaría el certificado expedido por el párroco de Trieste que demostrará que era soltero. Él debería transitar el mismo camino que habían andado para casarse en 1928, Camila Ospina y el constructor Antonio Bernardi (10*), quien con el humor socarrón que lo caracterizaba, le advertía con sus otros concuñados, Aristides Ocampo y Julio Martín Restrepo, lo que significaría emparentar con este tradicional clan acostumbrado a reunirse en todos los cumpleaños, entierros, vacaciones de verano y fiestas de fin de año.

La familia Mirkow Ospina. Esta pareja italocolombiana se casaría en 1935 en Manizales y allá nacería su primer hijo, el 24 de septiembre de 1937, quien sería bautizado como Italo Mirkow Ospina. Se dice que buena parte de los triestinos llamarían por esos años Italo o Italia a sus hijos e hijas para rearfirmar su italianidad tan cuestionada a lo largo del siglo XX. Mario no sería la excepción.

El derrumbe del patrimonio. Los buenos tiempos para este matrimonio llegarían a su fin.A las 9:24 de la fría noche del 4 de febrero de 1938, cuando las familias Ospina Mejía y Mirkow Ospina se preparaban para conciliar el sueño, se sentiría uno de los tembloresmás fuertes registrados en Manizales, el Sismo del Gran Caldas, que dejaría alrededor de 40 heridos y destruiría y averiaría muchas edificaciones y negociones. El techo de los garajes donde Mario parqueaba los buses intermunicipales se derrumbaría y todos los automotores quedarían destruidos. Así perdería su patrimonio este transportador.

Serían días difíciles para los Mirkow Ospina no solo ante la precariedad de sus finanzas sino porque desde Europa llegarían noticias con un panorama muy sombrío para la familia radicada en Trieste al iniciar la Segunda Guerra Mundial y también para los dos concuñados italianos, Mario Mirkow y su buen amigo Antonio Bernardi, en un país que declaró enemigos de Estado a todos los ciudadanos de los países del Eje radicados en Colombia.

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi primos Italo y Frank Mirkow, de mi madre y mi tía Regina e Italia Bernardi y de mi prima Iris Lobo se han reconstruido las vivencias Mario Mirkow y la familia Mirkow Ospina en Colombia.Archivo fotográfico de las familias Bernardi Ospina.

(*1) Padres de Mario Mirkow: Vittoria Tavagna y Stefano Mirkov (Nace en 1853, en Split, ciudad que primero le perteneció a Austria y ahora está en Croacia) (2*) Movimiento de opinión activo en Italia a finales del siglo XIX que surgió a raíz de la unificación de Italia y que propendía por la unión de los territorios poblados de mayoría italiana. (3*) Buenaventura, puerto sobre el Oceano Pacífico ubicado en el departamento del Valle del Cauca en Colombia. (4*) Viejo Caldas, departamento de Colombia que existió entre 1905 y 1966. (*5) La antigua Estación del Ferrocarril de Buenaventurafue construida por el arquitecto turinés, Vicente Nasi, hoy es la Escuela Taller de Buenaventura. (*6)  Los tres incendios de Manizales fueron el 19 de julio de 1922, el 3 de julio de 1925 y el 20 de marzo de 1926. (7*) El convento y el Colegio Santa Inés de Manizales fueron fundados por tres hermanas austriacas que llegarían en 1926, empezaría a funcionar el 7 de marzo de 1927 en su sede sobre la Avenida Cervantes, hoy Avenida Santander.

(8*) Teresa Ospina de Mirkow: octubre 7 de 1907 –  febrero 14 de 1993 Bogotá. (9*) Luis María Ospina Arcila, ´papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. (10*) Antonio Bernardi de Fina constructor italiano nacido en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno (6-10-1900). Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). Su esposa y hermana de Teresa, Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).

En este artículo está tambièn la historia y orígenes de la Familia de Teresa Ospina Mejía.

Antonio y Camila (2 parte)

El 2 de mayo de 1928, Antonio Bernardi y Camila Ospina sellarían su unión en una ceremonia católica muy sobria, cuando el reloj de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales, marcó las 6 de la mañana. Partirían de luna de miel hacia Cali y Popayán en tren, el medio de transporte más desarrollado en Colombia, en esa época.

Camino al altar. El 2 de mayo de 1928, Antonio Bernardi De Fina (1*) y Camila Ospina Mejía (2*), sellarían su unión en una ceremonia católica muy sobria, cuando el reloj de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales, marcó las 6 de la mañana. Los dos italianos, el novio y Mainardo Bernardi, el padrino, esperaron en el altar a la bella prometida que caminó del brazo de su padre Luis María (3*), vestida de negro riguroso a la usanza de la época, ya que guardaba luto por el fallecimiento de su abuela paterna.

En las primeras bancas, la madre de la novia, Ana Joaquina (4*), junto con sus otros diez hijos, acompañaban en ese frío día, a esta pareja que empezaba su vida de casados en Manizales, ciudad donde Antonio dejaría un significativo legado urbanístico y arquitectónico en los tres años que vivió (1927-1930) (6*).   

La luna de miel. Después del desayuno de bodas celebrado en la segunda planta de la casa de Luis María y Anita, en pleno centro de la capital caldense, los esposos Bernardi Ospina se dirigieron a la recién inaugurada Estación del Ferrocarril de Caldas, para abordar el tren a Cali, su primera parada del itinerario. Sería la primera vez que Camila haría ese recorrido por la nueva trocha férrea construida para, además de pasajeros, llevar sin transbordos, el café de estas tierras campesinas hasta el puerto de Buenaventura y de ahí a los mercados europeos.

Por el Valle del Cauca. La locomotora descendió desde el filo de la cuchilla de Manizales por un empinado trecho, y, poco a poco, dejó atrás el paisaje cafetero, para descubrir ante los ojos de esta joven señora la imponencia del Valle del río Cauca. Para entonces empezaba la transformación del paisaje bucólico de las haciendas cañeras y de trapiches de panela, a la expansión tecnificada del cultivo de la caña y el surgimiento de los modernos ingenios azucareros. Sería un viaje premonitorio para esa pareja.

Por tren. Los desposados arribaron a Cali por la también nueva Estación del Ferrocarril del Pacífico, en la Calle 25, para alojarse en el hotel de moda, el Alférez Real, a orillas del río Cali. De la mano de Antonio, quien había trabajado acá el año anterior en la construcción del Palacio Nacional, Camila descubrió el centro y barrios como San Antonio, de esta pequeña y tranquila ciudad que empezaba a mirar al mundo a través de su relación con Buenaventura, en la que aún sus habitantes se surtían de agua en las pilas ubicadas en varios lugares céntricos. Lejos estaba ella de imaginarse que 22 años después, regresaría para quedarse, en la capital del Valle del Cauca.

El Valle de Pubenza. Para finalizar su travesía, la pareja se desplazó por el Ferrocarril del Pacífico, el más extenso y desarrollado del país para ese momento, hacia Popayán, otrora capital del Gran Cauca, para caminar por esas callecitas del casco antiguo de la Ciudad Blanca y colonial y, por supuesto, empezar a conocerse entre ellos.

La unión de dos culturas. En Villa Isabela, a las afueras de Manizales, se iniciaría este encuentro de dos mundos muy disímiles a finales de los años 20. Antonio, un italiano del norte, que a sus 28 años había recorrido buena parte del continente americano e iba de ciudad en ciudad y de campamento en campamento para construir obras públicas, puertos, sistemas de transporte y edificios. Mientras que Camila era una jovencita normalista de 23 años, que vivía en el círculo cerrado y tradicional de su familia de arrieros antioqueños, que se movía entre Manizales, Santa Rosa de Cabal y Dosquebradas (7*).

El clan Ospina. En esa casa se establecerían las primeras reglas de convivencia y quedaría clarísimo que los parientes de ambos, estarían presentes en su cotidianidad. Camila compartiría su hogar en Manizales, con su cuñado Mainardo (5*), mientras que Antonio establecería lazos de por vida, con su numerosa familia política, de 10 cuñados y cuñadas, con sus cónyuges e hijos. Y sería en Manizales, donde nacerían sus dos primeras hijas, Regina, el 24 de julio de 1929 y Gladys Bernardi Ospina, el 11 de mayo de 1931.

Acuerdos colombo italianos. El aprendería a comer arepa pero con mermelada y ella cocinaría polenta de maíz. Antonio reemplazaría la cuajada paisa por los quesos curados que espantaban a los Ospina por su fuerte olor y Camila, además del sancocho, los fríjoles y la mazamorra, introduciría los espaguetis y la lasaña al menú familiar semanal. Él compartiría con los Ospina las celebraciones y los duelos, como también vacaciones y fiestas decembrinas en las fincas de sus suegros. Ella entendería que no tendría con su familia una sede fija, sino que su casa estaría donde el trabajo de Antonio los llevará.

El prestigio del constructor. Mientras su vida hogareña se afianzaba, el constructor italiano al frente de las obras subterráneas del Plan Maestro de Alcantarillado y Acueducto, la pavimentación del centro y varias edificaciones en ferro concreto con la firma italiana Papio Bonarda & Co (8*), Antonio adquirió renombre en una ciudad que iniciaba una nueva era urbanística y arquitectónica con la edificación de la Catedral, la Estación del tren, hoteles, bancos y establecimientos comerciales; y que además creaba otras formas de habitarla sobre las cenizas de los tres incendios padecidos.

La época dorada. Y en esa región cafetera el nombre del constructor italiano le llegaría a oídos del industrial Vicente Giraldo, un empresario visionario, artífice de la modernización de Armenia en los años treinta (9*), quien le siguió la pista y le haría una propuesta indeclinable, independizarse y ser protagonista de la transformación de una población de guadua y bahareque al concreto.

Rumbo Armenia. Por las mismas calles que él pavimentó, Antonio con Camila y Regina, partiría en su Peugeot 1930, placa 0172, por las carreteras destapadas del viejo Caldas para apostarle a un nuevo proyecto de vida y ser parte de ese momento histórico de Armenia, llamada desde entonces la Ciudad Milagro.

Primera parte, de la historia de Antonio Bernardi y Camila Ospina.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. 

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Bernardi Ospina en esa época. El archivo fotográfico pertenece a la familia Bernardi y fue digitalizado por Jorge Alonso Rengifo Bernardi.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (3*) Luis María Ospina Arcila, ´papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá. (4*)  Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. (5*) Mainardo Bernardi de Fina, nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (25-5-1905), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Guayaquil (Ecuador) hacia 1940.

(6*) Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte) http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/un-italiano-en-tierra-cafetera-en-los-anos-20-1-parte/

(7*) Los municipios de Manizales y Santa Rosa de Cabal y el corregimiento de Dosquebradas, pertenecían para entonces al antiguo departamento del Viejo Caldas (1905 y 1966). (8*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes se encargaron de la modernización de Manizales hacia los años 20, con la construcción de obras como la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional. (*9) Armenia, fundada en 1889, es la capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano.

Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte)

El amor llega cuando menos se espera y cambia los planes en un santiamén. El italiano Antonio Bernardi De Fina no imaginaba que la decisión de participar en la modernización de Manizales en 1927, marcaría su historia al conocer a Camila Ospina Mejía.

El amor llega cuando menos se espera y cambia los planes en un santiamén. Mi abuelo italiano, Antonio Bernardi De Fina (1*), no imaginaba que la decisión de participar en la modernización de Manizales en 1927, consumida tres veces por las llamas en 4 años, marcaría su historia personal y profesional, al conocer a Camila Ospina Mejía (2*).

Camila y Antonio. 1928.

En la tierra del café. Manizales, Dosquebradas, Santa Rosa de Cabal, Armenia y Circasia, poblaciones de la colonización antioqueña (6*) en medio de la geografía andina y productoras de café, estarían unidas a la vida de Antonio, quien había arribado de 22 años, a este continente de promesas en 1922, graduado como técnico de Puentes y Caminos en Belluno (7*), en compañía de su hermano, Mainardo Bernardi y su primo, Jorge De Fina.

Un trotamundos. Su experiencia como ingeniero constructor la obtuvo en cuatro países, al involucrarse en obras como el Ferrocarril Antofagasta-Oruro (Bolivia), el Ferrocarril del Perú, el Puerto del Callao (Lima) y el Malecón de Guayaquil (Ecuador), como también al estudiar estructuras con nuevos materiales en la capital peruana.

Desembarcó en Colombia. Antonio tocó tierra colombiana en marzo de 1926, por el puerto de Buenaventura, venía contratado por el proyecto que uniría al sur con el resto del país a través de 600 kilómetros, el Ferrocarril de Nariño (8*), tramo El Diviso (en la selva) – Tumaco. En ese puerto sobre el Pacífico, que vivió su época de esplendor, él residió unos meses, hasta que enfermó de paludismo.  Vinculado a la firma italiana de ingeniería Papio Bonarda & Co, Bernardi (9*) intervino en la ejecución de la estructura del Palacio Nacional, de estilo neoclásico francés, en pleno centro de Cali, una antigua y pequeña villa que capturó su atención por la calidez de la gente y a donde regresará muy pronto.

Modernización de Manizales. La capital del Viejo Caldas (10*) que vio arder más de 20 manzanas y 200 edificios del centro de bahareque, barro y guadua (1922, 1925 y 1926);  que pasó de la arriería al cable aéreo para transportar productos desde y hacia el río Magdalena (1922) y que inauguró la línea del ferrocarril (1927) para exportar café por el puerto de Buenaventura; edificó para esos años, una nueva ciudad con el concurso de profesionales nacionales y extranjeros.

1927 a 1930, la innovación. Con Papio Bonarda & Co, Antonio participó en la modernización urbanística de Manizales, región que le ofrecería durante una década múltiples posibilidades a este joven constructor, ya que la economía cafetera estaba en auge. En esa topografía montañosa, acompañado de su hermano Mainardo, él ejecutó buena parte del Plan Maestro de Alcantarillado y Acueducto de forma innovadora, instaló redes domiciliares subterráneas y pavimentó las primeras calles con concreto.

El ferro concreto. También Antonio introdujo nuevas tecnologías desconocidas en la zona, las estructuras de ferro concreto (11*) que son perdurables en el tiempo, en las construcciones que concibió con diseño contemporáneo, entre ellas los edificios del Banco de Colombia, Néstor Llano y Marco Gómez.

Camila, la normalista caldense. Un domingo a finales de 1927, Antonio paseaba por el parque San José, cuando el rostro de una caldense de 22 años, lo deslumbró. Era Camila, maestra de la Escuela Normal de Señoritas de Manizales, tercera hija de un matrimonio católico, de arrieros antioqueños, Luis María Ospina Arcila (3*) de Aranzazu, y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez (4*) de Pácora, apegado a la tierra, al comercio y a la familia, que no se deslumbró con el constructor italiano recién llegado y enamorado de la jovencita.

El Bosque. Luis había comprado en 1896, un pequeño terreno en Dosquebradas (12*), que más tarde convirtió en la Hacienda El Bosque (*13). Cuando él visitaba esta tierra a caballo, veía en la casa vecina, El Recreo (*14), a tres hermanas bordando en el balcón, Ana Joaquina ´Anita´, Elvira y Natalia. Un día le pidió matrimonio a la mayor y se casaron el 30 de noviembre de 1899. La dulce Anita se trasladó al El Bosque, donde compartió la casa con su suegra, María Jesús, y 6 cuñadas hasta que ellas se casaron.

Los Ospina Mejía. En las primeras décadas del siglo XX, formaron una numerosa familia de once hijos, Carmen Emilia, Benigna, Camila, Pastora, Teresa, Luisa, Emelia, Antonio Luis, Alicia, Lorenzo, Graciela (5*). Luis llegó a tener cuatro fincas, El Bosque, El Caribe, La Sonora y La Granja, que producían café, leche, carbón y las cuales visitaba de lunes a sábado, ese día Anita lo esperaba en El Bosque, con Ponche (bebida con huevos, yemas, canela y brandy); y agua caliente con hierbas para sus cansados pies.

De Santa Rosa a Manizales. Papá Luis y mamá Anita que ya tenían un patrimonio sólido y con grandes aspiraciones para la familia, trasladaron su residencia, primero a Santa Rosa de Cabal hacia 1910  (15*), donde compraron una casa en el parque principal y matricularon a los hijos en la escuela; y luego, en 1922 se instalaron en la capital de Caldas, que ofrecía mayores posibilidades para que las hijas y los hijos estudiaran el bachillerato en la Normal y el Instituto Técnico. Emprendieron el camino a lomo de mula, llegaron al centro de Manizales, junto a la Telefónica, cerca de la Catedral, a la Calle 25 No, 18-20. En el primer piso de la casa, quedaba la pesebrera y el local para vender café procesado, y en la segunda planta la residencia familiar.

Un noviazgo a lo paisa. La relación de Camila y Antonio inició a finales de 1927, los encuentros eran muy particulares, él en el andén con el frío de la noche y ella, en el balcón del segundo piso. Solo cuando el italiano prometió matrimonio, se le abrieron las puertas del hogar de los Ospina Mejía.

Antes del compromiso oficial, Papá Luis le exigió un certificado de soltería de la parroquia donde nació, y la madre italiana del novio residente en Ponte Nelle Alpi, Regina De Fina, también hizo lo propio, exigió una fotografía de la novia colombiana. Camila y Antonio esperarían ansiosos durante meses, las respuestas de las respectivas cartas que partieron de Manizales por barco desde el puerto de Buenaventura y de Ponte Nelle Alpi por el puerto de Génova…

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina, mi tía Italia Bernardi Ospina y Elsa María Moya Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época; y Jorge Alonso Rengifo Bernardi por el trabajo de digitalización del archivo fotográfico de la familia.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller) y Regina De Fina Zitran. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977).

Familia Ospina Mejía.  (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).

(3*) Luis María Ospina Arcila, ´´´papá Luis´: 09/07/1870 Aranzazu – 09/07/1943 Bogotá (4*)  y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 22/07/1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. Se casaron el 30 de noviembre de 1899 (5*)  Carmen Emilia Ospina de Ocampo: diciembre 1 1900 – abril 3 de 1987 Manizales. María Benigna Ospina de Restrepo: junio 27 de 1903 – abril 3 de 1991 Medellín. Pastora Emilia ´Aporita´ Ospina de Gómez: agosto 11 de 1906 – julio 24 de 1991 Manizales. Teresa Ospina de Mirkow: octubre 7 de 1907 –  febrero 14 de 1993 Bogotá. Antonio Luis Ospina: diciembre 21 de 1908 – marzo 20 de 2001 Cali. María Luisa Ospina de Lobo, mayo 21 de 1910 – enero 18 de 1987 Bogotá. María Emelia Ospina de Botero: marzo 19 de 1912 – febrero 7 de 1999 Manizales. Alicia Ospina de Villegas: 27 de febrero de 1915 – mayo 20 de 1997 Manizales. Lorenzo de Jesús Ospina: octubre 21 de 1919 – abril 3 de 1984 Pereira. Graciela Ospina de Moya: septiembre 16 de 1921- octubre 28 de 2013 Cali.

 (6*) Colonización antioqueña, proceso de expansión de población que influyó en el desarrollo de la historia colombiana a medios del siglo XIX e inicios del XX, a través del cual aparecieron en zonas deshabitadas, centros urbanos al sur de Antioquia, en los actuales departamentos de CaldasRisaraldaQuindío, y en parte del Tolima y del Valle del Cauca.

(7*) Belluno, provincia y población de la región de Véneto en Italia.

(*) Ferrocarril de Nariño (*) …en los últimos meses de 1927 el presupuesto de gastos del Ferrocarril de Nariño se redujo de ochenta mil a veinticinco mil pesos mensuales; simultáneamente el gobierno nacional ordenó despedir a la mitad de los trabajadores. Al año siguiente se laboró con poco dinero y en 1929 la obra se paralizó. (Zarama Rosa Isabel, artículo Historia del Ferrocarril de Nariño 2015: 11 Tendencia Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño Vol. XVII. No. 1 – 1er. semestre 2016)

(9*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes se encargaron de la modernización de  Manizales hacia los años 20, con la construcción de obras como la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional.

(*10) Viejo Caldas, antiguo departamento colombiano entre 1905 y 1966, conformado por los actuales departamentos de CaldasRisaralda (1966​) y Quindío (1966​), sobre la Cordillera Central. Colonizado por arrieros antioqueños a mediados del siglo XIX y epicentro del Eje cafetero. Su capital, Manizales, fundada en 1849.

(11*) Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. 

(12*) Dosquebradas, antiguo corregimiento de Santa Rosa de Cabal. Desde 1974, municipio  del departamento de Risaralda, contiguo a la capital, Pereira.

(13*) Hacienda El Bosque, cuna de los Ospina Mejía, en la actualidad pertenece a los bisnietos de Luis María Ospina, la familia Ocampo Estrada.

(14*) La Finca del Recreo, de la familia Mejía Gutiérrez, estaba situada por los lados de la Fábrica de La Rosa en Dosquebradas

(15*) Santa Rosa de Cabal, fundada en 1844, es municipio del departamento de Risaralda