Equinoccio de primavera 2021

Inicia con un mensaje esperanzador de renacimiento el equinoccio de primavera en el hemisferio norte desde el sábado 20 de marzo hasta el 21 de junio cuando arriba el solsticio de verano. Cómo las horas de luz se alargan la naturaleza vive su propia fiesta con el primer verdor y la invasión de las flores. La primavera también tiene un significado mitológico relacionado con la fertilidad y la fecundidad de la tierra.

Llegó el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, le damos la bienvenida a la primavera astronómica, que durará hasta el 21 de junio cuando arribará el solsticio de verano.

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¿Qué tiene de especial el equinoccio de primavera? Pues por un lado la duración del día y la noche es casi que 12 horas en todo el mundo, pero luego, a lo largo de esta estación, el día se va alargando y las temperaturas son más cálidas porque se recibe la luz y el calor del sol de manera más directa. Este año además, llega con un  mensaje esperanzador, ya que el retorno de la luz es un tiempo de esperanza, de renacimiento, como un nuevo día, en muchas culturas y religiones celebran fiestas y festivales.

La llegada de la primavera tiene significado mitológico que tiene relación con la fertilidad y la fecundidad de la tierra y de las especies. Gracias al clima de esta época la naturaleza vive su propia fiesta con el primer verdor y el estallido de las flores y las abejas también se presentan cambios hormonales que inciden sobre el estado emocional de los seres humanos porque se produce un aumento de la melatonina y la serotonina, ingredientes para incrementar la alegría.

Las antiguas civilizaciones que habitaron el territorio de México estaban muy en sintonía con el movimiento de los cuerpos celestes y en algunos casos levantaron sus edificaciones para que hubiera alineaciones en ciertos días del año. Hoy en día hay personas que recargan su energía con energía solar en el momento en que el sol está directamente sobre el Ecuador y se dice que el mejor lugar para hacerlo es en sitios arqueológicos.

Para los antiguos romanos cada primavera era un gran acontecimiento que se traducía en la fiesta dedicada a Cibeles, la diosa madre frigia de la fertilidad y los sacerdotes realizaban misteriosos ritos en su honor.

Dos colombianas residentes en Italia nos hablan de los significados del equinoccio de Primavera y de cómo se preparan: la periodista caleña, Liliana Velásquez, y la soprano lírica, Ángela Balbín Aponte, quien ha creado un proyecto “La terapia de la Voz”, en el que sonido, canto y respiración hacen que la Voz del alma se exprese y cure armónicamente en forma de palabra y canto.

Equipo creativo del pódcast de La Bernardi: editora Isabella Prieto, comunicadora Sofía García y editor de audio, Marcio Reyes.

Día de la Mujer y la Festa della donna

Conmemoramos durante esta semana en 🇨🇴Colombia el Día de la Mujer y en 🇮🇹Italia la Festa della donna, nos sumarnos esta jornada internacional para darle voz a la historia inspiradora de dos italianas que superaron obstáculos y triunfaron pese a las adversidades y a su época: la escritora y premio Nobel de Literatura, Grazia Deledda y la actriz Sophia Loren. Poema 8 de marzo de Gioconda Belli.

Conmemoramos durante esta semana en 🇨🇴Colombia el Día de la Mujer y en 🇮🇹Italia la Festa della donna, nos sumarnos esta jornada internacional para darle voz a la historia inspiradora de dos italianas que superaron obstáculos y triunfaron pese a las adversidades y a su época: la escritora y premio Nobel de Literatura, Grazia Deledda y la actriz Sophia Loren. Poema 8 de marzo de Gioconda Belli.

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Empiezo por contarles que en Italia, inicialmente en 1922 se instituyó el día 12 como la Jornada Internacional de la Mujer pero luego la ´Unione Donne Italiane´, UDI,  lo trasladaría para el 8 de marzo en las zonas liberadas del fascismo. Y en 1946 se establecería la mimosa, una flor amarilla bellísima, como símbolo de la Festa della donna, porque apenas ese año se incluiría el derecho al voto en la Constitución Italiana.

He querido hacer con un homenaje a una escritora sarda desafiando al olvido que se ha sometido tanto a ella como a su obra, tal vez oculta por el paso y el peso de la historia, pero que descubrí cuando tenía por allá unos 10 años, se trata de Grazia Deledda, ella es la primera y única italiana premio Nobel de Literatura en 1926.

Deledda quien solo cursaría la primaria, llegaría a ser la voz de su Cerdeña, con su pluma se dedicaría a explorar en sus novelas, cuentos y poemas, la dureza de la vida rural de su aldea, los conflictos emocionales, las tradiciones, la religiosidad y las supersticiones de los personajes de su pequeño universo, su apartada y bella isla en el Mediterráneo.

Su narrativa poética sorprende por su complejidad y por retratar la problemática de esa Cerdeña decadente de inicios del siglo XX, evidencia en sus relatos la marginación de la mujer, ya hay una clara conciencia femenina. Sus historias contadas hace un siglo siguen teniendo actualidad y universalidad pese a lo que digan sus detractores.

En 1905 aparecería la primera traducción al español de una obra de Grazia, se trataría de Nostalgia, el mismo año que se editaría en Italia. Su obra cumbre, La madre fue publicada en 1920 y en 1916 Cenizas sería llevada al cine, durante la Gran Guerra.

La crítica de cine y libretista de televisión, Claudia Rojas, nos hablará de Sophia Loren, un ícono del cine italiano, que hoy con más de 80 años sigue vigente y representa a la donna italiana a propósito del documental que se presenta en Netflix: ¿Qué haría Sophia Loren?

Le entregamos la palabra a la poeta Ana Milena Puerta con el poema 8 de marzo de la gran escritora nicaragüense de ascendencia italiana, Gioconda Belli.

Equipo creativo de La Bernardi: la editora Isabella Prieto, la comunicadora Sofía García y el editor de Audio, Marcio Reyes. 🔈Escúcha cada viernes la sección en Café Cultural después de las 8.45 a.m. por 📻 Clásica 88.5 FM. Pódcast disponible en 🎙️Spotify y ✍🏻www.labernardi.com

La gratitud, secuela del coronavirus (II Parte)

Soy una sobreviviente más de la guerra contra un enemigo invisible, y por ello estaré agradecida con el Universo por el resto de mi vida.

Por Liliana Velásquez Urrego desde Italia. Mientras mi esposo y yo estuvimos contagiados con el Covid 19,  un amigo de la familia vino a casa todos los días a traernos el periódico Libertà de Piacenza, provincia donde vivimos. El amigo se llama Fabio y aunque está en edad de disfrutar la pensión, es uno de los pocos que en esta época sigue en actividad, porque trabaja en una empresa de transporte. 

Cada día llegaba muy puntual a las 8:45 a.m., protegido con mascarilla blanca y guantes azules, en compañía de su vivaz y consentido perro Ryan. Dejaba sobre la mesa del antejardín el diario, después daba a su mascota una vuelta por el jardín externo, y se iba para su oficina. Nosotros lo saludábamos desde la ventana. Era nuestro casi único contacto con el mundo exterior.

La gratitud, secuela del coronavirus. Siento enorme gratitud por Fabio, pues con traernos el periódico nos demostró afecto. Se comportó como un papá que cuida a sus hijos en momentos difíciles. Fue su modo de decirnos: “Los aprecio y estoy con ustedes”. 

Boletín de guerra. Después de que nuestro vecino dejaba el periódico, lo leía con ansiedad. Durante los primeros días de la pandemia, parecía un boletín de guerra que solo informaba de contagiados, de urgencias, de muertos. El miedo por lo que sucedía, para lo cual no había explicación, aumentó al saber del fallecimiento de dos amigos el mismo día.

A pesar de lo cual, cada día buscaba un artículo, una foto, algo que mantuviera viva la esperanza de que las cosas iban a mejorar. Y fue así como me enteré de que otros dos allegados, residentes en ciudades diferentes, habían salido de cuidados intensivos y veían cada vez más cerca el momento de abrazar a sus seres queridos.

Noticias más amables. Poco a poco, empecé a encontrar noticias más amables: la situación va mejorando; hay menos contagios; algunas empresas inician actividades, el gobierno se organiza para enfrentar la crisis. Las familias idean la manera de ayudar a quienes pasan por dificultades y carecen de alimentos.

Por fortuna, mi cuarentena terminó. Después de 50 días de encierro, recibí una carta de la Oficina Sanitaria de Piacenza, en la cual me autorizan a salir por “actividades de absoluta urgencia”, como ir al supermercado o al médico. 

Ya el Covid 19 se fue de mi vida y espero no volverlo a ver. Fue un gran maestro que, a través del dolor, me enseñó a tener fortaleza y estar en paz. Después de esta experiencia, siento infinita gratitud con el Universo, por estar viva, por tener a mi hijo Alexandro y a mi esposo Alberto saludables. A pesar del miedo inicial, he logrado conservar la calma, gracias a la meditación y las actividades en casa. 

Tener la idea de la muerte tan cercana, hace pasar por diferentes estados emocionales y es uno el llamado a seguir avanzando o quedarse en la negación, las críticas, la ira o el miedo. De uno depende aprender la lección y fortalecerse.

Hace dos semanas, fui examinada para ver si quedaban rastros del coronavirus. El médico me encontró bien y me remitió al hospital de Fiorenzuola d’Arda para la prueba clínica final. Mientras esperaba los resultados, me sentí como una adolescente que no ve la hora de tener las calificaciones de un examen del colegio. 

Aunque ya sabía de mi recuperación, la carta de la Oficina Sanitaria que la declaró oficialmente, me llenó de felicidad. Además de ir al supermercado, son muchas las cosas que puedo hacer de nuevo: donar sangre y, sobre todo, el plasma que ahora se necesita para salvar vidas. Mis anticuerpos los necesitan quienes están hospitalizados y aún no los han desarrollado.

 Los afectos. Durante este tiempo he recibido mucho afecto: desde la hija de mi esposo, quien trajo a casa las compras los días que estuve en cama, hasta el médico que dos veces al día llamaba para saber cómo seguía. 

 Es el momento de agradecer. Ahora puedo trabajar como voluntaria, llevando las compras a las casas de quienes no pueden salir. Puedo dar algo de lo que recibí y, como Fabio, llevar el periódico a alguien que también está encerrado y busca una buena noticia, como yo la busqué durante muchos días. 

Soy una sobreviviente más de la guerra contra un enemigo invisible, y por ello estaré agradecida con el Universo por el resto de mi vida.

Primera parte de esta historia.

* Comunicadora caleña radicada en el norte de Italia. Amante del arte, la cocina y los viajes.

Así superé el Coronavirus en Italia

En esta paz he vivido los últimos veinte años de mi vida, en una localidad más pequeña que Cerrito o Guacarí en el Valle del Cauca (Colombia). Ni en mis peores pesadillas habría imaginado ver la locura que estamos viviendo en este momento.

Por Liliana Velásquez Urrego desde Italia*. Fiorenzuola d’Arda es un pequeño pueblo de 15 mil habitantes en la provincia de Piacenza, norte de Italia. Un pueblo que mi madre define como “Muy bello, pero demasiado tranquilo”. Todos se conocen. Los ancianos de ochenta años aún usan la bicicleta y los niños van caminando a la escuela.

En esta paz he vivido los últimos veinte años de mi vida, en una localidad más pequeña que Cerrito o Guacarí en el Valle del Cauca (Colombia). Ni en mis peores pesadillas habría imaginado ver la locura que estamos viviendo en este momento.  

Fiorenzuola d’Arda (provincia de Piacenza)

Nunca nos iba a tocar. La China parecía demasiado lejana y las noticias que llegaban nos hacían creer que el Covid-19 nunca nos iba a tocar. Cuando la información del primer contagio en la población de Codogno, llegó al pueblo, recuerdo que estaba sentada en una pizzería con mi esposo y mi hijo. Todos hablaban de la reciente noticia y comenzó la preocupación, pues Codogno queda a 40 kilómetros de nuestra casa. Estábamos terminando de comer y ya había llegado una comunicación de la escuela de mi hijo con la noticia de la suspensión de clases.

Codogno, zona roja. En ese momento nuestra vida cambió. Habían cerrado Codogno, declarándola zona roja por los casos que empezaron a aparecer. Sin embargo, había en nosotros mucha ignorancia sobre la enfermedad. Pensamos que con esa medida todo se iba a solucionar. Los bares y restaurantes seguían abiertos, al igual que los almacenes y centros comerciales.  

Portadores sanos. La noticia del primer paciente enfermo la recibimos el 21 de febrero. No lo sabía, pero mi esposo Alberto y yo, ya nos habíamos contagiado. Éramos portadores sanos y, seguramente, habíamos contagiado a muchas personas.

Al parecer desde diciembre ya se habían presentado los primeros casos en el norte de Italia. Según datos publicados por el periódico Libertá de Piacenza el 30 de diciembre de 2019,  en una semana  el hospital de esta ciudad  recibió cuarenta  pacientes por una supuesta ´influenza´. Ningún médico pensó en hacer exámenes de laboratorio a los pacientes que se habían presentado a urgencias. ´Casualmente´ todos ancianos. Probablemente el Covid-19 ya andaba silencioso entre nosotros.

La crisis. En menos de una semana empezamos a enfermar. Los síntomas me recordaban un dengue que había tenido hace unos años en Colombia: dolor en todo el cuerpo, fiebre, debilidad, malestar, dolor de cabeza. Mi esposo estaba igual y nosotros seguíamos pensando que teníamos ´influenza´. La preocupación llegó cuando el médico de familia nos dijo que no podíamos ir a su consultorio y, mucho, menos ir directamente al hospital porque teníamos los síntomas del Coronavirus. 

Oficialmente sanos. Noticia confirmada cuando mi esposo empezó a tener problemas respiratorios y terminó en Urgencias. Tuvimos suerte, porque aún había médicos disponibles y tuvo una atención oportuna. Regresó a casa el mismo día con el diagnóstico: pulmonía interstizial de Coronavirus. Fueron días muy duros,  pero ahora estamos bien. Oficialmente sanos. Gracias, además, a medicinas naturales y, sobre todo, actitud positiva. 

Fiorenzuola d’Arda, la pesadilla de un pueblo contagiado. Sin embargo, muchas personas en nuestro pueblo aún no han tenido la suerte nuestra y han fallecido. Hasta el momento 125. Todos esos ataúdes que se ven en las noticias de televisión en fila, llevan amigos nuestros, vecinos, familiares. Llevan al señor que hacía el capuccino en el bar de la Via Emilia, al primo hermano de mi esposo, a la mamá de una de mis amigas más queridas. Muchos de esos muertos tienen una cercanía a nosotros.

Hay quienes han visto partir a sus seres queridos en una ambulancia y quince días después de la muerte no han recibido siquiera sus cenizas.  Otros han tenido que despedir familiares con una video llamada de una enfermera.

Mantener en alto la moral de la familia. Decidí dejar de llorar y agradecer la oportunidad que me está dando la vida, la felicidad de saber que estoy bien y de ver sanos a mi hijo Alexandro y a mi esposo Alberto. Decidí mirar menos noticias y dedicarme a otras actividades en casa. El miedo baja las defensas. Un modo de huir un poco de esta realidad para sobrevivir y mantener en alto la moral de la familia. Me he dedicado a hacer meditación, a hacer ejercicio, a leer, a escribir. Hoy quise escribir estas líneas. Puede ser que alguien las lea, se quede en su casa y salve la vida de muchas personas más.  Puede ser que alguien tome conciencia y evite la pesadilla que nosotros hemos tenido que vivir.

http://www.labernardi.com/historias-de-hoy/
Lea la segunda parte de esta historia

* Comunicadora caleña radicada en el norte de Italia. Amante del arte, la cocina y los viajes.