Por Irene Garcés Medrano. “Sencillo, casi distraído como siempre, a un paso de cumplir los 53 años, Kether recibió los halagos con cara de sorprendido y solo atinó a decir “gracias, ve”. Luego sintió una lluvia de palmadas en el hombro mientras veía que de la misma manera como se había formado aquel torbellino, este desaparecía bajo el imponente sol de un medio día de mercado…”. Es un párrafo de Kether, la obra recién lanzada en España de Diego Muñoz Velasco, Chonta, con quien charlé en el aeropuerto Galileo Galilei de Pisa,
Este 2020 ha sido muy fructífero para este periodista y escritor colombiano residenciado en Madrid, la editorial española Doblevía editó dos de sus novelas: Kether, Léeme la mano pero no me digas qué va a pasar y Felipe Doscoronas y la Ciudad de Oro. Pero antes de publicarlas ya se habían interesado por sus guiones, en el caso de Kether está por convertirse en la ópera prima de la periodista Isabel Cuervo de Estados Unidos, a quien le encantó la historia. Además Chonta ya terminó dos obras más, El árbol que florecía de noche y Juepucha… El Lobo ha vuelto (*).
Con un morral pequeño como único equipaje y una cámara fotográfica, este escritor de Santander de Quilichao (Cauca), Clase 1962, me abraza, sonríe y como un niño que se zambulle y al salir del agua te dona un tesoro, me entrega sus dos libros publicados, en los que se firma como Diego Muñoz Velasco Chonta, comencemos por allí.
¨Kether es una historia que se adapta a cualquier país, pueblo o ciudad, porque en todos ellos y en todos los tiempos han existido los magush, personas que se adelantan a las cosas, tienen una visión del futuro, una percepción de lo que va a ocurrir o que de manera simple, han hecho de la magia un negocio que les funciona. ¨
IG: ¿Por qué Chonta? DM: Cuando nos hablaron por primera vez del abuelo paterno (judío ruso), supe que su segundo apellido, después del Roitmann, era algo así como Chontansky. Aunque nunca pude comprobarlo, a mi padre toda la vida sí le dijeron Chonta. También como apócope de Chontaduro, un dúctil de pulpa seca y fibrosa que se come en el Pacífico de Colombia, así que todos nos quedamos Chonta.
Desde cuando estudiaba en la Universidad del Valle, no ha cesado de desempeñarse como reportero y enviado especial de importantes diarios colombianos y españoles como El Espectador, El País de Cali, El Adelantado de Salamanca y CNS News Agency. Fotografía de Chonta, en su época de reportero en Colombia. (Sentado camiseta a rayas)
IG: ¿Escribir es un oficio? DM: Creo que es un arte complicado que se puede aprender y hacer de él un oficio, pero cuesta mucho. Todo el mundo dice que escribir requiere imaginación, pero más que todo, una vasta experiencia vital, haber vivido, para contarlo luego. Y por supuesto, narrar con el manejo acertado del lenguaje. Me gusta escribir sobre lo que siento, he sentido, tocas, hueles. Kether no es solo el relato de un mago, un adivino, sino también del mundo que gira a su alrededor. Una historia de sentimientos, amor, desamor, locura, y de cómo se siente una sociedad que está queriendo cambiar.
IG: ¿Cómo en el Gatopardo, una sociedad que quiere cambiar pero al final no cambia nada? DM: Las sociedades cambian, a veces ni nos damos cuenta. Hay patrones que se imponen y se hacen costumbre y ni siquiera nos enteramos. Hoy, las grandes empresas son los gobiernos y nos imponen casi todo, la forma de vestir, comer, socializar. En la época de Kether los políticos eran los encargados, él fue testigo y actor en uno de esos cambios. Casi todos los intentos fueron promovidos desde la misma sociedad pero se quedaron en intentos, salvo casos como el movimiento femenino y los temas ambientales.
IG: Tiempo y paciencia, ¿dos buenos aliados? DM: Comencé a escribir Kether hace 30 años, lo dejé cuando murió el personaje y luego lo retomé. He sido de escribir, me divierte. Y creo que el tiempo es el mejor aliado. Río, sufro y lloro cuando lo hacen los personajes, me involucro con ellos.
Diego escribe en las mañanas y en las tardes presta servicios para Uber, de esta manera se financia y enriquece su universo creativo con nuevos relatos.
IG: ¿Una necesidad o un estado de ánimo especial? DM: No todas las veces es una necesidad. Como es algo que me encanta, cualquier minuto que me sobra lo aprovecho. Todos los días nacen ideas, estoy en función de vivir y escribir…y bueno, trabajar. Juepucha, el lobo ha vuelto, es la historia de un amor de hace 30 años que se reencuentra antes de la pandemia y que termina allí.
IG: ¿Imaginas un tipo de lector? DM: No escribo para nadie en especial, a veces solo para mí. Escribo con el alma y espero que le guste a mucha gente que pueda identificarse. De hecho, en Juepucha escribía todos los días. No supe que podría ser algo bueno, hasta que ella leyó cada nota en voz alta.
IG: ¿Mezclar la fantasía con hechos reales no es un riesgo para la vida diaria? DM: Kether es una historia que se adapta a cualquier país, pueblo o ciudad, porque en todos ellos y en todos los tiempos han existido los magush, personas que se adelantan a las cosas, tienen una visión del futuro, una percepción de lo que va a ocurrir o que de manera simple, han hecho de la magia un negocio que les funciona. Lo tomo como personaje central en un universo muy real, aunque he creído que la realidad ha logrado ´distorsionar´ la imaginación, la fantasía. A veces pensamos algo muy descabellado, buscamos en Internet y nos damos cuenta que ya ha ocurrido. El mayor reto de ahora es saber que es lo real.
IG: ¿Los hechos son reales lo demás son opiniones? DM: Siempre veremos los hechos de acuerdo con nuestra educación, con lo aprendido, con nuestras influencias, hábitos y creencias. Cuando describimos un hecho lo hacemos escogiendo palabras y adjetivos. La objetividad sería una descripción imparcial, sin juicios, y creo que es muy difícil de conseguir. Pero es como una luz que hay que seguir, porqué es y será una exigencia moral y de honestidad intelectual y profesional.
IG: ¿Tus años en el exterior han desdibujado la imagen de tu pueblo o han mejorado la percepción? DM: Salí del país hace 21 años, creo que fue la mejor decisión ya que de lo contrario no estaría contando lo que cuento. Pienso que por fuera conocí mejor a mi pueblo, mi país y comprendí más la época en que me había tocado vivir. Pude contemplar desde la distancia, a veces tan necesaria.
IG: Está llegando tu tren ¿proyectos, próximas publicaciones? DM: Buscando tiempo para escribir Chonstasky, sobre los años de periodismo que me tocó vivir. Sobre Juepucha, me han llamado para publicarlo, pero debo pedir antes una autorización para poder hacerlo.
(*) http://www.labernardi.com/historias-de-hoy/juepucha-el-lobo-ha-vuelto-obra-de-diego-chonta/