Sumerjámonos en la Trieste literaria de Stendhal, Freud, Julio Verne, Italo Svevo, Umberto Saba, Claudio Magris, James Joyce, Marisa Madieri, Reverte y Jan Morris. Se dice que Trieste, esa ciudad puerto sobre el Adriático de la cual repasamos ya su historia, es el secreto literario mejor guardado de Italia, una ciudad donde se conserva la tradición literaria y que sigue siendo fuente de inspiración en el siglo XXI.
El Siglo XIX
El escritor francés Stendhal, el de La Cartuja de Parma y Roma, Nápoles y Florencia, que es toda una declaración de amor por Italia, vivió unos cuantos meses como cónsul de Francia en Trieste hacia 1830, en las épocas en las que era el puerto más importante del Imperio Austro Húngaro.
Cuentan que el jovencito austriaco, Sigmund Freud, hacia 1876, pasó un año en la estación de investigación de biología marina de Trieste tratando de resolver cómo se reproducían las anguilas. El padre del sicoanálisis desmembró a más de cuatrocientas anguilas y publicó el artículo –Observaciones sobre la configuración y estructura fina de los órganos lobulados de anguilas descritos como testículos-.
Los seguidores de Julio Verne seguro que se han leído y releído, la que se considera su novela más revolucionara ambientada en la Trieste y la Istria de los Habsburgo y que apareció en francés y por entregas, en el diario Le Temps en 1885. Se trata de Matías Sandorf, en la cual relata las luchas de un conde magiar por la independencia de su patria, Hungría.
En el XX, Trieste sería la cuna de tres de los autores italianos más importantes del siglo pasado, se trata de Italo Svevo, Umberto Saba y Claudio Magris.
Empecemos por uno de los grandes maestros de la literatura triestina, Aron Hector Schmitz, su ascendencia y su vida resumen lo que es la identidad multicultural de los triestinos. Nacería como súbdito del imperio Austro Húngaro en 1861 y moriría como súbdito del reino de Italia en 1928. Adoptó el seudónimo literario de Italo Svevo. Su gran obra literaria es La conciencia de Zeno y Senilidad, en sus páginas le da vida al personaje triestino de ficción más emblemático: Zeno Cosini.
Y en esa época de resistencia cultural en la Trieste italiana de la posguerra de los años 30, se alzó la voz de un poeta y periodista local, Umberto Poli, con su seudónimo Umberto Saba. Hoy en día, muy cerca del café San Marco, se puede visitar la Librería Antiquaria Umberto Saba.
James Joyce, ese bohemio irlandés consideró su segunda patria a Trieste, sobreviviría más de una década dando clases de inglés en la época de esplendor de la ciudad bajo el Imperio Austro Húngaro, entre 1904 y 1916. Allí escribiría Dublineses (1914), Retrato del artista adolescente (1916) y los tres primeros capítulos de Ulises. Hace unos años inauguró el Museo Joyce dedicado a su vida en la ciudad y donde se evidencia la estrecha amistad que tenía con su alumno predilecto, el escritor triestino Italo Svevo. Y si usted camina por el Ponterosso, se cruzará de frente, con la estatua sin pedestal de James.
Algunos autores y algunas escritoras que en el Siglo XXI encontrarían en esta ciudad imperial el material para sus obras.
El triestino pensador y político, Claudio Magris, considerado uno de los mejores ensayistas italianos nacería en 1939, al inicio de la Segunda Guerra mundial y viviría la Trieste ocupada por los aliados y los yugoslavos. En sus ensayos, novelas y relatos de viajes, este intelectual se ha dedicado a difundir en Italia el conocimiento de la cultura centroeuropea y de la literatura del mito de los Habsburgo.
La escritora italiana, Marisa Madieri, representante del éxodo istriano dálmata, por cuenta de la Yugoslavia de Tito después de la Segunda Guerra Mundial, narra en su libro autobiográfico Verde agua, su propia experiencia como exiliada en el campo de Silos de Trieste donde «todos viven con las puertas abiertas para no sentirse tan solos».
La historiadora y escritora de viajes contemporáneos, la galesa Jan Morris, conocida como pionera de la defensa de los derechos transexuales, escribiría Trieste y el significado de ninguna parte (2001), un clásico en su género.
Para cerrar este recorrido literario, les recomiendo la obra publicada el año pasado, en plena pandemia, Suite Italiana: un viaje a Venecia, Trieste y Sicilia, por el periodista y escritor español, Javier Reverte unos meses antes de morir. Este pionero de la literatura de viajes, deambula entre el pasado y el presente de estas tres ciudades italianas y su literatura. Sobre Trieste dirá toda la arquitectura, toda la concepción de la ciudad, incluso parte de su manera de ser, o la manera de ser de sus ciudadanos, es austrohúngara, austriaca. Y sin embargo es Italia, y tiene la luz del Mediterráneo.
Un viaje literario por la ciudad adriática de Trieste, la ciudad italiana cruce de caminos que fue el hogar de muchos y grandes maestros de la literatura universal.
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