Llegaron los inmigrantes italianos: sesenta novios para otras tantas caleñas

Ante la crisis económica, política y social, que todavía a principios de la década de los cincuenta se vivía en Europa por causa de la II Guerra Mundial, este selecto grupo de hombres se aventuró en 1952, con sus propios recursos a buscar un espacio en el continente suramericano. ¿Por qué Cali? y no el “sueño americano” por vía de Nueva York como era costumbre hacerlo desde el siglo XIX. O por el contrario a estos grupos le correspondió esta parte del mundo de cientos que abordaron un trasatlántico.

Por Yamid Galindo Cardona*. La historia no es de ahora, sucedió a mediados del siglo pasado. Aunque en la actualidad encontramos a muchos forasteros, entre esos italianos, que buscan una novia por estos lados del continente, casi siempre por medio de la conexión a internet o por la postulación en una agencia matrimonial; una apuesta a la que ellos en el extranjero, y ellas –estimuladas por mejorar una posición económica y social- en nuestras ciudades, apuntan.

¨La dirección de la oficina de planeación económica, dependiente de la presidencia de la república, adelanta estudios para la adjudicación de zonas en el país a los cupos de inmigración que deben llegar en el curso del año entrante, sobre todo de países europeos, principalmente de Italia, en donde se ha hecho la selección de familias de reconocida inclinación a la faena agrícola…¨

Periódico Relator 1952. La noticia fue publicada con gran relevancia en un periódico local, decía que eran jóvenes bien plantados, gentiles, simpáticos y con ganas de trabajar, llegados a la región vallecaucana el primer día del año 1952 por el puerto de Buenaventura, y hospedados en el Hotel “Los Balkanes” de la ciudad de Cali. El objetivo inicial de estos inmigrantes era trabajar y, según la entrevista que les efectuara el reportero del periódico Relator, se especializaban en diversas ramas de la agricultura, anotando:

[…] Y nos iremos directamente a la tierra. Sabemos que aquí hay posibilidades de trabajo y nosotros nos sentimos frente a este país con la vida y el porvenir por delante. Nuestro jefe el doctor Laurini, es profesional en Ciencias Agrarias. Otro de nuestros jefes es el doctor Eder Artoni, el iniciador y organizador principal de esta inmigración. Otros somos mecánicos, carroceros, electricistas, albañiles etc.
– ¿Por cuenta de quién hicieron el viaje? Con nuestros propios recursos hasta Buenaventura. Hemos traído todo lo necesario.
– ¿Cuál es el programa de ustedes? En primer término, trabajar.
– ¿Ya vieron las caleñas? Hermosísimas. De manera que nuestro segundo fin será el contraer matrimonio con ellas, ya que la mayoría de nosotros estamos solteros. Y ya los colombianos conocen los excelentes maridos que resultamos. (enero 2 de 1952, Cali).

En la foto parte de los italianos llegados a Cali. Periódico Relator, 2 de enero 1952.

El entrevistador, un poco emocionado, sigue su relato informándonos que los muchachos son alegres, locuaces y de gran viveza intelectual; agregando que cuando las mujeres los vean, “les echaran el guante para el altar, porque en verdad ellos están ideales para mejorar la raza, estamos seguros de que con esta inmigración habrá por lo menos más de 40 señoritas vallecaucanas que dejarán de ser solteras. ¡De ellas depende!”.

La llegada de tan selecta y juvenil inmigración de italianos. Igualmente, el corresponsal entrevistó al señor Lucio Velasco, jefe de economía agrícola de la Secretaría de Agricultura del Valle, quién informaba que estaba optimista con la llegada de tan selecta y juvenil inmigración de italianos quienes se iban a vincular al trabajo nacional para contribuir a la estructura económica del país, además de tener ya algunos vínculos con hacendados que les darían un espacio en sus tierras a partir de las ambiciones salariales que cada uno tuviera, y así adjudicarles un empleo. La noticia también informaba que desde Bogotá había venido un delegado del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien agradecía, al ser interrogado, la colaboración especial de cada una de las autoridades de la región con los ilustres visitantes y, que en palabras del funcionario “traían a Colombia el aporte de sus vidas bizarras, de sus conocimientos y de su esfuerzo para tecnificar el trabajo nacional”.

Para que la información fuera completa, el diario divulgó los nombres de los llegados a la sultana del valle, clasificándolos por profesión así: –Agricultores: Guido Trauzi, Doménico Hari, Humberto Bennassi, Alfredo Amoretti, Alfonso Bordi, Sergio Corbelleta, Mauro Bruni, Maurilo Bruchi, Armando Briccoli, Doménico Del Vlaestro, Pride Busi, Hermes Tramelli, Arturo Piertalunga, Eddio Raverberi, Bruno Gruppini, Renzo ..llarl, Dorino Lodolini, Flaminio Molinari, Aldo Oposi, Odoaurdo Guatromini, Dandi Satori, Pietro Dignali, Rolando Briccoli, Sergio Orlandeli, Artemio Gotti, Soccolni Mauro, Soccoini Enrico, Luigi Vignali, Oreste Terboilli, Sartori Luigi, Sartori Dante, Pietro Ricoboni, Libio Minolí, Edio Maestro, Doménico Ferrari, Maestri Gino, Aldo Mantiagari. Constructor: Marcio Bercelli, Francisco Ferrante, Pietro Molinari, Giacobbi Testi, Marcelo Campri, Renzo Campri, Mario Folli, Villarini Gian Carbo. –Electricista: Silvio Montiverdi. –Mecánico: Pierino Montiverdi, Elio Callegari. –Electricista: Nando Piesti. –Mecánico electricista: Renzo Ramazoni. –Soldador eléctrico: Matrio Onori. –Zapatero: Alberto Avanzi.

¿Cuál es el plan de acción de los viajeros? La misma edición de prensa divulgaba la información entregada por el secretario de agricultura departamental, mencionando que los europeos habían llegado al puerto de Buenaventura a las 5 de la tarde, que tenían entre 19 y 45 años, y que sin omitir ninguna formalidad legal se les había facilitado lo concerniente al pasaporte y aduanas. Ante la pregunta: ¿Cuál es el plan de acción de los viajeros?, este representante gubernamental respondió: “Si bien es cierto que todos estos profesionales han viajado por su cuenta y riesgo, el gobierno los ha apoyado, teniendo en cuenta que su trabajo en el país debe redundar en provecho para los trabajadores y también para la economía nacional”.

Agitación en los frentes femeninos. Dos días después del despliegue periodístico ofrecido por la llegada de estos visitantes, Relator explicaba en una columna que a partir de lo narrado por los italianos -que en su gran mayoría eran solteros, garridos y laboriosos-, con respecto a buscar trabajo en la región y matrimonio con las bellezas caleñas, se había presentado agitación en los frentes femeninos:

[…] Pocos momentos después de que empezó a circular RELATOR con el reportaje, empezó a sonar el teléfono del Hotel “Los Balkanes” donde se hospedan los inmigrantes, con cordiales llamadas de saludo. En las horas de la noche llegaron comisiones de damas clarísimas quienes invitaron a varios italianos y los agasajaron en su casa y les dieron las primeras lecciones de los bailes colombianos. Los muchachos pasaron realmente horas dichosas y se muestran profundamente agradecidos de la hospitalidad cálida que han recibido en Colombia. De la ciudad hablan fervorosamente y manifiestan que Cali es un auténtico paraíso poblado de mujeres maravillosas. El jefe de los inmigrantes Eder Artoni, nos hizo hoy esta declaración: -Estoy realmente conmovido con la recepción que nos han dado las autoridades, el ilustrísimo señor obispo de la Diócesis, los industriales, los agricultores y la sociedad caleña en general. Este hecho compromete aún más nuestro anhelo de vincularnos a Colombia de corazón y eternamente. Debo manifestar mi emoción especial ante la gentileza e hidalguía de las adorables y hermosísimas caleñas quienes han sido de las primeras en darnos una excitante bienvenida (enero 3 de 1952).

La noticia expuesta trae consigo algunas conjeturas que vale la pena asumir, agregando que es la única referencia encontrada en este periódico, sin tener reseñas posteriores, pero con la posibilidad de que otros órganos periodísticos existentes en el período como eran el Diario del Pacífico y El País.

-Por la información reseñada con respecto a los empleados gubernamentales que los asistieron a su llegada al puerto de Buenaventura y la ciudad de Cali, se deduce que hubo un plan trazado que involucró a Italia y Colombia con sus ministerios de relaciones exteriores.  

¨El doctor Garcés Giraldo se mostró entusiasmado ante los comienzos de una política inmigratoria iniciada ahora por Colombia, aunque por cierto modestamente, con la llegada de 60 profesionales, especialmente agricultores procedentes de la ubérrima región de Parma, en Italia…¨

¿Por qué Cali? -Ante la crisis económica, política y social, que todavía a principios de la década de los cincuenta se vivía en Europa por causa de la II Guerra Mundial, este selecto grupo de hombres se aventuró con sus propios recursos a buscar un espacio en el continente suramericano. ¿Por qué Cali? y no el “sueño americano” por vía de Nueva York como era costumbre hacerlo desde el siglo XIX. O por el contrario a estos grupos le correspondió esta parte del mundo de cientos que abordaron un trasatlántico.

-Particular que todavía en el periodo se tenga la “intención”, dejada entrever por quien escribe la noticia en el Relator, de “mejorar la raza” –una política muy debatida en las primeras décadas del siglo XX en nuestro país- a partir de las posibles uniones matrimoniales que se den con por lo menos 40 señoritas caleñas; y que estas hubieran buscado con afán una amistad a partir de lo leído y comentado por los extranjeros hasta el punto de llevarlos a sus casas y ponerlos a tono con la idiosincrasia nacional por medio de nuestros bailes típicos.

-¿Cuántos de estos italianos fueron vinculados a la mano de obra que necesitaba la región vallecaucana?, ¿Quiénes se quedaron y se unieron maritalmente?, ¿Cuántos se dirigieron a otros espacios de Colombia?, ¿Cuántos regresaron a Italia o prosiguieron a otro país?, ¿Avanzó el sector agrícola y laboral del Valle del Cauca con los extranjeros vinculados laboralmente a partir de la idea planteada según la cual contribuirían a la estructura económica del país?

Tal vez la respuesta a las anteriores preguntas vendría de un análisis más profundo que identifique a través de censos que ciudadanos italianos se instalaron en Cali y sus alrededores, de posibles descendientes que den cuenta de esas vidas por medio de la tradición oral o por el contrario de una investigación que profundice sobre los inmigrantes que llegaron a la región vallecaucana en la postguerra.

En conclusión, hay que agregar que la noticia de los italianos llegados a Cali en 1952, se asemeja a las búsquedas de muchos nacionales que viajan al extranjero a “mejorar” su estatus de vida por medio de un empleo que le posibilite enviar mesadas a su familia, casi siempre apuntando a los Estados Unidos y España. También muy parecido a aquella quimera creada por un alcalde de Cali a unos ciudadanos desempleados que, por medio de una convocatoria, asistieron a un sorteo para ser seleccionados y llevados a España para cumplir labores agrícolas, con la diferencia que estos ilusos quedaron con la maleta hecha y las ganas intactas.

Para terminar, actualmente encontramos en los extranjeros otras razones para venir al país, fuera de estar las laborales, es costumbre que Colombia sea un punto propicio para el turismo sexual y directamente el vinculado con las drogas, paraíso especial que ofrece una gran gama de ese factor económico prohibido pero vigente.

Artículo publicado en el blog Historias en Cine-y-Filo (20/11/2009)

https://yamidencine-y-filo.blogspot.com/2009/11/

Yamid Galindo Cardona. Bogotá D.C. Colombia. Licenciado en Historia, Universidad del Valle. Magister en Historia, Universidad Nacional de Colombia. Diplomado en Gestión del Patrimonio Audiovisual, Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.

La madre del emigrante: Regina De Fina de Bernardi (1865 – 1955)

Mi bisabuela vivió no una, sino las dos guerras mundiales en Italia. Fue viuda por casi 40 años. De sus 8 hijos, 5 emigraron a América y no retornaron. Al final ella solo esperaba al cartero, en la puerta de su casa de campo.

Mamá Regina. Cuentan que su apellido era de origen francés y que partió de su pueblo en la frontera de la otrora Yugoslavia, en un coche de caballos rumbo a un pueblo en la provincia de Belluno, Ponte Nelle Alpi, a iniciar su vida de casada con papá Teodoro, mi bisabuelo, en Paluc, la finca de los Bernardi, donde ella viviría hasta el final de sus días.

Para ese entonces, la italiana era una sociedad patriarcal y machista, conservadora y católica en las últimas décadas del siglo XIX, en un país recientemente unificado. Ya se imaginarán cuál sería el papel destinado a la mujer.

El matrimonio. Escuché que mi bisabuelo fue maestro y tenía una plaza en Venecia; y que mi bisabuela manejaba la casa, criaba ovejas y sembraba cereales en un pedazo de tierra, en medio de las montañas del norte de Italia. Allí transcurrió la vida de ambos, tuvieron sus hijos, tres de ellos a finales del siglo XIX, Virgilio, Luigi e Ida, y los cinco restantes en los primeros años del XX, mi abuelo Antonio, María, Palmira, Mainardo y Élide. 

La Gran Guerra en los Alpes italianos. Cuenta la historia familiar que fue en Ponte Nelle Alpi, ese poblado alpino frente a las Dolomitas, que la historia del mundo con toda su crueldad, sacudió a nuestros bisabuelos. En mayo de 1915, Italia entró con los aliados a la Primera Guerra Mundial y abrió el frente alpino contra el gran Imperio Austro-húngaro. Y fue en las trincheras del propio vecindario que peleó para defender a su país y proteger su hogar, su hijo Antonio, mi abuelo, quien aún no alcanzaba la mayoría de edad.

La Brigada Alpina en la Primera Guerra Mundial. Mi abuelo Antonio Bernardi era veterano de la Primera Guerra Mundial.

La madre viuda. A meses de finalizar la Guerra, el destino le asestó a mamá Regina su primer golpe, el 18 de enero de 1918, Teodoro Bernardi, su esposo falleció víctima de la gripe, la pandemia más devastadora de la historia que en solo un año mató entre 40 y 100 millones de personas. En Italia se calcula que murieron alrededor de 400 mil personas.

La posguerra y la migración. Italia, era un país agrícola y pobre en las primeras dos décadas del siglo XX. Fueron sus mujeres, entre ellas mi bisabuela y sus hijas, quienes reconstruyeron la familia y el campo. Y ellas también, quienes despidieron para América a esposos, hijos y hermanos, en su mayoría de áreas rurales y ciudades de provincia, que salieron a buscar fortuna.

Sur América el destino de 5 Bernardis. Mamá Regina vio marchar a cinco de sus hijos. El mayor, Virgilio, partió a los campos petrolíferos de Venezuela, ahí la malaria lo venció. Mi abuelo Antonio se quedó a vivir en Colombia con su nueva familia. Tras él vino Mainardo, con quien trabajó en el ramo de la construcción y cuanto éste planeaba retornar para llevar recursos a la familia en Italia ante la amenaza de la Segunda Guerra Mundial, desapareció en el puerto de Guayaquil. Años después encontraron su cuerpo en el río Guayas. Las dos hijas María y Palmira, con sus esposos e hijos, vivirían en Mendoza y Mar del Plata, Argentina y ahí morirían al lado de sus familias.

1.Mamá Regina en Italia. 2. Camila Ospina, Antonio, Mainardo y Regina Bernardi de niña en Manizales, Colombia. 1930. 3. María y Palmira Bernardi con sus hijos Tony y Américo en los años 30, en Italia.

Las estaciones pasaron. En medio de la inestabilidad política y las transformaciones sociales de los años veinte y treinta, mi bisabuela viuda, acompañada de su hija menor Élide y la familia del hijo mayor, Luigi, vio pasar muchas estaciones en la finca, y con la nostalgia de los ausentes presenció los cambios que Italia sufrió en esa época, desde el nacimiento del fascismo hasta el ascenso de Mussolini y las Camisas Negras al poder.

La tarde del 10 de junio de 1940, ella tal vez escuchó con horror por la radio, que el Duce sumergió a la Italia fascista en la Segunda Guerra Mundial al lado de la potencias del Eje junto a Alemania. Y otra vez la locura de una confrontación bélica global llegó hasta la puerta de Paluc, los Alpes fueron el escenario de la primera batalla del Ejército Real Italiano, donde se enlistaron sus nietos, unos en la División Alpina y otros en la Regia Marina, donde un  nieto desaparecería en un submarino. Y luego despidió a otro nieto, a Teodoro Bernardi para Colombia antes de prestar el servicio militar. Y ella en la finca con su hija, nuera  y nietas, padecieron la capitulación italiana y la ocupación de las Fuerzas Armadas de los Aliados. Cuenta que la bisabuela escondía debajo de las camas a las mujeres jóvenes de la familia al paso de los estadounidenses.

Y en medio del caos de Segunda Guerra Mundial, se enteró y sufrió las consecuencias de la caída del Imperio Italiano y de Benito Mussolini; de la Guerra Civil Italiana, la caída de la Monarquía y del nacimiento de la República; de las tensiones habituales entre el norte industrializado y el sur agrícola.

Madre en la distancia. Cuentan que ella hasta sus casi 90 años, esperó noticias de los suyos a un océano de distancia, encomiendas y cartas que llegaron con meses de retraso, en muchos casos cortadas y censuradas, con el anuncio de nuevas familias y fotografías de nietos nacidos en tierras americanas, como una nieta colombo italiana que lleva su nombre, mi madre Regina Bernardi.

4, 5 y 6. Mamá Regina en la finca Paluc, con su hija menor Élide. 6. Con su hijo Luigi y su nuera Ángela.

Ella como tantas otras mujeres vestidas de negro como una marca por las heridas de las guerra, encarnaron la fuerza de la gran figura materna de la ´mamma italiana´ que hemos visto en el cine italiano, de la madre en la distancia que aceptó su destino con dignidad y resignación. Extraña combinación.

PD: Cuentan que mi abuelo Antonio, quien residía en Cali, se enteró muchos meses después que su madre había partido el 15 de octubre de 1955, cuando llegó una carta de su hermana Élide. Eran otros tiempos y otros medios de comunicación.