El entierro del bisabuelo

Cuentan en mi familia qué a mi bisabuelo, Luis María Ospina Arcila, se le corrió la teja los últimos años, y que sus once hijos sólo se dieron por enterados cuando vieron el edificio que construía en un despeñadero de un paraje en medio de la nada, donde papá Luis literalmente se había dedicado a enterrar el dinero que recogía por la venta del ganado de sus fincas en tierras caldenses.

Cuentan en mi familia qué a mi bisabuelo, Luis María Ospina Arcila (1*), se le corrió la teja los últimos años, y que sus once hijos sólo se dieron por enterados cuando vieron el edificio que construía en un despeñadero de un paraje en medio de la nada, donde papá Luis literalmente se había dedicado a enterrar el dinero que recogía por la venta del ganado de sus fincas en tierras caldenses.

El tratamiento. A inicios de 1943, mamá Anita (2*), mi bisabuela, tomaría le decisión emprender el largo y difícil camino de Manizales a Bogotá con parte de su numerosa prole, para llevar a papá Luis con un galeno recién llegado de Europa, quien se había vuelto famoso por experimentar con sus pacientes una nueva terapia a punto de electrochoques para devolverles la razón con esos terribles sacudones eléctricos en el cerebro.

En Bogotá. Los bisabuelos se hospedarían varios meses con su hija Camila Ospina (3*) y su yerno italiano, el constructor Antonio Bernardi (5*), en su residencia del barrio Bosque Calderón Tejada, donde los nietos, Regina, Gladys, Italia y Mainardo, se encariñarían con ese niño abuelo que los llevaría de caminata al cerro y que sembraría una huerta en esos terrenos baldíos, tal vez con la nostalgia por su campo. 

Y así, poco a poco, papá Luis se perdería en los recovecos de su memoria que lo llevarían de una época a otra, cuando huérfano de padre a los doce años saldría de Aranzazú a colonizar la zona de Dosquebradas; cuando adquiría la primera de sus haciendas, El Bosque; cuando se casaría antes de finalizar el siglo XIX, con una de las hijas de la familia de la finca vecina, en 1899; y cuando uno a uno fueron llegando los hijos y las hijas…

La muerte. A los seis meses de estadía en la capital de la República, ese arriero recio y trabajador, exhalaría su último suspiro a los 73 años, el 9 de julio de 1943, en el cuarto de sus nietas, Gladys e Italia Bernardi. Italo Mirkow, su pequeño nieto de 5 años, se encargaría de anunciar “se murió el abuelo” a todo el clan de los Ospina Mejía que había viajado para estar presente en sus últimos días, mientras subía y bajaba las escaleras de la gran casona.

Los gritos y sollozos de esas nueve hijas y los lamentos de esos dos hijos paisas, sacarían de la tranquilidad habitual a ese vecindario bogotano ´estirado, donde a las pocas horas de la muerte, desfilarían parientes y amigos para asistir a la velación de papá Luis en medio de rezos y oraciones y mucho caldo de gallina y tinto para pasar de largo, esa noche.

Entierro en chiva. Pero más aterrados quedarían en el barrio cuando en la fría madrugada, se parquearía una chiva en plena calle, ese colorido bus escalera que solo se veía en las plazas de los pueblos y en los empinados caminos de la geografía nacional para el transporte de campesinos y sus cosechas. Observarían como sus dos vecinos italianos, Antonio Bernardi y Mario Mirkow (6*), acompañados de sus cuñados, Antonio Luis y Lorenzo, sudaban subiendo con lazos y poleas los dos cajones del féretro de papá Luis y lo amarraban al techo.

A Manizales. El lloroso cortejo fúnebre de las hijas, Carmen Emilia, Benigna, Camila, Pastora, Teresa, Luisa, Emelia, Alicia y Graciela (4*), vestidas de negro riguroso, ocuparía las sillas con trastos y trebejos, incluidas las bacinillas y el fiambre para las paradas técnicas obligatorias de ese triste retorno.

El par de concuñados italianos dirían adiós a sus esposas y a la parentela Ospina, sería uno de los pocos momentos en los que ellos sentirían gran alivio de no poder sumarse a esa penosa misión de conducir el ataúd del suegro hasta Manizales por el confinamiento impuesto por las autoridades en la Capital de la República. Como estaban en plena época de la Segunda Guerra Mundial, a estos dos extranjeros les estaba totalmente prohibido moverse libremente por el territorio colombiano, ya que eran considerados enemigos del Estado Colombiano.

La sociedad manizalita y familiares de Pereira, Armenia, Circasia y Dosquebradas, se movilizarían hasta la morada de los Ospina Mejía en pleno centro, para despedir a ese hombre que había levantado su patrimonio a pulso, que dejaba como herencia seis fincas cafeteras y ganaderas en el Viejo Caldas y varios predios en esa ciudad a donde había arribado con su familia veinte años atrás a lomo de mula para instalar una compra venta de café.

La familia política. Las seis hermanas del difunto llegarían a exigirle a su cuñada, mi bisabuela, abrir el doble cajón sellado con cuatro clavos para despedirse de papá Luis, sin embargo, ella que no sobrepasaba el metro y medio y era una mujer muy dulce, fue la primera vez que impondría su autoridad para impedirlo, porque el formol ya empezaba a perder su efecto de conservación del cuerpo. Mamá Anita despacharía a la familia política con esta frase: “muerto el ahijado acabado el compadrazgo”.  

La Velación. Cuentan que fue tanta la gente que subió a la sala principal para la velación por el eterno descanso de mi difunto bisabuelo, qué ante el peso de los visitantes, cedió la segundo planta durante el primer día del Novenario. ¡La casa se desfondó! Una multitud despediría hasta su última morada, una tumba en el Cementerio San Esteban, al patriarca del clan de la familia Ospina Mejía.

*Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época.

Familia Ospina Mejía(1*)Luis María Ospina Arcila, papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá (2*)  Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, mamá Anita´: 1877 Pácora – julio 22 de 1963 Manizales. (3*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).  Carmen Emilia Ospina de Ocampo: diciembre 1 1900 – abril 3 de 1987 ManizalesMaría Benigna Ospina de Restrepo: junio 27 de 1903 – abril 3 de 1991 MedellínPastora Emilia ´Aporita´ Ospina de Gómez: agosto 11 de 1906 – julio 24 de 1991 ManizalesTeresa Ospina de Mirkow: octubre 7 de 1907 –  febrero 14 de 1993 Bogotá. Antonio LuisOspina: diciembre 21 de 1908 – marzo 20 de 2001 CaliMaría Luisa Ospina de Lobo, mayo 21 de 1910 – enero 18 de 1987 Bogotá. María Emelia Ospinade Botero: marzo 19 de 1912 – febrero 7 de 1999 Manizales. Alicia Ospinade Villegas: 27 de febrero de 1915 – mayo 20 de 1997 Manizales. Lorenzo de Jesús Ospina: octubre 21 de 1919 – abril 3 de 1984 PereiraGraciela Ospina de Moya: septiembre 16 de 1921- octubre 28 de 2013 Cali.

 (5*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller) y Regina De Fina Zitran. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (6*) Mario Mirkow: 2 de diciembre de 1903 en Trieste, 1977 en Bogotá.

En este artículo está la historia de la familia Ospina Mejía.

Antonio y Camila (2 parte)

El 2 de mayo de 1928, Antonio Bernardi y Camila Ospina sellarían su unión en una ceremonia católica muy sobria, cuando el reloj de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales, marcó las 6 de la mañana. Partirían de luna de miel hacia Cali y Popayán en tren, el medio de transporte más desarrollado en Colombia, en esa época.

Camino al altar. El 2 de mayo de 1928, Antonio Bernardi De Fina (1*) y Camila Ospina Mejía (2*), sellarían su unión en una ceremonia católica muy sobria, cuando el reloj de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales, marcó las 6 de la mañana. Los dos italianos, el novio y Mainardo Bernardi, el padrino, esperaron en el altar a la bella prometida que caminó del brazo de su padre Luis María (3*), vestida de negro riguroso a la usanza de la época, ya que guardaba luto por el fallecimiento de su abuela paterna.

En las primeras bancas, la madre de la novia, Ana Joaquina (4*), junto con sus otros diez hijos, acompañaban en ese frío día, a esta pareja que empezaba su vida de casados en Manizales, ciudad donde Antonio dejaría un significativo legado urbanístico y arquitectónico en los tres años que vivió (1927-1930) (6*).   

La luna de miel. Después del desayuno de bodas celebrado en la segunda planta de la casa de Luis María y Anita, en pleno centro de la capital caldense, los esposos Bernardi Ospina se dirigieron a la recién inaugurada Estación del Ferrocarril de Caldas, para abordar el tren a Cali, su primera parada del itinerario. Sería la primera vez que Camila haría ese recorrido por la nueva trocha férrea construida para, además de pasajeros, llevar sin transbordos, el café de estas tierras campesinas hasta el puerto de Buenaventura y de ahí a los mercados europeos.

Por el Valle del Cauca. La locomotora descendió desde el filo de la cuchilla de Manizales por un empinado trecho, y, poco a poco, dejó atrás el paisaje cafetero, para descubrir ante los ojos de esta joven señora la imponencia del Valle del río Cauca. Para entonces empezaba la transformación del paisaje bucólico de las haciendas cañeras y de trapiches de panela, a la expansión tecnificada del cultivo de la caña y el surgimiento de los modernos ingenios azucareros. Sería un viaje premonitorio para esa pareja.

Por tren. Los desposados arribaron a Cali por la también nueva Estación del Ferrocarril del Pacífico, en la Calle 25, para alojarse en el hotel de moda, el Alférez Real, a orillas del río Cali. De la mano de Antonio, quien había trabajado acá el año anterior en la construcción del Palacio Nacional, Camila descubrió el centro y barrios como San Antonio, de esta pequeña y tranquila ciudad que empezaba a mirar al mundo a través de su relación con Buenaventura, en la que aún sus habitantes se surtían de agua en las pilas ubicadas en varios lugares céntricos. Lejos estaba ella de imaginarse que 22 años después, regresaría para quedarse, en la capital del Valle del Cauca.

El Valle de Pubenza. Para finalizar su travesía, la pareja se desplazó por el Ferrocarril del Pacífico, el más extenso y desarrollado del país para ese momento, hacia Popayán, otrora capital del Gran Cauca, para caminar por esas callecitas del casco antiguo de la Ciudad Blanca y colonial y, por supuesto, empezar a conocerse entre ellos.

La unión de dos culturas. En Villa Isabela, a las afueras de Manizales, se iniciaría este encuentro de dos mundos muy disímiles a finales de los años 20. Antonio, un italiano del norte, que a sus 28 años había recorrido buena parte del continente americano e iba de ciudad en ciudad y de campamento en campamento para construir obras públicas, puertos, sistemas de transporte y edificios. Mientras que Camila era una jovencita normalista de 23 años, que vivía en el círculo cerrado y tradicional de su familia de arrieros antioqueños, que se movía entre Manizales, Santa Rosa de Cabal y Dosquebradas (7*).

El clan Ospina. En esa casa se establecerían las primeras reglas de convivencia y quedaría clarísimo que los parientes de ambos, estarían presentes en su cotidianidad. Camila compartiría su hogar en Manizales, con su cuñado Mainardo (5*), mientras que Antonio establecería lazos de por vida, con su numerosa familia política, de 10 cuñados y cuñadas, con sus cónyuges e hijos. Y sería en Manizales, donde nacerían sus dos primeras hijas, Regina, el 24 de julio de 1929 y Gladys Bernardi Ospina, el 11 de mayo de 1931.

Acuerdos colombo italianos. El aprendería a comer arepa pero con mermelada y ella cocinaría polenta de maíz. Antonio reemplazaría la cuajada paisa por los quesos curados que espantaban a los Ospina por su fuerte olor y Camila, además del sancocho, los fríjoles y la mazamorra, introduciría los espaguetis y la lasaña al menú familiar semanal. Él compartiría con los Ospina las celebraciones y los duelos, como también vacaciones y fiestas decembrinas en las fincas de sus suegros. Ella entendería que no tendría con su familia una sede fija, sino que su casa estaría donde el trabajo de Antonio los llevará.

El prestigio del constructor. Mientras su vida hogareña se afianzaba, el constructor italiano al frente de las obras subterráneas del Plan Maestro de Alcantarillado y Acueducto, la pavimentación del centro y varias edificaciones en ferro concreto con la firma italiana Papio Bonarda & Co (8*), Antonio adquirió renombre en una ciudad que iniciaba una nueva era urbanística y arquitectónica con la edificación de la Catedral, la Estación del tren, hoteles, bancos y establecimientos comerciales; y que además creaba otras formas de habitarla sobre las cenizas de los tres incendios padecidos.

La época dorada. Y en esa región cafetera el nombre del constructor italiano le llegaría a oídos del industrial Vicente Giraldo, un empresario visionario, artífice de la modernización de Armenia en los años treinta (9*), quien le siguió la pista y le haría una propuesta indeclinable, independizarse y ser protagonista de la transformación de una población de guadua y bahareque al concreto.

Rumbo Armenia. Por las mismas calles que él pavimentó, Antonio con Camila y Regina, partiría en su Peugeot 1930, placa 0172, por las carreteras destapadas del viejo Caldas para apostarle a un nuevo proyecto de vida y ser parte de ese momento histórico de Armenia, llamada desde entonces la Ciudad Milagro.

Primera parte, de la historia de Antonio Bernardi y Camila Ospina.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. 

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Bernardi Ospina en esa época. El archivo fotográfico pertenece a la familia Bernardi y fue digitalizado por Jorge Alonso Rengifo Bernardi.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (3*) Luis María Ospina Arcila, ´papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá. (4*)  Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. (5*) Mainardo Bernardi de Fina, nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (25-5-1905), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Guayaquil (Ecuador) hacia 1940.

(6*) Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte) http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/un-italiano-en-tierra-cafetera-en-los-anos-20-1-parte/

(7*) Los municipios de Manizales y Santa Rosa de Cabal y el corregimiento de Dosquebradas, pertenecían para entonces al antiguo departamento del Viejo Caldas (1905 y 1966). (8*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes se encargaron de la modernización de Manizales hacia los años 20, con la construcción de obras como la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional. (*9) Armenia, fundada en 1889, es la capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano.

Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte)

El amor llega cuando menos se espera y cambia los planes en un santiamén. El italiano Antonio Bernardi De Fina no imaginaba que la decisión de participar en la modernización de Manizales en 1927, marcaría su historia al conocer a Camila Ospina Mejía.

El amor llega cuando menos se espera y cambia los planes en un santiamén. Mi abuelo italiano, Antonio Bernardi De Fina (1*), no imaginaba que la decisión de participar en la modernización de Manizales en 1927, consumida tres veces por las llamas en 4 años, marcaría su historia personal y profesional, al conocer a Camila Ospina Mejía (2*).

Camila y Antonio. 1928.

En la tierra del café. Manizales, Dosquebradas, Santa Rosa de Cabal, Armenia y Circasia, poblaciones de la colonización antioqueña (6*) en medio de la geografía andina y productoras de café, estarían unidas a la vida de Antonio, quien había arribado de 22 años, a este continente de promesas en 1922, graduado como técnico de Puentes y Caminos en Belluno (7*), en compañía de su hermano, Mainardo Bernardi y su primo, Jorge De Fina.

Un trotamundos. Su experiencia como ingeniero constructor la obtuvo en cuatro países, al involucrarse en obras como el Ferrocarril Antofagasta-Oruro (Bolivia), el Ferrocarril del Perú, el Puerto del Callao (Lima) y el Malecón de Guayaquil (Ecuador), como también al estudiar estructuras con nuevos materiales en la capital peruana.

Desembarcó en Colombia. Antonio tocó tierra colombiana en marzo de 1926, por el puerto de Buenaventura, venía contratado por el proyecto que uniría al sur con el resto del país a través de 600 kilómetros, el Ferrocarril de Nariño (8*), tramo El Diviso (en la selva) – Tumaco. En ese puerto sobre el Pacífico, que vivió su época de esplendor, él residió unos meses, hasta que enfermó de paludismo.  Vinculado a la firma italiana de ingeniería Papio Bonarda & Co, Bernardi (9*) intervino en la ejecución de la estructura del Palacio Nacional, de estilo neoclásico francés, en pleno centro de Cali, una antigua y pequeña villa que capturó su atención por la calidez de la gente y a donde regresará muy pronto.

Modernización de Manizales. La capital del Viejo Caldas (10*) que vio arder más de 20 manzanas y 200 edificios del centro de bahareque, barro y guadua (1922, 1925 y 1926);  que pasó de la arriería al cable aéreo para transportar productos desde y hacia el río Magdalena (1922) y que inauguró la línea del ferrocarril (1927) para exportar café por el puerto de Buenaventura; edificó para esos años, una nueva ciudad con el concurso de profesionales nacionales y extranjeros.

1927 a 1930, la innovación. Con Papio Bonarda & Co, Antonio participó en la modernización urbanística de Manizales, región que le ofrecería durante una década múltiples posibilidades a este joven constructor, ya que la economía cafetera estaba en auge. En esa topografía montañosa, acompañado de su hermano Mainardo, él ejecutó buena parte del Plan Maestro de Alcantarillado y Acueducto de forma innovadora, instaló redes domiciliares subterráneas y pavimentó las primeras calles con concreto.

El ferro concreto. También Antonio introdujo nuevas tecnologías desconocidas en la zona, las estructuras de ferro concreto (11*) que son perdurables en el tiempo, en las construcciones que concibió con diseño contemporáneo, entre ellas los edificios del Banco de Colombia, Néstor Llano y Marco Gómez.

Camila, la normalista caldense. Un domingo a finales de 1927, Antonio paseaba por el parque San José, cuando el rostro de una caldense de 22 años, lo deslumbró. Era Camila, maestra de la Escuela Normal de Señoritas de Manizales, tercera hija de un matrimonio católico, de arrieros antioqueños, Luis María Ospina Arcila (3*) de Aranzazu, y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez (4*) de Pácora, apegado a la tierra, al comercio y a la familia, que no se deslumbró con el constructor italiano recién llegado y enamorado de la jovencita.

El Bosque. Luis había comprado en 1896, un pequeño terreno en Dosquebradas (12*), que más tarde convirtió en la Hacienda El Bosque (*13). Cuando él visitaba esta tierra a caballo, veía en la casa vecina, El Recreo (*14), a tres hermanas bordando en el balcón, Ana Joaquina ´Anita´, Elvira y Natalia. Un día le pidió matrimonio a la mayor y se casaron el 30 de noviembre de 1899. La dulce Anita se trasladó al El Bosque, donde compartió la casa con su suegra, María Jesús, y 6 cuñadas hasta que ellas se casaron.

Los Ospina Mejía. En las primeras décadas del siglo XX, formaron una numerosa familia de once hijos, Carmen Emilia, Benigna, Camila, Pastora, Teresa, Luisa, Emelia, Antonio Luis, Alicia, Lorenzo, Graciela (5*). Luis llegó a tener cuatro fincas, El Bosque, El Caribe, La Sonora y La Granja, que producían café, leche, carbón y las cuales visitaba de lunes a sábado, ese día Anita lo esperaba en El Bosque, con Ponche (bebida con huevos, yemas, canela y brandy); y agua caliente con hierbas para sus cansados pies.

De Santa Rosa a Manizales. Papá Luis y mamá Anita que ya tenían un patrimonio sólido y con grandes aspiraciones para la familia, trasladaron su residencia, primero a Santa Rosa de Cabal hacia 1910  (15*), donde compraron una casa en el parque principal y matricularon a los hijos en la escuela; y luego, en 1922 se instalaron en la capital de Caldas, que ofrecía mayores posibilidades para que las hijas y los hijos estudiaran el bachillerato en la Normal y el Instituto Técnico. Emprendieron el camino a lomo de mula, llegaron al centro de Manizales, junto a la Telefónica, cerca de la Catedral, a la Calle 25 No, 18-20. En el primer piso de la casa, quedaba la pesebrera y el local para vender café procesado, y en la segunda planta la residencia familiar.

Un noviazgo a lo paisa. La relación de Camila y Antonio inició a finales de 1927, los encuentros eran muy particulares, él en el andén con el frío de la noche y ella, en el balcón del segundo piso. Solo cuando el italiano prometió matrimonio, se le abrieron las puertas del hogar de los Ospina Mejía.

Antes del compromiso oficial, Papá Luis le exigió un certificado de soltería de la parroquia donde nació, y la madre italiana del novio residente en Ponte Nelle Alpi, Regina De Fina, también hizo lo propio, exigió una fotografía de la novia colombiana. Camila y Antonio esperarían ansiosos durante meses, las respuestas de las respectivas cartas que partieron de Manizales por barco desde el puerto de Buenaventura y de Ponte Nelle Alpi por el puerto de Génova…

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina, mi tía Italia Bernardi Ospina y Elsa María Moya Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época; y Jorge Alonso Rengifo Bernardi por el trabajo de digitalización del archivo fotográfico de la familia.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller) y Regina De Fina Zitran. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977).

Familia Ospina Mejía.  (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).

(3*) Luis María Ospina Arcila, ´´´papá Luis´: 09/07/1870 Aranzazu – 09/07/1943 Bogotá (4*)  y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 22/07/1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. Se casaron el 30 de noviembre de 1899 (5*)  Carmen Emilia Ospina de Ocampo: diciembre 1 1900 – abril 3 de 1987 Manizales. María Benigna Ospina de Restrepo: junio 27 de 1903 – abril 3 de 1991 Medellín. Pastora Emilia ´Aporita´ Ospina de Gómez: agosto 11 de 1906 – julio 24 de 1991 Manizales. Teresa Ospina de Mirkow: octubre 7 de 1907 –  febrero 14 de 1993 Bogotá. Antonio Luis Ospina: diciembre 21 de 1908 – marzo 20 de 2001 Cali. María Luisa Ospina de Lobo, mayo 21 de 1910 – enero 18 de 1987 Bogotá. María Emelia Ospina de Botero: marzo 19 de 1912 – febrero 7 de 1999 Manizales. Alicia Ospina de Villegas: 27 de febrero de 1915 – mayo 20 de 1997 Manizales. Lorenzo de Jesús Ospina: octubre 21 de 1919 – abril 3 de 1984 Pereira. Graciela Ospina de Moya: septiembre 16 de 1921- octubre 28 de 2013 Cali.

 (6*) Colonización antioqueña, proceso de expansión de población que influyó en el desarrollo de la historia colombiana a medios del siglo XIX e inicios del XX, a través del cual aparecieron en zonas deshabitadas, centros urbanos al sur de Antioquia, en los actuales departamentos de CaldasRisaraldaQuindío, y en parte del Tolima y del Valle del Cauca.

(7*) Belluno, provincia y población de la región de Véneto en Italia.

(*) Ferrocarril de Nariño (*) …en los últimos meses de 1927 el presupuesto de gastos del Ferrocarril de Nariño se redujo de ochenta mil a veinticinco mil pesos mensuales; simultáneamente el gobierno nacional ordenó despedir a la mitad de los trabajadores. Al año siguiente se laboró con poco dinero y en 1929 la obra se paralizó. (Zarama Rosa Isabel, artículo Historia del Ferrocarril de Nariño 2015: 11 Tendencia Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño Vol. XVII. No. 1 – 1er. semestre 2016)

(9*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes se encargaron de la modernización de  Manizales hacia los años 20, con la construcción de obras como la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional.

(*10) Viejo Caldas, antiguo departamento colombiano entre 1905 y 1966, conformado por los actuales departamentos de CaldasRisaralda (1966​) y Quindío (1966​), sobre la Cordillera Central. Colonizado por arrieros antioqueños a mediados del siglo XIX y epicentro del Eje cafetero. Su capital, Manizales, fundada en 1849.

(11*) Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. 

(12*) Dosquebradas, antiguo corregimiento de Santa Rosa de Cabal. Desde 1974, municipio  del departamento de Risaralda, contiguo a la capital, Pereira.

(13*) Hacienda El Bosque, cuna de los Ospina Mejía, en la actualidad pertenece a los bisnietos de Luis María Ospina, la familia Ocampo Estrada.

(14*) La Finca del Recreo, de la familia Mejía Gutiérrez, estaba situada por los lados de la Fábrica de La Rosa en Dosquebradas

(15*) Santa Rosa de Cabal, fundada en 1844, es municipio del departamento de Risaralda