Diáspora Italiana en el Mundo – La historia de Italia de la otra Italia

La revista INCONTRI, editada por los Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos, con sede en Bogotá y dirigida por el padre Angelo Plodari c.s, abre Rúbrica, una nueva sección dedicada a los italianos del exterior.

 […] La revista Incontri tiene como propósito intensificar los lazos del colectivo italiano y, tal vez, aunque sea solo por el momento de la lectura, construir una Comunidad: esta es la idea básica de la revista y por lo tanto, es unir tantas vidas de italianos dispersos para hacer una sola familia.

Con estas palabras p. Angelo Plodari, administrador de la parroquia de Nuestra Señora de Pompeya en Manhattan, Nueva York, presentó el proyecto de la revista que nació a la sombra de un oratorio en la ciudad de Valencia, Venezuela. A partir de este año la publicación da la bienvenida a Rúbrica, una nueva sección dedicada a la comunidad italiana en el mundo para conocer y valorar tantas historias de Italia más allá de Italia. 

Desde épocas inmemoriales el hombre siempre ha manifestado interés en trasladarse de un lugar a otro en busca de mejores condiciones de vida. Con el tiempo, ese proceso ha favorecido no solo mutaciones genéticas importantes sino que ha fortalecido la innovación cultural, ya que ha permitido adquirir nuevos conocimientos para la calidad de vida en el planeta.

Las grandes migraciones generadas por factores biológicos y culturales, han producido efectos muy significativos al interior de las generaciones individuales y han contribuido a conformar la especie humana en todo el planeta.

Remontándonos a una historia más reciente, los mayores flujos migratorios ocurrieron durante el siglo XIX, gracias a los primeros desarrollos tecnológicos que permitieron una movilización masiva de personas de un lugar a otro: pensemos en la construcción de las primeras redes ferroviarias y rutas navales destinadas no solo para intercambios comerciales o conquistas. Así se generaron los primeros diálogos interculturales e intercambios genéticos importantes. 

Sin embargo, muchos de estos fenómenos migratorios al principio estaban conectados a factores endémicos, resultado de pandemias o guerras civiles y desastres naturales (terremotos, inundaciones). 

A partir del siglo XIX, más allá de las razones mencionadas, también se han dado por motivaciones culturales: interés por conocer otras culturas, explorar nuevos territorios para desarrollar oportunidades comerciales, buscar oportunidades de trabajo. Por lo tanto, se registraron numerosos flujos migratorios, sobre todo de Europa a otros continentes, como África, Asia, América y, más tarde, a Australia.

Con referencia a la comunidad italiana, las principales rutas migratorias se dirigieron hacia América Latina, tal vez debido a una cierta homogeneidad cultural, no del todo absoluta pero con la cual fue posible una primera integración. Pero con el paso del tiempo, las diferentes identidades nacionales y las especificidades culturales se han vuelto cada vez más evidentes, tanto así que la emigración europea a América Latina y, en particular, la italiana, aunque buscaba el diálogo inmediato, siempre mantuvo sus características distinguiéndose en diversos sectores productivos y culturales.

Aunque necesariamente ha surgido una sociedad multiétnica y multicultural con el tiempo,  la huella de la raíz italiana en América Latina sigue siendo muy  fuerte y ha dejado una herencia cultural de extremo interés.

Esta sección de Diáspora Italiana en el Mundo busca acercar e invitar a lectores e investigadores a contribuir con historias familiares o con investigaciones sobre la emigración italiana a América para reconstruir, todos juntos, un mosaico extraordinariamente interesante que durante siglos ha unido al mundo. 

En general, todas las migraciones son un fenómeno imponente que afecta a la totalidad de países y pueblos del mundo; no obstante aún no existe una sistematización de la herencia cultural que este fenómeno ha dejado en nuestro planeta.

 A través de esta sección Diáspora Italiana en el Mundo, queremos empezar a construir este mosaico cultural y así dejar un rastro de lo que muchos italianos y otros han hecho en el mundo para mejorar las condiciones de vida de toda la humanidad.

Finalmente, esta sección hace parte del proyecto científico ´Diáspora Italiana en el Mundo´ (´Italian Diaspora in the World´), estructurado en 2015 pero que ya ha visto las primeras experiencias de investigación a partir de 2009. Desde este link es posible visualizar el catálogo de libros internos editados y actividades de investigación científica en curso.

Cómo contribuir a la Rúbrica. Esperamos su contribución, consiste en un texto en formato de 4000 caracteres que incluye espacios, también enviando una imagen de alta resolución relacionada con el tema. Con esto queremos dar voz a Italia en el extranjero contando las experiencias realizadas en todos los sectores: educación, economía, religión, política, sector productivo, cultura, etc. Envía tu propuesta a: medios@scalabrinianoscolombia.orgwww.scalabrinianoscolombia.org

Responsable de la Rubrica: prof. arch. Olimpia Niglio – Director de INCONTRI:  p. Angelo Plodari, C. S.  – Edición Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos – Te esperamos

Artículo publicado en la revista INCONTRI, edición de marzo – abril de 2020. Traducción del texto, colaboración de Liliana Velásquez.

La madre del emigrante: Regina De Fina de Bernardi (1865 – 1955)

Mi bisabuela vivió no una, sino las dos guerras mundiales en Italia. Fue viuda por casi 40 años. De sus 8 hijos, 5 emigraron a América y no retornaron. Al final ella solo esperaba al cartero, en la puerta de su casa de campo.

Mamá Regina. Cuentan que su apellido era de origen francés y que partió de su pueblo en la frontera de la otrora Yugoslavia, en un coche de caballos rumbo a un pueblo en la provincia de Belluno, Ponte Nelle Alpi, a iniciar su vida de casada con papá Teodoro, mi bisabuelo, en Paluc, la finca de los Bernardi, donde ella viviría hasta el final de sus días.

Para ese entonces, la italiana era una sociedad patriarcal y machista, conservadora y católica en las últimas décadas del siglo XIX, en un país recientemente unificado. Ya se imaginarán cuál sería el papel destinado a la mujer.

El matrimonio. Escuché que mi bisabuelo fue maestro y tenía una plaza en Venecia; y que mi bisabuela manejaba la casa, criaba ovejas y sembraba cereales en un pedazo de tierra, en medio de las montañas del norte de Italia. Allí transcurrió la vida de ambos, tuvieron sus hijos, tres de ellos a finales del siglo XIX, Virgilio, Luigi e Ida, y los cinco restantes en los primeros años del XX, mi abuelo Antonio, María, Palmira, Mainardo y Élide. 

La Gran Guerra en los Alpes italianos. Cuenta la historia familiar que fue en Ponte Nelle Alpi, ese poblado alpino frente a las Dolomitas, que la historia del mundo con toda su crueldad, sacudió a nuestros bisabuelos. En mayo de 1915, Italia entró con los aliados a la Primera Guerra Mundial y abrió el frente alpino contra el gran Imperio Austro-húngaro. Y fue en las trincheras del propio vecindario que peleó para defender a su país y proteger su hogar, su hijo Antonio, mi abuelo, quien aún no alcanzaba la mayoría de edad.

La Brigada Alpina en la Primera Guerra Mundial. Mi abuelo Antonio Bernardi era veterano de la Primera Guerra Mundial.

La madre viuda. A meses de finalizar la Guerra, el destino le asestó a mamá Regina su primer golpe, el 18 de enero de 1918, Teodoro Bernardi, su esposo falleció víctima de la gripe, la pandemia más devastadora de la historia que en solo un año mató entre 40 y 100 millones de personas. En Italia se calcula que murieron alrededor de 400 mil personas.

La posguerra y la migración. Italia, era un país agrícola y pobre en las primeras dos décadas del siglo XX. Fueron sus mujeres, entre ellas mi bisabuela y sus hijas, quienes reconstruyeron la familia y el campo. Y ellas también, quienes despidieron para América a esposos, hijos y hermanos, en su mayoría de áreas rurales y ciudades de provincia, que salieron a buscar fortuna.

Sur América el destino de 5 Bernardis. Mamá Regina vio marchar a cinco de sus hijos. El mayor, Virgilio, partió a los campos petrolíferos de Venezuela, ahí la malaria lo venció. Mi abuelo Antonio se quedó a vivir en Colombia con su nueva familia. Tras él vino Mainardo, con quien trabajó en el ramo de la construcción y cuanto éste planeaba retornar para llevar recursos a la familia en Italia ante la amenaza de la Segunda Guerra Mundial, desapareció en el puerto de Guayaquil. Años después encontraron su cuerpo en el río Guayas. Las dos hijas María y Palmira, con sus esposos e hijos, vivirían en Mendoza y Mar del Plata, Argentina y ahí morirían al lado de sus familias.

1.Mamá Regina en Italia. 2. Camila Ospina, Antonio, Mainardo y Regina Bernardi de niña en Manizales, Colombia. 1930. 3. María y Palmira Bernardi con sus hijos Tony y Américo en los años 30, en Italia.

Las estaciones pasaron. En medio de la inestabilidad política y las transformaciones sociales de los años veinte y treinta, mi bisabuela viuda, acompañada de su hija menor Élide y la familia del hijo mayor, Luigi, vio pasar muchas estaciones en la finca, y con la nostalgia de los ausentes presenció los cambios que Italia sufrió en esa época, desde el nacimiento del fascismo hasta el ascenso de Mussolini y las Camisas Negras al poder.

La tarde del 10 de junio de 1940, ella tal vez escuchó con horror por la radio, que el Duce sumergió a la Italia fascista en la Segunda Guerra Mundial al lado de la potencias del Eje junto a Alemania. Y otra vez la locura de una confrontación bélica global llegó hasta la puerta de Paluc, los Alpes fueron el escenario de la primera batalla del Ejército Real Italiano, donde se enlistaron sus nietos, unos en la División Alpina y otros en la Regia Marina, donde un  nieto desaparecería en un submarino. Y luego despidió a otro nieto, a Teodoro Bernardi para Colombia antes de prestar el servicio militar. Y ella en la finca con su hija, nuera  y nietas, padecieron la capitulación italiana y la ocupación de las Fuerzas Armadas de los Aliados. Cuenta que la bisabuela escondía debajo de las camas a las mujeres jóvenes de la familia al paso de los estadounidenses.

Y en medio del caos de Segunda Guerra Mundial, se enteró y sufrió las consecuencias de la caída del Imperio Italiano y de Benito Mussolini; de la Guerra Civil Italiana, la caída de la Monarquía y del nacimiento de la República; de las tensiones habituales entre el norte industrializado y el sur agrícola.

Madre en la distancia. Cuentan que ella hasta sus casi 90 años, esperó noticias de los suyos a un océano de distancia, encomiendas y cartas que llegaron con meses de retraso, en muchos casos cortadas y censuradas, con el anuncio de nuevas familias y fotografías de nietos nacidos en tierras americanas, como una nieta colombo italiana que lleva su nombre, mi madre Regina Bernardi.

4, 5 y 6. Mamá Regina en la finca Paluc, con su hija menor Élide. 6. Con su hijo Luigi y su nuera Ángela.

Ella como tantas otras mujeres vestidas de negro como una marca por las heridas de las guerra, encarnaron la fuerza de la gran figura materna de la ´mamma italiana´ que hemos visto en el cine italiano, de la madre en la distancia que aceptó su destino con dignidad y resignación. Extraña combinación.

PD: Cuentan que mi abuelo Antonio, quien residía en Cali, se enteró muchos meses después que su madre había partido el 15 de octubre de 1955, cuando llegó una carta de su hermana Élide. Eran otros tiempos y otros medios de comunicación.