1949: los Bernardi escamparon en Circasia

Los detonantes que desencadenaron el retorno al Viejo Caldas del constructor italiano Antonio Bernardi y su familia a meses de iniciar una nueva década, a la única propiedad que les quedaba en el municipio cafetero de Circasia, serían las difíciles experiencias económicas y morales que vivirían en la capital de la República durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el recrudecimiento de la violencia bipartidista en Colombia, a partir del 9 de abril de 1948.

Los detonantes que desencadenaron el retorno al Viejo Caldas del constructor italiano Antonio Bernardi (*1) y su familia a meses de iniciar una nueva década, a la única propiedad que les quedaba en el municipio cafetero de Circasia, serían las difíciles experiencias económicas y morales que vivirían en la capital de la República durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el recrudecimiento de la violencia bipartidista en Colombia, a partir del 9 de abril de 1948 (*).

Una familia repartida. Antonio y Camila (*2) venderían su residencia en el Bosque Calderón Tejada y se despedirían de sus más cercanos afectos en esa Bogotá que habitaron cerca de 9 años, para organizar una nueva vida en la pequeña población de Circasia (*3), con sus dos hijas mayores, Regina (20) y Gladys (18), quien ya no retornaría a las aulas universitarias de la recién abierta Javeriana Femenina, donde estudiaba Arte y Decoración (4*).

Los demás integrantes del grupo familiar quedarían repartidos en varios lugares, permanecerían internados en dos colegios de la Capital de la República, los hijos menores, Italia de 14 años y Mainardo de 11 años, a cargo de sus tíos, el amigo incondicional, el italiano Mario Mirkow y su esposa, Teresa Ospina, la hermana de Camila.

Teodoro Bernardi, el sobrino dibujante quien llegó desde Ponte Nelle Alpi (Belluno) a inicios de la guerra en 1939, luego de aprender el oficio de constructor con su tío en muchas de sus obras, entre ellas el Hotel Tocarema de Girardot (1948), se independizaría y iría bastante lejos de sus parientes y su segundo hogar, a los pozos petroleros del campo de Tibú.  

Recuperar la posesión de La Rústica. Sin embargo, el matrimonio deberá superar otro escollo antes de instalarse en ´La Rústica´, la cabaña alpina de veraneo levantada por Antonio cuando residieron en Armenia (1935*) y que por estar escriturada a su esposa, Camila Ospina, ya se había salvado de ser confiscada por el Estado colombiano durante el conflicto bélico mundial cuando el Gobierno decomisó la totalidad de la maquinaria del constructor italiano y además, despojó de propiedades y embargó cuentas y comercios de sus compatriotas, de alemanes y de japoneses domiciliados en el país, a quienes también se les prohibió circular por el territorio nacional.

Cómo durante varios años la familia no pudo salir de Bogotá, la situación había sido aprovechada por don Secundino Giraldo, el mayordomo de la propiedad rural de los Bernardi Ospina, quien se hizo a su posesión. La madre de esta familia colombo italiana, gracias al carácter batallador de sus antepasadas paisas, libraría una lucha legal y al final, rescataría la finca cafetera para convertirla en su morada temporal. Sin embargo, al llegar Camila Ospina se encontraría con un panorama desolador, los corrales del ganado y las caballerizas estaban desocupadas y los cultivos de café y árboles frutales habían sido destruidos.

El hato lechero y la aftosa. Antonio como buen alpino italiano y con mucha ilusión ante su nueva vida campestre, se propondría levantar ´La Rústica´ e invertiría su capital para montar un hato lechero de ganado Holstein con técnicas europeas. Infortunadamente en 1950, aparecería en Colombia el primer brote de fiebre aftosa, que produciría la muerte de las reses de ´La Rústica´ y los hatos vecinos.

Una nueva década. En medio de la incertidumbre económica para la familia Bernardi Ospina, daría inicio la década de los cincuenta, años tumultuosos por los múltiples sucesos violentos en la vida política del país y de muchos cambios sociales y económicos para los colombianos.

Decisiones cruciales. Para superar las adversidades económicas, los amigos de Antonio le recomendarían reabrir su oficina constructora en Armenia, como la firma de prestigio que tuvo entre 1930 y 1938. Otros, en cambio, le hablarían de las posibilidades favorables que ofrecía el puerto de Barranquilla por donde había entrado el progreso a Colombia a finales del siglo XIX y se había asentado una colonia de inmigrantes italianos próspera e influyente.

A la Sultana del Valle. Pero Antonio tendría en la mira a la capital vallecaucana por ese espíritu festivo, cordial y emprendedor de los caleños, la prometedora ciudad en la que recién desembarcado en Colombia (1926 -1927), le permitió unirse a la firma italiana de ingeniería Papio Bonarda & Co para participar en la construcción del Palacio Nacional como también disfrutar de su luna de miel (1928). Y hacia allá se dirigiría en tren con su familia, el 1 de mayo de 1950, en plena temporada invernal, a iniciar una nueva década y escribir otra etapa de su vida en Colombia.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de las familias Bernardi Ospina y Ospina Mejía en esa época. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina.

(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (*3) Circasia, municipio de la zona cafetera de Colombia, fundado el 10 de agosto de 1884, hoy pertenece al departamento del Quindío. (*4)  La casona de la Javeriana Femenina en Bogotá, detrás del palacio presidencial, fue reducida a cenizas el 9 de abril de 1948, no volvería a abrir sus puertas

Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte)

El amor llega cuando menos se espera y cambia los planes en un santiamén. El italiano Antonio Bernardi De Fina no imaginaba que la decisión de participar en la modernización de Manizales en 1927, marcaría su historia al conocer a Camila Ospina Mejía.

El amor llega cuando menos se espera y cambia los planes en un santiamén. Mi abuelo italiano, Antonio Bernardi De Fina (1*), no imaginaba que la decisión de participar en la modernización de Manizales en 1927, consumida tres veces por las llamas en 4 años, marcaría su historia personal y profesional, al conocer a Camila Ospina Mejía (2*).

Camila y Antonio. 1928.

En la tierra del café. Manizales, Dosquebradas, Santa Rosa de Cabal, Armenia y Circasia, poblaciones de la colonización antioqueña (6*) en medio de la geografía andina y productoras de café, estarían unidas a la vida de Antonio, quien había arribado de 22 años, a este continente de promesas en 1922, graduado como técnico de Puentes y Caminos en Belluno (7*), en compañía de su hermano, Mainardo Bernardi y su primo, Jorge De Fina.

Un trotamundos. Su experiencia como ingeniero constructor la obtuvo en cuatro países, al involucrarse en obras como el Ferrocarril Antofagasta-Oruro (Bolivia), el Ferrocarril del Perú, el Puerto del Callao (Lima) y el Malecón de Guayaquil (Ecuador), como también al estudiar estructuras con nuevos materiales en la capital peruana.

Desembarcó en Colombia. Antonio tocó tierra colombiana en marzo de 1926, por el puerto de Buenaventura, venía contratado por el proyecto que uniría al sur con el resto del país a través de 600 kilómetros, el Ferrocarril de Nariño (8*), tramo El Diviso (en la selva) – Tumaco. En ese puerto sobre el Pacífico, que vivió su época de esplendor, él residió unos meses, hasta que enfermó de paludismo.  Vinculado a la firma italiana de ingeniería Papio Bonarda & Co, Bernardi (9*) intervino en la ejecución de la estructura del Palacio Nacional, de estilo neoclásico francés, en pleno centro de Cali, una antigua y pequeña villa que capturó su atención por la calidez de la gente y a donde regresará muy pronto.

Modernización de Manizales. La capital del Viejo Caldas (10*) que vio arder más de 20 manzanas y 200 edificios del centro de bahareque, barro y guadua (1922, 1925 y 1926);  que pasó de la arriería al cable aéreo para transportar productos desde y hacia el río Magdalena (1922) y que inauguró la línea del ferrocarril (1927) para exportar café por el puerto de Buenaventura; edificó para esos años, una nueva ciudad con el concurso de profesionales nacionales y extranjeros.

1927 a 1930, la innovación. Con Papio Bonarda & Co, Antonio participó en la modernización urbanística de Manizales, región que le ofrecería durante una década múltiples posibilidades a este joven constructor, ya que la economía cafetera estaba en auge. En esa topografía montañosa, acompañado de su hermano Mainardo, él ejecutó buena parte del Plan Maestro de Alcantarillado y Acueducto de forma innovadora, instaló redes domiciliares subterráneas y pavimentó las primeras calles con concreto.

El ferro concreto. También Antonio introdujo nuevas tecnologías desconocidas en la zona, las estructuras de ferro concreto (11*) que son perdurables en el tiempo, en las construcciones que concibió con diseño contemporáneo, entre ellas los edificios del Banco de Colombia, Néstor Llano y Marco Gómez.

Camila, la normalista caldense. Un domingo a finales de 1927, Antonio paseaba por el parque San José, cuando el rostro de una caldense de 22 años, lo deslumbró. Era Camila, maestra de la Escuela Normal de Señoritas de Manizales, tercera hija de un matrimonio católico, de arrieros antioqueños, Luis María Ospina Arcila (3*) de Aranzazu, y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez (4*) de Pácora, apegado a la tierra, al comercio y a la familia, que no se deslumbró con el constructor italiano recién llegado y enamorado de la jovencita.

El Bosque. Luis había comprado en 1896, un pequeño terreno en Dosquebradas (12*), que más tarde convirtió en la Hacienda El Bosque (*13). Cuando él visitaba esta tierra a caballo, veía en la casa vecina, El Recreo (*14), a tres hermanas bordando en el balcón, Ana Joaquina ´Anita´, Elvira y Natalia. Un día le pidió matrimonio a la mayor y se casaron el 30 de noviembre de 1899. La dulce Anita se trasladó al El Bosque, donde compartió la casa con su suegra, María Jesús, y 6 cuñadas hasta que ellas se casaron.

Los Ospina Mejía. En las primeras décadas del siglo XX, formaron una numerosa familia de once hijos, Carmen Emilia, Benigna, Camila, Pastora, Teresa, Luisa, Emelia, Antonio Luis, Alicia, Lorenzo, Graciela (5*). Luis llegó a tener cuatro fincas, El Bosque, El Caribe, La Sonora y La Granja, que producían café, leche, carbón y las cuales visitaba de lunes a sábado, ese día Anita lo esperaba en El Bosque, con Ponche (bebida con huevos, yemas, canela y brandy); y agua caliente con hierbas para sus cansados pies.

De Santa Rosa a Manizales. Papá Luis y mamá Anita que ya tenían un patrimonio sólido y con grandes aspiraciones para la familia, trasladaron su residencia, primero a Santa Rosa de Cabal hacia 1910  (15*), donde compraron una casa en el parque principal y matricularon a los hijos en la escuela; y luego, en 1922 se instalaron en la capital de Caldas, que ofrecía mayores posibilidades para que las hijas y los hijos estudiaran el bachillerato en la Normal y el Instituto Técnico. Emprendieron el camino a lomo de mula, llegaron al centro de Manizales, junto a la Telefónica, cerca de la Catedral, a la Calle 25 No, 18-20. En el primer piso de la casa, quedaba la pesebrera y el local para vender café procesado, y en la segunda planta la residencia familiar.

Un noviazgo a lo paisa. La relación de Camila y Antonio inició a finales de 1927, los encuentros eran muy particulares, él en el andén con el frío de la noche y ella, en el balcón del segundo piso. Solo cuando el italiano prometió matrimonio, se le abrieron las puertas del hogar de los Ospina Mejía.

Antes del compromiso oficial, Papá Luis le exigió un certificado de soltería de la parroquia donde nació, y la madre italiana del novio residente en Ponte Nelle Alpi, Regina De Fina, también hizo lo propio, exigió una fotografía de la novia colombiana. Camila y Antonio esperarían ansiosos durante meses, las respuestas de las respectivas cartas que partieron de Manizales por barco desde el puerto de Buenaventura y de Ponte Nelle Alpi por el puerto de Génova…

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina, mi tía Italia Bernardi Ospina y Elsa María Moya Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época; y Jorge Alonso Rengifo Bernardi por el trabajo de digitalización del archivo fotográfico de la familia.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller) y Regina De Fina Zitran. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977).

Familia Ospina Mejía.  (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).

(3*) Luis María Ospina Arcila, ´´´papá Luis´: 09/07/1870 Aranzazu – 09/07/1943 Bogotá (4*)  y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 22/07/1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. Se casaron el 30 de noviembre de 1899 (5*)  Carmen Emilia Ospina de Ocampo: diciembre 1 1900 – abril 3 de 1987 Manizales. María Benigna Ospina de Restrepo: junio 27 de 1903 – abril 3 de 1991 Medellín. Pastora Emilia ´Aporita´ Ospina de Gómez: agosto 11 de 1906 – julio 24 de 1991 Manizales. Teresa Ospina de Mirkow: octubre 7 de 1907 –  febrero 14 de 1993 Bogotá. Antonio Luis Ospina: diciembre 21 de 1908 – marzo 20 de 2001 Cali. María Luisa Ospina de Lobo, mayo 21 de 1910 – enero 18 de 1987 Bogotá. María Emelia Ospina de Botero: marzo 19 de 1912 – febrero 7 de 1999 Manizales. Alicia Ospina de Villegas: 27 de febrero de 1915 – mayo 20 de 1997 Manizales. Lorenzo de Jesús Ospina: octubre 21 de 1919 – abril 3 de 1984 Pereira. Graciela Ospina de Moya: septiembre 16 de 1921- octubre 28 de 2013 Cali.

 (6*) Colonización antioqueña, proceso de expansión de población que influyó en el desarrollo de la historia colombiana a medios del siglo XIX e inicios del XX, a través del cual aparecieron en zonas deshabitadas, centros urbanos al sur de Antioquia, en los actuales departamentos de CaldasRisaraldaQuindío, y en parte del Tolima y del Valle del Cauca.

(7*) Belluno, provincia y población de la región de Véneto en Italia.

(*) Ferrocarril de Nariño (*) …en los últimos meses de 1927 el presupuesto de gastos del Ferrocarril de Nariño se redujo de ochenta mil a veinticinco mil pesos mensuales; simultáneamente el gobierno nacional ordenó despedir a la mitad de los trabajadores. Al año siguiente se laboró con poco dinero y en 1929 la obra se paralizó. (Zarama Rosa Isabel, artículo Historia del Ferrocarril de Nariño 2015: 11 Tendencia Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño Vol. XVII. No. 1 – 1er. semestre 2016)

(9*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes se encargaron de la modernización de  Manizales hacia los años 20, con la construcción de obras como la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional.

(*10) Viejo Caldas, antiguo departamento colombiano entre 1905 y 1966, conformado por los actuales departamentos de CaldasRisaralda (1966​) y Quindío (1966​), sobre la Cordillera Central. Colonizado por arrieros antioqueños a mediados del siglo XIX y epicentro del Eje cafetero. Su capital, Manizales, fundada en 1849.

(11*) Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. 

(12*) Dosquebradas, antiguo corregimiento de Santa Rosa de Cabal. Desde 1974, municipio  del departamento de Risaralda, contiguo a la capital, Pereira.

(13*) Hacienda El Bosque, cuna de los Ospina Mejía, en la actualidad pertenece a los bisnietos de Luis María Ospina, la familia Ocampo Estrada.

(14*) La Finca del Recreo, de la familia Mejía Gutiérrez, estaba situada por los lados de la Fábrica de La Rosa en Dosquebradas

(15*) Santa Rosa de Cabal, fundada en 1844, es municipio del departamento de Risaralda