El amor por la cocina nació en mí desde muy pequeña, me encanta la comida italiana y amo prepararla, sobre todo las recetas familiares, las cuales me fueron enseñadas, con amor y mucha paciencia, por mi tía Gladys Bernardi, ella era la alcahueta de mi de desorden en la cocina.
Hoy quiero compartir con ustedes la receta de un plato que entre los Bernardi es de lo preferidos por todos, la polenta. Una preparación tradicional y popular del norte de Italia de donde era mi abuelo Antonio Bernardi De Fina (Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno). Este es un plato muy versátil, reconfortante y clásico, se destaca por lo sencillo, económico, nutritivo y polivalente que resulta a la hora de prepararlo. La polenta está hecha con base de harina de maízgruesa y agua y de ahí se pueden preparar todo tipo de recetas para para acompañarla.
Esta receta era de mi tía Gladys, heredada de su padre, la original se acompañaba con un guiso de conejo, pero debido a las dificultades de conseguir este ingrediente en los mercados colombianos, ella le puso su toque, cambió el conejo por colombinas de pollo y así es como la preparo hoy en día. Me cuentan que era el desayuno preferido de mi abuelo, quien además cortaba la polenta con un hilo.
Ingredientes para la polenta: 250 gramos de harina de polenta instantánea. 4 tazas de agua o litro de agua. Sal al gusto. 1 cucharada de aceite de oliva o mantequilla (opcional). Poner el agua al fuego, cuando el agua esté hirviendo añadir la sal y la harina de polenta, bajar a fuego lento y remover de manera constante durante 40 minutos con cuchara de palo. Cuando se alcance este punto, la sacamos de la olla, la colocamos en una bandeja y le damos forma.
Es importante tener en cuenta, se utilizan aproximadamente 250 gramos de sémola de maíz o harina de polenta por litro de agua. En función de la cantidad de líquido empleado, la textura será más cremosa o más firme y sólida.
Ingredientes de la salsa Colombinas de pollo al romero. Colombinas de pollo (6 por personas). Cebolla cabezona blanca (2 grandes). Tomate maduro (6 grandes). Pimentón rojo (1 grande). Ajo (2 dientes de ajo). Romero fresco suficiente. Aceite de oliva. Queso parmesano rallado (opcional). 250 ml de vino blanco. Agua. Sal y pimienta al gusto.
Se cortan finamente la cebolla, el tomate, el pimentón y el ajo (reservar). Después, poner una sartén al fuego y calentar. Agregar el aceite de oliva y sofreír la cebolla, el ajo, el pimentón y, por último, el tomate, salpimentar. Una vez el sofrito esté listo, añadir las colombianas de pollo (salpimentadas) y dorarlas por todos los lados. Adicionar el vino blanco y dejar evaporar el alcohol, si ve que la salsa está seca, agregue agua o un poco de caldo de pollo. Retirar del fuego y poner todo en un molde que se pueda llevar al horno, colocar el romero, hornear por 25 – 30 minutos a fuego bajo (120-150ºC) preferiblemente tapado con papel de aluminio para que no se seque.
Servir. Una vez la salsa esté lista se saca del horno y en la mesa se pone la bandeja de polenta con el guiso de colombinas de pollo al romero y cada persona se sirve acompañando el plato con queso parmesano por encima.
Si les sobra polenta tápela con una servilleta de tela, al día siguiente solamente pónganla en un sartén con un poco de aceite de oliva o mantequilla a calentar y disfrutenla como el mejor de los desayunos. Espero que la preparen y nos comenten qué les pareció esta receta.
Paola Bernardi Madriñán, caleña, nieta de Antonio Bernardi y con raíces italianas muy arraigadas en la cocina.
Palmira (1*) se embarcó en la aventura más grande de su vida con su pequeño hijo Américo, el 18 de mayo de 1933 en el puerto de Trieste, para buscar a su amor, al joven Reynaldo Cavalet (2*), su esposo, quien había viajado hacía más de un año a la Argentina profunda.
¨No importa si te mojas al caminar, es agua bendita, no tienes por qué correr, solo camina siempre¨, palabras que pronunciaba ella cuando llovía y en las que se condensan la grandeza y la simplicidad de esta joven de la Italia rural que, con la fuerza de sus montañas y el arrojo de la juventud y del amor, emigró de Ponte Nelle Alpi (Belluno), la Italia Fascista y la dura Europa de entre guerras, en la búsqueda del propio territorio.
Palmira
Las Dolomitas
La séptima hija de Teodoro Bernardi y Regina De Fina (3*) se despidió, a sus 24 años, de sus afectos de infancia, su madre viuda, y de Paluc, la finca familiar enclavada en las Dolomitas, escenario de sus amores con el vecino picapedrero tímido, honesto y trabajador con el que se casó. Y partió a hacer la América, como en su momento lo hicieron sus hermanos mayores Virgilio, mi abuelo Antonio (4*), Mainardo y María Bernardi De Fina.
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1.María y Palmira Bernardi, con sus hijos Antonio Piai y Américo Cavalet. 2 Paluc, la finca de la familia Bernardi.
Emigrantes. Desde que se subieron al tren en la estación de Ponte, Palmira y su hijo Américo (5*) -nombre premonitorio-, se convirtieron en dos emigrantes transoceánicos más, mientras recorrían ese camino hasta el puerto de Trieste en el Adriático y, luego, durante la larga travesía a bordo del trasatlántico Neptunia (7*) rumbo a América del sur, el continente que dio la mano a tantos europeos para crear una nueva vida.
Esa joven madre y esposa albergaría sentimientos encontrados: el dolor de las separaciones y el miedo de las distancias; los recuerdos de una infancia vivida entre la orfandad temprana de padre y esa guerra, la del ´14´ (8*), que dejó un territorio devastado y en la ruina económica y una generación marcada, la de su Reinaldo, quien narraría a sus nietos argentinos con una risa dolorosa y el miedo a que se repitiera esa historia, del hambre de todos los días: ¨a mis diez años caminando por ahí encontré, con uno de mis hermanos, una casa abandonada, y en una alacena una torta de polenta, dura y llena de moho verde, que raspamos y comimos¨.
Palmira,
dura y sólida. Impresionante como las Dolomitas, las rocosas que rodean los parajes de Ponte, así era esta mujer que dio pelea a las
dificultades. Ella era ¨cómo
los pilares en los cuales se asientan las
fortalezas,
siempre miró hacia adelante¨, y así
debió mirar con la ilusión de reunirse con su esposo, cuando el Neptunia, ese
gigante de vapor se deslizó por las aguas del río de la Plata, al último de sus
puertos, y divisó la multitud que se agolpaba para darle la bienvenida a los
viajeros, entre ellos un porcentaje grande de parientes y paisanos ´tanos´.
Neptunia
Argentina. Buenos Aires fue el gran
receptor de la diáspora italiana en las últimas décadas del siglo XIX hasta la
mitad del XX en Argentina, un país que se preparó con tierras, trabajo duro,
salarios y leyes para recibir a los inmigrantes del mundo. Y los ´tanos´ del
norte, del sur, obreros, campesinos, cultivadores, panaderos, albañiles y
profesores, fueron la comunidad más representativa al momento de poblar y crear
la identidad argentina actual.
Reencuentro familiar. Muchos de los inmigrantes del Neptunia se quedarían en la capital que ya contaba con más de 2 millones de personas, pero otros seguirían. Palmira se adentró a la Provincia de San Luis para reencontrase con Reinaldo, quien laboraba en las canteras con un tipo de piedra muy particular, granito azul y negro, un oficio artesanal transmitido por generaciones en Ponte. Ahí, con la familia junta, Palmira laboró como muchas mujeres, preparando la comida para los obreros de la cantera. Y en Naschel nacería su segunda hija, Rensa Cavalet.
3.Rensa, Palmira, Américo y Reinaldo. 4. Palmira y Reinaldo.
Los Cavalet Bernardi en Mar del Plata. Luego saltaron hastaUnquillo (Córdoba), con sus hermosas sierras y magnífico clima, y a Tolosa, fuente de provisión de piedras para la construcción de ese populoso suburbio de La Plata, hasta llegar a Mar del Plata. Y en esa joven ciudad balneario que empezaba a brillar como destino turístico a finales de los treinta, donde estaba en auge la construcción de los tradicionales ´chalets Mar del Plata´, a partir de la materia prima extraída de las canteras que la rodean, Reinaldo, Palmira, Américo y Rensa echarían raíces, mientras al otro lado del Atlántico su familia italiana empezaba a vivir la pesadilla de la Segunda Guerra Mundial (*7).
1946. Los Cavalet Bernardi en las escalinatas de la Rambla. Al fondo el Hotel Provincial y el Casino Central del Mar del Plata.
Piedra a piedra. Y en medio de ese
paisaje atravesado por las sierras que se abandonan en las aguas justo en Mar
del Plata, la joven pareja con sus propias manos y el
corazón, tallaría con el cincel esas piedras que son únicas por su diversidad
de tonos y colores, para levantar su casa en Primera Junta, un barrio despoblado
cercano a una cantera, con calles de tierra y sin acueducto, pero que con los
años crecería y quedaría ubicado a 20 cuadras del centro y a unas 25 cuadras de
los barrios más cotizados.
Don Reinaldo. Y fue el lugar donde Orlando Rinaldo Cavalet pasó a conocerse como ´don Reinaldo´, famoso por ser gran jugador de bochas en su querido Club Urquiza y donde este picapedrero que andaba en bicicleta y con acento italiano, también haría la fachada de piedra de la casa de su hija Rensa (6*) y su esposo Roberto Noguera, quienes serían los padres de Oscar y Claudio.
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5.Rensa Cavalet Bernardi 6. Américo Cavalet Bernardi. 1946 7. Palmira y Américo.8.Rensa con su marido Roberto y Américo con su esposa Iris
Américo y el Neptunia. Y en ese puerto sobre el Mar Argentino, el joven inmigrante italiano hizo su vida, Américo se casó con Iris Rodríguez en 1953 y tuvieron a Daniel Eduardo y Ricardo Alberto; y ahí montaría su Joyería y Relojería Neptunia: ¨Durante casi toda su vida Neptunia fue su referencia más importante y el logo del negocio fue un buque cruzando el Océano. Ahora valoro la importancia de ese nombre, de ese viaje en la historia de mi padre, a pesar de haber sido tan pequeño cuando llegó a Argentina¨, dice su hijo Daniel Cavalet.
Los nonnos. Aunque a la ´nonna´ Palmira y a don Reinaldo les llegaron los años y cuatro nietos, su aventura amorosa les perduraría toda la vida, una vida dura pero alegre en la casa donde cada noche compartieron una copita de grapa mientras hablaban en el dialecto de su tierra, fieles a sus ancestros. Ellos, como muchos inmigrantes, no volvieron a su lugar de origen, ni a sus afectos primarios y esa sensación de pérdida los acompañaría siempre, pero fueron parte importantísima de la historia argentina. Los sobreviven en Argentina sus cuatro nietos Daniel Eduardo y Ricardo Alberto Cavalet, y Oscar y Claudio Noguera; sus bisnietos Lucía, Julián, Ramona y Joaquín Cavalet, Ariel, Ignacio, Romina, Rocío y Mathías Noguera. Y dos tataranietos, Olivia y Simón.
Don Reinaldo
La nonna Palmira
La casa. Allí tendrían un gallinero y una huerta en un terreno baldío vecino. Él prepararía su vino de uva chinche, de la parra que cubría el patio. Y en esa casona, al lado de su mujer, él moriría por una afección pulmonar relacionada con su profesión antes de los sesenta años.
Américo, Iris, Ricardo y Daniel en la Joyería y Relojería Neptunia.
La nonna Palmira. Ella lo sobrevivió hasta los 90 años, aficionada a escuchar por radio los partidos de fútbol de Estudiantes de la Plata y la Juventus de Italia; a leer libros y ver cine del lejano oeste, a jugar las cartas, el Siete y medio y la brisca, y a cocinar las recetas de su tierra para sus nietos, como aquella Polenta que llevaba en bollos para comer en el camino a la escuela, el conejo y la tortilla de queso.
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9.Periódico italiano ´Voce amica del mio paese´ 1992
Palmira fue feliz en la vida que escogió, su centro fue su familia, la italiana y la argentina, su norte fueron sus dos hijos, Rensa y Américo, y sus 4 nietos serían sus cómplices. Siempre mantuvo los lazos con Ponte Nelle Alpi y su hermana Elide, dos años menor que ella, a través de cartas y un boletín de noticias. Parte importante de red de los afectos de los paisanos, fueron su hermana María y sus sobrinos Tony y Chochi Piai de Mendoza. Ella vivió bien, sobre todo en sus últimos años y siempre con esa nostalgia de la tierra perdida, la hermana que habitaba lejos en su querida Italia; hermana cercana en Mendoza y su hermano en la lejana Colombia.
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10.Palmira y Antonio Bernardi en Mar del Plata.11. María, Antonio y Palmira en Mendoza.
Gran alegría. Una de las más grandes alegrías al final de sus días para los tres hermanos Bernardi, Palmira, María y mi abuelo Antonio, sería su reencuentro en tierras argentinas en enero de 1976, luego de más de 50 años de su despedida en Ponte. Mi tía Italia, lo calificaría como un viaje inolvidable en el que se agotó el vino en las neveras de los primos de Mar del Plata y Mendoza, con eternas sobremesas, llenas de risas, gritos y un afecto que desbordaba cada día compartido… pero ese reencuentro de tres naciones, Italia, Colombia y Argentina, amerita un capítulo aparte, como también la relación de fraternidad que se forjó entre sus descendientes.
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12.Casa de Rensa Cavalet (izq.) y Roberto Noguera, a la vuelta de la casa de la nonna Palmira, junto a Fica Vidal, Gladys y Regina Bernardi. 13 y 14. Grupo familiar Mar del Plata 1976.
Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Fuentes citadas. *Gracias a la narración de los dos nietos de Palmira, Oscar Noguera y Daniel Cavalet, como también de algunas anécdotas de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi, se ha reconstruido esta historia. Con el apoyo de Jorge Alonso Rengifo en la digitalización del archivo fotográfico de la familia. (1*) Palmira Bernardi de Cavalet, nació el 17 de octubre de 1908, en Paluc, la finca familiar en Ponte Nelle Alpi (provincia de Belluno) y murió en su casa del Mar del Plata el 15 de octubre de 1998.(2*) Reynaldo Cavalet, nació en Ponte Nelle Alpi el 27 de diciembre de 1904. Sus padres fueron Antonio Cavalet y Francesca Francech. Murió en Mar del Plata aproximadamente en 1966 (Argentina).
La historia de Antonio Bernardi De Fina (1*) en
Colombia durante el conflicto bélico mundial más sangriento del siglo XX, es como
la de muchos inmigrantes italianos que vivieron una época verdaderamente
complicada en los países del continente americano
donde habían echado raíces.
1939. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial ya era reconocido el trabajo innovador de este constructor italianode 39 años, en tres regiones del país donde dejó su impronta. En Manizales (a*) con Papio Bonarda & Co(c*) y en Armenia (b*) e Ibagué con su propia firma (2*), introdujo las estructuras de ferro concreto en las obras que edificó con un estilo contemporáneo y perdurables en el tiempo, tres de ellas fueron declaradas muchos años después BICN (Bien de Interés Cultural de la Nación – d*). Asimismo, Bernardi le cambió la cara a estas tres ciudades desde el aspecto urbanístico ya que pavimentó sus calles centrales en concreto e instaló las redes domiciliares subterráneas de acueducto y alcantarillado (*3).
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1. Alcantarillado de Manizales 1927. 2 y 3. Maqueta y construcción de la Plaza de Mercado de Armenia en 1935. 4. Estación del ferrocarril de Armenia hacia 1929 y atrás el Castillo Getsemaní. 5. Fachada del Teatro Tolima inaugurado en 1940.Estas tres obras fueron declaradas BICN – Bien de Interés Cultural de la Nación.
Patrimonio y familia. En esos 13 años que llevaba residiendo en territorio colombiano, Antonio creó un sólido patrimonio económico y se casó con la normalista caldense, Camila Ospina (1a*), con quien tenía cuatro hijos colombianos, Regina (10), Gladys (8), Italia (4) y Mainardo (1). En medio de la incertidumbre, él tomó medidas para proteger a su familia italiana en la medida de sus posibilidades, recibió en su casa y oficina de constructor a su sobrino mayor, Teodoro Bernardi, de 18 años, quien viajó para evitar ser llamado a filas por el ejército italiano; y envió hasta Ponte Nelle Alpi (Belluno) con recursos para mamá Regina (4*) a su hermano menor, Mainardo (5*), con quien había trabajado en Manizales y Armenia.
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Gladys, Italia y Regina
a. Antonio Bernardi y Camila Ospina se casaron en 1928 en Manizales. b y c. Regina, Gladys y Teodoro saliendo de misa un domingo de 1942, Antonio los llevaba al Parque Nacional.
10 de junio de 1940. Hacía pocos meses la familia se había instalado en Bogotá, cuando Camila escuchó un ´extra´ por la radio, ¨la Italia fascista ingresaba oficialmente a la guerra al lado de la potencias del Eje¨. Ella misma aún no dimensionaba el gran riesgo que su esposo italiano corría en su país. Él, por su parte, a la preocupación constante por la suerte de su familia italiana ante la escasez de cartas que llegaban de cuando en vez y censuradas, ahora se le sumaba el bienestar de su familia colombiana y el acceso al trabajo.
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d. Antonio en la Estación del Funicular en Bogotá, un domingo de 1943 aprox. f. Paluc, la finca familiar en Ponte Nelle Alpi (Belluno) g. Mamá Regina, la madre de Antonio en Ponte Nelle Alpi.
Colombia: «neutral, pero no indiferente«. El gobierno liberal de Eduardo Santos (1938-1942) fijó su posición en concordancia con EE.UU., declaró enemigos potenciales a japoneses, alemanes e italianos que vivían en el país, quienes para la época sumaban unos 12 mil, de ellos unos 1.500 italianos. A partir de ese momento se empezó a sentir la mano dura contra estas tres comunidades.
Amico & Bernardi en Bogotá. ¨Al estallar la Guerra la situación de mi papá se volvió muy difícil, nos fuimos a vivir a Bogotá en 1940, donde constituyó la firma Amico & Bernardi con su amigo italiano Mario Amico, quien en su condición de nacionalizado, sí podía negociar con el Estado. Las oficinas eran en el Edificio Cubillos, con ellos ingresó a trabajar mi primo Teodoro, quien era dibujante¨: evoca Italia Bernardi.
Antonio y Camila intentaban llevar una vida normal, matricularon a Regina, Gladys e Italia en el Colegio El Carmelo y se blindaron con un círculo íntimo integrado por la hermana, Teresa Ospina y su esposo, el mecánico italiano, Mario Mirkow y el matrimonio de Natalia Sorzano y Mario Amico.
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h. Mainardo, Camila y Antonio, 1945. i. Los dos concuñados, Mario e Italo Mirkow adelante y atrás Antonio y Mainardo Bernardi. j. Italia en su primera comunión en Bogotá. k. l. Frente al Colegio El Carmelo en la piscina de patos y en suba, Regina, Gladys e Italia con sus amigas las Hernández, las Caro y Lilia Jaramillo en 1944.
Regina Bernardi, quien para ese entonces tenía 11 años, añade: ¨la época de la Guerra fue muy dura y de muchas privaciones, como mi padre no se nacionalizó como hicieron muchos, no podía participar en licitaciones públicas. Se le impidió movilizarse libremente por el territorio nacional, cada 8 días debía reportarse y la Policía irrumpía en nuestra casa en cualquier momento. Nos prohibieron tomar clases de italiano y las reuniones de la colonia italiana¨.
Diciembre de 1941. La tensión diplomática fue subiendo a alerta naranja y así lo registró la prensa mundial y nacional, un día los titulares se centraron en la lista negra de personas y empresas que emitió EE.UU., otro día se enfocaron en el ataque japonés a la base de Pearl Harbor, y luego dedicaron páginas enteras a la declaración de guerra de Norteamérica a los países del Eje.
Arriba: Corriere della Sera del 10 de junio de 1940 y El Siglo, 9 de diciembre de 1941. Abajo, Diario El Colombiano, lunes 8 de diciembre de 1941.
Colombia no se quedó atrás, rompió relaciones con Alemania, el Imperio del Japón y el Reino de Italia, envió soldados para apoyar a los Aliados; y firmó un decreto en enero de 1942 para congelar cuentas bancarias, embargar comercios y confiscar bienes de alemanes, italianos y japoneses domiciliados en nuestro país «para resarcir a Colombia por los perjuicios de guerra«. (*6)
Un cerco asfixiante. ¨Todos los bienes a nombre de mi padre, como la maquinaria, fueron decomisados. Se salvaron una finca cafetera en el municipio de Circasia ( e*- Quindío) y nuestra residencia en el Bosque Calderón Tejada en Bogotá, que estaban a nombre de mi madre. Su movilización en el país estaba limitada a Bogotá, donde permanentemente era requerido por la Policía y registrado con el objeto de saber si tenía propaganda política. En nuestra casa había un afiche de Mussolini que fue escondido bajo la cama de la empleada del servicio hasta que terminó la guerra¨: agregó Italia Bernardi.
La presidencia turbulenta de Alfonso López Pumarejo (1942-1945). Entre 1942 y 1943 la opinión pública nacional aplaudió la expulsión de buena parte de los ciudadanos del Eje y se atemorizó cuando la batalla naval del Atlántico extendió sus tentáculos hasta cerca de la Isla de San Andrés, donde aparentemente submarinos nazis hundieron tres goletas colombianas: Resolute y Roamar, en junio y julio de 1942 y Ruby, en noviembre de 1943. La mayoría de los colombianos aprobó que para finalizar ese año, el gobierno declarara el ¨estado de beligerancia¨ y ordenara la detención de los alemanes y japoneses que vivían acá.
A pesar de todas las medidas, Antonio Bernardi y los arquitectos constructores, Salomón Aquino y Mario Amico, con la firma ABC, lograron construir obras importantes en Bogotá. La sede de las Hermanas Maristas, detrás del Palacio Presidencial; varios edificios: Stella (Cra 6 con Calle 11), La Salle en Chapinero y Colón en el centro. Y estructuras para el Matadero Central y residencias familiares.
Edificio Colón construido por la empresa de Antonio Bernardi en Bogotá a inicios de la década del 40.
Campo de concentración de Fusagasugá. Cuando
la guerra entró en el quinto año, la peor amenaza estaba aún por llegar a la
casa de los Bernardi, cada día rezaban
para que el papá no fuera confinado en el campo de concentración que el
Gobierno habilitó entre 1944 y 1945,en
el hotel Sabaneta de Fusagasugá, a unos 80 kilómetros de Bogotá. Y donde
permanecieron recluidos alrededor de 100 ciudadanos alemanes, japoneses y
algunos italianos, hasta el final de la contienda bélica.
Texto del Diario Oficial del 9 de marzo de 1944: (…) por el cual se señala un Señálese el hotel ¨Sabaneta¨, Municipio de Fusagasugá, Departamento de Cundinamarca como lugar de concentración para extranjeros de que se trata el Decreto, 2643 de 1943 ( …)
La posguerra. El mes de mayo de 1945 marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de los países del Eje, pero para nada el retorno a la normalidad y menos, de la paz. Con los años de la posguerra llegó un nuevo orden mundial e Italia vivió grandes transformaciones políticas y sociales. Para Antonio, fue trágico el saldo familiar en su patria, un sobrino desapareció en un submarino y su hermano Mainardo Bernardi De Fina, nunca llegó a Ponte Nelle Alpi para apoyar a la familia, fue brutalmente asesinado en el puerto de Guayaquil.
En Colombia, a los ciudadanos del llamado Eje, el gobierno no les devolvió las propiedades confiscadas y las escrituradas a amigos o socios, salvo excepciones, tampoco retornaron a sus dueños originales. En los meses y años que se sucedieron, cada vez fueron más persistentes la tensión y la violencia, que resintieron la vida cotidiana de los Bernardi durante sus 8 años de estadía en Bogotá. Su adiós a la Capital y el retorno a la finca en Circasia se daría luego del ´Bogotazo´en 1948 (*7), para luego dar el salto definitivo a Cali. Esa será otra historia!!!
Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina y arquitectaMaría Eugenia Beltrán.
Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia se han reconstruido las vivencias de la familia Bernardi Ospina en esa época; y Jorge Alonso Rengifo Bernardi por el trabajo de digitalización del archivo fotográfico de la familia Bernardi Ospina.
FAMILIA BERNARDI OSPINA: (*1) Antonio Bernardi de Finaconstructor italiano nacido en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900) y fallecido en Cali, Colombia (25-03-1977). Hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller, murió en 1918) y (*4) Regina De Fina Zitran de Bernardi (nació en 1865 y murió en Ponte Nelle Alpi – Belluno en 1955).(1a*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, en el antiguo Gran Caldas, hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). Regina Bernardi nació en Manizales el 24 de julio de 1929, actualmente vive en Cali. Gladys Bernardi nació en Manizales el 11 de mayo de 1931 y murió el 8 de abril de 2002 en Cali. Italia Bernardi nació en Armenia el 18 de enero de 1935, actualmente vive en Cali. Mainardo Bernardi Ospina, nació en Armenia el 19 de febrero de 1938 y falleció en Cali el 28 de enero de 2011.
(a*) Los municipios del eje cafetero colombiano,Manizales (fundado en 1849) y (*b)Armenia (fundado en 1889) pertenecían al antiguo departamento del Viejo Caldas (1905 y 1966).(c*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitectura, ingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, participó en la modernización de Manizales en los años 20: construcción de la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional.(d*) Listado de Bienes Declarados Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, actualizado al 5 de diciembre de 2019. Grupo de Investigación y Documentación de Patrimonio del Ministerio de Cultura.(*e)La finca ´La Rústica´ de la familia Bernardi Ospina en Circasia, Quindío, entre 1935 y 1953.
(*2) Artículo Teatro Tolima, 80 años de una joya con el sello Bernardi, publicado en el blog La Bernardi,el cual se narra el periodo 1938 – 1940 de las obras construidas por Antonio Bernardi en Ibagué y la vida de la familia en esa ciudad.
(*3) Apartes del
libro Fragmentos de la
Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio
Bernardi de las
arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. Páginas 34 y 35.
(2010).
(*5) Mainardo Bernardide Fina, nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (25-5-1905), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Guayaquil (Ecuador) hacia 1940.
La
primera noche que abrió el telón del Teatro
Tolima en febrero de 1940, fue con el Presidente de Colombia, Eduardo Santos (1938 – 1940) acompañado
de la primera dama, Lorencita Villegas
de Santos, quienes cortaron la cinta protocolaria y presidieron la gala en
ese magnífico escenario de arquitectura Art Déco, que levantó en Ibagué hace 80
años, mi abuelo constructor, Antonio Bernardi De Fina, y que hoy permanece en
pie testigo de una época y protagonista de muchas funciones.
Mi
madre, Regina Bernardi, una niña de 10 años, con sus hermanitas Gladys (7) e
Italia (4) despidieron desde la ventana de su apartamento sobre la Carrera
Tercera, la misma calle del Teatro, a mi abuela Camila Ospina que lucía un
vestido largo de terciopelo negro y guantes, y mi abuelo, con un frac negro,
perfecto para sus 1.85 de estatura. La inauguración fue inolvidable para esa
pareja sentada en butacas de primera fila.
Fachada Déco del Teatro Tolima (1940) y detalles ornamentales. Dibujo digital: Janeth Restrepo (2010).Fuente: Grupo de Investigación E.ArC. (*3)
La contratación de Antonio Bernardi. Para 1938, el ingeniero Bernardi vivía con su familia en Armenia (1*), donde llevó a cabo la primera gran renovación urbana del centro histórico de esa pequeña ciudad cafetera (1930 – 1936) (2*). Con esas credenciales fue contratado para ejecutar en forma simultánea en la Capital Musical de Colombia, el Teatro Tolima y un tramo del acueducto municipal, dos obras enmarcadas en un plan de embellecimiento y ´modernización´ que emprendieron las fuerzas vivas de esa población de provincia.
Teatro Tolima. Los ibaguereños ya habían disfrutado en pleno centro, en la calle del Comercio, la vía que conduce al Parque Bolívar y donde confluían la movida comercial, política, educativa y social de la época, de un escenario de espectáculos de renombre, el Teatro Torres (1915).
Hacia los años treinta ¨las vanguardias decorativas y compositivas del siglo XX se manifestaron en Ibagué, lo cual condujo a la construcción del Teatro Tolima en 1940 según el diseño Déco de la firma Cuellar-Serrano-Gómez, el Palacio de Justicia protomoderno diseñado por Germán Tejeiro en 1944, las viviendas del barrio La Pola y las quintas del barrio Belén y el centro que acentuaron las variables zig-zag, streamline y exóticas del art decó¨. (3*)
Complejo cultural. Y fue así como se tomó la decisión de reemplazar el viejo teatro y en ese mismo terreno de propiedad del Departamento, levantar el nuevo Teatro Tolima, labor encargada al ingeniero italiano Antonio Bernardi entre 1938 y 1940. Este complejo cultural constó de un conjunto volumétrico: bloque frontal de tres pisos, que junto con el acceso principal y los accesos laterales conformaron la fachada principal. (4*).
La sala tenía tres niveles y 874 sillas, escenario, foso, espacio de tramoya y proscenio, y una casa estilo paisa de dos pisos, para camerinos y recibidor de grupos artísticos. (4*).
Monumento Nacional. Casi 20 años después de la partida de Antonio Bernardi (1977), el Teatro Tolima fue elevado a la categoría de Patrimonio Nacional, por el presidente Ernesto Samper Pizano, el 17 de abril de 1996 (5*). Y luego pasaría a integrar el listado de inmuebles, Patrimonio Material, considerados BICN (Bienes de Interés Cultural de la Nación), por el Ministerio de Cultura (6*). Hoy en día es el único escenario habilitado para la presentación de eventos de las artes escénicas en el departamento del Tolima. (7*)
Al Teatro Tolima de la Gobernación, se le considera uno de los seis escenarios más importantes del país. Tiene mil sillas luego de la remodelación de 1997. (7*)
El acueducto de Ibagué. A sus 38 años mi abuelo había hecho un aporte innovador en materia de servicios públicos ya en dos capitales del eje cafetero, en Manizales y Armenia hizo canalización subterránea para incrustar la tubería y pavimentar en concreto (2*).
Su experiencia comprobada en este campo de la ingeniería, le permitió en 1938,celebrar un segundo contrato, este conla Junta de Alcantarillado y Pavimentación de Ibagué, en el marco de «El plan urbanístico Ibagué Futuro 1935«, según consta en la Notaría Primera, ¨para la construcción de un tramo del acueducto municipal con los planos diseñados por el ingeniero José Romero Casas, y aprobados por la Dirección Nacional de Higiene, en un espacio comprendido entre las carreras primera y segunda, las calles sexta y 20 y las transversales entre carreras segunda y tercera…¨. (3*)
El trasteo de la familia Bernardi
Ospina. Con los dos contratos
firmados y la determinación de mi abuelo de participar activamente en la renovación
urbana de otra población, la familia italo colombiana hizo maletas de nuevo y
fijo su residencia en Ibagué, en las estribaciones de la Cordillera Central, con
sus cuatro pequeños hijos, el menor Mainardo, apenas de meses.
Antonio y Camila, puente de Chicoral
Antonio y Mainardo
Alicia Ospina y Mainardo
Gladys, Italia y Regina
Paseo al río en Gualanday
Transcurrió un primer año tranquilo en medio de la amabilidad de la sociedad ibaguereña y algunos amigos de la Colonia Italiana, durante los cuales las dos hijas mayores, Regina y Gladys, fueron matriculadas en el Liceo Femenino de la señorita Margarita Pardo y hasta celebraron su primera comunión. También ingresaron al Conservatorio del Tolima a clases de música e italiano. La familia recibía visitas frecuentes de sus parientes cercanos de Manizales, asistían a las fiestas en el Club Campestre y, por supuesto, los paseos al río Coello, en el corregimiento Gualanday, era uno de sus destinos favoritos.
Regina y Gladys
Vientos de guerra. Pero ya para 1939, los Bernardi empezaron a sentir en esa ciudad intermedia en el centro del país, que los vientos de la guerra que soplaban desde el viejo continente los estaban alcanzando. En el mes de febrero, Antonio, Camila con sus dos hijos, Regina y Mainardo, viajaron en carro hasta al puerto de Buenaventura (Valle del Cauca), para darle la bienvenida a Teodoro Bernardi, el sobrino proveniente de Ponte Nelle Alpi (Belluno), que cumplió 18 años en el barco que partió de Génova y que llegaba a estas tierras para alejarse de la contienda que estaba a punto de estallar.
A Bogotá. Terminadas y entregadas las dos obras encomendadas, el Teatro Tolima y una parte del acueducto de Ibagué, mi abuelo y su familia pasan esa página de sus vidas, y en 1940 inician una nueva etapa en la Capital de la República, Bogotá, cuando la Segunda Guerra Mundial ya dejaba una estela de horror en Europa y no presagiaba nada bueno para los italianos en territorio colombiano, porque ya las puertas se le estaban cerrando en esta tierra que estaba más cerca de los Aliados que de los países del Eje. Esa será otra historia que pronto contaremos.
Diseño de gráfica: Paula Henao.
Obras y palabras citadas:Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia, se han reconstruido los hechos vividos por la familia Bernardi Ospina en esa época.(1*) Armenia perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, luego pasó a convertirse en la capital del nuevo departamento del Quindío. (2*) Apartes del libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. Páginas 3 y 7. (2010) (3*) Descripción y plano de la fachada, publicados en la investigación Interacciones conceptuales y estilísticas en la arquitectura del periodo republicano. Ibagué, Colombia, 1893-1945. Andrés Francel Delgado y José Alejandro Ojeda. (Arquitectura y Urbanismo. Vol. XX VII, No 3, septiembre- diciembre 2016). (4*) Hechos históricos del Teatro Tolima, en la página oficial. http://www.teatrotolima.com/historia.htm (5*) Decreto 708 del 17 de abril de 1996 por el cual se declara como Monumento Nacional el Teatro Tolima de Ibagué, Tolima. ¨… Que dicha edificación fue construida entre 1938 y 1942 bajo los planos del arquitecto Elí Moreno, se constituye en un testimonio importante de la vida cultural de Ibagué y conserva en buen estado todos los espacios y detalles de construcción y decoración del denominado periodo Art-Deco…¨. (6*) Listado de Bienes Declarados Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, actualizado al 5 de diciembre de 2019. Grupo de Investigación y Documentación de Patrimonio del Ministerio de Cultura.
(7*) Declaración de Carlos Emilio Díaz Cárdenas, profesional especializado de la Dirección de Cultura – Gobernación del Tolima, responsable del manejo y programación del Teatro Tolima.
Hace 72 años, cuando los Bernardi Ospina tomaban un respiro luego de los seis años de zozobra vividos en la Segunda Guerra Mundial ante las medidas adoptadas por el Gobierno Colombiano contra los italianos (1939-1945), se verían envueltos en los sucesos del 9 de abril de 1948, en la noche más larga que dividió la historia del país en dos y que cambió el rumbo de la familia.
Relato familiar. A través de las voces de mi madre Regina y mi tía Italia Bernardi, y de los que partieron pero están presentes en los recuerdos de narraciones escuchadas con mis hermanos y primos, cada vez que se acercaba un aniversario más de ese 9 de abril, intentaré reconstruir cómo transcurrió y los días que siguieron para ellos.
La estructura del Hotel Tocarema de Girardot fue construida por Antonio Bernardi, con el apoyo de su sobrino Teodoro Bernardi.
Mi abuelo, en Girardot. La familia retomaba el control de sus vidas, mi abuelo italiano, Antonio Bernardi (48 años*), ya podía desplazarse libremente sin ser ´tachado´ de enemigo por el Estado, y como constructor que era trabajaba en la estructura del Hotel Tocarema en Girardot, acompañado de su sobrino italiano, Teodoro (27), quien había llegado al país hacia 1939 para no participar en la S.G.M.
Gladys, Antonio y Regina Bernardi en Girardot 1948.
La Bogotá de la década del 40. Era el lugar de residencia del resto de la familia, una capital con más de 350 mil habitantes y aires de progreso que se reflejaban en sus cafés, su vida cultural y los tertuliaderos, como también en una agenda política y una opinión pública muy beligerantes. Mi abuela Camila (43), Quita, regentaba el hogar como buena caldense, con mano estricta y austera, en la casa construida por mi abuelo, en el Bosque Calderón Tejada, que se salvó del despojo del Gobierno a las propiedades de italianos, japoneses y alemanes durante la S.G.M., porque la escritura estaba a su nombre.
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Bogotá. Arriba 1945: Camila e Italia. Al lado, 1947: Sola, Antonio Bernardi, Graciela y Camila Ospina. 1946. (en los extremos) Las hijas Gladys y Regina Bernardi de Camila Ospina (centro) y sus hermanas , Teresa (izq.) y Alicia (derecha) en el barrio Santa Teresita Alto.
Las hijas mayores, Regina (18), mi mamá, había terminado su bachillerato comercial y mi tía Gladys (16)cursaba Arte y Decoración, en la recién abierta Javeriana Femenina. Mi tía Italia (13) estudiaba en el Colegio El Carmelo y mi tío Mainardo (10), en el de La Salle.
Antonio y Camila. Italia y Mainardo Bernardi en Bogotá.
La prensa y la política. La radio tenía gran presencia en los hogares colombianos. Los bogotanos se enteraban de las noticias de luchas obreras, sindicatos y comunismo internacional en los diarios extranjeros y en los nacionales, El Siglo, El Tiempo y El Espectador, seguían los debates de liberales y conservadores. Los Bernardi llevaban una vida alejada de ese bipartidismo, el padre era extranjero y la madre aún no podía votar.
Agasajo de recibimiento a un personaje en la Delegación Italiana, Calle 64 con Carrera 7, Regina, Camila y Antonio. 1946.
Gaitán. La política estaba al rojo vivo, los liberales se retiraron del
gobierno conservador del presidente Mariano Ospina Pérez (1946-1950) y sobresalía
como candidato de un Partido Liberal fraccionado, un hombre del pueblo, Jorge Eliécer Gaitán, penalista
estudiado en Roma, gran orador de plaza pública inspirado en Benito Mussolini y
un caudillo que encarnaba la esperanza popular como lo demostraba en sus
marchas multitudinarias.
IX Conferencia Panamericana. Bogotá se había preparado con obras urbanísticas y arquitectónicas como anfitriona de esta cita continental que sería laantesala de la OEA, con representantes de 21 países, como el líder del Plan para la recuperación de Europa, el general Marshall. Esa primera semana de abril también se realizaba un congreso de estudiantes contra el imperialismo ´yanqui´, con el joven militante Fidel Castro que alcanzó a reunirse con Gaitán, quien había sido excluido de la Conferencia.
Las largas horas del 9 de abril de 19481 p.m. Nada o todo presagiaba lo que estaba a punto de suceder, Bogotá fue sacudida del letargo del medio día, con la noticia del atentado a Gaitán, a la entrada del edificio donde se hallaba su despacho, a manos de Juan Roa, quien murió linchado por la muchedumbre.
2:05 p.m. ¨Mataron a mi padrecito Gaitán”, gritó la empleada de la
casa, así se enteraron mi abuela y mi madre, del hecho que daría paso al
´Bogotazo´. Mi mamá narra que esa mujer campesina, cogió el cuchillo más grande
de la cocina, rompió el tanque del agua caliente que estaba encima de la estufa
de carbón mineral y salió gritando a la calle.
Ella nunca regresó, tal vez escuchó la arenga de aquellos que se
tomaron la Radiodifusora Nacional
para organizar, sin éxito, las fuerzas liberales, y se sumó a esa multitud que
se formó por la Carrera Séptima y avanzó durante una tarde eterna, acabando e
incendiando establecimientos oficiales como particulares, camino al Capitolio Nacional para exigir la renuncia del
presidente Ospina Pérez.
La tía Italia que tenía 13 años, recuerda: ¨a esa hora sonaron las campanas del colegio El Carmelo, en el barrio Chapinero, para avisarnos del asesinato de Gaitán, y notificarnos que no podíamos salir porque Bogotá se había revelado. Por la radio le decían al pueblo que atacara las ferreterías y saliera con machetes a la calle.
La gente asaltó el recién inaugurado Palacio de Justicia con sus archivos y del Ministerio de Comunicaciones colgaban por las ventanas escritorios y sillones.Luego supimos que la casona de la Javeriana Femenina, detrás del palacio presidencial, fue reducida a cenizas, no volvería a abrir sus puertas, por lo que mi hermana Gladys no pudo continuar su carrera. La multitud en ese levantamiento asaltó el comercio, los bares y las licorerías y se emborrachó, ahí perdió sus metas. Se subió a las torres de las iglesias con fusiles, la policía se volteó, le entregó armas al pueblo y se puso en contra del ejército que salió a la calle y no los dejó llegar hasta el Palacio.
7 p.m. Sobre esa hora cayó un aguacero espantoso, como la gente había volteado e incendiado los tranvías, el fuego se propagó por el centro pero no hubo necesidad de que salieran los bomberos, el agua los apagó.
10 p.m.Tuvimos que esperar con mi hermano Mainardo, hasta que nos recogieran a pie mi mamá y mi tío Mario Mirkow, (italiano casado con mi tía Teresa Ospina). Él nos llevó luego con Regina y Gladys, a ver cómo había quedado al centro, era aterrador, los tranvías incendiadoscon las ruedas hacia arriba . Sigo sin entender cómo acabaron el medio más importante de movilización de los bogotanos con la destrucción de los rieles que atravesaban la ciudad de norte a sur y viceversa, eso fue tenaz¨.
10 de abril. Sin noticias de mi abuelo que seguía en Girardot, mi abuela con sus 4 hijos, le hicieron frente a la situación: ¨Bogotá fue un caos, no salimos durante tres meses, no hubo buses y escondieron los taxis. Cerraron plazas de mercado y tiendas de barrio¨, anota Italia, mientras Regina rememora: ¨no se conseguía carne, pollos ni huevos, yo tenía un novio que cada mañana nos traía pan ya que vivía al frente de una panadería y unas cuantas papas, entre los vecinos éramos muy solidarios¨.
Italia cuenta que: ¨en nuestro barrio repartía la leche el general Piedrahíta, el carbón don Julio de Brigard, dueño de Carboneras en Usaquén. Todo sin costo alguno. Mi mamá guardaba un billete de 50 pesos como ahorro, que nunca utilizó pensando que mi papá no fuera a regresar a pesar de la insistencia de mi hermana Gladys¨.
Finales de abril de 1948.Mi abuelo estaba desesperado sin comunicarse con su familia en Girardot, con el transporte intermunicipal suspendido, sin teléfonos ni conexión posible y la violencia bipartidista que se había extendido a otras regiones. Casi al mes llegó en tren a la Estación de la Sabana, con Teodoro y un costal de comida.
Empezaría para entonces la ´Época de la Violencia´, un capítulo largo y sangriento y llegaría la recesión económica para nuestro país . Finaliza la tía Italia este relato: ¨a mi papá se le acabaron los contratos, por tanto era momento de tomar decisiones, resolvió con el visto bueno de mi mamá, vender la casa de Bogotá e irnos a vivir a la finca en Circasia un año. En 1950 nos instalamos en Cali, pero esa será otra historia…¨.
Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.Fuentes citadas.Gracias a la narración de mi madre y mi tía, Regina e Italia Bernardi, se han reconstruido los hechos vividos por la familia Bernardi Ospina en esa época. Hay fragmentos de un trabajo realizado por Claudia Rengifo Gayerre, para su colegio.Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina.
(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).
Mi
bisabuela vivió no una, sino las dos guerras mundiales en Italia. Fue viuda por
casi 40 años. De sus 8 hijos, 5 emigraron a América y no retornaron. Al final ella
solo esperaba al cartero, en la puerta de su casa de campo.
Mamá Regina. Cuentan que su apellido era de origen francés y que partió de su pueblo en la frontera de la otrora Yugoslavia, en un coche de caballos rumbo a un pueblo en la provincia de Belluno, Ponte Nelle Alpi, a iniciar su vida de casada con papá Teodoro, mi bisabuelo, en Paluc, la finca de los Bernardi, donde ella viviría hasta el final de sus días.
Regina De Fina y Teodoro Bernardi
Paluc
Para
ese entonces, la italiana era una sociedad patriarcal y machista, conservadora
y católica en las últimas décadas del siglo XIX, en un país recientemente
unificado. Ya se imaginarán cuál sería el papel destinado a la mujer.
El matrimonio. Escuché que mi bisabuelo fue maestro y tenía una plaza en Venecia; y que mi bisabuela manejaba la casa, criaba ovejas y sembraba cereales en un pedazo de tierra, en medio de las montañas del norte de Italia. Allí transcurrió la vida de ambos, tuvieron sus hijos, tres de ellos a finales del siglo XIX, Virgilio, Luigi e Ida, y los cinco restantes en los primeros años del XX, mi abuelo Antonio, María, Palmira, Mainardo y Élide.
La Gran Guerra en los Alpesitalianos. Cuenta la historia familiar que fue en Ponte Nelle Alpi, ese poblado alpino frente a las Dolomitas, que la historia del mundo con toda su crueldad, sacudió a nuestros bisabuelos. En mayo de 1915, Italia entró con los aliados a la Primera Guerra Mundial y abrió el frente alpino contra el gran Imperio Austro-húngaro. Y fue en las trincheras del propio vecindario que peleó para defender a su país y proteger su hogar, su hijo Antonio, mi abuelo, quien aún no alcanzaba la mayoría de edad.
La Brigada Alpina en la Primera Guerra Mundial. Mi abuelo Antonio Bernardi era veterano de la Primera Guerra Mundial.
La madre viuda. A meses de finalizar la Guerra, el destino le asestó a mamá Regina su primer golpe, el 18 de enero de 1918, Teodoro Bernardi, su esposo falleció víctima de la gripe, la pandemia más devastadora de la historia que en solo un año mató entre 40 y 100 millones de personas. En Italia se calcula que murieron alrededor de 400 mil personas.
La posguerra y la migración. Italia, era un país agrícola y pobre en las primeras dos décadas del siglo XX. Fueron sus mujeres, entre ellas mi bisabuela y sus hijas, quienes reconstruyeron la familia y el campo. Y ellas también, quienes despidieron para América a esposos, hijos y hermanos, en su mayoría de áreas rurales y ciudades de provincia, que salieron a buscar fortuna.
Sur América el destino de 5 Bernardis. Mamá Regina vio marchar a cinco de sus hijos. El mayor, Virgilio, partió a los campos petrolíferos de Venezuela, ahí la malaria lo venció. Mi abuelo Antonio se quedó a vivir en Colombia con su nueva familia. Tras él vino Mainardo, con quien trabajó en el ramo de la construcción y cuanto éste planeaba retornar para llevar recursos a la familia en Italia ante la amenaza de la Segunda Guerra Mundial, desapareció en el puerto de Guayaquil. Años después encontraron su cuerpo en el río Guayas. Las dos hijas María y Palmira, con sus esposos e hijos, vivirían en Mendoza y Mar del Plata, Argentina y ahí morirían al lado de sus familias.
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1.Mamá Regina en Italia. 2. Camila Ospina, Antonio, Mainardo y Regina Bernardi de niña en Manizales, Colombia. 1930. 3. María y Palmira Bernardi con sus hijos Tony y Américo en los años 30, en Italia.
Las estaciones pasaron. En medio de la inestabilidad política y las transformaciones sociales de los años veinte y treinta, mi bisabuela viuda, acompañada de su hija menor Élide y la familia del hijo mayor, Luigi, vio pasar muchas estaciones en la finca, y con la nostalgia de los ausentes presenció los cambios que Italia sufrió en esa época, desde el nacimiento del fascismo hasta el ascenso de Mussolini y las Camisas Negras al poder.
La tarde del 10 de junio de 1940, ella tal vez escuchó con horror por la radio, que el Duce sumergió a la Italia fascista en la Segunda Guerra Mundial al lado de la potencias del Eje junto a Alemania. Y otra vez la locura de una confrontación bélica global llegó hasta la puerta de Paluc, los Alpes fueron el escenario de la primera batalla del Ejército Real Italiano, donde se enlistaron sus nietos, unos en la División Alpina y otros en la Regia Marina, donde un nieto desaparecería en un submarino. Y luego despidió a otro nieto, a Teodoro Bernardi para Colombia antes de prestar el servicio militar. Y ella en la finca con su hija, nuera y nietas, padecieron la capitulación italiana y la ocupación de las Fuerzas Armadas de los Aliados. Cuenta que la bisabuela escondía debajo de las camas a las mujeres jóvenes de la familia al paso de los estadounidenses.
Ida Bernardi y su familia
Luis, Mainardo y Teodoro Bernardi
Mamá Regina y su hija Élide en Paluc
Y en medio del caos de Segunda Guerra Mundial,
se enteró y sufrió las consecuencias de la caída del Imperio Italiano y de
Benito Mussolini; de la Guerra Civil Italiana, la caída de la Monarquía y del
nacimiento de la República; de las tensiones habituales entre el norte
industrializado y el sur agrícola.
Madre en la distancia. Cuentan que ella hasta sus casi 90 años, esperó noticias de los suyos a un océano de distancia, encomiendas y cartas que llegaron con meses de retraso, en muchos casos cortadas y censuradas, con el anuncio de nuevas familias y fotografías de nietos nacidos en tierras americanas, como una nieta colombo italiana que lleva su nombre, mi madre Regina Bernardi.
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La puerta de Paluc
4, 5 y 6. Mamá Regina en la finca Paluc, con su hija menor Élide. 6. Con su hijo Luigi y su nuera Ángela.
Ella como tantas otras mujeres vestidas de negro como una marca por las heridas de las guerra, encarnaron la fuerza de la gran figura materna de la ´mamma italiana´ que hemos visto en el cine italiano, de la madre en la distancia que aceptó su destino con dignidad y resignación. Extraña combinación.
PD: Cuentan que mi abuelo Antonio, quien residía en Cali, se enteró muchos meses después que su madre había partido el 15 de octubre de 1955, cuando llegó una carta de su hermana Élide. Eran otros tiempos y otros medios de comunicación.