El entierro del bisabuelo

Cuentan en mi familia qué a mi bisabuelo, Luis María Ospina Arcila, se le corrió la teja los últimos años, y que sus once hijos sólo se dieron por enterados cuando vieron el edificio que construía en un despeñadero de un paraje en medio de la nada, donde papá Luis literalmente se había dedicado a enterrar el dinero que recogía por la venta del ganado de sus fincas en tierras caldenses.

Cuentan en mi familia qué a mi bisabuelo, Luis María Ospina Arcila (1*), se le corrió la teja los últimos años, y que sus once hijos sólo se dieron por enterados cuando vieron el edificio que construía en un despeñadero de un paraje en medio de la nada, donde papá Luis literalmente se había dedicado a enterrar el dinero que recogía por la venta del ganado de sus fincas en tierras caldenses.

El tratamiento. A inicios de 1943, mamá Anita (2*), mi bisabuela, tomaría le decisión emprender el largo y difícil camino de Manizales a Bogotá con parte de su numerosa prole, para llevar a papá Luis con un galeno recién llegado de Europa, quien se había vuelto famoso por experimentar con sus pacientes una nueva terapia a punto de electrochoques para devolverles la razón con esos terribles sacudones eléctricos en el cerebro.

En Bogotá. Los bisabuelos se hospedarían varios meses con su hija Camila Ospina (3*) y su yerno italiano, el constructor Antonio Bernardi (5*), en su residencia del barrio Bosque Calderón Tejada, donde los nietos, Regina, Gladys, Italia y Mainardo, se encariñarían con ese niño abuelo que los llevaría de caminata al cerro y que sembraría una huerta en esos terrenos baldíos, tal vez con la nostalgia por su campo. 

Y así, poco a poco, papá Luis se perdería en los recovecos de su memoria que lo llevarían de una época a otra, cuando huérfano de padre a los doce años saldría de Aranzazú a colonizar la zona de Dosquebradas; cuando adquiría la primera de sus haciendas, El Bosque; cuando se casaría antes de finalizar el siglo XIX, con una de las hijas de la familia de la finca vecina, en 1899; y cuando uno a uno fueron llegando los hijos y las hijas…

La muerte. A los seis meses de estadía en la capital de la República, ese arriero recio y trabajador, exhalaría su último suspiro a los 73 años, el 9 de julio de 1943, en el cuarto de sus nietas, Gladys e Italia Bernardi. Italo Mirkow, su pequeño nieto de 5 años, se encargaría de anunciar “se murió el abuelo” a todo el clan de los Ospina Mejía que había viajado para estar presente en sus últimos días, mientras subía y bajaba las escaleras de la gran casona.

Los gritos y sollozos de esas nueve hijas y los lamentos de esos dos hijos paisas, sacarían de la tranquilidad habitual a ese vecindario bogotano ´estirado, donde a las pocas horas de la muerte, desfilarían parientes y amigos para asistir a la velación de papá Luis en medio de rezos y oraciones y mucho caldo de gallina y tinto para pasar de largo, esa noche.

Entierro en chiva. Pero más aterrados quedarían en el barrio cuando en la fría madrugada, se parquearía una chiva en plena calle, ese colorido bus escalera que solo se veía en las plazas de los pueblos y en los empinados caminos de la geografía nacional para el transporte de campesinos y sus cosechas. Observarían como sus dos vecinos italianos, Antonio Bernardi y Mario Mirkow (6*), acompañados de sus cuñados, Antonio Luis y Lorenzo, sudaban subiendo con lazos y poleas los dos cajones del féretro de papá Luis y lo amarraban al techo.

A Manizales. El lloroso cortejo fúnebre de las hijas, Carmen Emilia, Benigna, Camila, Pastora, Teresa, Luisa, Emelia, Alicia y Graciela (4*), vestidas de negro riguroso, ocuparía las sillas con trastos y trebejos, incluidas las bacinillas y el fiambre para las paradas técnicas obligatorias de ese triste retorno.

El par de concuñados italianos dirían adiós a sus esposas y a la parentela Ospina, sería uno de los pocos momentos en los que ellos sentirían gran alivio de no poder sumarse a esa penosa misión de conducir el ataúd del suegro hasta Manizales por el confinamiento impuesto por las autoridades en la Capital de la República. Como estaban en plena época de la Segunda Guerra Mundial, a estos dos extranjeros les estaba totalmente prohibido moverse libremente por el territorio colombiano, ya que eran considerados enemigos del Estado Colombiano.

La sociedad manizalita y familiares de Pereira, Armenia, Circasia y Dosquebradas, se movilizarían hasta la morada de los Ospina Mejía en pleno centro, para despedir a ese hombre que había levantado su patrimonio a pulso, que dejaba como herencia seis fincas cafeteras y ganaderas en el Viejo Caldas y varios predios en esa ciudad a donde había arribado con su familia veinte años atrás a lomo de mula para instalar una compra venta de café.

La familia política. Las seis hermanas del difunto llegarían a exigirle a su cuñada, mi bisabuela, abrir el doble cajón sellado con cuatro clavos para despedirse de papá Luis, sin embargo, ella que no sobrepasaba el metro y medio y era una mujer muy dulce, fue la primera vez que impondría su autoridad para impedirlo, porque el formol ya empezaba a perder su efecto de conservación del cuerpo. Mamá Anita despacharía a la familia política con esta frase: “muerto el ahijado acabado el compadrazgo”.  

La Velación. Cuentan que fue tanta la gente que subió a la sala principal para la velación por el eterno descanso de mi difunto bisabuelo, qué ante el peso de los visitantes, cedió la segundo planta durante el primer día del Novenario. ¡La casa se desfondó! Una multitud despediría hasta su última morada, una tumba en el Cementerio San Esteban, al patriarca del clan de la familia Ospina Mejía.

*Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época.

Familia Ospina Mejía(1*)Luis María Ospina Arcila, papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá (2*)  Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, mamá Anita´: 1877 Pácora – julio 22 de 1963 Manizales. (3*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).  Carmen Emilia Ospina de Ocampo: diciembre 1 1900 – abril 3 de 1987 ManizalesMaría Benigna Ospina de Restrepo: junio 27 de 1903 – abril 3 de 1991 MedellínPastora Emilia ´Aporita´ Ospina de Gómez: agosto 11 de 1906 – julio 24 de 1991 ManizalesTeresa Ospina de Mirkow: octubre 7 de 1907 –  febrero 14 de 1993 Bogotá. Antonio LuisOspina: diciembre 21 de 1908 – marzo 20 de 2001 CaliMaría Luisa Ospina de Lobo, mayo 21 de 1910 – enero 18 de 1987 Bogotá. María Emelia Ospinade Botero: marzo 19 de 1912 – febrero 7 de 1999 Manizales. Alicia Ospinade Villegas: 27 de febrero de 1915 – mayo 20 de 1997 Manizales. Lorenzo de Jesús Ospina: octubre 21 de 1919 – abril 3 de 1984 PereiraGraciela Ospina de Moya: septiembre 16 de 1921- octubre 28 de 2013 Cali.

 (5*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller) y Regina De Fina Zitran. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (6*) Mario Mirkow: 2 de diciembre de 1903 en Trieste, 1977 en Bogotá.

En este artículo está la historia de la familia Ospina Mejía.

La historia del constructor inmigrante, Antonio Bernardi, por Rai Italia

En el programa «L’Italia con voi» que destaca a los italianos por el mundo, cuentan la historia de vida de Antonio Bernard🇮🇹, un ingeniero bellunese que llegaría a Colombia🇨🇴 para establecerse en 1926. En esta emisión, Ernestina Dalla Corte destaca su legado urbanístico y arquitectónico, bastante innovador para la época, en varias ciudades colombianas

En el programa «L’Italia con voi» que destaca a los italianos por el mundo, cuentan la historia de vida de Antonio Bernard🇮🇹, un ingeniero bellunese que llegaría a Colombia🇨🇴 para establecerse en 1926. En esta emisión, Ernestina Dalla Corte destaca su legado urbanístico y arquitectónico, bastante innovador para la época, en varias ciudades: Manizales, Armenia, Ibagué, Bogotá, Girardot y Cali. Tres de sus muchas obras fueron declaradas Bien de Interés Cultural de la Nación (BICN), o sea monumentos nacionales: la Estación del Ferrocarril y la Plaza de Mercado de Armenia (demolida) y el Teatro Tolima en Ibagué.

Emisión del 18 de junio de 2021, del programa «L’Italia con voi´de Rai Italia. Hacia los 5 minutos arranca la narración sobre Antonio Bernardi

La presentadora ha descrito a Antonio como un Romeo por las colinas que debía hacer en las empinadas calles de Manizales para poder visitar hacia 1927 a su joven novia, Camila Ospina, con quien se casaría luego de recibir la certificación de soltería del párraco de Ponte Nelle Alpi.

El constructor Antonio Bernardi De Fina, nació en PonteNelle Alpi (Belluno 06-10-1900) y murió en Cali, Valle del Cauca, Colombia (25-03-1977).

Un barrio, un colegio, una ciudad: 1954

Éste no sería un año cualquiera, dejaría muchas marcas a su paso: el constructor italiano, Antonio Bernardi, excavaría los cimientos su edificio en el barrio El Peñón donde le daría la bienvenida a su primer nieto y viviría hasta el final de sus días; Cali se consolidaría como Capital Deportiva con la realización de los VII Juegos Atléticos Nacionales y Colombia al fin le concedería el derecho al voto y a ser elegidas a las mujeres y se inauguraría la televisión pública con Rojas Pinilla, una dictadura que ya había empezado a mostrar fracturas ante la opinión pública.

Éste no sería un año cualquiera, dejaría muchas marcas a su paso: el constructor italiano, Antonio Bernardi (*1), excavaría los cimientos su edificio en el barrio El Peñón donde le daría la bienvenida a su primer nieto y viviría hasta el final de sus días; Cali se consolidaría como Capital Deportiva con la realización de los VII Juegos Atléticos Nacionales y Colombia al fin le concedería el derecho al voto y a ser elegidas a las mujeres y se inauguraría la televisión pública con Rojas Pinilla, una dictadura que ya había empezado a mostrar fracturas ante la opinión pública.

El edificio Bernardi. En la margen derecha del río Cali, en los altos del sector de El Peñón (*A), por los lados de la quebrada Los Suspiros, Antonio Bernardi a sus 54 años, compraría un lote para cumplirle a su esposa Camila Ospina (2*), la promesa de volver a tener techo propio. Ese año excavaría los cimientos y echaría plancha con varios obreros quienes lo habían seguido mientras él levantaba edificaciones de diversos usos en varias ciudades de Colombia desde cuando llegó a este país en 1926 (B*).

Con el mismo novedoso sistema de construcción de sus otras obras, el ferroconcreto, Antonio haría el edificio Bernardi, diagonal a la Avenida Circunvalar y a solo tres cuadras de la Avenida Colombia. Cuando los dineros escasearon a finales de 1954, los Bernardi Ospina se trasterían aún en obra negra al tercer piso. Y para terminarlo Antonio solicitaría un préstamo a 20 años con el Banco Central Hipotecario que religiosamente pagaría cada mes en cuotas de $700 pesos, hasta pocos años antes de morir.

Un poco de historia del barrio El Peñón

Antonio y Camila, con tres de sus hijos, Gladys, Italia y Mainardo (*4), llegarían a vivir a su nuevo vecindario del oeste de clase media, un sector que tomó su nombre de una roca gigantesca y con una historia que se remontaba a una hacienda y su casona, propiedad del padre de Jorge Isaac, donde el escritor colombiano terminaría su novela cumbre, María (1867) cuando Cali era apenas un villorio.

En los albores del siglo XX, mucho antes de constituirse en barrio (1964), El Peñón tenía gran movimiento comercial con una trilladora de café, una fábrica de hielo y una planta de bebidas gaseosas y procesamiento de sidra holandesa, conocidas mucho después como Postobón. Además contaba con el Charco del Burro, un balneario natural con chorrera incluida, para el tradicional ´baño de río´ de la muchachada caleña que asistía en masa hasta que desapareció sin ninguna explicación para la ciudad, al desviar el río para alargar la Avenida Colombia en épocas de la dictadura. Luego en esos terrenos se construiría el Museo La Tertulia (1968).

Colegio de la Sagrada Familia. A media cuadra del edificio Bernardi estaría el primer colegio femenino de Cali, creado por dos hermanas belgas de la Providencia, Atanasia Derneden y Fortunata Palome y ocho religiosas ecuatorianas. El plantel primero operaría frente a la iglesia Santa Rosa (1907) cuando esta ciudad no era capital y este departamento no existía; para los años veinte las hermanas trasladarían la institución al bello edificio republicano de tres pisos con capilla, arcos, corredores interiores y su gran patio central que construirían en toda una manzana, a cargo del ingeniero italiano Ruggero Rizzeto.

El ingeniero italiano Ruggero Rizzeto, constructor del Colegio de la Sagrada Familia en el barrio El Peñón de Cali.

El colegio sería el marco perfecto para uno de los costados de la ´Plazuela de El Peñón´, para ese entonces atravesada por 4 calles y el tráfico de la ciudad.

Muchas colegialas caleñas estudiarían en esa sede de El Peñón y serían formadas por las religiosas como “dignas damas de la sociedad y excelentes madres de familia”. En ella se graduaría de Comercio Superior (1953) Italia Bernardi a sus 18 años, para trabajar como secretaria general de Confecciones Hércules y apoyar su familia. Hacia 1959 Adolfo Prieto Bernardi, el primer nieto los Bernardi Ospina, también ingresaría a la Sagrada Familia, al primer kínder mixto que habría para los niños de Cali.

Serían varias las instituciones educativas que funcionarían en ese pequeño barrio, el Colegio Santa Rita del Peñón y la Escuela Isaías Gamboa. Frente al río estaría el Colegio El Amparo (hoy Hotel Intercontinental) de la congregación franciscana, que desde 1914 daría refugio en sus dos plantas a niñas y jovencitas que lo requerían.

Italianos en El Amparo. Ese sería albergue en 1954, para un grupo de inmigrantes italianos de Parma recién llegados y en busca de trabajo. La comunidad italiana apoyaría la integración de sus paisanos a la sociedad vallecaucana de diferentes maneras, con clases de español y con aquellas veladas vespertinas con baile, tarantelas y preparaciones de la madre patria, en la sede del Centro Italiano frente a la iglesia La Merced, donde era común encontrar a la jovencita Italia entablando amistades y aprendiendo palabras de italiano.

En esas calles por las cuales vecinas como Gladys Bernardi y Fica Vidal se movilizarían en los buses Rojo y Crema y Rojo Plateado para ir a sus oficinas en la Plaza de Caycedo, era familiar ver caminando a Antonio Bernardi, quien hacía una parada casi casi que obligatoria y a diario en El Cairo, la tienda sobre la Circunvalar, para tomarse una copa de aguardiente como aperitivo antes del almuerzo, mientras al caer la tarde los fines de semana pasaba acompañado de su esposa Camila, rumbo a la loma de San Antonio.

El vecindario de los Prieto Bernardi. Y a eso de las 5 de la tarde cuando el sol se ocultaba, pasearían los recién casados, Álvaro Prieto (*5) y Regina Bernardi, con su primer bebé, Adolfo y luego con las pequeñitas Maritza y Liliana, por los lados de los tanques y el parque del Acueducto o del estadero el Obelisco para disfrutar la brisa fresca de los Farallones y comer empanadas vallecaucanas a orillas del río.

1954: La Capital deportiva de Colombia

A esa Cali que dormía siesta al medio día después de un buen sancocho de plátano guineo y que la movían la música y el deporte, se la tomaría el frenesí para terminar a tiempo el Coliseo Evangelista Mora y las Piscinas Olímpicas Alberto Galindo Herrera de la Unidad Deportiva y las obras de remodelación del Estadio Pascual Guerrero en el barrio San Fernando, todos ellos escenarios oficiales de los VII Juegos Deportivos Nacionales.

Causaría gran revuelo la llegada de cerca de tres mil deportistas de 25 delegaciones por vía terrestre y en los 38 vuelos que aterrizarían en Calipuerto, el aeropuerto de esa época ubicado sobre la carretera Cali-Candelaria.Entre los 9 mil espectadores que llenaron el estadio ese sábado 17 de julio para la fiesta inaugural, se encontrarían dos parientes, Ricardo Prieto Díaz (*5) y Mainardo Bernardi Ospina(*C), figuras del baloncesto que le dieron grandes triunfos al uniforme rojo y blanco.

Ricardo y Mainardo… y el baloncesto. Ricardo con el seleccionado masculino de mayores le devolvería el título al departamento en el Campeonato Nacional de Básquet de 1950. Y Mainardo, quien se destacaba a sus 16 años en el equipo del Colegio San Luis y luego como capitán de la Selección Valle Juvenil y de mayores, conduciría al departamento a lo más alto del pódium en el Nacional de Básquet de 1958 y los VII Juegos Deportivos Nacionales de 1960.

Desde las graderías los dos concuñados deportistas aplaudirían con emoción la entrada del medallista panamericano portando la llama olímpica, el caleño Jaime Aparicio, y durante el desfile de atletas al gran favorito de las justas, el conjunto vallecaucano. Y con temor durante la pomposa ceremonia de inauguración que nombraría a María Eugenia Rojas como madrina de los juegos, ellos escucharían el discurso del presidente de la República, el teniente general, Gustavo Rojas Pinilla.

La dictadura en su primer año

El país estremecido apenas se reponía de la masacre hacía unas pocas semanas de los 18 estudiantes de la Universidad Nacional que marchaban pacíficamente por la Carrera Séptima de Bogotá a manos de una patrulla militar. En medio de la censura a los medios y la represión a sus contradictores, el Gobierno militar inauguraría la televisión pública el 13 de junio de 1954, a las 9 p.m. como su caja de resonancia ya que Rojas Pinilla había conocido los alcances de esta caja mágica durante una visita a la Alemania Nazi.

El voto femenino. Por motivos más políticos que de igualdad de género, la Asamblea Nacional Constituyente aprobaría el Acto Legislativo N.° 3 del 25 de agosto  de 1954 que le concedería a la mujer el derecho al voto y a ser elegida, aunque las colombianas no saldrían a sufragar sino hasta el plebiscito de 1957, o sea 3 años después. Pero esa es otra historia…

Fuentes citadas. *Agradecimiento a mi madre, Regina, y a mi tía, Italia Bernardi, por compartir sus recuerdos. Archivo fotográfica de las familias Bernardi y Prieto. Fotografías antiguas de diarios de la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero y el Fondo Archivo del Patrimonio Fotográfico y Fílmico del Valle del Cauca.

(*A) Documento de consulta. Historia de Cali en el siglo 20: sociedad, economía, cultura y espacio. Édgar Vásquez Benítez. Universidad del Valle 2001.

 (*1)Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller) y Regina De Fina Zitran. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (*2) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda, hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (*3) Los 4 hermanos Bernardi Ospina: Regina Bernardi de Prieto nació en Manizales el 24 de julio de 1929 y el 19 de diciembre de 1953 se casaría con Álvaro Prieto Díaz, padres de Adolfo, Maritza Fernanda, Liliana, Mauricio e Isabella. Vive en Cali actualmente. Gladys Bernardi nació en Manizales el 11 de mayo de 1931 y murió el 8 de abril de 2002 en Cali. Italia Bernardi nació en Armenia el 18 de enero de 1935, actualmente vive en Cali. Mainardo Bernardi Ospina, nació en Armenia el 19 de febrero de 1938 y falleció en Cali el 28 de enero de 2011. (*4) Álvaro Prieto Díaz, nació el 13 de septiembre de 1925 en Miranda (Cauca) y falleció el 6 septiembre de 1993, en Cali (Valle del Cauca). (*5 ) Ricardo Prieto Díaz, hermano de Álvaro e hijo de Manuel José Prieto y Teresa Díaz, nació el 15 de marzo de 1927 , en Miranda (Cauca) y murió el 12 de febrero de 2017, en Palmira (Valle del Cauca), se casó con Silvia Guzmán el 19 de septiembre de 1964.

(*B) Para conocer sobre las obras de Antonio Bernardi en el territorio colombiano visitar la sección Antonio Bernardi.
(*C)

1951 – 1953: la boda y la dictadura

1951. En un ´agua´elulo´ bailable de esa Cali de poco menos de 300 mil habitantes se ennoviarían Regina Bernardi y Álvaro Prieto, en un Valle del Cauca que emergía como potencia deportiva y de reinas de belleza, con Leonor Navia Orejuela como primera señorita Colombia y en un país revolcado ante la renuncia del presidente Gómez y el primer campeón de la vuelta a Colombia en bicicleta, Efraín Forero.

1951. En un ´agua´elulo´ (*9) bailable de esa Cali de poco menos de 300 mil habitantes se ennoviarían Regina Bernardi y Álvaro Prieto, en un Valle del Cauca que emergía como potencia deportiva y de reinas de belleza, con Leonor Navia Orejuela como primera señorita Colombia y en un país revolcado ante la renuncia del presidente Gómez y el primer campeón de la vuelta a Colombia en bicicleta, Efraín Forero.

Los Bernardi Ospina. La mayor de los hermanos, Regina (*1), llamada así en honor a su abuela paterna italiana (*3), estaba recién desempacada con su familia en esta ciudad (mayo de 1950) que se expandía por los 4 puntos cardinales pero que giraba alrededor del centro, su Plaza de Caicedo, el río Cali y el puente Ortíz, el Hotel Alférez Real, el Teatro Municipal, el Batallón Pichincha y la Ermita. La jovencita de 21 años era dependienta del Centro Singer de Costura (*10) que abría el mercado de las nuevas máquinas de coser para las amas de casa caleñas a través del sistema de cuotas.

Empanadas bailables. Todo empezó cuando Nelly Sanclemente invitara a Regina, su compañera de trabajo, a unas empanadas bailables porque en Cali toda reunión de barrio o fiesta en club social era y sigue siendo con baile. Y en esas vespertinas caseras los muchachos ingerían ron con coca cola y las chicas lulada (*9) y las parejas bailaban en el salón con las radiola y los vinilos (long play), bajo la mirada vigilante de la madre anfitriona quien se acercaba al oído a  las señoritas para advertirles de ¨distancia y categoría¨, ante el acercamiento inapropiado del parejo.

Con porros y cumbias de Lucho Bermúdez y Pacho Galán, boleros y sones de la Sonora Matancera y el ritmo que se tomaba las pistas latinas, el cha cha cha, Regina a sus 21 años conocería a Álvaro Prieto Díaz (*2), un joven de 26 años recién aterrizado de EE.UU. de estudiar Negocios y Economía en la Universidad de Luisiana (LSU), vinculado a Fabre, compañía distribuidora de máquinas de escribir, sumadoras  y calculadoras de última tecnología.

1952. Álvaro demostraría a lo largo de un año sus intenciones respetables como pretendiente de la hija mayor de los Bernardi Ospina, para que doña Camila (*4) le permitiera ingresar a la casa como novio de Regina e invitara a las fincas familiares, ´La Rústica´ en Circasia (Quindío) y El Bosque en Dosquebradas, (Risaralda *6). La suegra, como buena paisa tradicional, también averiguaría entre su red de amigas y parientes en la ciudad la procedencia de la familia Prieto Díaz de Miranda (Cauca) y los negocios del padre, Manuel José Prieto (*7), como hacendado de caña y productor de panela. 

Don Antonio Bernardi (*5), el padre italiano y constructor de profesión y quien se recuperaba del primer infarto a sus 50 años, era mucho más permisivo con las amistades masculinas de las 3 hijas por su personalidad alegre y festiva. Él estaba a cargo de la construcción de la fábrica Celanese y se abría camino con proyectos independientes, como el edificio Magasun (Av. Colombia con Calle 7) del español Mariano Gutiérrez y algunas casas en los barrios del momento, Granada, Versalles y Santa Mónica.

1953. Sin embargo como a doña Camila le preocupaba garantizar a largo plazo la estabilidad económica de la familia, los Bernardi venderían la finca ´La Rústica´ y comprarían un lote en el barrio el Peñón, a tres cuadras de la Avenida Colombia, para que Antonio hiciera un pequeño edificio como vivienda familiar y se rentaran los otros apartamentos.

Golpe de Estado. Colombia vivía en medio de la borrasca política y la persecución a la prensa, el mapa del país estaba ensangrentado por la lucha feroz entre liberales y conservadores y la crisis de gobernabilidad era mayúscula. Mariano Ospina, el primer presidente elegido por sufragio directo, cerraría el Congreso en 1949  y Laureano Gómez asumiría en 1950 pero al año siguiente dejaría su cargo por problemas cardíacos.

El sábado 13 de junio de 1953, el país tendría tres presidentes durante 8 horas: Urdaneta, Gómez y el teniente coronel Gustavo Rojas Pinilla, quien asumiría el poder y sería recibido con las puertas abiertas en el Palacio de la Carrera y gran alborozo por la mayoría de los colombianos cuando a la media noche anunciara por la Radio Difusora Nacional la pacificación del país ya como comandante de las Fuerzas Militares.

Pedida de mano. El 19 de julio de 1953, Álvaro pediría la mano de Regina en una ceremonia simbólica en la cual el cura bendeciría las argollas en este primer encuentro entre los Bernardi y los Prieto. Doña Camila comenzaría los preparativos para la boda con un presupuesto muy medido, entre ella y su hija Gladys, diseñarían y coserían los vestidos y las faldas amplias con enaguas almidonadas del ajuar para que la novia cumpliera con las múltiples invitaciones y despedidas de soltera.

Las tías Ospina Mejía en Manizales aportarían al ajuar de lino para la tercera de las sobrinas que se casaba y confeccionarían manteles bordados en punto de cruz y carpetas tejidas con guardas de crochet, mientras la abuela materna, mamá Anita, calaría delicadamente en su tambora gigante, las sábanas blancas de género marcadas con las iniciales de los novios.

El compromiso y entrega de tarjetas de invitación desencadenaría una apretada agenda a lo largo de cinco meses para los novios y sus hermanos, ya que Gladys e Italia Bernardi harían de chaperonas en compañía de Elías y Ricardo Prieto, para ir a cine, a los ríos Pance y Aguaclara, a comer pandobono en las fuentes de soda, a la finca de los Prieto en Miranda y a bailar a los grilles.

La boda. A las 7.30 a.m. de ese sábado 19 de diciembre, mientras las notas nupciales despertaban a los vecinos de la colina y la pequeña capilla barroca de San Antonio, la más emblemática de la capital vallecaucana, Regina entraría del brazo de don Antonio en su sastre blanco a media pierna y su ramo de orquídeas del Valle. Y saldría de la mano de Álvaro como una mujer casada por esa puerta desde la cual divisaría Cali, hacia la pequeña recepción preparada en la residencia familiar Bernardi, para atender a los invitados con un desayuno elaborado por las mujeres de la familia Bernardi y las tías Ospina.

Finales de 1953. La guerra de Corea había llegado a su fin, la mayoría de los 12 millones de colombianos disfrutaban aún de la  luna de miel en los primeros siete meses de la dictadura de Rojas Pinilla y los recién casados partían a la Costa Atlántica en su viaje de bodas. Álvaro y Regina  fijarían su residencia a orillas del río Cali en esa ciudad vigilada desde hacía dos meses por el monumento a Cristo Rey (*11)  y que se preparaba para ser la sede de los VII Juegos Atléticos Nacionales (1954) para consolidarse como la capital deportiva de Colombia.

Ilustración y animación de portada. Paula Henao. 

Fuentes citadas. * Agradecimiento a Regina e Italia Bernardi, mi madre y tía, por compartir sus recuerdos. Archivo fotográfica de los Bernardi y los Prieto Bernardi.   Fotografías antiguas de diarios de la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero y el Fondo Archivo del Patrimonio Fotográfico y Fílmico del Valle del Cauca.

(*1) Regina Bernardi de Prieto nació en Manizales el 24 de julio de 1929 y el 19 de diciembre de 1953 se casaría con Álvaro Prieto Díaz, padres de Adolfo, Maritza Fernanda, Liliana, Mauricio e Isabella. Vive en Cali actualmente. (*2) Álvaro Prieto Díaz, nació el 13 de septiembre de 1925 en Miranda (Cauca) y falleció el 6 septiembre de 1993, en Cali (Valle del Cauca). (*3) Regina De Fina de Bernardi, nació en 1865 y murió en Ponte Nelle Alpi (Belluno) en 1955.  (*4) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda, hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (5*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller) y Regina De Fina Zitran. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (*6) La finca ´La Rústica´ de la familia Bernardi Ospina en Circasia, Quindío, entre 1935 y 1953 y la hacienda El Bosque en Dosquebradas, Risaralda, cuna de los Ospina Mejía, pertenece a los bisnietos de Luis María Ospina, la familia Ocampo Estrada. (*7) Manuel José Prieto, nació el 12 de junio en 1880 y murió en marzo de 1958 en Cali. Su padre era Afanador Sánchez y su madre Avelina Prieto se casó con Teresa Díaz y fueron los padres de Álvaro Prieto. Era el propietario de las fincas de caña el Pitayo, la Cañada y La Primavera.

 (*9) ´Agua´elulo´: en Cali a las fiestas vespertina de barrio se les llamaba así, inspirada en la lulada, la bebida que se prepara con la fruta del lulo. (*10) Centro Singer de Costura (Carrera 9 con Calle 10) (*11) Monumento a Cristo Rey realizada por los maestros italianos Adelindo y Alideo Tazzioli e  inaugurada el domingo 25 de octubre de 1953.

Ver artículos anteriores.

La lasaña a la ´Bernardi´ y el postre de coco de Gina

La pasta llegaría América con cada inmigrante italiano que cruzó los mares y trajo consigo las recetas de su mamma y su nonna. A finales de los años veinte del siglo pasado, llegaría Antonio Bernardi a territorio colombiano y se casaría en Manizales en 1928 con la jovencita de Camila Ospina, y sería ella con las instrucciones de su esposo, quien prepararía los platos tradicionales de la región del Véneto y de la mesa de mamá Regina, en Paluc, la casa familiar de los Bernardi Defina, en Ponte Nelle Alpi (Belluno).

Así como la pasta fue introducida en Italia por los musulmanes del gran imperio turco otomano o por Marco Polo en sus viajes a la China como cuentan las múltiples teorías sobre el origen de este ícono de la cocina italiana, lo cierto es que a América llegaría con cada inmigrante italiano que cruzó los mares y trajo consigo las recetas de su mamma y su nonna.

A finales de los años veinte del siglo pasado, llegaría Antonio Bernardi a territorio colombiano y se casaría en Manizales en 1928 con la jovencita de Camila Ospina, y sería ella con las instrucciones de su esposo, quien prepararía los platos tradicionales de la región del Véneto y de la mesa de mamá Regina, en Paluc, la casa familiar de los Bernardi Defina, en Ponte Nelle Alpi (Belluno).

Cuentan que la abuela Camila tenía una sazón exquisita y reprodujo las fórmulas de su suegra en forma muy acertada, teniendo en cuenta que se abastecía en aquellos mercados locales de las ciudades donde vivieron entre 1930 y 1970. Eran las épocas en que los menú internacionales no hacían parte de las mesas de las familias colombianas, tiempos en los que las Guerras Mundiales y las políticas proteccionistas de la economía en Colombia no permitían la importación de productos.

O sea que con los tomates, los quesos, las carnes y los embutidos que Camila y sus hijas encontraban tenían que preparar polenta al conejo sin conejo sino con pollo; risotto sin arroz arborio sino con arroz común y la lasaña con la pasta que aprendió hacer y que luego se encontraría en los anaqueles de los supermercados.

La tradición y el toque de las ´Bernardi´ pasarían de generación en generación en la familia Bernardi Ospina, primero con Regina, Gladys e Italia, luego con sus hijas y sobrinas, Maritza, Liliana e Isabella Prieto Bernardi y  Paola Bernardi Madriñan, hasta ahora a la cuarta generación con Melina Campo Prieto y Verónica Vallejo Prieto.

La elaboración de la lasaña para cuanta celebración se les ocurriera en una familia bastante festiva, requería de muchas manos para una logística dispendiosa durante un largo día en la cocina para hervir, mantener en cuentos de agua fría y luego secar la pasta de la lasaña, preparar las dos salsas y armar por capas muchas refractarias. Pero eso sí, el éxito del menú siempre está garantizado, los comensales siempre repiten.

Lasaña a la ´Bernardi´

Receta de Maritza Prieto Bernardi.

Ingredientes para 8 personas. 400 g pasta para lasaña, 250 g de queso mozarella tajado, 100 g de queso parmesano y 450 g de jamón. 

Salsa roja: 250 g de tocineta, 125 g de mantequilla, 1 cebolla cabezona grande, 4 dientes de ajo, orégano, albahaca, 1 pizca de pimienta, 1/2 cucharadita de sal, 1 cucharadita azúcar, 400 g de pasta de tomate y 3 tomates maduros. Se corta la tocineta en trocitos y se pone a freír en la mantequilla, se licúan la cebolla y el ajo y se agregan a la sartén donde está la tocineta ya frita, se sofríen en la grasa que soltó la tocineta. Se añaden la pasta de tomate disuelta en 1/2 L de agua, los tomates bien maduros pelados y en trozos, sal, azúcar, orégano, albahaca y pimienta. Se cocina media hora hasta que el color de la salsa se oscurece.

Salsa bechamel: 1 L de leche, 150 g de harina, nuez moscada rallada, cebolla cabezona, dos dientes de ajo y 125 g de mantequilla. Se licúan la cebolla y el ajo y se sofríen en la mantequilla, aparte se calienta 3/4 de la leche y se le agrega el sofrito. Se disuelve la harina en el otro 1/4 de leche al clima y cuando la leche con el sofrito están calientes se le añade a fuego lento y se revuelve hasta que espese. Al final se le echa la pizca de nuez moscada rallada.

Armada de la lasaña. En una refractaria grande se inicia la armada, se unta con mantequilla el fondo y las paredes y con un cucharón se agregan 3 cucharadas de salsa bechamel. En un recipiente con leche se van mojando las hojas de la pasta y se cubre el fondo de la refractaria encima de la salsa bechamel, esta capa de pasta se cubre con una capa de jamón cortado en pedazos, luego va una capa de queso mozarella bañada con la salsa roja y una capa de queso parmesano. Arriba otra capa de pasta remojada en leche capa de jamón y capa de queso mozarella bañada con salsa bechamel y queso parmesano. Encima de toda capa de pasta de lasaña remojada en leche va la capa de queso parmesano. Ya queda lista para hornear y gratinar. Si la lasaña ya armada se guarda en la nevera de un día para otro quedará con mejor sabor.

El postre de coco de Gina

Receta de Liliana Prieto Bernardi

Regina Bernardi de Prieto, Gina para sus nietos, preparaba en cada Navidad para la mesa donde el clan de los Bernadi se juntaba para celebrar, este postre que hoy una de sus hijas, Liliana, nos comparte.

Preparación: se pone en una paila el azúcar y el agua hasta que el almíbar de punto de ojo. Luego se le agrega el coco rallado y 2 rajitas de canela. Aparte se bate la yema con la leche. Y la clara se bate a punto de nieve. Cuando ya va a estar se le incorpora la yema que se bate con la leche previamente, por último se le echa la mitad de la clara de huevo batida. Se revuelve y se echa en un molde refractario con el resto de la clara batida encima y las pasas. Se mete al horno un ratico para dorar la clara.

Nota. Las dos recetas fueron suministradas y preparadas por dos de las nietas de Antonio y Camila, la lasaña por Maritza Prieto Bernardi desde la ciudad de Cali y el postre de coco, por Liliana Prieto Bernardi desde Quito.

El inicio de una década en la Sultana del Valle

Ese lunes primero de mayo de 1950, mientras el país conmemoraba el Día Internacional de los Trabajadores y en los titulares de la prensa se registraba la violencia entre liberales y conservadores, los Bernardi Ospina abordarían el tren en la Estación de Armenia, con destino a Cali, la capital del Valle del Cauca, que ya sobresalía como polo de desarrollo agro industrial, comercial y financiero.

Ése lunes primero de mayo de 1950, mientras en el país se conmemoraba el Día Internacional de los Trabajadores y se registraba la violencia entre liberales y conservadores en los titulares de la prensa, los Bernardi Ospina abordarían el tren en la Estación de Armenia, -la edificación construida 20 años atrás por Antonio- con destino a Cali, la capital del Valle del Cauca, que ya sobresalía como polo de desarrollo agro industrial, comercial y financiero.

Antonio, Camila, Regina, Gladys, Italia y Mainardo (1*), se despedirán de su familia del Viejo Caldas y de la ciudad habitaron durante doce meses como en otras ocasiones. A modo de bienvenida se colaría por la puerta del vagón  en el que se habían acomodado los seis pasajeros, la primera brisa caliente de ese territorio que bordea el valle geográfico del río Cauca.

Las inundaciones del Cauca.  Ellos descubrirían la belleza paisajística del Valle del Cauca enclavado entre dos cordilleras, la Central y la Occidental, así como también la dulzura de su mecato artesanal entre parada y parada de su travesía en la ruta ferroviaria de la derivación Zarzal – Armenia. Y con el traqueteo de la máquina aparecerían también, los estragos ocasionados por los fuertes temporales del fenómeno climático de La Niña: hectáreas anegadas de cultivos de caña, algodón, maíz, sorgo y cacao; semovientes flotando, y fincas y poblaciones ribereñas cubiertas por las aguas del Cauca y sus afluentes.

Al cabo de unas horas la ruidosa y humeante locomotora de este medio de transporte y de comunicación que se convertiría en el símbolo del progreso y el camino hacia la modernidad del departamento al acercar al interior del país con el puerto de Buenaventura y el Canal de Panamá, irrumpiría con su pito por el norte de Cali como lo había hecho estrepitosamente por primera vez en ese lejano 1915. Los niños que corrían al lado de los rieles anunciarían la parada final para alegría de los Bernardi Ospina.  

La Estación de la 25. Ellos descenderían en la antigua y bastante concurrida Estación del Ferrocarril de la Calle 25, una hermosa construcción donde la algarabía de la multitud de apresurados viajeros, personas con arrumes de maletas, vendedores ambulantes, emboladores y todo tipo de personajes tradicionales del Cali viejo, ofrecían un espectáculo revelador esta ciudad desde la cual el suroccidente colombiano se comunicaba con el mundo y a la cual arribaban 6 nuevos habitantes.  

La casa de arriendo. La familia se alojaría los primeros días en un hotel del centro mientras llegaba la mudanza con sus pertenencias. Rápidamente Camila encontraría para alquilar una vieja casona en la Carrera 9 entre Sexta y Séptima, propiedad del doctor Orozco Micolta y la señora Emma Varela, que se acomodaba a su exiguo presupuesto; y matricularía a a los dos jovencitos de la familia en sus respectivos planteles; a Italia en el Colegio La Sagrada Familia del barrio El Peñón y a Mainardo en el San Luis Gonzaga, en la sede del centro, para iniciar año lectivo en septiembre de 1950.

El constructor en acción. Muy pronto Antonio retomaría su carrera de constructor a sus casi 50 años con la gran experiencia urbanística y arquitectónica en Manizales, Armenia, Ibagué, Girardot y Bogotá que lo respaldaba. Montaría su oficina en el Edificio Hormaza (Carrera 5 con Calle 10) y su hija Gladys se desempeñaría como su secretaria y dibujante; y desde ahí contactaría a su amigo y paisano, el ingeniero romano, Renato Giovannelli, y sería éste calculista estructural quien le abriría las primeras puertas y mandaría los primeros clientes.

Fábrica de Celanese. Al poco tiempo Bernardi ya tendría dos ofrecimientos, construir el Edificio Magun en la Avenida Colombia de Cali y levantar la fábrica de Celanese en Acopi, que recibía ya para ese entonces las plantas de multinacionales que optaban por asentarse en la zona industrial del municipio vecino de Yumbo, por las ventajas competitivas que se ofrecían: exención de impuestos y menores costos de producción y distribución.

Las piezas del engranaje familiar se acomodarían. Antonio, con un sueldo mensual de solo $600 pesos se emplearía en Celanese, luego de trabajar 20 años como constructor independiente. Cada mañana durante 4 años, madrugaría para tomar el bus de la empresa llevando el almuerzo que Camila le preparaba. Ella, por su parte, quien administraba las finanzas familiares, decidiría buscar otras entradas, para ello acudiría a su primo hermano también de Santa Rosa de Cabal, Artemo Franco Mejía, para que por medio de sus buenas relaciones como gerente del Banco de Bogotá, les consiguiera puesto a las dos hijas mayores. Las dos señoritas entrarían a la vida laboral en los almacenes femeninos de más renombre de la ciudad, Regina trabajaría como vendedora del ´Van Realpe` del señor Tafur  y Gladys como cajera de ´Fantasías Femeninas´ en el edificio Zaccour.

Y el 31 de diciembre de 1950, en esa Cali atravesada por un río que con más de 200 mil habitantes se expandía a toda velocidad ante la avalancha del éxodo campesino producto de la Violencia; en esa urbe en la cual se fusionaban diversas culturas y etnias en sus calles, que ya ostentaba el apelativo de Capital Deportiva y en la cual sus noches vibraban al son de un ritmo musical venido de las Antillas; los Bernardi Ospina con el espíritu resiliente de los inmigrantes italianos y arrieros paisas, se acostarían ese fin de año con una certeza, al fin habían llegado a su ciudad.

Nota. Los anteriores artículos de esta serie de la familia Bernardi desde el momento que Antonio salió de Italia, recorrió Suramérica y llegó a Colombia en 1926 para luego recorrer diferentes ciudades del país en momentos coyunturales de la historia, los puede leer en la Categoría Antonio Bernardi de este blog.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familias Bernardi Ospina a su llegada a Cali. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina.

(2*) Fotografías antiguas de diarios, de Cali y del río Cauca de la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero y el Fondo Archivo del Patrimonio Fotográfico y Fílmico del Valle del Cauca.

(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia. Regina Bernardi nació en Manizales el 24 de julio de 1929, actualmente vive en Cali. Gladys Bernardi nació en Manizales el 11 de mayo de 1931 y murió el 8 de abril de 2002 en Cali. Italia Bernardi nació en Armenia el 18 de enero de 1935, actualmente vive en Cali. Mainardo Bernardi Ospina, nació en Armenia el 19 de febrero de 1938 y falleció en Cali el 28 de enero de 2011.

Antonio Bernardi: Italia Caminante ´Uno dei Nostri´

Este es un homenaje de la Embajada de Italia en Colombia a Antonio Bernardi Defina, dentro del proyecto Italia Caminante- Uno dei Nostri en la XX Semana de la Lengua, la Cultura y la Memoria Italiana en el Mundo: un reconocimiento a su legado urbanístico y arquitectónico en las ciudades colombianas: Manizales, Armenia, Ibagué, Girardot, Bogotá y Cali.

Este es un homenaje de la Embajada de Italia en Colombia a Antonio Bernardi Defina, dentro del proyecto Italia Caminante- Uno dei Nostri en la  XX Semana de la Lengua, la Cultura y la Memoria Italiana en el Mundo: un reconocimiento a su legado urbanístico y arquitectónico en las ciudades colombianas: Manizales, Armenia, Ibagué, Girardot, Bogotá y Cali.

El historiador y gestor cultural, Nelson Osorio Lozano, Commendatore di Prima Classe della Stella d’Italia, ha recopilado seis historias de vida y de valor alrededor de la contribución moral y material de los migrantes italianos a nuestro proyecto de Nación.

Nelson define a Antonio Bernardi como constructor, proyectista urbano: el orgullo de edificar «a la italiana», de los Alpes vénetos al tropical Valle del Cauca. Una historia, una raíz, un árbol frondoso.

El desplome de un patrimonio nacional, la Plaza de Mercado de Armenia

Un incendio y un terremoto ocurridos en Armenia en un intervalo de 54 años, marcarían el inicio y el final de su Plaza de Mercado inaugurada en 1938, el año en que Antonio Bernardi y su familia tomarían la decisión de despedirse de los armenios.

Un incendio y un terremoto ocurridos en Armenia en un intervalo de 54 años, marcarían el inicio y el final de su Plaza de Mercado (*4). Por causa del primer desastre sucedido en 1935, se dotaría a esta población de una obra vanguardista elevada a la categoría de monumento nacional, pero sería la segunda tragedia acaecida en 1999, la que desencadenaría el derrumbe de esta edificación de incalculable valor patrimonial para la arquitectura colombiana y la memoria urbana de la ciudad, ante una decisión arbitraria de la Alcaldía de turno.

Las llamas del 8 de septiembre de 1935. El fuego consumiría el primer mercado público que tuvieron los armenios en la Calle del Chispero (Plaza Cervantes), ese amanecer del 9 de septiembre contemplarían los escombros humeantes de una de las primeras construcciones relevantes que tenía este pueblo cafetero fundado por colonizadores antioqueños que con 46 años (*5), ya rondaba por los 52 mil habitantes y había iniciado su transformación urbanística empujada por el café y la llegada del tren.

Concurso público. Con la indemnización que pagaría la Compañía Colombiana de Seguros, ese mismo año la Alcaldía Municipal de Armenia sacaría los pliegos del concurso público para la nueva Plaza Central de Mercado cubierta y destinaría un lote de 4 manzanas de 28 mil m2, comprendido entre las carreras 16 y 18 y las calles 15 y 16.

ABC, la firma ganadora. El constructor italiano Antonio Bernardi (*1), el arquitecto Lino Jaramillo y el escultor Roberto Henao, estos dos de Armenia, ganarían la licitación para construir una central de aprovisionamiento de víveres de gran dimensión y muy innovadora para ese momento de la arquitectura en Colombia, con pórticos abovedados de concreto reforzado, especialidad de la firma ABC del ingeniero italiano. Cuentan que su diseño art deco estaba inspirado en el Pabellón de Francia en la Exposición Universal de París de finales del siglo XIX.

Dos años de obras. Los armenios serían testigos de la magnitud del complejo que construía la firma ABC a partir de 1936, sobre el terreno delinearon calles interiores peatonales y para el descargue de los productos, y alrededor de la Plaza trazaron vías exteriores amplias que permitían el parqueo y la circulación de automóviles y camiones. A diario Antonio, Lino y Roberto supervisaban como se levantaban los 4 gigantes pabellones, con cubiertas altas y estructuras aporticadas.

Los rasgos característicos del art deco se manifestaban en la volumetría y en los elementos decorativos de la torre de acceso.

La torre vigía. Sobre la Calle 17 emergía la torre administrativa con elementos decorativos art deco, ésta sería por medio siglo el edificio más alto de la ciudad, pintado con los colores de la bandera del departamento. Para 1938, la firma ABC entregaría la nueva Plaza Central de Mercado pública para celebrar el cincuentenario del municipio.

La Plaza floreció. Era el centro de la cultura cuyabra, el lugar de encuentro de amas de casa, comadres y empleadas del servicio quienes, con canastos en mano, se enterarían ahí de las noticias del día y los chismes del barrio, y se aprovisionarían cómodamente en el pabellón correspondiente de carnes de cerdo y res y aves de corral, frutas y verduras frescas, granos y cacharros. Se convertiría en un polo de desarrollo, un pujante centro de acopio, comercio y almacenamiento del café y productos agropecuarios donde campesinos, cafeteros, mercaderes y comerciantes de la región establecerían sus locales hacía las calles, donde llegarían los buscadores de oportunidades y se instalarían los transportadores y hacia finales de los cuarenta, los jeeps Willys de los cafeteros.

Los Bernardi se despiden de Armenia

En ese mismo 1938, Antonio Bernardi recibiría a su hijo menor, Mainardo (*), el 19 de febrero; su firma constructora ABC entregaría a Armenia uno de sus edificios más emblemáticos, la Plaza de Mercado y él cumpliría 10 años como actor transformador de un pueblo de bahareque a una ciudad en plena evolución, con el desarrollo de significativas obras urbanísticas y un sin número de edificaciones de diferentes usos en ferroconcreto.

Sin embargo, la vida de los Bernardi Ospina empezaría a resquebrajarse en Armenia, ya que para esos años ganarían terreno las ideas regionalistas al interior de esa sociedad que primero les abrió sus puertas, pero que ante el prestigio y el éxito de su firma constructora algunos sectores fraguarían una campaña de desprestigio contra el ingeniero italiano. Estos hechos llevarían a Antonio y Camila a tomar una decisión que cambiaría para siempre el curso de la vida familiar. Retirarían del colegio a Regina, su hija mayor, venderían la maquinaria de la firma ABC y la residencia edificada por Antonio en el parque Uribe y encargarían al mayordomo de su finca ´La Rústica´ en Circasia.

Con sentimientos encontrados esta pareja le diría adiós a Armenia para emprender una nueva vida en Ibagué y luego en Bogotá, justo cuando las sombras de la Segunda Guerra Mundial empezarían a posarse sobre Antonio y Camila y sus cuatro hijos.

La Plaza elevada a Monumento Nacional. Hacía ya 18 años que Antonio Bernardi había fallecido, cuando su familia residente en Cali, se enteraría en octubre de 1995, que había sido declarada Monumento Nacional por el Ministerio de Educación, la Plaza de Mercado de Armenia con otros 16 inmuebles representativos del patrimonio arquitectónico moderno en Colombia. Esa buena nueva parecía anunciar aires de renovación urbana para la edificación y la zona, que se habían ido deteriorando con el paso del tiempo al punto que los armenios ya no eran conscientes del valor de su Plaza.

La estocada final. El terremoto que sacudió al eje cafetero, el lunes 25 de enero de 1999, y que dejaría una estela de víctimas y devastación, sería la tragedia que aprovecharía la Administración Municipal para pasar por el alto la recomendación del Consejo de Monumentos Nacionales de no demoler la Plaza, porque prevalecían los valores patrimoniales, urbanísticos y arquitectónicos de la edificación. Fue un golpe seco el que se escuchó el 20 de abril de 1999 a las 6 de la tarde, en pocos segundos y a mansalva, se borraría una parte muy representativa de la memoria de los años 30 de Armenia y de Colombia.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época. *A la arquitecta María Eugenia Beltrán por la recopilación y visibilización de la obra que ha hecho de Antonio Bernardi en diferentes investigaciones. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina y arquitecta Beltrán Franco.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (*3) Mainardo Bernardi Ospina, nació en Armenia el 19 de febrero de 1938 y falleció en Cali el 28 de enero de 2011.

(*4) Plaza de Mercado de Armenia construida entre 1936-1938, por Antonio Bernardi, Lino Jaramillo y Roberto Henao, fue declarada primero Monumento Nacional por el Decreto 1802 del 19 de octubre de 1995 del Ministerio de Educación y luego ratificada como BICN (Bien de Interés de la Nación) por el Ministerio de Cultura Fue demolida el 21 de abril de 1999 en un decisión controvertida por la Alcaldía.(*5) Armenia, fundada en 1889 perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, en la actualidad es capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano. El nombre proviene del país euroasiático.

Documentos de consulta.  (6*)Armenia. Albúm de fotografías editado por la Cámara de Comercio de Armenia en los Talleres VIGIG en 1936, de los principales aspectos de Armenia, urbanos y rurales con apuntes cortos de explicación. Testimonio de una ciudad en permanente evolución. Investigación de la arq. María Eugenia Beltrán Franco, Beca Convenio Andrés  Bello 1999 y publicada 2006. El  Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez, fue el documento base para escribir sobre las obras de Antonio Bernardi en esa ciudad, donde se describe con una ficha técnica, que obras están aún en pie y cuales fueron demolidas por diferentes circunstancias. Armenia enclave exportador de café 1927-1959 de Gonzalo Alberto Valencia, Miguel Ángel Rojas y María Eugenia Beltrán, publicado por el Ministerio de Cultura 2016. Armenia, Pereira y Manizales: reseña histórica de su desarrollo urbano durante el siglo xx del arquitecto Andrés Eduardo Satizabal Villegas.

Los primeros años y las construcciones de Antonio Bernardi en Armenia, entre 1929 y 1938.

Los años dorados en Armenia (1930-1938)

Los treinta serían años tumultuosos a nivel mundial, pero para el joven constructor italiano, Antonio Bernardi, representarían los más prósperos de su carrera profesional, gracias a la creación de ABC, su firma constructora y el traslado a Armenia, donde se metería a transformar urbanística y arquitectónicamente esa villa cafetera de bahareque.

Los treinta serían años tumultuosos a nivel mundial, pero para el joven constructor italiano, Antonio Bernardi (*1), representarían los más prósperos de su carrera profesional, gracias a la creación de ABC, su firma constructora y el traslado a Armenia (*4), donde se metería a transformar urbanística y arquitectónicamente esa villa cafetera de bahareque, fundada por colonizadores antioqueños, que en solo cuatro décadas se había convertido en el enclave de exportación del producto base de la economía colombiana y principal generador de divisas.

Dos continentes. Mientras las noticias registraban la extensión a Europa de la Depresión económica norteamericana y el aire siniestro que se respiraba ante las dictaduras de la Italia fascista y la Alemania de Hitler; los colombianos celebraban con alborozo, el triunfo del primer presidente liberal del siglo, Enrique Olaya Herrera, quien fomentaría la industria nacional y la conectividad del país a través de la línea férrea y las carreteras; e introduciría reformas laborales como el descanso dominical, las vacaciones remuneradas y la jornada de 8 horas.

Los Bernardi Ospina. Para entonces el ingeniero Bernardi se instalaría con su esposa Camila Ospina (*2) y sus pequeñas niñas, Regina y Gladys, en la casona del Parque Uribe (*5), adquirida por $2.500 pesos a don Vicente Girado, el industrial y hombre cívico que lo convenció para asentarse en Armenia, un pueblo caldense ubicado en forma estratégica y que había cobrado gran importancia en la escena nacional por la llegada a su territorio, de dos líneas del ferrocarril: la del Pacífico y la de Caldas.

La firma ABC. El ingeniero Bernardi montaría su sede en la Carrera 6ª entre calles 8 y 9 y su línea telefónica sería una de las primeras instaladas, desde ahí él atendería los múltiples frentes de obras que tenía en la ciudad y tendría como fiador y garante a su  suegro paisa radicado en Manizales, Luis María Ospina (*3).

Nuevas tecnologías. Antonio Bernardi quien se había especializado en la Universidad de Lima en ferro concreto, un novedoso modelo de construcción de edificios de varios pisos que estaba en pleno auge en EE.UU. y Europa, marcaría el rumbo de la innovación en Armenia entre 1929 y 1938, con las obras levantadas – muchas de gran magnitud- a través de este nuevo sistema de estructuras de hierro corrugado y cuerpo de concreto, perdurables en el tiempo y que permitían grandes espacios, sin usar columnas, para usos institucionales, bancarios, industriales, comerciales y culturales.

El angel vengador, obra de la familia Bernardi, regalo de Roberto Henao a Antonio Bernardi cuando hicieron equipo en Armenia.

Con los mejores. Se rodeó de arquitectos, ingenieros y artistas con las mejores cartas de presentación, con quienes erigió obras que pasarían a la historia, dos de ellas son hoy monumentos nacionales, la Estación del Ferrocarril y la Plaza de Mercado (*6). Trabajó con el escultor formado en París, Roberto Henao Buritacá quien acaba de instalar la estatua de bronce del Libertador, en la Plaza de Bolívar de Armenia; el ciudadano colombo suizo con estudios en arte y arquitectura en Milán y Florencia, Mauricio Ramelli Adriani (8*), quien tenía su propio taller; y los arquitectos colombianos Lino y Arcesio Jaramillo.

La Estación del tren. Con la expansión de los ferrocarriles en el país, las poblaciones empezaron a ser dotadas con un conjunto de edificaciones que componían las estaciones para recibir pasajeros y despachar mercancías. En Armenia, con diseño y planos del ingeniero Alfredo Vásquez Cobo, gerente de Ferrocarriles Nacionales, se le encargaría a Antonio Bernardi una de las primeras obras y más simbólicas, la estructura en ferro concreto del edificio central, las bodegas y el gran patio de maniobras. La obra blanca, la decoración y la ornamentación de la fachada de la Estación se la asignarían al taller del arquitecto Mauricio Ramelli.

Polo de desarrollo. El terminal se convertiría en el eje articulador de la economía y centro de acopio de mercaderías y trilla de la región, desde ahí se despacharían el café al exterior, vía el puerto de Buenaventura. Como los industriales del café trasladarían en sus cercanías los depósitos del producto y las trilladoras, contratarían a la firma ABC para levantar varias de esas edificaciones: la Trilladora Colombia de los Aristizábal, la más moderna y sólida; la Trilladora Villegas Hermanos y la Trilladora Espinosa.

Castillo Getsemaní. En una colina desde donde su excéntrico propietario divisaba la Estación para tener el control de sus negocios de café y chocolate, Bernardi construiría para don Domingo Quintero y su familia, el Castillo Getsemaní, residencia con una mezcla de estilos y rica en decorados y ornamentación, ubicada entre las carreras 19 y 20 con calles 28 y 29.

Un italiano en su coupe. La novedosa máquina de cuatro ruedas que con el tren, desplazó a las recuas de mulas para transportar la mercancía y las familias, andaba ya rampante por las carreteras onduladas y calles polvorientas de las jóvenes poblaciones cafeteras del Viejo Caldas. Antonio y Camila serían figuras habituales por esos parajes andinos en su par de Chevrolet importados; él con su corbatín y su sombrero, al mando de su lujoso Coupe 1936 de dos puertas y la joven señora de Manizales, en su hermoso Confederate Convertible Landau 1932, portando la licencia de conducción 01 de Caldas.

Vías y servicios públicos. Armenia como municipio ahora le apostaría al desarrollo vial y la modernización de los servicios públicos de la zona céntrica, con la empresa ABC, la cual ampliaría y pavimentaría en concreto las calles y, bajo ellas, construiría en forma innovadora el sistema de acueducto y alcantarillado, infraestructura que Antonio ya había ejecutado en Manizales años antes (*7).

El edificio VIGIG. La economía cafetera y la llegada del ferrocarril también jalonarían el comercio y la industria. Muchos comerciantes serían los clientes de ABC, entre ellos don Vicente Giraldo, quien contaba con manufacturas de jabones, maquinaria, la fábrica de Maizena, las Industrias y Gráficas Vigig. El empresario le encargaría construir en pleno centro, el edificio VIGIG, con su suite privada para residir en la ciudad y un gran local en los bajos para su almacén de exportación de café y la representación de diversas marcas.

La época de oro. Y mientras la firma constructora atravesaba por una época de bonanza que coincidió con la época de oro de Armenia, la cara del centro se iba transformando con edificaciones de concreto de varios pisos y con diferentes usos, que durante mucho tiempo fueron un referente para la población.

Entre ellos están el edificio del Orfanato al servicio de la comunidad, ubicado en las afueras; el edificio del Colegio de las Bethlemitas, con la zona de clausura y la capilla con su campanario que tenía una campana traída desde España; el Edificio de Rentas de Caldas con influencia art deco, altos pórticos, amplias escaleras de acceso y una gran puerta de hierro forjado; y el Yanuba, primer Pasaje comercial peatonal y teatro de tres pisos en Armenia, inaugurado en 1940 con la película El gran vals (*8).

La familia de Italia y Colombia. Para esos años, el hermano mayor de Antonio, llegaría procedente de una Italia que brindaba escasas oportunidades a la mano de obra del campo, Luigi se sumaría al equipo de ABC durante tres años, él necesitaba laborar para mandar recursos a su esposa y los tres hijos que había dejado en Ponte Nelle Alpi, el terruño de los Bernardi.

1935. Ese sería un año importante para la familia Bernardi Ospina, en enero 18 nacería la tercera hija del matrimonio a quien su padre bautizaría, Italia, en homenaje a su tierra; compraría un terreno en el municipio de Circasia e iniciaría la construcción de su finca La Italia, conocida como La Rústica; y en noviembre, la firma ABC de Antonio Bernardi y su equipo de profesionales, participarían en la licitación de un proyecto muy importante para la ciudad y la empresa, la Plaza de Mercado de Armenia.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de las familias Bernardi Ospina y Ospina Mejía en esa época. *A la arquitecta María Eugenia Beltrán por la recopilación y visibilización de la obra que ha hecho de Antonio Bernardi en diferentes investigaciones. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina y arquitecta Beltrán Franco

(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (3*)Luis María Ospina  ´papá Luis´, 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá.

(4*) Armenia, fundada en 1889 perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, en la actualidad es capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano. El nombre proviene del país euroasiático. (5*) Primera casa donde vivieron los Bernardi Ospina en la Carrera 13 Nº 29-37, hoy funciona el Centro de Documentación Musical del Quindío. (*6) Estación del Ferrocarril y la Plaza de Mercado (demolida) de Armenia son inmuebles patrimonio material declarados por el Ministerio de Cultura como Bien de Interés de la Nación en 1996. (*7) Ver Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte) http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/un-italiano-en-tierra-cafetera-en-los-anos-20-1-parte/  (8*) Mauricio Ramelli, nació en Bogotá el 15 de noviembre de 1891, hijo de Luigi Ramelli y Beatrice Adreani, era de Lugano, la Suiza italiana, se formó en Milán y Florencia en arte y arquitectura. Tuvo una oficina como arquitecto. Falleció el 12 de mayo de 1973 en Medellín.

Documentos de consulta. El  Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez, fue el documento base para escribir sobre las obras de Antonio Bernardi en esa ciudad, donde se describe con una ficha técnica, que obras están aún en pie y cuales fueron demolidas por diferentes circunstancias. Armenia enclave exportador de café 1927-1959 de Gonzalo Alberto Valencia, Miguel Ángel Rojas y María Eugenia Beltrán, publicado por el Ministerio de Cultura 2016. Armenia, Pereira y Manizales: reseña histórica de su desarrollo urbano durante el siglo xx del arquitecto Andrés Eduardo Satizabal Villegas.

Antonio y Camila (2 parte)

El 2 de mayo de 1928, Antonio Bernardi y Camila Ospina sellarían su unión en una ceremonia católica muy sobria, cuando el reloj de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales, marcó las 6 de la mañana. Partirían de luna de miel hacia Cali y Popayán en tren, el medio de transporte más desarrollado en Colombia, en esa época.

Camino al altar. El 2 de mayo de 1928, Antonio Bernardi De Fina (1*) y Camila Ospina Mejía (2*), sellarían su unión en una ceremonia católica muy sobria, cuando el reloj de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales, marcó las 6 de la mañana. Los dos italianos, el novio y Mainardo Bernardi, el padrino, esperaron en el altar a la bella prometida que caminó del brazo de su padre Luis María (3*), vestida de negro riguroso a la usanza de la época, ya que guardaba luto por el fallecimiento de su abuela paterna.

En las primeras bancas, la madre de la novia, Ana Joaquina (4*), junto con sus otros diez hijos, acompañaban en ese frío día, a esta pareja que empezaba su vida de casados en Manizales, ciudad donde Antonio dejaría un significativo legado urbanístico y arquitectónico en los tres años que vivió (1927-1930) (6*).   

La luna de miel. Después del desayuno de bodas celebrado en la segunda planta de la casa de Luis María y Anita, en pleno centro de la capital caldense, los esposos Bernardi Ospina se dirigieron a la recién inaugurada Estación del Ferrocarril de Caldas, para abordar el tren a Cali, su primera parada del itinerario. Sería la primera vez que Camila haría ese recorrido por la nueva trocha férrea construida para, además de pasajeros, llevar sin transbordos, el café de estas tierras campesinas hasta el puerto de Buenaventura y de ahí a los mercados europeos.

Por el Valle del Cauca. La locomotora descendió desde el filo de la cuchilla de Manizales por un empinado trecho, y, poco a poco, dejó atrás el paisaje cafetero, para descubrir ante los ojos de esta joven señora la imponencia del Valle del río Cauca. Para entonces empezaba la transformación del paisaje bucólico de las haciendas cañeras y de trapiches de panela, a la expansión tecnificada del cultivo de la caña y el surgimiento de los modernos ingenios azucareros. Sería un viaje premonitorio para esa pareja.

Por tren. Los desposados arribaron a Cali por la también nueva Estación del Ferrocarril del Pacífico, en la Calle 25, para alojarse en el hotel de moda, el Alférez Real, a orillas del río Cali. De la mano de Antonio, quien había trabajado acá el año anterior en la construcción del Palacio Nacional, Camila descubrió el centro y barrios como San Antonio, de esta pequeña y tranquila ciudad que empezaba a mirar al mundo a través de su relación con Buenaventura, en la que aún sus habitantes se surtían de agua en las pilas ubicadas en varios lugares céntricos. Lejos estaba ella de imaginarse que 22 años después, regresaría para quedarse, en la capital del Valle del Cauca.

El Valle de Pubenza. Para finalizar su travesía, la pareja se desplazó por el Ferrocarril del Pacífico, el más extenso y desarrollado del país para ese momento, hacia Popayán, otrora capital del Gran Cauca, para caminar por esas callecitas del casco antiguo de la Ciudad Blanca y colonial y, por supuesto, empezar a conocerse entre ellos.

La unión de dos culturas. En Villa Isabela, a las afueras de Manizales, se iniciaría este encuentro de dos mundos muy disímiles a finales de los años 20. Antonio, un italiano del norte, que a sus 28 años había recorrido buena parte del continente americano e iba de ciudad en ciudad y de campamento en campamento para construir obras públicas, puertos, sistemas de transporte y edificios. Mientras que Camila era una jovencita normalista de 23 años, que vivía en el círculo cerrado y tradicional de su familia de arrieros antioqueños, que se movía entre Manizales, Santa Rosa de Cabal y Dosquebradas (7*).

El clan Ospina. En esa casa se establecerían las primeras reglas de convivencia y quedaría clarísimo que los parientes de ambos, estarían presentes en su cotidianidad. Camila compartiría su hogar en Manizales, con su cuñado Mainardo (5*), mientras que Antonio establecería lazos de por vida, con su numerosa familia política, de 10 cuñados y cuñadas, con sus cónyuges e hijos. Y sería en Manizales, donde nacerían sus dos primeras hijas, Regina, el 24 de julio de 1929 y Gladys Bernardi Ospina, el 11 de mayo de 1931.

Acuerdos colombo italianos. El aprendería a comer arepa pero con mermelada y ella cocinaría polenta de maíz. Antonio reemplazaría la cuajada paisa por los quesos curados que espantaban a los Ospina por su fuerte olor y Camila, además del sancocho, los fríjoles y la mazamorra, introduciría los espaguetis y la lasaña al menú familiar semanal. Él compartiría con los Ospina las celebraciones y los duelos, como también vacaciones y fiestas decembrinas en las fincas de sus suegros. Ella entendería que no tendría con su familia una sede fija, sino que su casa estaría donde el trabajo de Antonio los llevará.

El prestigio del constructor. Mientras su vida hogareña se afianzaba, el constructor italiano al frente de las obras subterráneas del Plan Maestro de Alcantarillado y Acueducto, la pavimentación del centro y varias edificaciones en ferro concreto con la firma italiana Papio Bonarda & Co (8*), Antonio adquirió renombre en una ciudad que iniciaba una nueva era urbanística y arquitectónica con la edificación de la Catedral, la Estación del tren, hoteles, bancos y establecimientos comerciales; y que además creaba otras formas de habitarla sobre las cenizas de los tres incendios padecidos.

La época dorada. Y en esa región cafetera el nombre del constructor italiano le llegaría a oídos del industrial Vicente Giraldo, un empresario visionario, artífice de la modernización de Armenia en los años treinta (9*), quien le siguió la pista y le haría una propuesta indeclinable, independizarse y ser protagonista de la transformación de una población de guadua y bahareque al concreto.

Rumbo Armenia. Por las mismas calles que él pavimentó, Antonio con Camila y Regina, partiría en su Peugeot 1930, placa 0172, por las carreteras destapadas del viejo Caldas para apostarle a un nuevo proyecto de vida y ser parte de ese momento histórico de Armenia, llamada desde entonces la Ciudad Milagro.

Primera parte, de la historia de Antonio Bernardi y Camila Ospina.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. 

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Bernardi Ospina en esa época. El archivo fotográfico pertenece a la familia Bernardi y fue digitalizado por Jorge Alonso Rengifo Bernardi.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (3*) Luis María Ospina Arcila, ´papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá. (4*)  Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. (5*) Mainardo Bernardi de Fina, nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (25-5-1905), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Guayaquil (Ecuador) hacia 1940.

(6*) Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte) http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/un-italiano-en-tierra-cafetera-en-los-anos-20-1-parte/

(7*) Los municipios de Manizales y Santa Rosa de Cabal y el corregimiento de Dosquebradas, pertenecían para entonces al antiguo departamento del Viejo Caldas (1905 y 1966). (8*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes se encargaron de la modernización de Manizales hacia los años 20, con la construcción de obras como la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional. (*9) Armenia, fundada en 1889, es la capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano.