Dos grandes: Agustín Codazzi y Raffaella Carrá

Este pódcast está dedicado a dos italianos, el primero de ellos por su natalicio, el geógrafo, cartógrafo y aventurero del siglo XIX, Giovanni Battista Agostino Codazzi Bartolotti, quien trazaría el mapa de Colombia tal como lo conocemos. El segundo es Raffaella Carrá, a quien el mundo artístico despidió. Les descubrimos una faceta poco conocida de esta figura de la televisión y la canción italiana quien envió un mensaje contundente a los hogares italianos a través de la TV pública.

Este pódcast está dedicado a dos italianos, el primero de ellos por su natalicio, el geógrafo, cartógrafo y aventurero del siglo XIX, Giovanni Battista Agostino Codazzi Bartolotti, quien trazaría el mapa de Colombia tal como lo conocemos, salvo algunas modificaciones. Este militar lombardo (el 12 de julio de 1792), dejaría su nombre escrito en mayúsculas, en dos naciones: Colombia y Venezuela.

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En Colombia, su nombre lo adoptaron entre otros, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el Colegio Militar General Agustín Codazzi de Palmira (Valle del Cauca) y Codazzi, municipio colombiano del departamento del César, donde hay un monumento con la siguiente leyenda que resume su legado:  “Conocido en dos mundos por el valor militar, viajes científicos, obras útiles en Colombia y Venezuela, y por su acertada idea de apertura del Canal de Panamá”.

El segundo personaje de quien hablamos, es de Raffaella Carrá, “Raffa”, a quien el mundo artístico despidió. Les descubrimos una faceta poco conocida de esta figura de la televisión y la canción italiana quien envió un mensaje contundente a los hogares italianos a través de la TV pública. Ella recogió con su arte y las letras de sus canciones, el clamor de libertad y de libertad sexual que se escuchaba en la calle y en círculos progresistas, ella les dijo a las italianas que podían vivir y gozar su sexualidad.

Equipo creativo del pódcast de La Bernardi: editora Isabella Prieto, comunicadora Sofía García y editor de audio, Marcio Reyes. Colaboración desde Roma de Tiziana Carpentieri.

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Ciao Milva

La cantante y actriz de teatro italiana, Milva, que nos dijo adiós el pasado mes de abril, cumpliría sus 82 años. Ella perteneció a una generación de italianas del mundo del espectáculo que dejaron huella. Una artista que fue capaz de evolucionar hasta convertirse en una intérprete musical culta y sofisticada por su talento, inteligencia y sensibilidad.

La cantante y actriz de teatro italiana, Milva, que nos dijo adiós el pasado mes de abril, cumpliría en este mes de julio, sus 82 años. Ella perteneció a una generación de italianas del mundo del espectáculo que dejaron huella. Una artista que fue capaz de evolucionar hasta convertirse en una intérprete musical culta y sofisticada por su talento, inteligencia y sensibilidad.

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Durante más de cinco décadas, Milva grabó gran número de canciones y pasó por géneros musicales muy distantes entre sí. Su estatura artística fue sido reconocida oficialmente por las repúblicas italiana, francesa y alemana, las cueles le otorgaron los más altos honores.

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El homenaje del maestro Enrico Pasini a la Orquesta Sinfónica Juvenil e Infantil de Siloé

El maestro Enrico Pasini, compositor, organista, pianista, director de orquesta y docente romano, al conocer la razón de ser de la Orquesta Sinfónica Juvenil e infantil de Siloé, ha querido dedicarle a todos los jóvenes que integran esta agrupación caleña, la pieza Cantabile n°280, para que ellos transmitan la belleza del mundo con su arte.

El maestro Enrico Pasini, compositor, organista, pianista, director de orquesta y docente romano, al conocer la razón de ser de la Orquesta Sinfónica Juvenil e infantil de Siloé, ha querido dedicarles a todos los jóvenes que la integran🇨🇴 🇮🇹  la pieza Cantabile n°280 para que ellos transmitan la belleza del mundo con su arte.

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Pieza Cantabile n°280 del organista Enrico Pasini dedicada a la Orquesta Sinfónica Juvenil e infantil de Siloé

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La historia del constructor inmigrante, Antonio Bernardi, por Rai Italia

En el programa «L’Italia con voi» que destaca a los italianos por el mundo, cuentan la historia de vida de Antonio Bernard🇮🇹, un ingeniero bellunese que llegaría a Colombia🇨🇴 para establecerse en 1926. En esta emisión, Ernestina Dalla Corte destaca su legado urbanístico y arquitectónico, bastante innovador para la época, en varias ciudades colombianas

En el programa «L’Italia con voi» que destaca a los italianos por el mundo, cuentan la historia de vida de Antonio Bernard🇮🇹, un ingeniero bellunese que llegaría a Colombia🇨🇴 para establecerse en 1926. En esta emisión, Ernestina Dalla Corte destaca su legado urbanístico y arquitectónico, bastante innovador para la época, en varias ciudades: Manizales, Armenia, Ibagué, Bogotá, Girardot y Cali. Tres de sus muchas obras fueron declaradas Bien de Interés Cultural de la Nación (BICN), o sea monumentos nacionales: la Estación del Ferrocarril y la Plaza de Mercado de Armenia (demolida) y el Teatro Tolima en Ibagué.

Emisión del 18 de junio de 2021, del programa «L’Italia con voi´de Rai Italia. Hacia los 5 minutos arranca la narración sobre Antonio Bernardi

La presentadora ha descrito a Antonio como un Romeo por las colinas que debía hacer en las empinadas calles de Manizales para poder visitar hacia 1927 a su joven novia, Camila Ospina, con quien se casaría luego de recibir la certificación de soltería del párraco de Ponte Nelle Alpi.

El constructor Antonio Bernardi De Fina, nació en PonteNelle Alpi (Belluno 06-10-1900) y murió en Cali, Valle del Cauca, Colombia (25-03-1977).

Mario Mirkow, un triestino en Colombia

Cuentan que el corazón de Mario Mirkow siempre estaría dividido, entre esa dulce melancolía por la Costa Adriática efecto de las ráfagas del bora y el encanto de la altiplanicie campesina cundiboyacense; entre el afecto hacia su familia colombiana y la nostalgia dolorosa por su madre, su hermano y Trieste, esa ciudad portuaria fronteriza del noreste italiano, codiciada por imperios y estados en los últimos siglos por ser puente y camino hacia los Balcanes.

Cuentan que el corazón de Mario Mirkow siempre estaría dividido, entre esa dulce melancolía por la Costa Adriática efecto de las ráfagas del bora y el encanto de la altiplanicie campesina cundiboyacense; entre el afecto hacia su familia colombiana y la nostalgia dolorosa por su madre, su hermano y Trieste, esa ciudad portuaria fronteriza del noreste italiano, codiciada por imperios y estados en los últimos siglos por ser puente y camino hacia los Balcanes.

Sus raíces. Este triestino de ascendencia rusa y croata, nacería en el hogar de Vittoria Tavagna y Stefano Mirkov (*1), el miércoles 2 de diciembre de 1903, en el gran puerto comercial e industrial del Imperio Austrohúngaro. Momentos históricos vividos durante su infancia y su juventud en esa especie de ciudad estado marcarían para siempre su visión del mundo: él rápidamente comprendería que en el juego del poder de las grandes potencias el único perdedor es el ciudadano del común.

La Trieste del Imperio. Su niñez transcurriría en el esplendor de esa Trieste foco de arte y cultura, con intelectuales que brillaban con luz propia como los triestinos Italo Svevo y Umberto Saba y el irlandés James Joyce, a quien la ciudad adoptaría como a uno de los suyos. Para Mario era habitual en mundo infantil, que sus vecinos hablaran como él en italiano y dialecto triestino, o en alemán, esloveno, serbio y croata o que fueran católicos, ortodoxos o judíos practicantes.

La Gran Guerra. Pronto la tormenta que desataría la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en Europa, alcanzaría a ese pequeño territorio y su sociedad multicultural donde residía el jovencito Mario, quien además de los horrores de la contienda, sabría de la falta de pan en la mesa, la inflación que cuadruplicaba los precios y el bloqueo de alimentos en el puerto, mientras recorría las calles con periódicos atados a sus pies.

Mario, un súbdito italiano. Mario presenciaría el enfrentamiento encarnizado de dos vecinos, Austria e Italia, por ese rincón oriental de la península, la desintegración del Imperio y la incorporación de Trieste al Reino de Italia (1920) para completar esa unidad nacional que buscarían los ´irredentistas´ desde el siglo XIX, con territorios de mayoría italiana (*2). El mapa del mundo cambiaría y Mario, su familia y los triestinos obtendrían la nacionalidad italiana.

Fascismo de frontera. En el puerto él se haría maquinista naval, aprendería el entramado mecánico de las estructuras de aquellos gigantes que echaban amarras o zarpaban hacia otros mundos. Y sería su profesión la que le permitiría dejar atrás a esa nueva ciudad rota por dentro, a la cual no le llegaría la paz después de la guerra porque con el ascenso al poder de Benito Mussolini se extremarían las políticas de italianización forzada del fascismo de frontera contra la población de origen no italiano.

Exilio voluntario. Un buen día Mario se despediría de los suyos como muchos triestinos, y partiría hacia la América en un buque mercante de bandera italiana en un destierro voluntario y sin retorno. Tocaría tierra en el puerto de Veracruz (México) y después en la Habana (Cuba), donde obtendría la visa para viajar a Colombia.

Cambio de apellido. Entre la tramitología de la expedición de un nuevo pasaporte y su cédula de extranjería y los sellos de aduanas de ingresos y salidas de varios puertos americanos, Mario Mirkov se convertiría en Mario Mirkow por cuenta de algún escribiente que no entendería la pronunciación de su apellido.

La Bahía de la Buena Ventura. A inicios de los treinta, lo primero que Mario divisaría del territorio colombiano serían el faro y las aguas tranquilas de la Bahía de la Buena Ventura, en el corazón del Pacífico. Desembarcaría con un grupo de paisanos en el muelle de  Buenaventura (*3), una ciudad puerto con poca infraestructura, pero con gran movimiento de mercancías europeas, asiáticas y norteamericanas, el cual se fortalecía gracias a la construcción del Ferrocarril del Pacífico, la ruta de salida de los productos de exportación del país, la quinua, el tabaco y el café del Viejo Caldas (*4). 

La región cafetera. Mario Mirkow se adentraría por los caminos de esa Colombia rural, desde la nueva Estación del Ferrocarril de Buenaventura del arquitecto turinés, Vicente Nasi (*5), para llegar hasta Manizales con parte de ese colectivo de extranjeros que apoyaría a lo largo de una década, las obras de reconstrucción luego de los tres incendios desatados (6*) en los años veinte que destruyeron parte considerable de esta población levantada en bahareque.

Mario quien venía de esa Trieste cosmopolita y de recorrer la vida de los puertos, se encontraría con una élite cafetera muy ´pudiente´ y una sociedad bastante conservadora en esa una pequeña capital regional con alrededor de 60 mil habitantes. Eso sí una población en efervescente desarrollo urbanístico y arquitectónico y con una agitada actividad comercial, agrícola e industrial ante el auge del café en los mercados internacionales y la modernización de los diferentes sistemas de transporte.

Solidaridad austríaca. Sería la madre superiora del convento y del Colegio San Inés, recién abierto sobre la Avenida Cervantes (*7), quien le tendería la mano a Mario, esta religiosa franciscana austriaca le permitiría alojarse en las instalaciones y al conocer su oficio de mecánico, lo nombraría conductor del autobús para realizar el recorrido con las señoritas estudiantes del prestigioso plantel. Pronto él compraría su propio bus y adquiriría más buses para prestar el servicio de transporte entre varias poblaciones de Caldas.

Teresa Ospina. Para esa época este triestino, quien era ya un próspero y reconocido empresario del transporte en la capital caldense, conocería a Teresa (8*), una de las 9 hermanas Ospina que le quitaría el sueño. Esta joven de 27 años era la quinta hija de la gran familia que habían conformado en Dosquebradas y Santa Rosa de Cabal, Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía (9*) , una pareja de origen campesino, descendiente de arrieros antioqueños que hacía pocos años habían trasladado a Manizales su casa familiar y su negocio de compra y venta de café.

El Clan Ospina. Eso sí a Mario no le bastaría con demostrar su decencia y solvencia económica al momento de pedir la mano de Teresa, su suegro le solicitaría el certificado expedido por el párroco de Trieste que demostrará que era soltero. Él debería transitar el mismo camino que habían andado para casarse en 1928, Camila Ospina y el constructor Antonio Bernardi (10*), quien con el humor socarrón que lo caracterizaba, le advertía con sus otros concuñados, Aristides Ocampo y Julio Martín Restrepo, lo que significaría emparentar con este tradicional clan acostumbrado a reunirse en todos los cumpleaños, entierros, vacaciones de verano y fiestas de fin de año.

La familia Mirkow Ospina. Esta pareja italocolombiana se casaría en 1935 en Manizales y allá nacería su primer hijo, el 24 de septiembre de 1937, quien sería bautizado como Italo Mirkow Ospina. Se dice que buena parte de los triestinos llamarían por esos años Italo o Italia a sus hijos e hijas para rearfirmar su italianidad tan cuestionada a lo largo del siglo XX. Mario no sería la excepción.

El derrumbe del patrimonio. Los buenos tiempos para este matrimonio llegarían a su fin.A las 9:24 de la fría noche del 4 de febrero de 1938, cuando las familias Ospina Mejía y Mirkow Ospina se preparaban para conciliar el sueño, se sentiría uno de los tembloresmás fuertes registrados en Manizales, el Sismo del Gran Caldas, que dejaría alrededor de 40 heridos y destruiría y averiaría muchas edificaciones y negociones. El techo de los garajes donde Mario parqueaba los buses intermunicipales se derrumbaría y todos los automotores quedarían destruidos. Así perdería su patrimonio este transportador.

Serían días difíciles para los Mirkow Ospina no solo ante la precariedad de sus finanzas sino porque desde Europa llegarían noticias con un panorama muy sombrío para la familia radicada en Trieste al iniciar la Segunda Guerra Mundial y también para los dos concuñados italianos, Mario Mirkow y su buen amigo Antonio Bernardi, en un país que declaró enemigos de Estado a todos los ciudadanos de los países del Eje radicados en Colombia.

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi primos Italo y Frank Mirkow, de mi madre y mi tía Regina e Italia Bernardi y de mi prima Iris Lobo se han reconstruido las vivencias Mario Mirkow y la familia Mirkow Ospina en Colombia.Archivo fotográfico de las familias Bernardi Ospina.

(*1) Padres de Mario Mirkow: Vittoria Tavagna y Stefano Mirkov (Nace en 1853, en Split, ciudad que primero le perteneció a Austria y ahora está en Croacia) (2*) Movimiento de opinión activo en Italia a finales del siglo XIX que surgió a raíz de la unificación de Italia y que propendía por la unión de los territorios poblados de mayoría italiana. (3*) Buenaventura, puerto sobre el Oceano Pacífico ubicado en el departamento del Valle del Cauca en Colombia. (4*) Viejo Caldas, departamento de Colombia que existió entre 1905 y 1966. (*5) La antigua Estación del Ferrocarril de Buenaventurafue construida por el arquitecto turinés, Vicente Nasi, hoy es la Escuela Taller de Buenaventura. (*6)  Los tres incendios de Manizales fueron el 19 de julio de 1922, el 3 de julio de 1925 y el 20 de marzo de 1926. (7*) El convento y el Colegio Santa Inés de Manizales fueron fundados por tres hermanas austriacas que llegarían en 1926, empezaría a funcionar el 7 de marzo de 1927 en su sede sobre la Avenida Cervantes, hoy Avenida Santander.

(8*) Teresa Ospina de Mirkow: octubre 7 de 1907 –  febrero 14 de 1993 Bogotá. (9*) Luis María Ospina Arcila, ´papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. (10*) Antonio Bernardi de Fina constructor italiano nacido en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno (6-10-1900). Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). Su esposa y hermana de Teresa, Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).

En este artículo está tambièn la historia y orígenes de la Familia de Teresa Ospina Mejía.

Una vez en Venecia, la película de Juan Zapata

Juan Zapata, director colombiano radicado entre Los Ángeles y Brasil, estrena mundialmente su largometraje: Una vez en Venecia, primera producción interactiva en Latinoamérica, grabada en 2018, en la mágica Serenísima ciudad que está cumpliendo 1600 años.

Juan Zapata, director colombiano radicado entre Los Ángeles y Brasil, estrena mundialmente su largometraje: Una vez en Venecia, primera producción interactiva en Latinoamérica, grabada en 2018, en la Serenísima, ciudad italiana que está cumpliendo 1600 años.

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Novedad. La historia de Max y María, dos extranjeros muy diferentes quienes coinciden en la Serenesíma y después de pasar un día juntos, descubrirán que no son tan distintos, tiene un final interactivo para aquellos espectadores que accedan a ella en la versión especial interactiva www.mowies.com

https://wheninvenicefilm.com/
Para acceder sobre la película visite su sitio web

Equipo creativo del pódcast de La Bernardi: editora Isabella Prieto, comunicadora Sofía García y editor de audio, Marcio Reyes.

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La vida del juez Eduardo Moya y Graciela Ospina

En la tarde del 5 de mayo de 1977, se apagaría la vida del Juez de la República, Eduardo Moya Tovar, a solo unos pocos metros de su casa en el barrio El Refugio. Ese día mientras los caleños salían estremecidos del sopor de la siesta del mediodía ante la noticia y al país se le advertía como se silenciarían a hombres y mujeres encargados de impartir justicia; la vida de su familia cambiaría para siempre.

En la tarde del 5 de mayo de 1977, se apagaría la vida del Juez de la República, Eduardo Moya Tovar (1*), a solo unos pocos metros de su casa en el barrio El Refugio, al sur de Cali. Ese día mientras los caleños salían estremecidos del sopor de la siesta del mediodía ante la noticia y al país se le advertía como se silenciarían a hombres y mujeres encargados de impartir justicia; la vida de su familia cambiaría para siempre, con gran valor su esposa, Graciela Moya de Ospina (2*), seguiría adelante con sus tres jóvenes hijos, Elsa María, Nicolás Alejandro y Luis Carlos.  

La impunidad. Durante 25 años el juez Moya ejercería justicia bajo el precepto que los derechos fundamentales del hombre no son negociables y así se lo enseñaría a los suyos, quienes clamarían por justicia a sus compañeros de oficio durante mucho tiempo, justicia que nunca llegaría para esclarecer la muerte de este servidor público. El proceso sería archivado antes de llegar a la verdad y 44 años después reposa en el olvido.

El 9 de abril. La trayectoria de este abogado bogotano defensor de  los derechos ciudadanos se remonta a su paso por las aulas de la Universidad Nacional y a su participación activa con un grupo de estudiantes, intelectuales y líderes gaitanistas en la toma de los micrófonos de la Radio Nacional el 9 de abril de 1948, para exigir la renuncia del presidente conservador, Mariano Ospina Pérez, e invitar al pueblo a marchar luego del magnicidio del caudillo liberal, Jorge Eliécer Gaitán.

La llegada a Cali. A inicio de la década del cincuenta, en plena época de la violencia partidista, Eduardo con sus padres, don Carlos Moya y doña Leonor Tovar, y su hermano, Hernando, debieron dejar Bogotá para trasladarse a Cali, sin él aún recibirse de abogado. Al poco tiempo conocería a los vecinos de oficina en el Edificio Hormaza (Carrera 5 con Calle 10), al constructor italiano Antonio Bernardi (3*),  quien sería luego su concuñado, y a su hija y secretaria, Gladys Bernardi.

El noviazgo. La familia Bernardi Ospina sería la facilitadora de la relación que pronto entablarían Eduardo con la señorita Graciela Ospina Mejía, en uno de los tantos paseos de ella al Valle del Cauca, a visitar a Camila y Antonio, su hermana mayor y su cuñado. Desde los pocos meses de nacida, Graciela residía en Manizales desde 1922 cuando sus padres, Luis María y Ana Joaquina (4*), llegaron con sus 11 hijos por esos caminos montañosos a lomo de mula. Graduada de la Normal de Señoritas, ingresaría con el cargo de Secretaria del Gerente a Chocolate Luker (*5), la empresa más prometedora del Viejo Caldas con fábricas en Bogotá y Medellín y oficinas en Neiva y Cali.  

Matrimonio de aventura. Después de un largo cortejo a distancia, Eduardo pediría la mano de la más joven de las 9 hermanas Ospina y contraería nupcias el 18 de agosto de 1956 en Manizales. La pareja emprendería su vida de casados muy ligera de equipaje, con una maleta cada uno, mientras él como juez practicaba investigaciones entre Ubaté y Bogotá. Hacia 1958 ellos se establecerían en Cali y arrendarían el apartamentico del primero piso del Edificio Bernardi, construido por Antonio Bernardi (1954) en el barrio El Peñón, donde el italiano vivía con su esposa Camila Ospina y su familia.

Diligencias peligrosas. Mientras la familia crecía con la llegada de Elsa María (1959) y Nicolás Alejandro Moya Ospina (1960), el juez Moya Tovar residiría por temporadas cortas en zonas ´rojas´ a donde se le destinaba para investigar los delitos y sus autores, como en Caloto (Cauca) y el corregimiento tulueño de Barragán en las montañas del Valle del Cauca.

El caso de Antonio Larrota. Hacia 1961, tendría a su cargo unas de las diligencias más arriesgadas de su carrera, el caso del asesinato de Antonio María Larrota González, considerado por unos como un activo joven líder de izquierda y por otros como un organizador de cuadrillas de bandoleros en Tacueyó (Cauca). Eduardo y la comisión que se desplazaba para el levantamiento del cuerpo, estuvieron a punto de ser emboscados en El Salado, un recóndito paraje del municipio de Corinto.

La calma de la Isla Prisión. Los años pasaban y aunque Eduardo acumulaba experiencia, él no había podido recibirse de abogado ya que su tesis sobre ´El Abuso de Confianza´ era muy extensa y las comisiones encomendadas no le dejaban mucho tiempo.

En 1963 quedaría libre una vacante de juez en la cárcel de máxima seguridad que hacía poco el Gobierno del presidente Alberto Lleras Camargo construiría en la Isla Gorgona para recluir a los reos más peligrosos de todo el país ya que era casi imposible una fuga de ese territorio inaccesible, entre la selva y un Océano Pacífico infestado de tiburones, a 35 kilómetros de la Costa. Eduardo y Graciela tomarían una decisión trascendental para la carrera de él y para las finanzas de la familia; solicitar el traslado a la penitenciaría.

En 1963 Graciela con sus dos hijos en Gorgona.

Una mujer en la Isla Prisión. Todo el grupo familiar, los esposos con sus dos pequeños hijos y los padres de Eduardo arribarían al muelle de la Isla Prisión y vivirían 18 meses en ese paraíso tropical declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982.

Graciela sería una de las pocas mujeres que habitaría esa isla rodeada de guardianes, funcionarios y el personal de salud y la Armada que llegaba de cuando en vez. Lugar donde Eduardo, además de reivindicar los derechos de los recluidos y trabajar en su tesis de grado, compartiría con su familia dos de sus grandes pasiones, la pesca con anzuelo, actividad que realizaría todas las noches con su esposa, y  la natación en los paseos dominicales a la playa donde sus pequeños hijos iniciarían sus primeras experiencias acuáticas.

A Cali. Con el dinero ahorrado, los Moya Ospina comprarían su casa en El Refugio, a unas cuadras de la Calle Quinta; hacia 1966 llegarían a esta urbanización de clase media construida por Fenalco, con su tercer hijo, Luis Carlos. Eduardo ya con su título en mano, sería nombrado Juez 11 Penal Municipal y al final se desempeñaría como Juez 2 de Instrucción Criminal. En 1969, volvería a tener un caso complicado, el secuestro de los ciudadanos suizos Werner Straessle y Hermman Buff, perpetrado en Cali.

Como libre pensador que era, Eduardo con un colectivo de médicos y abogados, participaría en la creación del Colegio Ideas en 1973, con un modelo pedagógico bastante innovador para ese momento.

El retorno a Gorgona. El 4 de enero de 2004, Graciela acompañada de sus dos hijos mayores quienes iban a bucear, retornaría a la Isla Gorgona, cuando ya era un Parque Nacional Natural dedicado a las investigaciones científicas por la riqueza de su biodiversidad. A sus 82 años desembarcaría en el mismo muelle para recorrer los vestigios de la cárcel, contarle a los visitantes múltiples historias sobre la vida en la Gorgona de los años 60 y recordar en el mismo lugar, los años felices con su esposo.

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi prima, la abogada Elsa María Moya Ospina, mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Moya Ospina. Archivo fotográfico de las familias Moya Ospina y Bernardi Ospina.

(1*) Eduardo Moya Tovar nace el 10 de febrero de 1923 en Bogotá y fallece en Cali, el 5 de mayo de 1977. Sería Juez 11 Penal Municipal (30/07/1965 hasta 31/12/1970); 2 Juez de Instrucción (01/01/1970 al 05/05/1977) y su último cargo fue Juez 2 de Instrucción Criminal hasta 1977.  (2*) Graciela Ospina Mejía nace en Santa Rosa de Cabal el 16 de septiembre de 1921 y muere el 28 de octubre de 2013 en Cali.  (3*) Antonio Bernardi de Fina, constructor italiano nacido en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), casado con Camila Ospina, la hermana de Graciela. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (4*) Luis María Ospina Arcila, ´papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. (*5) Chocolate Luker, empresa fundada en la Hacienda La Enea de Manizales en 1906.

La carrera más dura del mundo en el país más bello del mundo

Arrancó el Giro de Italia con 228 pedalistas, 6 de ellos colombianos, quienes aspiran a vestir la maglia rosa al final de las 21 etapas, el 30 de mayo. Momentos históricos de una de las tres grandes carreras del ciclismo mundial y de la participación de los colombianos.

Arrancó el Giro de Italia, la “la carrera más dura del mundo en el país más bello del mundo”, con 228 pedalistas, 6 de ellos colombianos, quienes aspiran a vestir la maglia rosa al final de las 21 etapas, el 30 de mayo.

  • INEOS Grenadiers: Egan Bernal y Daniel Felipe Martínez 
  • UAE-Team Emirates: Fernando Gaviria y Juan Sebastián Molano 
  • Movistar Team: Einer Augusto Rubio 
  • Astana – Premier Tech: Harold Tejada

La edición 104 está dedicada la historia: la Unificación de Italia, 700 años de la muerte de Dante Alighieri, 90° cumpleaños de la Maglia Rosa y a los Olímpico de Invierno de 2026 en Milán-Cortina d’Ampezzo.

Momentos históricos de una de las tres grandes carreras del ciclismo mundial y de la participación de los colombianos:

  • El 13 de mayo 1909 partió la primera edición en la Plaza Loreto en Milán, con 127 corredores, organizada por el diario deportivo La Gazzetta dello Sport. El italiano Luigi Ganna fue el ganador de las ocho etapas.
  • 1911: inició y finalizó en Roma para celebrar el 50 º aniversario de la unificación de Italia. 
  • Durante la Primera Guerra Mundial se interrumpió.
  • 1920: por primera vez el Giro pasó por otro país: Suiza.
  • 1924: compitió una mujer: Alfonsina Strada.
  • 1931: nace un ícono mundial:se presentó la maglia rosa para el al líder de la carrera.
  • 1933: se introdujo la clasificación de montaña y la primera contrarreloj individual.
  • 1937: se incluyeron las Dolomitas.
  • 1943: se suspendió durante la Segunda Guerra Mundial.
  • 1950: primer extranjero que subió al pódium: el suizo Hugo Koblet.
  • 1973: primer colombiano en participar, Martín Emilio Rodríguez Cochise, ganó la etapa Florencia – Forte dei Marmi.
  • 1989: el colombiano Lucho Herrera ganó la Montaña y 2 etapas: Padua – Tre Cime di Lavaredo y Mendrisio – Monte Generoso.
  • Participó en el Giro de Italia, ganando 2 etapas, la 13ª, entre Padua y Tre Cime di Lavaredo y la 18ª, entre Mendrisio y Monte Generoso y ganando la montaña con 70 puntos. Ocupó la casilla 18.
  • 2013: bicampeón, el colombiano Rigoberto Urán.
  • 2014: primer colombiano y único ganar la carrera rosa: Nairo Quintana y en segundo lugar, Rigoberto Urán.
  • 2016: bicampeón, el colombiano Esteban Chávez.
  • 2017: bicampeón Nairo Quintana.
  • 2018: el Giro inició en Jerusalén y el tercer lugar fue para el colombiano Miguel Ángel López.
  • 2019: el mejor joven, Miguel Ángel López, conquistó la Maglia Bianca.
  • 2020: se movió la fecha y lugares de inicio y finalización de la carrera por la pandemia de la Covid-19.

En el portal web del Giro y en los perfiles sociales (Youtube, Dailymotion, Facebook, Twitter, Instagram) se podrán seguir las 21 etapas y esos recorridos por las grandes montañas, los paisajes, los pueblos y ciudades italianas.

Conferencia ‘Colombia e Italia una relación de amores y desamores’

Por Isabella Prieto La Bernardi, periodista y contadora de historias. Las relaciones diplomáticas y los lazos de amistad entre Italia y Colombia tan cordiales hoy en día, han sido una historia de amores y desamores con múltiples tropiezos, que se remonta a los siglos XIX y XX.

Por Isabella Prieto La Bernardi, periodista y contadora de historias. Las relaciones diplomáticas y los lazos de amistad entre Italia y Colombia tan cordiales hoy en día, han sido una historia de amores y desamores con múltiples tropiezos, que se remonta a los siglos XIX y XX.

Un recuento de la huella en nuestro país de los primeros inmigrantes de origen italiano en las épocas de la Colonia e Independencia, pasando por el legado de personajes como Agustín Codazzi, gestor de la Comisión Corográfica (1850-1859) y Oreste Sindici, quien musicalizó el Himno Nacional en 1887, hasta los motivos de Colombia para no incentivar en los últimos dos siglos, la migración extranjera a , a diferencia de otras naciones latinoamericana.

Anécdotas sobre cómo Gabriel García Márquez descubriría su vocación por el cine en su pueblo, Aracataca, en el Cine Olympia instalado por el comerciante calabrés, don Antonio Daconte Fama, en el patio de su casa en Las cuatro esquinas.

Los detalles del caso Cerruti y los  26 años de crisis diplomática entre los Estados Unidos de Colombia y el Reino de Italia entre 1885 y 1911, cuando las dos jóvenes naciones vivieron una crisis diplomática de grandes proporciones que se convertiría en un lío del derecho internacional privado, en el que estuvieron involucrados el rico comerciante piamontés garibaldino, Ernesto Cerruti y las autoridades del Estado Soberano del Cauca; y como mediadoras las dos potencias de la época:  España y Estados Unidos.

Conferencia de historia dictada el 8 marzo de 2021, por invitación del Club Campestre de Cali.

Un siglo de Ferrucci Guicciardi y el Telégrafo I en Cali

Hace un siglo un joven piloto de Modena, Ferruccio Guicciardi Romani, haría historia con su hazaña aérea en la Cali de los años 20. El jueves 21 de abril de 1921, un valiente oficial veterano de la Primera Guerra Mundial al servicio de la Fuerza Aérea Italiana, sería el primer piloto que atravesaría los Andes colombianos en la ruta Pasto- Cali y pisaría suelo caleño, a bordo de su pequeña aeronave, el Telégrafo I e inauguraría el servicio postal.

Hace un siglo un joven piloto de Modena, Ferruccio Guicciardi Romani, haría historia con su hazaña aérea en la Cali de los años 20. A este centro urbano que bullía por su ubicación estratégica irrumpían nuevos medios de transporte para el comercio y el desplazamiento de pasajeros.

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El jueves 21 de abril de 1921, un valiente oficial veterano de la Primera Guerra Mundial al servicio de la Fuerza Aérea Italiana, sería el primer piloto que atravesaría los Andes colombianos en la ruta Pasto- Cali y pisaría suelo caleño, a bordo de su pequeño bimotor, el Telégrafo I.

Devolvámonos esa máquina del tiempo y revivamos detalles de lo que fue para los 50 mil parroquianos que habitaban estas tierras ese inédito suceso…

Con la corresponsal de La Bernardi en Quito, Marcela Becerra, exploramos la llegada al continente americano por el puerto de Guayaquil, de este aviador proveniente de la Emilia Romaña y del Telégrafo I, el primer avión que pisó tierra caleña, historia que se remonta cuando el piloto italiano, Elia Liut, recibió esa pequeña nave del estado italiano como pago por sus servicios militares como otros pilotos de la Primera Guerra y la trajo desarmada en 1920, para luego ser comprada y bautizada por el empresario Abel Castillo del diario El Telégrafo de Guayaquil para inaugurar el servicio de correo en ese país.

La pequeña nave de 8.90 metros de largo, se conserva en el Museo Aeronáutico de la Fuerza Aérea Ecuatoriana.

Y para finalizar esta historia del primer siglo del vuelo a Cali de Ferruccio Guicciardi, Sofía García visitó la cripta de la iglesia San Fernando Rey, la última morada del piloto en la ciudad que escogió para despedirse de este mundo.

Equipo creativo del pódcast de La Bernardi: editora Isabella Prieto, comunicadora Sofía García y editor de audio, Marcio Reyes.

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