Los días de un lindo arcoíris

Eran los días
De un lindo arco iris
Se iba el invierno
Volvía el sereno
Brillaban tus ojos
De luna y de estrellas

Mientras una mano rozaba tu piel.

Por Fabio Ibarra Valdivia* . Los muchachos teníamos entonces los cabellos largos y una fe inquebrantable en las grandes utopías. El mundo parecía brotar ante nosotros totalmente nuevo. Se encendían las primeras luces de la década de 1970 y mirábamos sin entender mucho, casi nada para ser sinceros, los rescoldos del Mayo francés, la ilusión intacta de la Revolución cubana, el temblor reciente del universo macondiano y la huella todavía fresca de Neil Armstrong en la arena lunar.

San Remo, estrecha relación con Colombia. La televisión, que apenas empezaba a popularizarse en Colombia, venía a decirnos que en San Remo, un pueblo al otro lado del mar, muy lejos de la estrechez de nuestros barrios, florecían poemas convertidos en baladas. Y cuando volvíamos del colegio, al sintonizar las emisoras juveniles, Nicola di Bari nos recordaba que aquellos eran los días de un lindo arcoíris.

El encanto de lo lejano. Para quienes andamos en los sesenta años, un poco más o un poco menos, el mítico Festival de la Canción de San Remo es de vital importancia: sus canciones modelaron en buena medida nuestra sensibilidad musical y amorosa. Es cierto que cantábamos las letras entre esperanzadas y tristes de ídolos latinoamericanos como Enrique Guzmán, Angélica María, el gitano Sandro y Leonardo Favio, además de otras con tinte social. Pero San Remo tenía el encanto de lo lejano, lo inalcanzable; un mundo que brillaba por encima de nuestra imaginación, envuelto en la bruma de cierto misterio y un encendido romanticismo.

Nada Malanima. Estábamos en pleno fervor de la adolescencia, esa edad en la que caminamos en una cuerda floja que bien puede elevarnos al paraíso o lanzarnos al abismo, cuando la sonrisa en blanco y negro de Nada Malanima llegó a nuestras vidas. Esa figura grácil, casi de aire, que se movía con el desenfado de la juventud, nos ayudó a respirar. Asidua estrella de San Remo en sus primeros años, nos regaló en italiano y español el terciopelo de canciones como Ma che freddo fa, Pa’ diglielo a ma, Il re di denari y Il cuore è uno zíngaro.

Gigliola Cinquetti, la reina de San Remo. En una época en que los videos no eran ni siquiera un sueño, nos contentábamos con los afiches y los álbumes con fotos a colores, a veces retocadas toscamente, de nuestros ídolos. Y estaba el cine, por supuesto. En la penumbra del teatro Belalcázar en el barrio Obrero o en el Palermo de San Nicolás de Cali, quizá tomados de la mano con el primer amor, vimos el rostro de Gigliola Cinquetti llenar la pantalla. Recuerdo la escena en un aeropuerto, muy llena de sentimiento, en el instante en que su voz hacía brotar lágrimas mientras cantaba Dio, come ti amo.

Dio come ti amo
Non è possibile
Avere fra le braccia
Tanta felicità
Baciare le tue labbra
Che odorano di vento
Noi due innamorati
Come nessuno al mondo

El Festival de la Canción de San Remo – Festival della Canzone Italiana. Este evento que ya llega a la versión 70 e inicia este 4 de febrero de 2020, ha escrito una rica historia musical desde los primeros años de 1950, además de evocarnos el perfume de sus playas al noroeste de Italia, grabó en nuestros corazones el talento de Domenico Modugno, Adriano Celentano, Lucio Dalla, Mina, Ricchi e Poveri, Gianni Morandi, Iva Zanicchi, Gabriella Ferri y un sinnúmero de compositores y cantantes que les dieron vuelo a nuestros anhelos con el solo toque de sus notas, sus letras y sus voces. Otras generaciones sentirían algo similar con Laura Pausini o Nek, más cercanos al final del siglo XX.

Hace parte de nuestra geografía emocional. Más allá de las polémicas que lo han sacudido en ciertas épocas, como ocurre con casi todas las empresas humanas, y de horas oscuras como la muerte jamás esclarecida de Luigi Tenco, el autor de la memorable Ho capito che ti amo, San Remo sigue intacto entre nosotros, esos chicos de barriada que cultivábamos la felicidad sentados en las esquinas, construyendo patinetas con retales de madera, haciendo bailar trompos o ahorrando para ir al matiné de los domingos. San Remo todavía nos dice algo. A pesar incluso de que hoy en nuestro medio muy pocos lo mencionen, lo conozcan o lo recuerden. No por casualidad hace parte de nuestra geografía emocional. ¡Casi nada!

*Poeta caleño, apasionado de la literatura y el cine; explorador de nuevas y viejas músicas

Medardo Arias narra la llegada de los barcos italianos de pasajeros a Buenaventura (2)

Desde hace siglos las comunidades del Pacífico colombiano escuchan las historias narradas, recitadas o cantadas, entremezcladas con los vientos y ritmos propios del litoral.

Haciendo honor a esa tradición y herencia ancestral, el escritor y poeta Medardo Arias Satizábal, en su obra literaria narra los sucesos locales de su Buenaventura de infancia, porque como bien lo dice en su poema Taninos: ¨Buenaventura estás en mí como un ronco atabal. Permaneces, cada vez que desgajo mi voz en un poema. Nunca te fuiste¨.

El Verdi y el Donizetti en la literatura latinoamericana. Él viaja en los recuerdos como guardián de la memoria de su llamada bahía del ensueño, para revivir las vivencias de los bonaverenses y caleños, ante la llegada de los barcos de pasajeros de la Italian Line en los años 60 y 70. Los mismos que se encuentran en una travesía por la literatura latinoamericana: ¨hay referencias del Verdi y el Donizetti en Mario Vargas Llosa y Pablo Neruda, entre otros, cuando hacían tránsito desde o hacia Europa¨.

El aporte cultural al puerto. ¨Esos barcos hicieron un aporte cultural muy importante, era la llegada de la cultura del viejo mundo a un puerto del Pacífico, venía gente de calidad humana, el puerto era diferente porque no solo entraba y salía carga, sino que llegaban barcos de pasajeros, los mismos que iban con su cámara Leica por las calles, transfiriendo en sus gestos algo de la cultura del mundo… Por el puerto llegaron los filmes de Fellini y del Pier Paolo Pasolini¨.

¨Muchos viajeros del interior del país, llegaban en tren a Buenaventura con sus baúles, cruzaban la calle y se alojaban en el Hotel Estación y luego abordaban los vapores que partían hacia Europa, principalmente los de la compañía Italian Line. Un amigo que viajó en el Verdi, me mostró postales, diciendo en este barco voy rumbo a Europa¨.

El vino chianti y el pan de ajo. ¨Llegaba un barco italiano y era una gran alegría, la gente tenía acceso al muelle, muchas personas de Cali iban a comprar cosas, las señoras los linos y los señores el chianti, el vino tinto de mesa que venía en la botella pipona con canastilla; los marinos regalaban pan de ajo de las cocinas a los niños…¨.

Banda europea en el trópico colombiano. ¨… Recuerdo ir de la mano de mi padre al Parque Bolívar a escuchar la retreta, una banda bajaba del Verdi o del Donizetti y esos italianos rojos de sol con ese calor tan tenaz, con esas tubas y esos trombones, engalanados con chaquetas azules y sombrero, tocando arias clásicas como el Così fan tutte, la Cavallería rusticana de Pietro Mascagni; El barbero de Sevilla de Rossini¨.

Hace 10 años se nos fue Mainardo Bernardi Ospina

Por Juan Antonio Bernardi Madriñán*. Repaso a una vida dedicada al deporte desde diferentes frentes, como basquetbolista de alto rendimiento por el Valle y Colombia, dirigente deportivo de la ciudad que hizo suya e hincha furibundo de la Selección Italia y del Deportivo Cali.

El 28 de enero de 2011, partió a sus 73 años Nano o el Tano, como le decían sus más cercanos familiares y amigos a mi padre, un colombo italiano nacido en Armenia (Quindío) pero hijo adoptivo de Cali, quien fuera una de las grandes figuras de la historia del deporte vallecaucano.

Inicia su carrera deportiva en Cali. El 1 de mayo de 1950, cuando mi abuelo, el constructor italiano Antonio Bernardi Defina, se trasladó a vivir a Cali con toda su familia, Mainardo fue matriculado en uno de los planteles educativos masculinos más tradicionales de la ciudad, el San Luis Gonzaga, donde descubrió su gran talento y habilidad para jugar basquetbol e inició su carrera con la pelota naranja que le dejó tantas satisfacciones y grandes amigos.

Capitán del San Luis Gonzaga. Entre los años 1952 y 1957, se destacó como capitán del equipo de su colegio, fueron campeones departamentales en los Juegos Intercolegiados en diversas ocasiones, y sus grandes rivales, como él recordaba de esa gran época, fueron el Pascual de Andagoya de Buenaventura y el Berchmans de Cali.

Valle campeón nacional en básquet. Siguió su carrera ascendente, portó la camiseta de capitán de la Selección Valle Juvenil y de mayores, representó al departamento y al país en varios campeonatos nacionales e internacionales. Fue uno de los artífices de dos de los triunfos más sonados en básquet del Valle para esos años, el Campeonato Nacional de 1958 y el título en los Juegos Nacionales de 1960.

Triunfo histórico en Sudamericano de Clubes en Quito. Como campeón en 1958, el seleccionado rojo y blanco, se ganó el derecho de ir a jugar como Selección Colombia con el uniforme del Valle, en la cuarta edición del Campeonato Sudamericano de Clubes Campeones en la capital ecuatoriana. Ahí los vallecaucanos, entre los que se encontraba Mainardo, lograron una victoria histórica, vencer por primera vez al equipo San Lorenzo de Almagro, que representaba al seleccionado argentino y que quedó subcampeón.

Mi padre narraba como previo al cotejo con los gauchos, los colombianos habían derrotado a los chilenos por un marcador apretado y habían caído ante el combinado paraguayo por un score estrecho, al tercer compromiso llegaron con la necesidad de triunfar y seguir en carrera en dicho campeonato. Fue un partido de mucha tensión y coraje, el elenco colombiano dirigido técnicamente por Jaime Mendoza y el argentino Juan Rocheteux, se batió con garra y tesón dentro del terreno con jugadores de la talla de Christopher, Luna, Peñaloza, Nemen, Bernardi, Soler, Ochoa, Lema, Hormaza, Reyes y Quezada. Ellos derrotaron a los argentinos ante 7.000 espectadores por marcador de 67 a 64.

Joaquín Marino López, periodista de gran reconocimiento en el país y enviado especial de Cicrodeportes Valle a cubrir el campeonato suramericano, la describió como la “Noche de gloria para Colombia.

El cierre de su carrera. En 1960, Mainardo participó en los VIII Juegos Atléticos Nacionales de Cartagena, donde el seleccionado vallecaucano ganó la medalla de oro. Prácticamente en ese momento y con ese triunfo, cerró su ciclo como deportista de alto rendimiento.

En la dirigencia deportiva del Valle. Ya en la década del setenta, Nano siguió vinculado al deporte, se destacó como dirigente deportivo, llegó a ser miembro de la Liga Vallecaucana y la Federación de Básquetbol. Hizo parte del comité organizador de VI Juegos Panamericanos en 1971 y apoyó con sus ejecutorias para que Cali fuera sede del VII Campeonato Mundial de Baloncesto Femenino en 1975.

El fútbol fue su otra gran pasión, siguió los pasos de la Selección Italia en cada mundial al punto que salía a vacaciones para sentarse a hacerle barra, celebró por todo lo alto la Copa  España 1982 y Alemania 2006.

Por muchas décadas mi papá le entregó su corazón hasta el día de su partida a la institución verde y blanca, primero como dirigente y luego animando y acompañando como cualquier hincha en el estadio, a su equipo de fútbol, el Deportivo Cali.

Con su esposa y compañera de vida, Selima Madriñán, el día de su matrimonio (Capilla de Santa Teresita, Cali 1969)

Hace 9 años partió y dejó un vacío grande entre mi madre Selima, mi hermana Paola y el grupo de la familia Bernardi. Su gran enseñanza fue la entrega y los valores donde siempre estuvo el deporte como prioridad en su vida.

El basquetbol y el fútbol le dejaron grandes amigos, pero ninguno como Daniel Claros que fue su cómplice de aventuras, travesuras y grandes gestas deportivas. Con el ´Negrito´ Claros, su hermano del alma, habían nacido el mismo día y sin saberse se volvieron inseparables desde niños. En la foto durante la celebración conjunta de sus 70 años.

*Cronista deportivo e hijo de Mainardo Bernardi

La Jornada de la Memoria en Italia – Il Giorno della Memoria

Por Irene Garcés Medrano* . Hoy, 27 de enero, se cumplen 75 años de la fecha en que las tropas soviéticas llegaron al campo de concentración y exterminio de la ciudad polaca de Oświęcim (en alemán Auschwitz), derribando las rejas para permitir a los sobrevivientes revelar los horrores de los crímenes cometidos por los nazis.

Il Giorno della Memoria. Esta fecha fue instituida veinte años atrás por el Parlamento Italiano, justo cinco años antes que la Asamblea de las Naciones Unidas designara el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el mismo enero 27, mediante la resolución de 2005.

Persecuciones y antisemitismo. Este día se instauró para recordar el genocidio cometido contra el pueblo hebraico y las persecuciones infligidas a los deportados en campos nazis, homosexuales, gitanos de etnias Sinti y Romani; y otras minorías, como militares y políticos no alineados o sospechosos de no alinearse al régimen dominante. Así como también de las leyes raciales aplicadas en Italia, introducidas en el 1938 por el régimen fascista y firmadas por el rey de Italia en ese entonces, Vittorio Emanuele III (Víctor Manuel III, rey entre 1900 y 1946).

Esta ex deportada italiana nacida en Milán el 10 de septiembre de 1930, a los 13 años entró en un campo de concentración junto con otros 776 niños. Hoy tiene noventa años y es activista contra el antisemitismo.

Sobrevivientes. Los pocos que sobrevivieron a este crimen contra la humanidad, hoy, a pesar de la avanzada edad, expenden sus días narrando la tragedia, sobre todo a las nuevas generaciones, para recordar y ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro. Sus relatos son impactantes, coinciden en que una vez liberados -el grado de sufrimiento que habían tocado era tan fuerte-, que por años guardaron un silencio obligado, casi que fue un tiempo necesario para entender el grado de deshumanidad de sus verdugos, antes de exponer la verdad al mundo.

*Caleña radicada en en norte de Italia desde hace casi tres décadas, comunicadora, hortelana, cocinera y viajera por convicción.

Los embajadores marítimos de Italia recalaron en Buenaventura (1)

El Donizetti, uno de los barcos bautizados con nombres de grandes músicos, de la segunda generación de la flota Italian Line, con el Verdi y el Rossini, que surcaban los mares desde los años 60 como embajadores marítimos de Italia

Corría el año de 1971 cuando mi padre, Álvaro Prieto, anunció a la familia la visita ese fin de semana a Buenaventura, para conocer el mar y darle la bienvenida a nuestra prima María Teresa Hurtado, quien llegaba en barco proveniente de Italia, donde terminó estudios de ceramista.

En nuestro jeep Land Rover 62 todo terreno, emprendimos ese largo e incómodo viaje por la Carretera al Mar de entonces, que de a poco entre túneles y curvas, nos fue revelando el misterio de la exuberancia del paisaje del Pacífico colombiano.

El arribo a Buenaventura. Al llegar a nuestro destino sentimos el primer golpe de calor húmedo y el bullicio propio de la Isla Cascajal donde se ubican el centro mismo de la Capital del Pacífico colombiano y el principal puerto marítimo del país. Ahí mismo, frente a la bahía de la Buena Ventura como fue bautizada por el licenciado Pascual de Andagoya por “lo tranquilo de sus aguas y lo abrigado del recodo”, se levanta imponente una blanca edificación desde la década del veinte del siglo pasado, el Hotel Estación, construido por la Compañía del Ferrocarril del Pacífico, y donde tuvimos el privilegio de alojarnos.

El Hotel Estación de Buenaventura, inaugurado en 1925.

El Estación, el hotel más bello de Colombia. No más salió el sol, nos preparamos para la primera excursión del día, explorar de arriba abajo, ese que fue llamado el más bello de Colombia por su estilo neoclásico, en ese entonces un poco derruido, pero guardián de época pasadas, de aquellas galas consulares a lo ´gran gatsby´ y fiestas con las mejores orquestas internacionales en sus salones. Pero también, de la memoria de aquellos aventureros que alojó en su última noche antes de abordar, con ilusión o gran tristeza, un barco rumbo a Europa tras un amor o los sueños de una carrera, y de aquellos inmigrantes y refugiados que albergó su primera noche en suelo americano, luego de cruzar el Atlántico para buscar una nueva patria y hacerse un nuevo destino.

La visita al muelle. Nuestra segunda excursión de ese emocionante día, con padres, hermanos y tíos, fue la llegada al muelle, entre un camino atestado del bullicio bonaverense y de familiares de otros pasajeros, que esperaban con ansia el desembarco de los suyos y la posibilidad de subir a bordo del Donizetti, uno de los barcos bautizados con nombres de grandes músicos, de la segunda generación de la flota Italian Line, con el Verdi  y el Rossini, que surcaban los mares desde los años 60 como embajadores marítimos de Italia, transportando a módicos precios y en condiciones bastantes confortables a pasajeros –muchos de ellos españoles exiliados rumbo a Venezuela y ya cada vez menos inmigrantes italianos para Sur América-, y promoviendo la cultura del viejo continente, en su ruta Génova, Nápoles, Cannes Barcelona, Tenerife, La Guaira, Cartagena, Cristóbal, Buenaventura, Manta, Guayaquil, Callao, Arica, Antofagasta y Valparaíso, con la bandera italiana pintada en rojo sobre la chimenea, la proa en blanco y la línea verde sobre las aguas.

El Donizetti. Poco a poco, por la escalerilla, desembarcaron en fila los baúles y las maletas, junto con aquellos viajeros que se quedaban en este puerto, entre ellos divisamos a María Te, la prima que partió de Nápoles y navegó en una travesía durante 19 días a bordo del Donizetti, junto con otros 600 pasajeros, en un servicio que ahora conocemos como los cruceros turísticos o las máquinas de la diversión. La vimos descender cual modelo en la pasarela de Milán, con gafas y pava para fundirse en el abrazo de su familia colombiana.

Siguió para todos nosotros la visita al barco sin mayores controles de seguridad y con el derecho a recorrer la cubierta, y acceder al ´in bond´ a comprar unos cuantos artículos ´made in Italy´ a la tripulación. Para todos fue una experiencia inolvidable, casi comparable a sumergirnos por primera vez en las aguas del Océano Pacífico.

El fin de la era dorada. Para ese momento no sabíamos que éramos testigos del final de una era, faltaban alrededor de tres años para que ante la ofensiva de los vuelos comerciales y el alto costo de los combustibles, se suspendieran los viajes transatlánticos de pasajeros de la Italian Line partiendo de puertos italianos hacia el continente americano. Aquella misma flota que entre cada una de las dos guerras mundiales del siglo XX y hasta mediados de los setenta, operó para satisfacer la demanda de pasajes de las grandes oleadas de inmigrantes italianos y de otras tantas partes de Europa, rumbo a ´La América´. Muchos de ellos se quedaron en el Valle del Cauca.

Página del diario El País de Cali, diciembre 1957

La nostalgia. Al final del día solo quedan los avisos de prensa de esa época dorada como aquel de diciembre de 1957 en el diario El País de Cali, cuando la firma italiana de Carlos Pagnamenta con oficinas en Cali y Buenaventura, promociona las rutas Buenaventura – Chile – Europa para febrero de 1958, en el Antoniotto Usodimare, el Marco Polo y el Amerigo Vespucci; las postales antiguas como último rastro frágil de aquellos colosos de vapor que surcaron los mares para tender un puente entre el viejo y el nuevo continente, como el Donizetti y el Verdi, que se venden a E 3.5 euros en mercado Libre y las fotos del álbum de los Prieto Bernardi en su viejo Land Rover que los transportó hasta el Océano Pacífico.

La travesía de María Teresa Hurtado:

¨Leyendo con tu escrito y relatos de los viajes y travesías de estos grandes transatlánticos de la compañía Italian Line. Mi tiquete lo compré en la empresa Navemar en Roma, que tenía sucursales en toda Latinoamérica. Fue un noviembre de 1971 y puedo dar fe de mis anécdotas, sobre todo siendo una de las protagonistas con los 19 días que duró mi viaje. Gracias por mostrarme como casi una estrella, se pudieran escribir páginas y páginas. Incluyendo alegrías, tristezas y las buenas amistades que hice en este largo viaje.

Eramos casi todos muy jóvenes quienes regresábamos a nuestros países de origen, fuimos testigos de la gran masa de migrantes que venían al sueño dorado de Latinoamérica, especialmente a Venezuela.
Nuestra nave Donizetti era como el arca de Noe, en Barcelona embarcaron cualquier cantidad de perritos y gaticos, casi todos se bajaron en el puerto de la Guayra con sus respectivos amos.
Luego del puerto de Nápoles pasamos por los puertos de Génova, Cannes y Gibraltar, para luego entrar al mar abierto, solo veíamos lo azul que era con un horizonte muy lejano. Finalmente divisamos tierra firme y era la isla bonita de Curazao, bellísima costa de gente amable y alegre, con grandes comercios, detonantes joyerías y su cautivante arquitectura de estilo holandés, para luego seguir de noche en los puertos de rutina, la Guayra, Cartagena, Colón, Buenaventura y de ahí, su recorrido hacia otros puertos del sur del continente.


De las lindas personas que venían conmigo, el caleño danés Rasmussen Lloreda y su esposa española Mercedes Sebastián que venían en su luna de miel; jóvenes fotógrafos profesionales que ya en Cali los vería varias veces cubriendo algunos eventos; luego una linda matrona de Bilbao, madre del dueño de la tradicional panadería Granada con quien nos encontrábamos en la proa para echarnos una conversa.
Otra anécdota que me extrañó fue que mi compañera chilena de cabina que venía de Inglaterra lloraba constantemente, nunca supo lo que fue el aire de mar, escribiendo un diario para su novio de Persia que dejó en Londres sin saber cuándo se volverían a ver.

Otra de tantas anécdotas, con los jóvenes de Chile que llegaron a sus respectivas ciudades nos intercambiamos muchas cartas para luego saber que el régimen del momento los escondió para nunca más saber de ellos.
Otro caleño amigo de infancia del barrio el Peñón, Guillermo Hernandez Castaño, venía de Barcelona, para luego perderse en Cali, y luego yo, que fui muy feliz al ver mi familia, mamá, hermano, sobrinos, tíos, primos y amigos que vinieron hasta el puerto a darme la bienvenida, fue muy emocionante, subieron a conocer un barco de esa magnitud y comprar en el Duty free. Una linda historia que no se volvió a repetir «María Teresa con 4 baúles y 8 maletas» .

En medio del invierno Italia celebra Centenario del nacimiento del maestro Fellini

Enviado por Irene Garcés Medrano * . Querida amiga La Bernardi, te escribo en pleno invierno, en una jornada luminosa con temperaturas que van de 11 a 20 grados y levantan el ánimo estropeado por la realidad actual, cada vez más caótica donde por ejemplo, en ciudades grandes como Turín, Roma, Milán, Verona y Venecia,   los efectos devastadores de la contaminación ambiental, especialmente durante el invierno con el uso de la calefacción, alcanzan niveles alarmantes.  A tal punto que algunos alcaldes se han visto obligados a prohibir el uso de autos en las jornadas festivas.  Curioso y polémico el caso de Milán, donde el alcalde Giuseppe Sala, ha anunciado que a partir de marzo, el veto de fumar en espacios públicos cerrados, se extenderá a lugares al aire libre como paraderos de buses y filas para obtener servicios. 

Inquieta la situación en Libia, vecino italiano, al otro lado del Mediterráneo, donde después del trágico final del régimen de Muhammad Gadafi, se combate una guerra civil entre el gobierno  de Fayez al-Serraj  y Fuerzas del Militar  Khalifa Haftar.  La abundancia de recursos naturales, como gas y petróleo, hacen de La Libia un país apetitoso; donde potencias extranjeras compiten por sostener, en base al propio interés, alguna de las dos fuerzas representativas.

Diplomacia Internacional. Esta situación que exige soluciones, que a simple vista se ven terriblemente complejas, ha llevado a Giuseppe Conte, Primer Ministro italiano, a dar pasos acelerados en el ámbito de la diplomacia internacional.  Se espera que al menos, la respuesta sea coherente con el artículo 11 de la Constitución Italiana, que repudia la guerra como instrumento ofensivo contra la libertad de otros pueblos y como medio para resolver disputas.

La tregua. Las expectativas están puestas en el cumplimiento de la tregua prevista durante la Conferencia de Berlín, reunión organizada por la Canciller Angela Merkel, y que contó con la participación de representantes de Libia, Rusia, Turquía, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Unión Europea, la Liga Árabe, la Unión Africana, Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, ONU y del Primer Ministro italiano.

La reunión de Berlín, estableció un primer acuerdo para el cese al fuego, a través del nombramiento de una Comisión militar que monitoreará el cumplimiento de dicha tregua.

Proceso Interno de Reconciliación. Estando a cuanto dicen las Agencias, en las conclusiones del evento de Berlín, se delinearon pasos importantes para establecer las bases de un Proceso Interno de Reconciliación que ponga fin a la guerra.  Por el momento, todos los participantes, se comprometieron a respetar el embargo ONU, que prohíbe la expedición y venta de armas. 

Querida cómo ves, la situación en esta península, anclada con gracia en el centro del Mediterráneo, no es color de rosa.  Pero es parte de la realidad y negarla o fingir de no mirarla, sirve poco.    Por fortuna, la vida está llena de matices y también ofrece cosas hermosas que a veces, aún con los ojos abiertos, te permiten soñar, como cuando miras una película.

El Centenario del nacimiento de Federico Fellini

A propósito de sueños y de cine, a partir de este 20 de enero el mundo festeja el Centenario del nacimiento de Federico Fellini. El gran maestro, fallecido en Roma el 31 de octubre de 1993, Premio Oscar, director, guionista, dibujante, escritor, será conmemorado con eventos en diferentes ciudades partiendo de su natal Rìmini (Regio Emilia).

Como lo definió el cineasta livornés Paolo Virzi , encargado  de crear el logo para el Centenario: “Fellini es el Dios del cine, la divinidad, sus películas son una medicina eficaz, aunque si no está, existirá siempre a través de sus obras.  Con solo pronunciar el nombre de Fellini es como pronunciar una palabra mágica, un ´abracadabra´ que zas, trae a la mente el carácter de los italianos, la ironía, la danza, el circo, el dolor, la fiesta, la tragedia y la comedia juntas. Porqué  Fellini es el director de cine,  que con un estilo inimitable, ha  inspirado y donado más al espectador, en términos de alegría”.

El logo del Centenario. Acerca del logo para el Centenario Felliniano, que Virzi presentó durante el pasado Festival de Cine de Venecia, el cineasta de Livorno,  explicó, que le interesaba  representar un Fellini diferente al icono  con la bufanda y el megáfono que han siempre mostrado.  Para ello se inspiró en la fotografía de Tazio Secchiaroli, quien retrató a Fellini con un látigo en mano -durante la grabación de Ocho y Medio-, mientras explicaba a Marcello Mastroiani como interpretar el rol de Guido, en la escena del harem.

Fellini durante la grabación de Ocho y Medio

Para Virzi, la imagen de Federico Fellini con el látigo, es la idea perfecta del domador, como en el circo, el domador a través de la historia de la naturaleza humana, de quien busca transformar el caos, en una historia que debe ser narrada.

Los vocablos que aportó. Hoy, el mejor modo de festejar a Federico Fellini es a través de sus películas, verdaderas joyas de la cinematografía mundial, donde el artista -ajeno a dinámicas externas e intereses lejanos a su creación-, se prodigó en raptus de genialidad donando al imaginario italiano vocablos nuevos como La dolce vita, Amacord, y de otras películas como: Ocho y Medio, El Jeque blanco, Roma, Y la Nave Va, las Noches de Cabiria, la Ciudad de las Mujeres y La Voz de la Luna.

Las celebraciones para festejar el Centenario del maestro Fellini deberían ser alegres -enfatiza- Paolo Virzi, porqué ese fue el timbre que Fellini dio a su trabajo; mirar la vida, la soledad, también la tragedia.  Inventó un modo de narrar también las cosas terribles, la desesperación, la infelicidad, siempre con una mirada que mostró todo desde lo profundo, hasta transformarlo en algo aceptable, por ello, recordarlo debería ser algo alegre, como en un juego, reiteró.

El maestro Fellini con su hermana, en la portada del libro A Tavola con Fellini (A la mesa con Fellini).

La tierra del maestro, cuna de la pasta. Y en  homenaje a Federico Fellini, digno representante de la Emilia Romaña, cuna de la pasta fresca: tortellini, raviolis, cappellacci, lasaña, canelones, gnocchi, tagliatelle, papardelle, de la salsa boloñesa, del parmesano, del jamón crudo o cocido y de una gran variedad de delicias provenientes de esa región,  a los amantes del buen cine e intrépidos y osados en la buena cocina,  propongo  una receta de pansotti, especie de raviolis  hechos en casa, con verduras de la huerta y pesto  genovés preparado a modo mío.  Feliz cumpleaños maestro Fellini!!!  

* Caleña radicada en en norte de Italia desde hace casi tres décadas, comunicadora, hortelana, cocinera y viajera por convicción.

Mi tarde en Ponte Nelle Alpi, el terruño de los Bernardi

Por Maritza Camacho * . A finales de septiembre de 2016, mientras Colombia vivía una gran polarización por cuenta de la consulta popular que refrendaría los acuerdos de los Diálogos de Paz con las -FARC- para poner fin a décadas de violencia, me dirigía a Ponte Nelle Alpi, una población alpina de la provincia de Belluno en Italia, lugar donde nació Antonio Bernardi, el abuelo de la autora de este blog, y donde de verdad respiré paz.

La visita a Ponte fue un acuerdo logrado en los diálogos que sostuve con La Bernardi cuando preparaba mi primer viaje a Europa, un sueño aplazado por más de 20 años y que cumplí con su complicidad. Nuestro acuerdo consistió en que nos quedaríamos tres días en Amsterdam y yo la acompañaría a esta población que no figura en los planes turísticos pero que valió la pena conocer.

Así fue como un lunes en la mañana, después de dos días en la ensoñadora Venecia, abordamos un tren que nos conectaría con las raíces de La Bernardi en dos horas, no sin antes detenerse en Conegliano, población de la provincia de Treviso, región del Véneto, conocida por sus vinos secos. Allí estuvimos media hora, la que aprovechamos para salir a conocer los alrededores de la estación y así sumar un lugar más a mi periplo que por poco termina aquí, pues casi me deja el tren.

El encuentro. Llegamos a la estación de Ponte a medio día. Empezamos a recorrer sus calles solitarias bajo un sol de otoño para buscar los únicos referentes que teníamos de los Bernardi, el bar y su Macelleria (carnicería). En el camino nos detuvimos varias veces a contemplar los bellos jardines que engalanan las viviendas de esta localidad que en sus 58 Km2, alberga alrededor de 8.000 habitantes y tiene como vocación empresarial los servicios, la ingeniería y la construcción. De ahí entendí el legado del abuelo Bernardi. No tardamos mucho en encontrar este negocio ubicado en la Viale Dolomiti, pero para nuestra sorpresa estaba cerrado. Aquí los lunes no se trabaja.

Justo cuando La Bernardi había pasado de la emoción de encontrar el local de sus familiares a la desilusión por hallarlo cerrado y terminábamos de hacer las fotos para el recuerdo junto al aviso de la Macelleria, llegó nuestro salvador, el dueño del bar contiguo que perteneció a los sobrinos de don Antonio.

Macelleria Bernardi, un negocio de tradición familiar

Para nuestra felicidad era un amigo de la familia quien, además de atendernos amablemente con paninis, focaccias y un aperol, realizó las llamadas necesarias para hacer posible que yo, después de aterrarme porque en el baño no existía batería sanitaria si no que me tocó sacar mis dotes de equilibrista para apoyarme en unas huellas de zapato y tratar de apuntar directo a un sifón en el piso, fuera testigo del encuentro colombo italiano.

Al poco tiempo aparecieron el primo de la nueva generación, Luigi Bernardi, su esposa y su madre. Pasados los saludos e intercambio de información que confirmaba sus lazos familiares, amablemente se ofrecieron a llevarnos a Paluc, la finca de la que La Bernardi escuchó tantas historias de su abuelo Tony.

Como Heidi en la pradera. Paluc, nos explicó el primo Luigi, significa zona de humedal. Está ubicada a pocos minutos del casco urbano en un recorrido que permite disfrutar de llanuras, de las aguas del histórico río Piave y de las Dolomitas, y es que según su sitio oficial Ponte Nelle Alpi tiene alturas desde 380 a 2.350 m. s. n. m. que privilegian su geografía. La construcción de la casa de los Bernardi se remonta a 1865, tiene gruesos muros en piedra que guardan la historia de esta familia. Los árboles de higos, pinos, el hermoso paisaje de un valle y las Dolomitas que la rodean, conforman una postal que me hicieron sentir como Heidi, la protagonista de una de mis series preferidas de infancia.

Las tías, Nairo, Urán, Juanes y Cuadrado. De regreso a Ponte nos recibieron en su casa la sobrina del abuelo, Liliana Bernardi y su cuñada Pepina, para compartir una simpática tertulia en la que predominó el vino y el ‘itañol’. Ellos tratando de entender nuestro español y nosotras chapoteando el italiano.  Y así en medio de balbuceos y señas, fue muy gratificante saber que ya en otras latitudes los referentes de Colombia son los jóvenes deportistas como Nairo Quintana, Rigoberto Urán, Juan Guillermo Cuadrado y artistas como Shakira y Juanes. La tarde terminaba y debíamos regresar a Venecia para continuar el día siguiente nuestro itinerario. Luigi y su esposa nos acompañaron a la estación. Mientras esperábamos el tren compartimos con ellos un café y hablamos de la tan anhelada paz de Colombia, que después de esta tarde en la que estas personas que sin conocernos generosamente confiaron en nuestra palabra y nos abrieron las puertas de sus hogares sentí que si se podía lograr. Hoy, recordándolos no pierdo la esperanza de que algún día en nuestro país la noticia más violenta sea “Que el gato del vecino se cayó del tejado”, como nos contó Luigi sucedía en Ponte.

En 1963 Antonio Bernardi regresó por primera y única vez a Italia para vivir un año. En la foto con uno de sus sobrinos en Ponte Nelle Alpi.
Antonio Bernardi con su esposa Camila y dos de sus sobrinos, Giovani Bernardi y Amelia en Ponte Nelle Alpi. 1963

* Caleña por adopción, comunicadora y curiosa de conocer el mundo

¨Caro amico ti scrivo¨ : Fabrizio De André (2 parte)

Enviado por Irene Garcés * Isabella querida, enero marca también un aniversario importante para el mundo de la canción italiana, el 11 de enero del 1999,  a la edad de 59 años, falleció  uno de sus máximos exponentes, el cantante, autor y compositor Fabrizio de André.

Las canciones De André las escuchas una vez, te encantan y no te desprendes más de sus melodías y  versos, de su  voz profunda y cálida que  teje y retrata  historias, personajes, hechos reales,  lugares,  vías, esquinas,  recodos de humanidad, de  mundo y de Génova, su ciudad natal.

Fabrizio De André enfatizó su No a la guerra, un No al alineamiento al poder, independiente de la forma que asume quien lo representa. En su trabajo artístico demostró estar siempre de la parte de los más débiles, de los últimos a quienes dedicó parte de su repertorio. Coherencia que permaneció intacta aún después de  permanecer 117 días en los montes de la isla de Cerdeña en manos de una banda de sardos que lo secuestró junto a su esposa Doris Ghezzi.  Recuperó la libertad solo después de pagar una gruesa suma por el rescate.  Una vez libre expresó que fue un período difícil: “…se trató de una interrupción de la felicidad”, y al final en un gesto de grande humanidad perdonó a sus carceleros.

En sus canciones usó palabras que al comienzo rozaron la censura, vetos pasados en segundo plano al superar la inutilidad de ciertos moralismos hipócritas que daban  valor substancial a la forma sin detenerse en el contenido, que en el caso del cantautor De André era impetuosamente innovador.

Entre 1954 y 1998 escribió más de 200 canciones y contribuyó al fermento musical en sinergia con otros músicos y cantautores italianos. Superó fronteras inspirándose a textos de Bob Dylan, Leonard Cohen, George Brassens, entre otros. 

Su álbum de mayor compromiso político ´Storia di un impiegato´ (Historia de un empleado) se inspira libremente en las canciones del mayo francés durante la protesta estudiantil de 1968. El cantautor ofrece reflexiones profundas, genuinas, abrazando, contenidos de la protesta en general, restando siempre de la parte más anarquista y libertaria del comunismo o marxismo. De André nos da un autorretrato de sí a través de la canción Boca di Rosa, considerada “un canto al amor sin distinción de forma, sacro y profano juntos”. La joven protagonista que eligió amar no por aburrimiento, ni por profesión sino por pasión. Y ese era Fabrizio De André.

Pd. Gracias a Guido Michelone, autor de Fabrizio De André, la storia dietro ogni canzone.

* Caleña radicada en en norte de Italia desde hace casi tres décadas, comunicadora, hortelana, cocinera y viajera por convicción

Colombia e Italia tejen la Máquina Verde: Decathlón Solar 2019 en Cali

Estudiantes y profesores de las Facultades de Arquitectura y Diseño e Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, el Politécnico de Torino y Oxford Brookes University, diseñaron y construyeron para esta competencia, un prototipo de vivienda sostenible denominada Máquina Verde, para una de las zonas más vulnerables de Cartagena, el barrio El Pozón.

La Bernardi conversó con dos de los líderes de este equipo, con el arquitecto colombiano, Carlos Hernández Correa, Director del PEI, Centro de Estudios Internacionales de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Javeriana de Bogotá y la decatleta italiana María Caterina Dadati , arquitecta del Politécnico de Torino y estudiante de una Maestría, quienes cuentan de dónde se remonta esta relación entre las dos universidades y el trabajo conjunto que están desarrollando en Colombia y con el cual participan en la segunda versión de la Decathlón Solar, ocupando el segundo lugar. Esta casa se puede apreciar hasta el 30 de diciembre, en el campus de Univalle.

¨Caro amico ti scrivo¨ * (1 parte)

Enviado por Irene Garcés Medrano * . Te escribo en un domingo gris y lluvioso, señales de este otoño lleno de contrastes, de alertas que pasan del amarillo al rojo con agua en abundancia y viento cálido del Sahara; de fenómenos y fuerzas naturales que estallan toda su furia contra la fragilidad de esta península en forma de bota sobre el Mediterráneo. Fragilidad directamente proporcional a su belleza, al número de riquezas reconocidas como Patrimonio Cultural de la humanidad, aquí concentradas.

Matera, ciudad del sur de Italia, Patrimonio de la humanidad.

Maravillas que por siglos y siglos se han conservado y se conservan inmutables para el deleite, curiosidad y orgullo de ojos propios y extraños. Ciudades museos como Venecia, Florencia y Matera; playas, escollos, rincones de paraíso en el mar, bosques y montañas amenazadas por la fuerza impetuosa del agua, del viento, de la madre naturaleza en plena rebelión. 

Monte Bianco desde Courmayeur en el Valle de Aosta

Querida Isabella era noviembre cuando me preguntabas acerca de las fechas que el calendario italiano marca en rojo. Fiestas diferentes que señalan el ritmo cultural de un pueblo y, tratándose de un país católico, salvo leves matices, son muy similares a las previstas en toda Latinoamérica.

Por ejemplo el primero de noviembre es Día de los Difuntos, momento de recogimiento y reflexión para recordar y visitar seres queridos ya fallecidos. 

Te confieso que visitar algunos cementerios ha sido ocasión para conocer aspectos de esta cultura en la que el respeto y el sentido del pudor hacia los muertos a veces suele ser tan fuerte, que he llegado a pensar, supera el respeto hacia los propios vivos. Las tumbas, bien sea en el prado o en lóculos de cemento van acompañadas de retratos que inmortalizan el difunto. Es posible caminar y enfocar con la mirada corredores de fotografías con sonrisas de todas las edades, imágenes vestigios de alguna ceremonia especial, un grado, un matrimonio, un juramento o un momento cualquiera de la vida del difunto, lo importante es que la seleccionada para acompañar la tumba, sea la mejor y más reciente.

Luego, durante el mes de diciembre, la primera fiesta es el 8, Día de la Concepción de María, es una celebración religiosa que, en general, no tiene el revuelo que se da en Colombia, en el tradicional Día de las Velitas. 

Sigue el 25, la Navidad, que por tradición se festeja en familia a partir de la noche del 24, la Vigilia con la gran cena y el 25 con el ´Pranzo de Natale´ (almuerzo de Navidad).  El 26, la Fiesta de Santo Stefano, día de reposo después de los excesos de Navidad.

En cuanto a la tradición culinaria el menú natalicio refleja la variedad y riqueza de la cocina italiana, bien sea al norte, al centro o al sur del país, cada región tiene su especialidad. En general son recetas determinadas por el periodo invernal, cuando es habitual consumir las verduras propias de la estación con quesos, almendras, nueces, pistachos, higos, una gran variedad de fruta seca, carnes, pescados y frutos de mar. También se usa poner en la mesa ´primicias´ de frutos, sobre todo exóticos.

En Navidad en ninguna mesa puede faltar el Panettone, tradicional y delicioso pan dulce adobado con uvas pasas y fruta cristalizada cuyo origen se remonta al 1606. Y del cual deriva el famoso Pandolce de Génova, versión local del pan navideño de la región de la Liguria, cuya capital es Génova. Y cuya receta anexo para quienes acepten el reto en cocina.

El último día de año se festeja San Silvestre y la Vigilia del ´Capodanno´ que es el primero de enero.  El lema tradicional es “Natale con i tuoi, capodanno con chi  vuoi”  (Navidad con los tuyos, Año Nuevo con quien quieras); que enfatiza que la Navidad es una ocasión para estar con la familia mientras  la vigilia del  Año Nuevo da mayor libertad,  se  puede decidir  pasar con  amigos o con quien se desee.

Luego en enero, la fiesta sucesiva es el 6, la Epifanía del Señor con la llegada de los Reyes Magos (exponentes de un pueblo totalmente extraño al mundo judío y mediterráneo).

En paralelo, el 6 de enero se festeja la ´Befana´, la fiesta de la bruja, que llega cargada de dulces, haciendo las delicias de los más jóvenes que, de acuerdo a como se hayan comportado, reciben dulces o carbón. (Sí, dulces que asemejan pedazos de carbón pero siempre dulces son).

*Receta del Pandolce Genovés bajo

Esta es la receta del Pandolce Genovés hecho en casa, hay una versión del pandolce alto y otra del pandolce bajo, esta última es la menos dispendiosa.

Ingredientes para 10 porciones y 50’ de preparación: Harina de trigo 300 g. Levadura madre (refrescada tres veces durante la jornada) 65 g. Agua (temperatura ambiente) 125 g. Mantequilla 85 g. Azúcar 105 g. 1 huevo. Leche 80 g. 10 g de levadura para tortas y dulces (polvo royal). Sal 0.5 g. Pasas 230 g. Cáscaras de naranja y limón cristalizadas. Piñones 15 g. 6 gotas de esencia de ron. 6 gotas de esencia de limón. 6 gotas de esencia de vainilla.

Preparación:1. Mezclar bien la mantequilla hasta obtener una crema sin grumos. 2. Agregar el huevo y amalgamar bien. 3. Agregar las esencias y la punta de sal y mezclar todo muy bien. 4. En un recipiente aparte mezclar: las pasas, las cáscara de naranja y limón, los piñones y luego agregarlos a la crema anterior (mantequilla, azúcar, huevo). Mezclar con cuidado que no se formen grumos de pasas.  Agregar la leche y mezclar. 5. A la masa anterior agregar la harina y el polvo de hornear, amasar muy bien hasta formar una pelota. 6. Regar un poco de harina sobre un plano de trabajo y con las manos bien enharinadas continuar amasando por 30’’ hasta formar de nuevo una pelota que se deposita en el molde preparado en precedencia con hojas de papel de hornear. 7. Aplanar uniformemente la pelota para obtener un disco de 3,5cm de espesor. Con una espátula ligeramente bañada y con una ligera presión hacer varias líneas en la superficie del disco. 8. Cocinar en horno (ya caliente) a 180° por 40 o 50’. El resultado será un Pandolce Genovés exquisito porque es hecho con vuestras propias manos, Buenas Fiestas!!!

  • * Caleña radicada en en norte de Italia desde hace casi tres décadas, comunicadora, hortelana, cocinera y viajera por convicción.