La historia nos mantiene unidos, tiende un puente invisible con el presente que nos da la sensación de continuidad, permanencia, identidad y pertenencia a un colectivo.
Acompáñame en esta aventura exploratoria tras la huella de la migración italiana en Colombia, a través del tiempo, de pasadas generaciones y tierras lejanas, descubramos y rescatemos las historias de hombres y mujeres que vinieron del otro lado del mar con su italianidad como equipaje a hacer la América, que le apostaron a un nuevo proyecto de vida en este continente y se insertaron en la sociedad de su época.
Partamos de las calles de Cali, la ciudad donde vivo y donde transcurrieron tranquilamente los últimos años mi abuelo, Antonio Bernardi De Fina, y caminemos por esta región tan amplia y diversa que llamamos el suroccidente colombiano, recorramos la ruta del valle geográfico del río Cauca y el Valle de Pubenza, naveguemos por la costa Pacífica, Tumaco y Buenaventura y vamos al encuentro, de ese legado y esa influencia claves para la cultura y el desarrollo de nuestro país.
Sigamos el rastro de italianos e italianas del Veneto, Piamonte, Calabria, Basilicata, Campania, Parma y de tantos otros sitios que emigraron solos o con sus familias, sin grandes capitales pero con su conocimiento, con su oficio como carta de presentación. Reconozcamos el papel que jugaron en las bellas artes, el deporte, el comercio, la industria y el derecho; sus aportes a la ciencia, la salud, la educación, la infraestructura y el transporte en Colombia y, por supuesto, en la agricultura y la gastronomía. Y contemos quienes son sus descendientes y cómo estas nuevas generaciones de colombo italianos construyen su propio camino en este siglo XXI.
Los invito a que escribamos a varios manos el contenido de este blog, con las anécdotas, los archivos familiares y los relatos de ayer y de ahora, para que establezcamos un diálogo entre el pasado y el presente y veamos hacia dónde nos lleva este viaje exploratorio de nuestro origen italiano.