Enviado por Irene Garcés * Isabella querida, enero marca también un aniversario importante para el mundo de la canción italiana, el 11 de enero del 1999, a la edad de 59 años, falleció uno de sus máximos exponentes, el cantante, autor y compositor Fabrizio de André.
Las canciones De André las escuchas una vez, te encantan y no te desprendes más de sus melodías y versos, de su voz profunda y cálida que teje y retrata historias, personajes, hechos reales, lugares, vías, esquinas, recodos de humanidad, de mundo y de Génova, su ciudad natal.
Fabrizio De André enfatizó su No a la guerra, un No al alineamiento al poder, independiente de la forma que asume quien lo representa. En su trabajo artístico demostró estar siempre de la parte de los más débiles, de los últimos a quienes dedicó parte de su repertorio. Coherencia que permaneció intacta aún después de permanecer 117 días en los montes de la isla de Cerdeña en manos de una banda de sardos que lo secuestró junto a su esposa Doris Ghezzi. Recuperó la libertad solo después de pagar una gruesa suma por el rescate. Una vez libre expresó que fue un período difícil: “…se trató de una interrupción de la felicidad”, y al final en un gesto de grande humanidad perdonó a sus carceleros.
En sus canciones usó palabras que al comienzo rozaron la censura, vetos pasados en segundo plano al superar la inutilidad de ciertos moralismos hipócritas que daban valor substancial a la forma sin detenerse en el contenido, que en el caso del cantautor De André era impetuosamente innovador.
Entre 1954 y 1998 escribió más de 200 canciones y contribuyó al fermento musical en sinergia con otros músicos y cantautores italianos. Superó fronteras inspirándose a textos de Bob Dylan, Leonard Cohen, George Brassens, entre otros.
Su álbum de mayor compromiso político ´Storia di un impiegato´ (Historia de un empleado) se inspira libremente en las canciones del mayo francés durante la protesta estudiantil de 1968. El cantautor ofrece reflexiones profundas, genuinas, abrazando, contenidos de la protesta en general, restando siempre de la parte más anarquista y libertaria del comunismo o marxismo. De André nos da un autorretrato de sí a través de la canción Boca di Rosa, considerada “un canto al amor sin distinción de forma, sacro y profano juntos”. La joven protagonista que eligió amar no por aburrimiento, ni por profesión sino por pasión. Y ese era Fabrizio De André.
Pd. Gracias a Guido Michelone, autor de Fabrizio De André, la storia dietro ogni canzone.
* Caleña radicada en en norte de Italia desde hace casi tres décadas, comunicadora, hortelana, cocinera y viajera por convicción