Bautista Antonelli en la historia de Cartagena de Indias

La Bernardi rastreó huellas de italianidad en la ciudad vieja amurallada y encontró que el símbolo de la Heroica, incluido en la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y que ha jugado un papel protagónico en diversas etapas de la historia de este puerto colombiano, sus murallas de piedra, fueron diseñadas por uno de los más famosos ingenieros militares de su época, el italiano Bautista Antonelli.

La Bernardi rastreó huellas de italianidad en la ciudad vieja amurallada y encontró que el símbolo de la Heroica, incluido en la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y que ha jugado un papel protagónico en diversas etapas de la historia de este puerto colombiano, sus murallas de piedra, fueron diseñadas por uno de los más famosos ingenieros militares de su época, el italiano Bautista Antonelli, cuando esta población apenas alcanzaba sus seis décadas.

Por aquellos lejanos tiempos el imperio español cansado de los continuos ataques y el saqueo de piratas y bucaneros a sus posesiones sobre el Caribe, decidió dotar a sus principales puertos con un sistema de fortificaciones muy robusto.

En 1586 se empezó este ambicioso proyecto de ultramar con Cartagena de Indias y la delicada misión se le encomendó a Antonelli, quien fue designado como ingeniero militar de la Corona ya que se había ganado la confianza del rey Felipe II al participar con éxito, en la ejecución de obras muy importantes, las defensas militares de tres ciudades de la península ibérica: Navarra, Cataluña y Valencia.

Este ingeniero formado por el arquitecto Nicolo Tartaglia y perteneciente a la dinastía de la familia Antonelli presente en 3 continentes, desembarcó en julio de ese año en la costa cartagenera con la comisión del recién nombrado gobernador de Cuba, Juan de Tejeda, y se encontró un panorama desolador.

Hacía poco sir Francis Drake había asaltado a este territorio con una flota de más de 20 navíos y alrededor de 2 mil hombres; y en solo dos días había acabado con Cartagena que solo contaba con algunas trincheras, empalizadas y fosos para repeler los ataques. El corsario inglés se retiró luego de dos meses de ocupación y cargado con tremendo botín: esclavos, armas, las campanas de la iglesia y los bienes de los habitantes.

Fue así como este experto trazó y proyectó con la técnica italiana y visión de grandeza, fuertes, baluartes, murallas, fosos y hasta un puente levadizo para Cartagena. Dos siglos se demorarían en terminar esta majestuosa estructura militar de ingeniería que aún sigue en pie y serían otros, entre ellos algunos parientes de Bautista Antonelli, los que se encargarían de su ejecución.

 Terminda su misión, este hombre regresó a España en 1608 y falleció 8 años después, se le reconoce como el artífice de todo un sistema defensivo en América: Cartagena de Indias en Colombia, La Habana en Cuba, San Juan de Puerto Rico, Portobelo en Panamá y San Agustín en la Florida, entre otras población. Su característica fue la capacidad de adaptar estas obras a la topografía de cada puerto.

Es así como un italiano del renacimiento, nacido en Gatteo – Emilia Romagna, dejó escrito su nombre en uno de los monumentos más importantes de la historia de Colombia y en uno de los escenarios más bellos del Caribe.

Bella Ciao: himno mundial de la resistencia

Cada 25 de abril los italianos celebran la ´𝐅𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐋𝐢𝐛𝐞𝐫𝐚𝐳𝐢𝐨𝐧𝐞’ para conmemorar el día de la liberación del fascismo y la retirada de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, en 1945. En sus calles entonan 𝑩𝒆𝒍𝒍𝒂 𝑪𝒊𝒂𝒐, el canto símbolo del movimiento partisano, hoy himno mundial de la resistencia.

Cada 25 de abril los italianos celebran la ´Festa della Liberazione; conmemoran una fecha de gran importancia para la Italia moderna, el día de la liberación del régimen fascista y la retirada de los nazis tras la caída de Benito Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

Escucha este relato y la historia de Bella Ciao en en el pódcast de La Bernardi en spotify

¿Quiénes participaron en la lucha armada conocida como la resistencia partisana? Más de 300 mil héroes voluntarios nutrieron a ese grupo heterogéneo conocido como los partisanos, gente del común que han inspirados a escritores, poetas, cineastas y cantantes. Hombres y alrededor de 35 mil mujeres de todas las edades, condiciones sociales e ideologías, conformaron las redes de resistencia clandestinas contra el fascismo y la República Social Italiana.

El 25 de abril partisanos y Aliados entraron victoriosos en las principales ciudades italianas, la población los vitoreó y se fundió en abrazos con ellos. Por eso se escogió esa fecha como fiesta nacional en Italia, para celebrar la liberación y honrar a los que entregaron su vida en esta lucha para acabar con el régimen fascista. Se cerró uno de los capítulos más oprobiosos de la historia y se empezó una nueva era para la democracia en el país.

Por aquella época se popularizó el canto símbolo del movimiento partisano, Bella Ciao –  Adiós, bella en español, el himno de la resistencia italiana contra el fascismo y sus aliados nazis sería entonado en todos los rincones de la patria.

Este lunes, mientras los italianos del mundo celebran en las calles un nuevo aniversario de la Festa della Liberazione  estoy segura que tanto el tricolor nacional como esta pieza que ya es patrimonio de los italianos y del mundo, Bella Ciao, serán protagonistas de la jornada.

Gracias por acompañarnos en este nuevo viaje histórico de La Bernardi en Café Cultural de la emisora 88.5. Editora y fundadora de La Bernardi, Isabella Prieto Bernardi

Mauricio Ramelli, il grande esponente della pittura murale religiosa del XX secolo in Colombia

Il maestro Mauricio Ramelli Adreani, nato 130 anni fa a Bogotà, apparteneva alla dinastia di artisti, scultori e pittori Ramelli, che ha lasciato una grande eredità in diverse città colombiane. I legami di questa famiglia con la Colombia risalgono a suo padre, il maestro Luigi Ramelli Foglia, un artista svizzero nato nel Canton Ticino, formatosi a Firenze e con una carriera artistica.

La storia della Diaspora Italiana in Colombia seppure non estremamente copiosa rispetto a quanto avvenuto in altri paesi come Venezuela e Argentina, è stata caratterizzata da famiglie i cui esponenti si sono distinti in importanti attività professionali. Certamente l’architettura e l’ingegneria sono stati i principali settori in cui gli italiani si sono affermati professionalmente ma tra questi anche il settore dell’arte ha avuto un ruolo molto significativo. Non c’è dubbio che proprio la costruzione del teatro nazionale Cristoforo Colombo in Bogotà, progettato e diretto dall’architetto italiano Pietro Cantini, originario di Firenze, aveva svolto un ruolo “attrattore” per molti artisti italiani invitati a decorare l’importante teatro.

Tra questi artisti anche esponenti della famiglia Menarini, Gatto e Ramelli e proprio quest’ultima si era insediata definitivamente in Colombia e da qui la discendenza di tanti altri importanti artisti a cominciare da Luigi Ramelli e dal figlio Mauricio nato in Colombia nel novembre del 1891. A 130 anni dalla nascita ricordiamo le opere più significative grazie al contributo di Isabella Prieto di Cali. Olimpya Niglio.

Il maestro Mauricio Ramelli Adreani, nato 130 anni fa a Bogotà, apparteneva alla dinastia di artisti, scultori e pittori Ramelli, che ha lasciato una grande eredità in diverse città colombiane. I legami di questa famiglia con la Colombia risalgono a suo padre, il maestro Luigi Ramelli Foglia, un artista svizzero nato nel Canton Ticino, formatosi a Firenze e con una carriera artistica.

La revista INCONTRI publica el artículo escrito por La Bernardi y traducido por la arquitecta Olimpya Niglio, en su edición de enero y febrero de 2022, en la sección Rúbrica.

Trieste, el secreto literario de Italia

Sumerjámonos en la Trieste literaria de Stendhal, Freud, Julio Verne, Italo Svevo, Umberto Saba, Claudio Magris, James Joyce, Marisa Madieri, Reverte y Jan Morris. Se dice que Trieste, esa ciudad puerto sobre el Adriático, es el secreto literario mejor guardado de Italia, una ciudad donde se conserva la tradición literaria y que sigue siendo fuente de inspiración en el siglo XXI.

Sumerjámonos en la Trieste literaria de Stendhal, Freud, Julio Verne, Italo Svevo, Umberto Saba, Claudio Magris, James Joyce, Marisa Madieri, Reverte y Jan Morris. Se dice que Trieste, esa ciudad puerto sobre el Adriático de la cual repasamos ya su historia, es el secreto literario mejor guardado de Italia, una ciudad donde se conserva la tradición literaria y que sigue siendo fuente de inspiración en el siglo XXI.

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El Siglo XIX

El escritor francés Stendhal, el de La Cartuja de Parma y Roma, Nápoles y Florencia, que es toda una declaración de amor por Italia, vivió unos cuantos meses como cónsul de Francia en Trieste hacia 1830, en las épocas en las que era el puerto más importante del Imperio Austro Húngaro.

Cuentan que el jovencito austriaco, Sigmund Freud, hacia 1876, pasó un año en la estación de investigación de biología marina  de Trieste tratando de resolver cómo se reproducían las anguilas. El padre del sicoanálisis desmembró a más de cuatrocientas anguilas y publicó el artículo –Observaciones sobre la configuración y estructura fina de los órganos lobulados de anguilas descritos como testículos-.

Los seguidores de Julio Verne seguro que se han leído y releído, la que se considera su novela más revolucionara ambientada en la Trieste y la Istria de los Habsburgo y que apareció en francés y por entregas, en el diario Le Temps en 1885. Se trata de Matías Sandorf, en la cual relata las luchas de un conde magiar por la independencia de su patria, Hungría.

En el XX, Trieste sería la cuna de tres de los autores italianos más importantes del siglo pasado, se trata de Italo Svevo, Umberto Saba y Claudio Magris.

Empecemos por uno de los grandes maestros de la literatura triestina, Aron Hector Schmitz, su ascendencia y su vida resumen lo que es la identidad multicultural de los triestinos. Nacería como súbdito del imperio Austro Húngaro en 1861 y moriría como súbdito del reino de Italia en 1928. Adoptó el seudónimo literario de Italo Svevo. Su gran obra literaria es La conciencia de Zeno Senilidad, en sus páginas le da vida al personaje triestino de ficción más emblemático: Zeno Cosini.  

Y en esa época de resistencia cultural en la Trieste italiana de la posguerra de los años 30, se alzó la voz de un poeta y periodista local, Umberto Poli, con su seudónimo Umberto Saba. Hoy en día, muy cerca del café San Marco, se puede visitar la Librería Antiquaria Umberto Saba.

James Joyce, ese bohemio irlandés consideró su segunda patria a Trieste, sobreviviría más de una década dando clases de inglés en la época de esplendor de la ciudad bajo el Imperio Austro Húngaro, entre 1904 y 1916. Allí escribiría Dublineses (1914), Retrato del artista adolescente (1916) y los tres primeros capítulos de Ulises. Hace unos años inauguró el Museo Joyce dedicado a su vida en la ciudad y donde se evidencia la estrecha amistad que tenía con su alumno predilecto, el escritor triestino Italo Svevo. Y si usted camina por el Ponterosso, se cruzará de frente, con la estatua sin pedestal de James.

Algunos autores y algunas escritoras que en el Siglo XXI encontrarían en esta ciudad imperial el material para sus obras.

El triestino pensador y político, Claudio Magris, considerado uno de los mejores ensayistas italianos nacería en 1939, al inicio de la Segunda Guerra mundial y viviría la Trieste ocupada por los aliados y los yugoslavos.  En sus ensayos, novelas y relatos de viajes, este intelectual se ha dedicado a difundir en Italia el conocimiento de la cultura centroeuropea y de la literatura del mito de los Habsburgo.

La escritora italiana, Marisa Madieri, representante del éxodo istriano dálmata, por cuenta de la Yugoslavia de Tito después de la Segunda Guerra Mundial, narra en su libro autobiográfico Verde agua, su propia experiencia como exiliada en el campo de Silos de Trieste donde «todos viven con las puertas abiertas para no sentirse tan solos».

La historiadora y escritora de viajes contemporáneos, la galesa Jan Morris,  conocida como pionera de la defensa de los derechos transexuales, escribiría Trieste y el significado de ninguna parte (2001), un clásico en su género.

Para cerrar este recorrido literario, les recomiendo la obra publicada el año pasado, en plena pandemia, Suite Italiana: un viaje a Venecia, Trieste y Sicilia, por el periodista y escritor español, Javier Reverte unos meses antes de morir. Este pionero de la literatura de viajes, deambula entre el pasado y el presente de estas tres ciudades italianas y su literatura. Sobre Trieste dirá toda la arquitectura, toda la concepción de la ciudad, incluso parte de su manera de ser, o la manera de ser de sus ciudadanos, es austrohúngara, austriaca. Y sin embargo es Italia, y tiene la luz del Mediterráneo.

Un viaje literario por la ciudad adriática de Trieste, la ciudad italiana cruce de caminos que fue el hogar de muchos y grandes maestros de la literatura universal.

Equipo creativo del pódcast de La Bernardi: editora Isabella Prieto, comunicadoras Sofía García y María José Campo. Escúcha 🔈 cada viernes 𝗟𝗮 𝗕𝗲𝗿𝗻𝗮𝗿𝗱𝗶, una historia entre Colombia e Italia en el programa Café Cultural por Clásica 88.5 FM https://www.clasica885.com Pódcast disponible en www.labernardi.com y en spotify.

Trieste la última ciudad en ser italiana I

Cuando están por cumplirse 67 años del retorno tortuoso de Trieste a Italia, los pasearé hoy por la memoria de esta ciudad fronteriza del noreste italiano, puerto sobre el Adriático, codiciada por imperios y regímenes en los últimos siglos por ser el camino hacia una región muy convulsa, los Balcanes. Esta es la historia poco conocida, de un territorio muy golpeado por las dos guerras mundiales. Su destino fue motivo de gran tensión internacional para la Europa de la posguerra.

Cuando están por cumplirse 67 años del retorno tortuoso de Trieste a Italia, los pasearé hoy por la memoria de esta ciudad fronteriza del noreste italiano, puerto sobre el Adriático, codiciada por imperios y regímenes en los últimos siglos por ser el camino hacia una región muy convulsa, los Balcanes.  

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Esta es la historia poco conocida, de un territorio muy golpeado por las dos guerras mundiales. Su destino fue motivo de gran tensión internacional para la Europa de la posguerra.

Trieste, con su herencia romana y veneciana, será la joya del Imperio Austrohúngaro por cinco siglos, el gran puerto comercial e industrial a orillas del Adriático, el lugar por donde los vieneses salían al Mediterráneo. Cuando se alcanza la Unificación italiana, en 1861, Trieste continuará como parte del Imperio, pese a la gran cantidad de italianos que habitaban este territorio.

Durante la dinastía de los Habsburgo, esta especie de ciudad estado, vivirá su época de mayor esplendor con la emperatriz María Teresa, será un crisol de las culturas italiana, eslava, germánica y judía. Se vivió la utopía, un modelo de sociedad multicultural, incluyente y tolerante, en sus calles se escuchaba el italiano y el triestino, el alemán, esloveno, serbio y croata. Los vecinos, bien fueran católicos, ortodoxos o judíos practicaban su fe públicamente.

La tormenta que desataría el enfrentamiento de dos países vecinos, Austria e Italia, durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), por este rincón oriental de la península, no solo terminó con la desintegración de un Imperio sino con el final de una era para Trieste.

Aunque el mapa del mundo cambiaría y los triestinos obtendrían oficialmente la nacionalidad italiana en 1920, la paz no llegaría para ellos, esta nueva ciudad ya estaba rota por dentro y con el ascenso al poder de Benito Mussolini en 1922, se extremarían las políticas de italianización forzada del fascismo de frontera contra la población de origen no italiano.

Con el ingreso de Italia a la Segunda Guerra Mundial en 1940, la suerte de la provincia de Trieste se complica aún más. Porque primero Italia jugó al lado de los países del Eje junto con los Nazis, pero al ser derrocado Mussolini en 1943, Italia capitula ante los Aliados. Ahí empieza la época más oscura para la población civil al quedar expuesta entre los dos fuegos.

Al finalizar el conflicto mundial en 1945, Trieste quedó herida y fracturada y como si fuera poco, la ciudad fue conquistada como trofeo de guerra por los partisanos comunistas de Tito y el Ejército británico.

Mientras Italia se convirtió en República, en 1946, los dos bandos encontraron una solución muy conveniente para ellos con esta región ocupada y la convierten en 1947, en el Territorio Libre de Trieste, que fue la primera frontera “física” de la Guerra Fría. Winston Churchill le llamaría el puesto fronterizo sureño de la llamada «Cortina de Hierro», ese fue el precio que Italia pagó al perder la Segunda Guerra Mundial.

Diario el Relator de Cali, octubre 7 de 1954: «millares de italianos desfilaron hoy por las calles de Roma, bajo el ojo vigilante de la policía, para celebrar el regreso de Trieste a la patria»

Luego de 8 largos años de gran tensión internacional con nivel alerta roja por la ocupación militar del Reino Unido, Estados Unidos y Yugoslavia, se izóa de nuevo la bandera italiana en Trieste, el 5 de octubre de 1954, por eso se dice que fue la última ciudad en ser italiana.

La elegante y discreta Trieste, hoy capital de la región italiana del Friuli-Venecia Julia, en frontera con Eslovenia y el Adriático, busca de nuevo la convivencia civil entre nacionalidades, culturas e idiomas distintos.

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Tesoros ocultos con sello italiano en el Valle del Cauca

En la sección Tesoros ocultos del programa de radio Oye Cali les descubro parte de ese legado y la influencia de los italianos en 𝗖𝗮𝗹𝗶, 𝗕𝘂𝗲𝗻𝗮𝘃𝗲𝗻𝘁𝘂𝗿𝗮, 𝗧𝘂𝗹𝘂á, 𝗖𝗮𝗹𝗶𝗺𝗮 – 𝗘𝗹 𝗗𝗮𝗿𝗶é𝗻 𝘆 𝗣𝗼𝗽𝗮𝘆á𝗻. Un colectivo de inmigrantes que llegó en diferentes momentos, a través de los siglos, y que está muy ligado al desarrollo del Valle del Cauca y del suroccidente colombiano por sus aportes en diferentes campos.

En la sección Tesoros ocultos del programa de radio Oye Cali les descubro parte de ese legado y la influencia de los italianos en 𝗖𝗮𝗹𝗶, 𝗕𝘂𝗲𝗻𝗮𝘃𝗲𝗻𝘁𝘂𝗿𝗮, 𝗧𝘂𝗹𝘂á, 𝗖𝗮𝗹𝗶𝗺𝗮 – 𝗘𝗹 𝗗𝗮𝗿𝗶é𝗻 𝘆 𝗣𝗼𝗽𝗮𝘆á𝗻. Un colectivo de inmigrantes que llegó en diferentes momentos, a través de los siglos, y que está muy ligado al desarrollo del Valle del Cauca y del suroccidente colombiano por sus aportes en diferentes campos.  

Iniciemos esta travesía por 𝗕𝘂𝗲𝗻𝗮𝘃𝗲𝗻𝘁𝘂𝗿𝗮, población fundada el 14 de julio de 1540, y bautizada así por estar ese día consagrado al santo italiano, San Buenaventura de Fidanza, cardenal y Doctor de la Iglesia. Cuando esta población emergía como el principal puerto marítimo sobre el Pacífico colombiano, Vicente Nasi, arquitecto turinés pionero de la cultura italiana en el extranjero, construiría en 1933 la Estación del Ferrocarril de Buenaventura por encargo de los Ferrocarriles del Pacífico. Hoy es considerado uno de los primeros edificios modernos en el país y es monumento nacional.

En la emisión de Oye Cali del 20 de septiembre de 2021, La Bernardi fue invitada por Julián Arbeláez para relatar en la sección Tesoros Ocultos el legado de los italianos en este territorio. Escuchar el audio hacia 1:06 https://www.facebook.com/OyeCali/videos/2922216351363567/

En 𝗖𝗮𝗹𝗶 la italianidad está presente de muchas maneras, varios hitos urbanos son obra de manos italianas y colombianas:

Desde 1953, Santiago de Cali tiene en Cristo Rey, uno de sus monumentos más emblemáticos en el Cerro Los Cristales, una escultura gigantesca de 21 metros realizada por dos hermanos de Pietrasanta, los maestros Adelindo y Alideo Tazzioli, por invitación del promotor y gestor de la obra, el padre jesuita, José Arteaga, para conmemorar los 50 años de paz tras el final de la Guerra civil de los Mil Días.

Los murales de Mauricio Ramelli Adreani, este maestro de ascendencia suiza e italiana es considerado el gran exponente de la pintura mural del siglo XX en Colombia. Dejaría plasmada su obra en dos construcciones icónicas entre los años 20 y 30: en el interior de la Iglesia de San Francisco, hoy BICN, construida entre los siglos XVIII y XIX. Sus bóvedas y cúpulas fueron decoradas con pinturas sobre la vida de San Francisco de Asís y son ejemplo de ornamentación republicana. Una de las obras más sobresalientes son los frescos del plafónd  del Teatro Municipal Enrique Buenaventura, denominados ´Alegoría de Cali´, en los que representa a las artes, con clara influencia de la cultura colombiana, con elementos como el plátano

El Teatro Jorge Isacs, este monumento nacional es obra del negociante alemán Hermann S. Bohmer, quien compraría el terreno en 1930 y le confiaría la construcción de un teatro clásico al joven ingeniero italiano, Gaetano Lignarolo, quien lo haría a la maniera italiana y con una acústica perfecta para presentaciones artísticas de alto nivel. Esta edificación sería una de las más importantes de la ciudad, edificada con los materiales y sistemas de más modernos y haría en honor al escritor caleño, Jorge Isaacs.

Las obras de la firma Borrero-Zamorano-Giovanelli, de los ingenieros colombianos, Fernando Borrero y Alfredo Zamorano de la Universidad Nacional y el italiano, Renato Giovanelli, de la Universidad de Roma. Ellos serían grandes protagonistas en el auge de la arquitectura moderna en Cali entre los años 50 y 60.  Se destaca el Banco Cafetero, ganador del primer premio de arquitectura vallecaucana en 1962 por su plataforma abierta al público y la torre que permitió la densificación del centro. Otros edificios de oficinas en el centro como el Banco de Colombia, el Edificio Belmonte y el Edificio Aristi; y el Club Campestre en el sur de la ciudad.

En el centro del Valle destaco dos tesoros, una obra de infraestructura y una edificación educativa.

Hace justamente 60 años, Perini Corporation, la constructora de obras de ingeniería con sede en Boston de descendientes de italianos asentados en Norte América, inició junto con firmas vallecaucanas, la construcción de la Central Hidroeléctrica del río Calima, uno de los embalses más grandes de Colombia, en uno de los parajes naturales y turísticos más cautivadores

 El colegio salesiano San Juan Bosco es una de las postales más auténticas de Tuluá. El alma de Italia habita allí desde cuando hace 100 años ¨» él más prolífico diseñador y constructor de edificios religiosos en todo el país durante este periodo», el religioso piamontés, Giovanni Buscaglione, trazó y dirigió esa obra. Allí se han educado muchas generaciones de tulueños.

Hacia al sur, en el Valle de Pubenza, hay muchas obras con influencia italiana, resalto dos obras en Popayán del sacerdote y arquitecto italiano, fray Serafín Barbetti, quien llegaría a Colombia en 1859 con la misión de reemplazar la segunda catedral de Popayán arruinada por los terremotos del siglo XVIII. El estado del Cauca lo contrataría para hacerse cargo de la Catedral Basílica Metropolitana de Nuestra Señora de la Asunción en el costado sur del Parque Caldas y el Puente del Humilladerola obra de ingeniería más significativa de Popayán del siglo XIX. Hoy, 148 años después de su apertura, Este hermoso puente de ladrillo y calicanto, de aproximadamente 200 metros y 5 de anchura con barandas laterales, es uno de los sitios más visitados del centro histórico de la ciudad blanca, en el barrio El Callejón.

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Oriana Fallaci, mito del periodismo moderno

La activista, reportera y escritora florentina, Oriana Fallaci, partió hace 15 años. Fue un personaje fascinante y provocador. Milán Kundera la calificaría como la precursora del periodismo moderno.

A esta activista, reportera y escritora florentina (29 de junio de 1930), Milán Kundera la calificaría como la precursora del periodismo moderno. Partiría hace 15 años.


Fue un personaje fascinante y provocador, una vida de leyenda como para el cine… amada y odiada al mismo tiempo, crecería en la Italia facista de Mussolini. Con solo 10 años y del lado de la resistencia sería correo humano durante la Segunda Guerra mundial.
Agresiva, irreverente e insobornable por su lengua mordaz y áspera a la hora de interpelar a su interlocutor, no se amilanaría frente al poder, siempre lo encaría.
Desde los años 50 se pasearía por todos los continentes y pondría en jaque a las personalidades políticas que dominaban al mundo.
En los 60 instalaría su cuartel general en Nueva York y publicaría El sexo inútil – Viaje en torno a la mujer, sobre la situación y la condición en Oriente de la mujer, con este escrito iniciaría un largo desencuentro con el islam a lo largo de su vida.
Sería corresponsal de guerra en todos los conflictos bélicos de su época, desde Vietnam en llamas y las muertes de Martin Luther King y Robert Kennedy hasta la matanza de Tlateloco en México1968.
En los 70 se enamoraría de uno de los líderes de la oposición griega a la Dictadura de los Coroneles, Alekos Panagoulis quien sería su pareja, hasta que falleció en extrañas circunstancias en mayo de 1976.

Su faceta de escritora se consolidaría con dos obras, la primera todo un bet seller, Carta a un niño que nunca nació sobre su embarazo y aborto, y la segunda publicada en 1979, es una novela bellísima pero muy dura que les recomiendo buscar, Un hombre (Un uomo), es la historia de su romance apasionado con Alexandros.

Para esos años publicaría su obra maestra del periodismo, ‘Entrevista con la historia’ dedicada a “todos aquellos que no gustan del poder”; “un testimonio directo sobre 26 personajes políticos de la historia contemporánea… un documento a caballo entre el periodismo y la historia”, diría ella en el prólogo.

Su faceta transgresora y anárquica la dejaría ver en toda su extensión cuando al poco tiempo del triunfo de la Revolución Iraní, Oriana lograría un hit al entrevistar al Ayatolá Jomeini en 1979. Es muy recordado el momento en el que la periodista lo desafía al preguntarle sobre la condición femenina en Irán y se descubre la cabeza en presencia del Ayatolá.

Para el siglo XXI, se quitaría la mordaza auto impuesta por casi una década y arremetería con contra el Islam y Europa, luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Lanzaría la trilogía: ‘La rabia y el orgullo’, ‘La fuerza de la razón’ y Oriana Fallaci se entrevista a sí misma – El apocalipsis, en los que sostendría la tesis de que el islamismo era «el nuevo nazismo” y describiría la realidad de la Guerra Santa.

«Quiero morir en la torre de Mannelli mirando el río Arno desde el Puente Vecchio. Era el cuartel general de los partisanos que gobernaba mi padre, el grupo de “Justicia y Libertad”. Miembros del Partito d’Azione, liberales y socialistas. Cuando era niña iba allí, y mi nombre de batalla era Emilia. Entregaba las bombas de mano a los adultos. Las escondía dentro de la cesta de ensalada».

La libertad no tiene patria. Me desagrada morir, sí, porque la vida es bella, incluso cuando es fea

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Vicente Nasi: 50 años de arquitectura

En el aniversario del nacimiento de Vicente Nasi, destacamos el aporte de este arquitecto turinés en la construcción cualitativa de la Bogotá de los años 30, 40 y 70, como también la herencia moderna que dejó con su prolífica obra en otras poblaciones colombianas como Buenaventura, Fusagasugá, Santandercito, Cúcuta y Santa Marta.

En el aniversario del nacimiento de Vicente Nasi, destacamos el aporte de este arquitecto turinés en la construcción cualitativa de la Bogotá de los años 30, 40 y 70, como también la herencia moderna que dejó con su prolífica obra en otras poblaciones colombianas como Buenaventura, Fusagasugá, Santandercito, Cúcuta y Santa Marta.

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Nasi es uno de los profesionales pioneros de la cultura italiana en el extranjero, durante 50 años y en 3 continentes, Europa, América y África, dejaría múltiples construcciones de factura italiana.

Nacería como Vincenzo el 15 de septiembre de 1906, cursaría sus estudios en el Politécnico de Turín y sería ya en Colombia, en 1938, donde recibiría el título de arquitecto en la recién fundada Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, de la que era docente.

En 1928 arribaría a nuestro país en busca de nuevas posibilidades profesionales contratado por Morgante y Da Peppo, una firma italiana que para sorpresa de Vicente a los pocos días se declaría en quiebra. Él empezaría su carrera ascendente con la firma Urigar y Cía. –Uribe y García Álvarez y luego como arquitecto independiente.

Haría el Hipódromo de La Magdalena, la antigua sede del Country Club, y varias residencias en Bogotá. Su huella en el Valle del Cauca aún permanece, en la época en la cual Buenaventura emergía como el principal puerto marítimo sobre el Pacífico colombiano, construiría por encargo de los Ferrocarriles del Pacífico en 1933, la Estación del Ferrocarril de Buenaventura.

Estación del Ferrocarril de Buenaventura considerada uno de los primeros edificios modernos en el país y que hoy es monumento nacional.

En medio del auge de la construcción, este personaje jugaría un papel súper importante en la transición de la Bogotá de los años 30. Levantaría el Colegio de la Presentación, el Monumento a Marconi y el diseño de innumerables residencias individuales en los nuevos barrios de Teusaquillo, Palermo y El Nogal. Era el arquitecto de moda de la élite bogotana al punto que el presidente Olaya Herrera le encomendaría su casa residencial.

En los años 40 Nasi tendría dos momentos cumbres con sus obras.  La construcción de la Quinta Mazuera para el señor alcalde de Bogotá, Fernando Mazuera, en Cundinamarca. Esta casa campestre es uno de los emblemas de la modernidad en Colombia, fue reseñada en varias revistas internacionales. Pero lo verdaderamente a resaltar fue el elogio que recibió cuando la visitó uno de los grandes arquitectos y urbanistas del mundo, Le Corbusier, cuando trabajaba en la elaboración del Plan Piloto para Bogotá.

En 1948 terminaría uno de los edificios que es considerado un símbolo arquitectónico por su estructura curvilínea de influencia europea y muy sobrio, el moderno Hotel Continental, por encargo de dos italianos, Sergio Cozza y Aldo Salvino.  

El hotel a los pocos días de apertura ya era el centro de la movida social y política capitalina. Aseguran que ese fatídico 9 de abril, Jorge Eliécer Gaitán se dirigía a almorzar al restaurante francés del Continental ya que ahí se hospedaban las delegaciones extranjeras de la IX Conferencia Panamericana. Y luego del asesinato del caudillo liberal el edificio literalmente aguantó las revueltas de ese día, fue uno de los pocos del centro de Bogotá que no fue destruido por la turba en medio del Bogotazo, el hotel siguió funcionando y dicen que hasta se sirvió el té para sus huéspedes a las 5 p.m.

Un año antes de morir, en 1991, Nasi y su familia donarían al Museo de Arquitectura Leopoldo Rother de la sede de Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia, la colección bocetos, planos originales, dibujos, fotografías, documentos personales, memorias, copias y maquetas entre 1930 y 1978.  Se trata de lo que constituye al Fondo Vicente Nasi.

En 1992, en Bogotá, la ciudad en la que dejó una huella significativa, moriría el maestro Vicente Nasi, el  arquitecto turinés y colombiano por adopción considerado como uno de los grandes pioneros de la arquitectura moderna en esta tierra.

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El Himno Nacional de Sindici

La historia de nuestro himno nacional y de Oreste Sindici, el italiano que musicalizó el poema patriótico de Rafael Núñez y quien hoy vive en el recuerdo del municipio de Nilo en Cundinamarca y en su tierra natal, Ceccano.

La historia de nuestro himno nacional y de Oreste Sindici, el italiano que musicalizó el poema patriótico de Rafael Núñez y quien hoy vive en el recuerdo del municipio de Nilo en Cundinamarca y en su tierra natal, Ceccano. 

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Antes de que se adoptara la actual versión del himno por allá en el siglo XIX, fueron múltiples los intentos de crear una pieza musical con la cual los colombianos nos identifícaramos y nos produjera eso que llama sentimiento patrio.

¿De dónde salió la letra del el himno nacional? De la oda que compondría el que fuera Presidente de Colombia y poeta, Rafael Núñez, para celebrar la independencia de su tierra natal, Cartagena, para 1850, ese Himno patriotico, sería publicado en el periódico “La Democracia”.

Y en que momento entraría en escena Oreste Sindici para componer la melodía? Este músico italiano, quien ya tenía ya un recorrido artístico en diversas compañías de ópera en su país, llega a Colombia hacia 1862, por Cartagena y parte hacia Bogotá por el río Magdalena.

Oreste se radicaría en Bogotá, y de tenor de compañías líricas, pasaría a enseñar música en las escuelas públicas, él hizo parte activa del programa educativo nacional de los gobiernos liberales radicales, algo que la historia le cobraría más adelante.

Acá conocería a su amor, Justina, una jovencita hija de un comerciante francés y con ella se casaría por todo lo alto… en la Catedral Primada de Colombia. Varias veces le tocaron la puerta a Oreste, en el barrio San Victorino, con la solicitud de ponerle la música al poema patriótico de Nuñez y a todas ellas se negó. Dicen que la única que lo convenció hacia 1887, fue Justina…

Oreste, quien pasaba temporadas en su Hacienda «El Prado» en el municipio de Nilo, escogería el parque de esa población cundinamarquesa, para dar a conocer la la composición del Himno Nacional el 24 de julio de 1887, ante sus 300 habitantes y bajo un árbol de tamarindo, después de la misa dominical, a unos 30 grados de temperatura.  

Equipo creativo del pódcast de La Bernardi: editora Isabella Prieto, comunicadoras Sofía García y María José Campo y editor de audio, Marcio Reyes. Escúcha 🔈 cada viernes 𝗟𝗮 𝗕𝗲𝗿𝗻𝗮𝗿𝗱𝗶, una historia entre Colombia e Italia en el programa Café Cultural por Clásica 88.5 FM https://www.clasica885.com Pódcast disponible en www.labernardi.com y en spotify.

La bahía de la Buena Ventura

Esta travesía nos conduce hacia la Bahía de la Buena Ventura sobre el Pacífico colombiano y los embajadores marítimos italianos con nombres de músicos, el Verdi, el Donizetti y el Rossini, que recalaban en ella, entre cada una de las dos guerras mundiales y hasta mediados de los años setenta.

Esta travesía entre Colombia e Italia hoy nos conduce hasta Tura, como le dicen sus habitantes, en la semana de su aniversario… hablamos de la bahía de la Buena Ventura como fue bautizada por el licenciado español, Pascual de Andagoya por “lo tranquilo de sus aguas y lo abrigado del recodo”, su descubridor diría que se trataba del “mejor” puerto que había en el mundo, pues podía dar abrigo hasta a mil navíos.

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La ciudad puerto más importante de Colombia situada sobre el Océano Pacífico, hoy es Distrito Especial, Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico. Es el municipio con mayor extensión en el departamento del Valle del Cauca, -6.078 km2.

Fundada por el navegante Juan Ladrilleros el 14 de julio de 1540 y bautizada “Buenaventura”, por estar ese día consagrado al santo italiano, San Buenaventura de Fidanza, cardenal y Doctor de la Iglesia. Su estatua está ubicada a todo el inicio del bulevar, abajo, frente la Catedral.

Hablemos del Verdi, el Donizetti y el Rossini, esos embajadores marítimos de Italia que entre cada una de las dos guerras mundiales y hasta mediados de los años setenta, partieron de sus principales puertos, Génova, Trieste y Nápoles, hacia el continente americano e incluyeron a Buenaventura en su itinerario.

Grandes oleadas de inmigrantes italianos y de otras tantas partes de Europa partirían en los buques italianos de pasajeros de la flota Italian Line con nombres de grandes músicos, que tenían la bandera italiana pintada en rojo sobre la chimenea, la proa en blanco y la línea verde sobre las aguas. El día que recalaban los barcos italianos, era motivo de fiesta para los bonaverenses, con ellos llegaba la cultura del viejo mundo a un puerto del Pacífico…

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