1949: los Bernardi escamparon en Circasia

Los detonantes que desencadenaron el retorno al Viejo Caldas del constructor italiano Antonio Bernardi y su familia a meses de iniciar una nueva década, a la única propiedad que les quedaba en el municipio cafetero de Circasia, serían las difíciles experiencias económicas y morales que vivirían en la capital de la República durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el recrudecimiento de la violencia bipartidista en Colombia, a partir del 9 de abril de 1948.

Los detonantes que desencadenaron el retorno al Viejo Caldas del constructor italiano Antonio Bernardi (*1) y su familia a meses de iniciar una nueva década, a la única propiedad que les quedaba en el municipio cafetero de Circasia, serían las difíciles experiencias económicas y morales que vivirían en la capital de la República durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el recrudecimiento de la violencia bipartidista en Colombia, a partir del 9 de abril de 1948 (*).

Una familia repartida. Antonio y Camila (*2) venderían su residencia en el Bosque Calderón Tejada y se despedirían de sus más cercanos afectos en esa Bogotá que habitaron cerca de 9 años, para organizar una nueva vida en la pequeña población de Circasia (*3), con sus dos hijas mayores, Regina (20) y Gladys (18), quien ya no retornaría a las aulas universitarias de la recién abierta Javeriana Femenina, donde estudiaba Arte y Decoración (4*).

Los demás integrantes del grupo familiar quedarían repartidos en varios lugares, permanecerían internados en dos colegios de la Capital de la República, los hijos menores, Italia de 14 años y Mainardo de 11 años, a cargo de sus tíos, el amigo incondicional, el italiano Mario Mirkow y su esposa, Teresa Ospina, la hermana de Camila.

Teodoro Bernardi, el sobrino dibujante quien llegó desde Ponte Nelle Alpi (Belluno) a inicios de la guerra en 1939, luego de aprender el oficio de constructor con su tío en muchas de sus obras, entre ellas el Hotel Tocarema de Girardot (1948), se independizaría y iría bastante lejos de sus parientes y su segundo hogar, a los pozos petroleros del campo de Tibú.  

Recuperar la posesión de La Rústica. Sin embargo, el matrimonio deberá superar otro escollo antes de instalarse en ´La Rústica´, la cabaña alpina de veraneo levantada por Antonio cuando residieron en Armenia (1935*) y que por estar escriturada a su esposa, Camila Ospina, ya se había salvado de ser confiscada por el Estado colombiano durante el conflicto bélico mundial cuando el Gobierno decomisó la totalidad de la maquinaria del constructor italiano y además, despojó de propiedades y embargó cuentas y comercios de sus compatriotas, de alemanes y de japoneses domiciliados en el país, a quienes también se les prohibió circular por el territorio nacional.

Cómo durante varios años la familia no pudo salir de Bogotá, la situación había sido aprovechada por don Secundino Giraldo, el mayordomo de la propiedad rural de los Bernardi Ospina, quien se hizo a su posesión. La madre de esta familia colombo italiana, gracias al carácter batallador de sus antepasadas paisas, libraría una lucha legal y al final, rescataría la finca cafetera para convertirla en su morada temporal. Sin embargo, al llegar Camila Ospina se encontraría con un panorama desolador, los corrales del ganado y las caballerizas estaban desocupadas y los cultivos de café y árboles frutales habían sido destruidos.

El hato lechero y la aftosa. Antonio como buen alpino italiano y con mucha ilusión ante su nueva vida campestre, se propondría levantar ´La Rústica´ e invertiría su capital para montar un hato lechero de ganado Holstein con técnicas europeas. Infortunadamente en 1950, aparecería en Colombia el primer brote de fiebre aftosa, que produciría la muerte de las reses de ´La Rústica´ y los hatos vecinos.

Una nueva década. En medio de la incertidumbre económica para la familia Bernardi Ospina, daría inicio la década de los cincuenta, años tumultuosos por los múltiples sucesos violentos en la vida política del país y de muchos cambios sociales y económicos para los colombianos.

Decisiones cruciales. Para superar las adversidades económicas, los amigos de Antonio le recomendarían reabrir su oficina constructora en Armenia, como la firma de prestigio que tuvo entre 1930 y 1938. Otros, en cambio, le hablarían de las posibilidades favorables que ofrecía el puerto de Barranquilla por donde había entrado el progreso a Colombia a finales del siglo XIX y se había asentado una colonia de inmigrantes italianos próspera e influyente.

A la Sultana del Valle. Pero Antonio tendría en la mira a la capital vallecaucana por ese espíritu festivo, cordial y emprendedor de los caleños, la prometedora ciudad en la que recién desembarcado en Colombia (1926 -1927), le permitió unirse a la firma italiana de ingeniería Papio Bonarda & Co para participar en la construcción del Palacio Nacional como también disfrutar de su luna de miel (1928). Y hacia allá se dirigiría en tren con su familia, el 1 de mayo de 1950, en plena temporada invernal, a iniciar una nueva década y escribir otra etapa de su vida en Colombia.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de las familias Bernardi Ospina y Ospina Mejía en esa época. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina.

(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (*3) Circasia, municipio de la zona cafetera de Colombia, fundado el 10 de agosto de 1884, hoy pertenece al departamento del Quindío. (*4)  La casona de la Javeriana Femenina en Bogotá, detrás del palacio presidencial, fue reducida a cenizas el 9 de abril de 1948, no volvería a abrir sus puertas

Antonio Bernardi: Italia Caminante ´Uno dei Nostri´

Este es un homenaje de la Embajada de Italia en Colombia a Antonio Bernardi Defina, dentro del proyecto Italia Caminante- Uno dei Nostri en la XX Semana de la Lengua, la Cultura y la Memoria Italiana en el Mundo: un reconocimiento a su legado urbanístico y arquitectónico en las ciudades colombianas: Manizales, Armenia, Ibagué, Girardot, Bogotá y Cali.

Este es un homenaje de la Embajada de Italia en Colombia a Antonio Bernardi Defina, dentro del proyecto Italia Caminante- Uno dei Nostri en la  XX Semana de la Lengua, la Cultura y la Memoria Italiana en el Mundo: un reconocimiento a su legado urbanístico y arquitectónico en las ciudades colombianas: Manizales, Armenia, Ibagué, Girardot, Bogotá y Cali.

El historiador y gestor cultural, Nelson Osorio Lozano, Commendatore di Prima Classe della Stella d’Italia, ha recopilado seis historias de vida y de valor alrededor de la contribución moral y material de los migrantes italianos a nuestro proyecto de Nación.

Nelson define a Antonio Bernardi como constructor, proyectista urbano: el orgullo de edificar «a la italiana», de los Alpes vénetos al tropical Valle del Cauca. Una historia, una raíz, un árbol frondoso.

El desplome de un patrimonio nacional, la Plaza de Mercado de Armenia

Un incendio y un terremoto ocurridos en Armenia en un intervalo de 54 años, marcarían el inicio y el final de su Plaza de Mercado inaugurada en 1938, el año en que Antonio Bernardi y su familia tomarían la decisión de despedirse de los armenios.

Un incendio y un terremoto ocurridos en Armenia en un intervalo de 54 años, marcarían el inicio y el final de su Plaza de Mercado (*4). Por causa del primer desastre sucedido en 1935, se dotaría a esta población de una obra vanguardista elevada a la categoría de monumento nacional, pero sería la segunda tragedia acaecida en 1999, la que desencadenaría el derrumbe de esta edificación de incalculable valor patrimonial para la arquitectura colombiana y la memoria urbana de la ciudad, ante una decisión arbitraria de la Alcaldía de turno.

Las llamas del 8 de septiembre de 1935. El fuego consumiría el primer mercado público que tuvieron los armenios en la Calle del Chispero (Plaza Cervantes), ese amanecer del 9 de septiembre contemplarían los escombros humeantes de una de las primeras construcciones relevantes que tenía este pueblo cafetero fundado por colonizadores antioqueños que con 46 años (*5), ya rondaba por los 52 mil habitantes y había iniciado su transformación urbanística empujada por el café y la llegada del tren.

Concurso público. Con la indemnización que pagaría la Compañía Colombiana de Seguros, ese mismo año la Alcaldía Municipal de Armenia sacaría los pliegos del concurso público para la nueva Plaza Central de Mercado cubierta y destinaría un lote de 4 manzanas de 28 mil m2, comprendido entre las carreras 16 y 18 y las calles 15 y 16.

ABC, la firma ganadora. El constructor italiano Antonio Bernardi (*1), el arquitecto Lino Jaramillo y el escultor Roberto Henao, estos dos de Armenia, ganarían la licitación para construir una central de aprovisionamiento de víveres de gran dimensión y muy innovadora para ese momento de la arquitectura en Colombia, con pórticos abovedados de concreto reforzado, especialidad de la firma ABC del ingeniero italiano. Cuentan que su diseño art deco estaba inspirado en el Pabellón de Francia en la Exposición Universal de París de finales del siglo XIX.

Dos años de obras. Los armenios serían testigos de la magnitud del complejo que construía la firma ABC a partir de 1936, sobre el terreno delinearon calles interiores peatonales y para el descargue de los productos, y alrededor de la Plaza trazaron vías exteriores amplias que permitían el parqueo y la circulación de automóviles y camiones. A diario Antonio, Lino y Roberto supervisaban como se levantaban los 4 gigantes pabellones, con cubiertas altas y estructuras aporticadas.

Los rasgos característicos del art deco se manifestaban en la volumetría y en los elementos decorativos de la torre de acceso.

La torre vigía. Sobre la Calle 17 emergía la torre administrativa con elementos decorativos art deco, ésta sería por medio siglo el edificio más alto de la ciudad, pintado con los colores de la bandera del departamento. Para 1938, la firma ABC entregaría la nueva Plaza Central de Mercado pública para celebrar el cincuentenario del municipio.

La Plaza floreció. Era el centro de la cultura cuyabra, el lugar de encuentro de amas de casa, comadres y empleadas del servicio quienes, con canastos en mano, se enterarían ahí de las noticias del día y los chismes del barrio, y se aprovisionarían cómodamente en el pabellón correspondiente de carnes de cerdo y res y aves de corral, frutas y verduras frescas, granos y cacharros. Se convertiría en un polo de desarrollo, un pujante centro de acopio, comercio y almacenamiento del café y productos agropecuarios donde campesinos, cafeteros, mercaderes y comerciantes de la región establecerían sus locales hacía las calles, donde llegarían los buscadores de oportunidades y se instalarían los transportadores y hacia finales de los cuarenta, los jeeps Willys de los cafeteros.

Los Bernardi se despiden de Armenia

En ese mismo 1938, Antonio Bernardi recibiría a su hijo menor, Mainardo (*), el 19 de febrero; su firma constructora ABC entregaría a Armenia uno de sus edificios más emblemáticos, la Plaza de Mercado y él cumpliría 10 años como actor transformador de un pueblo de bahareque a una ciudad en plena evolución, con el desarrollo de significativas obras urbanísticas y un sin número de edificaciones de diferentes usos en ferroconcreto.

Sin embargo, la vida de los Bernardi Ospina empezaría a resquebrajarse en Armenia, ya que para esos años ganarían terreno las ideas regionalistas al interior de esa sociedad que primero les abrió sus puertas, pero que ante el prestigio y el éxito de su firma constructora algunos sectores fraguarían una campaña de desprestigio contra el ingeniero italiano. Estos hechos llevarían a Antonio y Camila a tomar una decisión que cambiaría para siempre el curso de la vida familiar. Retirarían del colegio a Regina, su hija mayor, venderían la maquinaria de la firma ABC y la residencia edificada por Antonio en el parque Uribe y encargarían al mayordomo de su finca ´La Rústica´ en Circasia.

Con sentimientos encontrados esta pareja le diría adiós a Armenia para emprender una nueva vida en Ibagué y luego en Bogotá, justo cuando las sombras de la Segunda Guerra Mundial empezarían a posarse sobre Antonio y Camila y sus cuatro hijos.

La Plaza elevada a Monumento Nacional. Hacía ya 18 años que Antonio Bernardi había fallecido, cuando su familia residente en Cali, se enteraría en octubre de 1995, que había sido declarada Monumento Nacional por el Ministerio de Educación, la Plaza de Mercado de Armenia con otros 16 inmuebles representativos del patrimonio arquitectónico moderno en Colombia. Esa buena nueva parecía anunciar aires de renovación urbana para la edificación y la zona, que se habían ido deteriorando con el paso del tiempo al punto que los armenios ya no eran conscientes del valor de su Plaza.

La estocada final. El terremoto que sacudió al eje cafetero, el lunes 25 de enero de 1999, y que dejaría una estela de víctimas y devastación, sería la tragedia que aprovecharía la Administración Municipal para pasar por el alto la recomendación del Consejo de Monumentos Nacionales de no demoler la Plaza, porque prevalecían los valores patrimoniales, urbanísticos y arquitectónicos de la edificación. Fue un golpe seco el que se escuchó el 20 de abril de 1999 a las 6 de la tarde, en pocos segundos y a mansalva, se borraría una parte muy representativa de la memoria de los años 30 de Armenia y de Colombia.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época. *A la arquitecta María Eugenia Beltrán por la recopilación y visibilización de la obra que ha hecho de Antonio Bernardi en diferentes investigaciones. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina y arquitecta Beltrán Franco.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (*3) Mainardo Bernardi Ospina, nació en Armenia el 19 de febrero de 1938 y falleció en Cali el 28 de enero de 2011.

(*4) Plaza de Mercado de Armenia construida entre 1936-1938, por Antonio Bernardi, Lino Jaramillo y Roberto Henao, fue declarada primero Monumento Nacional por el Decreto 1802 del 19 de octubre de 1995 del Ministerio de Educación y luego ratificada como BICN (Bien de Interés de la Nación) por el Ministerio de Cultura Fue demolida el 21 de abril de 1999 en un decisión controvertida por la Alcaldía.(*5) Armenia, fundada en 1889 perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, en la actualidad es capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano. El nombre proviene del país euroasiático.

Documentos de consulta.  (6*)Armenia. Albúm de fotografías editado por la Cámara de Comercio de Armenia en los Talleres VIGIG en 1936, de los principales aspectos de Armenia, urbanos y rurales con apuntes cortos de explicación. Testimonio de una ciudad en permanente evolución. Investigación de la arq. María Eugenia Beltrán Franco, Beca Convenio Andrés  Bello 1999 y publicada 2006. El  Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez, fue el documento base para escribir sobre las obras de Antonio Bernardi en esa ciudad, donde se describe con una ficha técnica, que obras están aún en pie y cuales fueron demolidas por diferentes circunstancias. Armenia enclave exportador de café 1927-1959 de Gonzalo Alberto Valencia, Miguel Ángel Rojas y María Eugenia Beltrán, publicado por el Ministerio de Cultura 2016. Armenia, Pereira y Manizales: reseña histórica de su desarrollo urbano durante el siglo xx del arquitecto Andrés Eduardo Satizabal Villegas.

Los primeros años y las construcciones de Antonio Bernardi en Armenia, entre 1929 y 1938.

Los años dorados en Armenia (1930-1938)

Los treinta serían años tumultuosos a nivel mundial, pero para el joven constructor italiano, Antonio Bernardi, representarían los más prósperos de su carrera profesional, gracias a la creación de ABC, su firma constructora y el traslado a Armenia, donde se metería a transformar urbanística y arquitectónicamente esa villa cafetera de bahareque.

Los treinta serían años tumultuosos a nivel mundial, pero para el joven constructor italiano, Antonio Bernardi (*1), representarían los más prósperos de su carrera profesional, gracias a la creación de ABC, su firma constructora y el traslado a Armenia (*4), donde se metería a transformar urbanística y arquitectónicamente esa villa cafetera de bahareque, fundada por colonizadores antioqueños, que en solo cuatro décadas se había convertido en el enclave de exportación del producto base de la economía colombiana y principal generador de divisas.

Dos continentes. Mientras las noticias registraban la extensión a Europa de la Depresión económica norteamericana y el aire siniestro que se respiraba ante las dictaduras de la Italia fascista y la Alemania de Hitler; los colombianos celebraban con alborozo, el triunfo del primer presidente liberal del siglo, Enrique Olaya Herrera, quien fomentaría la industria nacional y la conectividad del país a través de la línea férrea y las carreteras; e introduciría reformas laborales como el descanso dominical, las vacaciones remuneradas y la jornada de 8 horas.

Los Bernardi Ospina. Para entonces el ingeniero Bernardi se instalaría con su esposa Camila Ospina (*2) y sus pequeñas niñas, Regina y Gladys, en la casona del Parque Uribe (*5), adquirida por $2.500 pesos a don Vicente Girado, el industrial y hombre cívico que lo convenció para asentarse en Armenia, un pueblo caldense ubicado en forma estratégica y que había cobrado gran importancia en la escena nacional por la llegada a su territorio, de dos líneas del ferrocarril: la del Pacífico y la de Caldas.

La firma ABC. El ingeniero Bernardi montaría su sede en la Carrera 6ª entre calles 8 y 9 y su línea telefónica sería una de las primeras instaladas, desde ahí él atendería los múltiples frentes de obras que tenía en la ciudad y tendría como fiador y garante a su  suegro paisa radicado en Manizales, Luis María Ospina (*3).

Nuevas tecnologías. Antonio Bernardi quien se había especializado en la Universidad de Lima en ferro concreto, un novedoso modelo de construcción de edificios de varios pisos que estaba en pleno auge en EE.UU. y Europa, marcaría el rumbo de la innovación en Armenia entre 1929 y 1938, con las obras levantadas – muchas de gran magnitud- a través de este nuevo sistema de estructuras de hierro corrugado y cuerpo de concreto, perdurables en el tiempo y que permitían grandes espacios, sin usar columnas, para usos institucionales, bancarios, industriales, comerciales y culturales.

El angel vengador, obra de la familia Bernardi, regalo de Roberto Henao a Antonio Bernardi cuando hicieron equipo en Armenia.

Con los mejores. Se rodeó de arquitectos, ingenieros y artistas con las mejores cartas de presentación, con quienes erigió obras que pasarían a la historia, dos de ellas son hoy monumentos nacionales, la Estación del Ferrocarril y la Plaza de Mercado (*6). Trabajó con el escultor formado en París, Roberto Henao Buritacá quien acaba de instalar la estatua de bronce del Libertador, en la Plaza de Bolívar de Armenia; el ciudadano colombo suizo con estudios en arte y arquitectura en Milán y Florencia, Mauricio Ramelli Adriani (8*), quien tenía su propio taller; y los arquitectos colombianos Lino y Arcesio Jaramillo.

La Estación del tren. Con la expansión de los ferrocarriles en el país, las poblaciones empezaron a ser dotadas con un conjunto de edificaciones que componían las estaciones para recibir pasajeros y despachar mercancías. En Armenia, con diseño y planos del ingeniero Alfredo Vásquez Cobo, gerente de Ferrocarriles Nacionales, se le encargaría a Antonio Bernardi una de las primeras obras y más simbólicas, la estructura en ferro concreto del edificio central, las bodegas y el gran patio de maniobras. La obra blanca, la decoración y la ornamentación de la fachada de la Estación se la asignarían al taller del arquitecto Mauricio Ramelli.

Polo de desarrollo. El terminal se convertiría en el eje articulador de la economía y centro de acopio de mercaderías y trilla de la región, desde ahí se despacharían el café al exterior, vía el puerto de Buenaventura. Como los industriales del café trasladarían en sus cercanías los depósitos del producto y las trilladoras, contratarían a la firma ABC para levantar varias de esas edificaciones: la Trilladora Colombia de los Aristizábal, la más moderna y sólida; la Trilladora Villegas Hermanos y la Trilladora Espinosa.

Castillo Getsemaní. En una colina desde donde su excéntrico propietario divisaba la Estación para tener el control de sus negocios de café y chocolate, Bernardi construiría para don Domingo Quintero y su familia, el Castillo Getsemaní, residencia con una mezcla de estilos y rica en decorados y ornamentación, ubicada entre las carreras 19 y 20 con calles 28 y 29.

Un italiano en su coupe. La novedosa máquina de cuatro ruedas que con el tren, desplazó a las recuas de mulas para transportar la mercancía y las familias, andaba ya rampante por las carreteras onduladas y calles polvorientas de las jóvenes poblaciones cafeteras del Viejo Caldas. Antonio y Camila serían figuras habituales por esos parajes andinos en su par de Chevrolet importados; él con su corbatín y su sombrero, al mando de su lujoso Coupe 1936 de dos puertas y la joven señora de Manizales, en su hermoso Confederate Convertible Landau 1932, portando la licencia de conducción 01 de Caldas.

Vías y servicios públicos. Armenia como municipio ahora le apostaría al desarrollo vial y la modernización de los servicios públicos de la zona céntrica, con la empresa ABC, la cual ampliaría y pavimentaría en concreto las calles y, bajo ellas, construiría en forma innovadora el sistema de acueducto y alcantarillado, infraestructura que Antonio ya había ejecutado en Manizales años antes (*7).

El edificio VIGIG. La economía cafetera y la llegada del ferrocarril también jalonarían el comercio y la industria. Muchos comerciantes serían los clientes de ABC, entre ellos don Vicente Giraldo, quien contaba con manufacturas de jabones, maquinaria, la fábrica de Maizena, las Industrias y Gráficas Vigig. El empresario le encargaría construir en pleno centro, el edificio VIGIG, con su suite privada para residir en la ciudad y un gran local en los bajos para su almacén de exportación de café y la representación de diversas marcas.

La época de oro. Y mientras la firma constructora atravesaba por una época de bonanza que coincidió con la época de oro de Armenia, la cara del centro se iba transformando con edificaciones de concreto de varios pisos y con diferentes usos, que durante mucho tiempo fueron un referente para la población.

Entre ellos están el edificio del Orfanato al servicio de la comunidad, ubicado en las afueras; el edificio del Colegio de las Bethlemitas, con la zona de clausura y la capilla con su campanario que tenía una campana traída desde España; el Edificio de Rentas de Caldas con influencia art deco, altos pórticos, amplias escaleras de acceso y una gran puerta de hierro forjado; y el Yanuba, primer Pasaje comercial peatonal y teatro de tres pisos en Armenia, inaugurado en 1940 con la película El gran vals (*8).

La familia de Italia y Colombia. Para esos años, el hermano mayor de Antonio, llegaría procedente de una Italia que brindaba escasas oportunidades a la mano de obra del campo, Luigi se sumaría al equipo de ABC durante tres años, él necesitaba laborar para mandar recursos a su esposa y los tres hijos que había dejado en Ponte Nelle Alpi, el terruño de los Bernardi.

1935. Ese sería un año importante para la familia Bernardi Ospina, en enero 18 nacería la tercera hija del matrimonio a quien su padre bautizaría, Italia, en homenaje a su tierra; compraría un terreno en el municipio de Circasia e iniciaría la construcción de su finca La Italia, conocida como La Rústica; y en noviembre, la firma ABC de Antonio Bernardi y su equipo de profesionales, participarían en la licitación de un proyecto muy importante para la ciudad y la empresa, la Plaza de Mercado de Armenia.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de las familias Bernardi Ospina y Ospina Mejía en esa época. *A la arquitecta María Eugenia Beltrán por la recopilación y visibilización de la obra que ha hecho de Antonio Bernardi en diferentes investigaciones. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina y arquitecta Beltrán Franco

(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (3*)Luis María Ospina  ´papá Luis´, 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá.

(4*) Armenia, fundada en 1889 perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, en la actualidad es capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano. El nombre proviene del país euroasiático. (5*) Primera casa donde vivieron los Bernardi Ospina en la Carrera 13 Nº 29-37, hoy funciona el Centro de Documentación Musical del Quindío. (*6) Estación del Ferrocarril y la Plaza de Mercado (demolida) de Armenia son inmuebles patrimonio material declarados por el Ministerio de Cultura como Bien de Interés de la Nación en 1996. (*7) Ver Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte) http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/un-italiano-en-tierra-cafetera-en-los-anos-20-1-parte/  (8*) Mauricio Ramelli, nació en Bogotá el 15 de noviembre de 1891, hijo de Luigi Ramelli y Beatrice Adreani, era de Lugano, la Suiza italiana, se formó en Milán y Florencia en arte y arquitectura. Tuvo una oficina como arquitecto. Falleció el 12 de mayo de 1973 en Medellín.

Documentos de consulta. El  Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez, fue el documento base para escribir sobre las obras de Antonio Bernardi en esa ciudad, donde se describe con una ficha técnica, que obras están aún en pie y cuales fueron demolidas por diferentes circunstancias. Armenia enclave exportador de café 1927-1959 de Gonzalo Alberto Valencia, Miguel Ángel Rojas y María Eugenia Beltrán, publicado por el Ministerio de Cultura 2016. Armenia, Pereira y Manizales: reseña histórica de su desarrollo urbano durante el siglo xx del arquitecto Andrés Eduardo Satizabal Villegas.

Antonio y Camila (2 parte)

El 2 de mayo de 1928, Antonio Bernardi y Camila Ospina sellarían su unión en una ceremonia católica muy sobria, cuando el reloj de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales, marcó las 6 de la mañana. Partirían de luna de miel hacia Cali y Popayán en tren, el medio de transporte más desarrollado en Colombia, en esa época.

Camino al altar. El 2 de mayo de 1928, Antonio Bernardi De Fina (1*) y Camila Ospina Mejía (2*), sellarían su unión en una ceremonia católica muy sobria, cuando el reloj de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales, marcó las 6 de la mañana. Los dos italianos, el novio y Mainardo Bernardi, el padrino, esperaron en el altar a la bella prometida que caminó del brazo de su padre Luis María (3*), vestida de negro riguroso a la usanza de la época, ya que guardaba luto por el fallecimiento de su abuela paterna.

En las primeras bancas, la madre de la novia, Ana Joaquina (4*), junto con sus otros diez hijos, acompañaban en ese frío día, a esta pareja que empezaba su vida de casados en Manizales, ciudad donde Antonio dejaría un significativo legado urbanístico y arquitectónico en los tres años que vivió (1927-1930) (6*).   

La luna de miel. Después del desayuno de bodas celebrado en la segunda planta de la casa de Luis María y Anita, en pleno centro de la capital caldense, los esposos Bernardi Ospina se dirigieron a la recién inaugurada Estación del Ferrocarril de Caldas, para abordar el tren a Cali, su primera parada del itinerario. Sería la primera vez que Camila haría ese recorrido por la nueva trocha férrea construida para, además de pasajeros, llevar sin transbordos, el café de estas tierras campesinas hasta el puerto de Buenaventura y de ahí a los mercados europeos.

Por el Valle del Cauca. La locomotora descendió desde el filo de la cuchilla de Manizales por un empinado trecho, y, poco a poco, dejó atrás el paisaje cafetero, para descubrir ante los ojos de esta joven señora la imponencia del Valle del río Cauca. Para entonces empezaba la transformación del paisaje bucólico de las haciendas cañeras y de trapiches de panela, a la expansión tecnificada del cultivo de la caña y el surgimiento de los modernos ingenios azucareros. Sería un viaje premonitorio para esa pareja.

Por tren. Los desposados arribaron a Cali por la también nueva Estación del Ferrocarril del Pacífico, en la Calle 25, para alojarse en el hotel de moda, el Alférez Real, a orillas del río Cali. De la mano de Antonio, quien había trabajado acá el año anterior en la construcción del Palacio Nacional, Camila descubrió el centro y barrios como San Antonio, de esta pequeña y tranquila ciudad que empezaba a mirar al mundo a través de su relación con Buenaventura, en la que aún sus habitantes se surtían de agua en las pilas ubicadas en varios lugares céntricos. Lejos estaba ella de imaginarse que 22 años después, regresaría para quedarse, en la capital del Valle del Cauca.

El Valle de Pubenza. Para finalizar su travesía, la pareja se desplazó por el Ferrocarril del Pacífico, el más extenso y desarrollado del país para ese momento, hacia Popayán, otrora capital del Gran Cauca, para caminar por esas callecitas del casco antiguo de la Ciudad Blanca y colonial y, por supuesto, empezar a conocerse entre ellos.

La unión de dos culturas. En Villa Isabela, a las afueras de Manizales, se iniciaría este encuentro de dos mundos muy disímiles a finales de los años 20. Antonio, un italiano del norte, que a sus 28 años había recorrido buena parte del continente americano e iba de ciudad en ciudad y de campamento en campamento para construir obras públicas, puertos, sistemas de transporte y edificios. Mientras que Camila era una jovencita normalista de 23 años, que vivía en el círculo cerrado y tradicional de su familia de arrieros antioqueños, que se movía entre Manizales, Santa Rosa de Cabal y Dosquebradas (7*).

El clan Ospina. En esa casa se establecerían las primeras reglas de convivencia y quedaría clarísimo que los parientes de ambos, estarían presentes en su cotidianidad. Camila compartiría su hogar en Manizales, con su cuñado Mainardo (5*), mientras que Antonio establecería lazos de por vida, con su numerosa familia política, de 10 cuñados y cuñadas, con sus cónyuges e hijos. Y sería en Manizales, donde nacerían sus dos primeras hijas, Regina, el 24 de julio de 1929 y Gladys Bernardi Ospina, el 11 de mayo de 1931.

Acuerdos colombo italianos. El aprendería a comer arepa pero con mermelada y ella cocinaría polenta de maíz. Antonio reemplazaría la cuajada paisa por los quesos curados que espantaban a los Ospina por su fuerte olor y Camila, además del sancocho, los fríjoles y la mazamorra, introduciría los espaguetis y la lasaña al menú familiar semanal. Él compartiría con los Ospina las celebraciones y los duelos, como también vacaciones y fiestas decembrinas en las fincas de sus suegros. Ella entendería que no tendría con su familia una sede fija, sino que su casa estaría donde el trabajo de Antonio los llevará.

El prestigio del constructor. Mientras su vida hogareña se afianzaba, el constructor italiano al frente de las obras subterráneas del Plan Maestro de Alcantarillado y Acueducto, la pavimentación del centro y varias edificaciones en ferro concreto con la firma italiana Papio Bonarda & Co (8*), Antonio adquirió renombre en una ciudad que iniciaba una nueva era urbanística y arquitectónica con la edificación de la Catedral, la Estación del tren, hoteles, bancos y establecimientos comerciales; y que además creaba otras formas de habitarla sobre las cenizas de los tres incendios padecidos.

La época dorada. Y en esa región cafetera el nombre del constructor italiano le llegaría a oídos del industrial Vicente Giraldo, un empresario visionario, artífice de la modernización de Armenia en los años treinta (9*), quien le siguió la pista y le haría una propuesta indeclinable, independizarse y ser protagonista de la transformación de una población de guadua y bahareque al concreto.

Rumbo Armenia. Por las mismas calles que él pavimentó, Antonio con Camila y Regina, partiría en su Peugeot 1930, placa 0172, por las carreteras destapadas del viejo Caldas para apostarle a un nuevo proyecto de vida y ser parte de ese momento histórico de Armenia, llamada desde entonces la Ciudad Milagro.

Primera parte, de la historia de Antonio Bernardi y Camila Ospina.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. 

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Bernardi Ospina en esa época. El archivo fotográfico pertenece a la familia Bernardi y fue digitalizado por Jorge Alonso Rengifo Bernardi.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (3*) Luis María Ospina Arcila, ´papá Luis´: 1870 Aranzazu – julio 9 de 1943 Bogotá. (4*)  Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. (5*) Mainardo Bernardi de Fina, nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (25-5-1905), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Guayaquil (Ecuador) hacia 1940.

(6*) Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte) http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/un-italiano-en-tierra-cafetera-en-los-anos-20-1-parte/

(7*) Los municipios de Manizales y Santa Rosa de Cabal y el corregimiento de Dosquebradas, pertenecían para entonces al antiguo departamento del Viejo Caldas (1905 y 1966). (8*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes se encargaron de la modernización de Manizales hacia los años 20, con la construcción de obras como la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional. (*9) Armenia, fundada en 1889, es la capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano.

Un italiano en tierra cafetera en los años 20 (1 parte)

El amor llega cuando menos se espera y cambia los planes en un santiamén. El italiano Antonio Bernardi De Fina no imaginaba que la decisión de participar en la modernización de Manizales en 1927, marcaría su historia al conocer a Camila Ospina Mejía.

El amor llega cuando menos se espera y cambia los planes en un santiamén. Mi abuelo italiano, Antonio Bernardi De Fina (1*), no imaginaba que la decisión de participar en la modernización de Manizales en 1927, consumida tres veces por las llamas en 4 años, marcaría su historia personal y profesional, al conocer a Camila Ospina Mejía (2*).

Camila y Antonio. 1928.

En la tierra del café. Manizales, Dosquebradas, Santa Rosa de Cabal, Armenia y Circasia, poblaciones de la colonización antioqueña (6*) en medio de la geografía andina y productoras de café, estarían unidas a la vida de Antonio, quien había arribado de 22 años, a este continente de promesas en 1922, graduado como técnico de Puentes y Caminos en Belluno (7*), en compañía de su hermano, Mainardo Bernardi y su primo, Jorge De Fina.

Un trotamundos. Su experiencia como ingeniero constructor la obtuvo en cuatro países, al involucrarse en obras como el Ferrocarril Antofagasta-Oruro (Bolivia), el Ferrocarril del Perú, el Puerto del Callao (Lima) y el Malecón de Guayaquil (Ecuador), como también al estudiar estructuras con nuevos materiales en la capital peruana.

Desembarcó en Colombia. Antonio tocó tierra colombiana en marzo de 1926, por el puerto de Buenaventura, venía contratado por el proyecto que uniría al sur con el resto del país a través de 600 kilómetros, el Ferrocarril de Nariño (8*), tramo El Diviso (en la selva) – Tumaco. En ese puerto sobre el Pacífico, que vivió su época de esplendor, él residió unos meses, hasta que enfermó de paludismo.  Vinculado a la firma italiana de ingeniería Papio Bonarda & Co, Bernardi (9*) intervino en la ejecución de la estructura del Palacio Nacional, de estilo neoclásico francés, en pleno centro de Cali, una antigua y pequeña villa que capturó su atención por la calidez de la gente y a donde regresará muy pronto.

Modernización de Manizales. La capital del Viejo Caldas (10*) que vio arder más de 20 manzanas y 200 edificios del centro de bahareque, barro y guadua (1922, 1925 y 1926);  que pasó de la arriería al cable aéreo para transportar productos desde y hacia el río Magdalena (1922) y que inauguró la línea del ferrocarril (1927) para exportar café por el puerto de Buenaventura; edificó para esos años, una nueva ciudad con el concurso de profesionales nacionales y extranjeros.

1927 a 1930, la innovación. Con Papio Bonarda & Co, Antonio participó en la modernización urbanística de Manizales, región que le ofrecería durante una década múltiples posibilidades a este joven constructor, ya que la economía cafetera estaba en auge. En esa topografía montañosa, acompañado de su hermano Mainardo, él ejecutó buena parte del Plan Maestro de Alcantarillado y Acueducto de forma innovadora, instaló redes domiciliares subterráneas y pavimentó las primeras calles con concreto.

El ferro concreto. También Antonio introdujo nuevas tecnologías desconocidas en la zona, las estructuras de ferro concreto (11*) que son perdurables en el tiempo, en las construcciones que concibió con diseño contemporáneo, entre ellas los edificios del Banco de Colombia, Néstor Llano y Marco Gómez.

Camila, la normalista caldense. Un domingo a finales de 1927, Antonio paseaba por el parque San José, cuando el rostro de una caldense de 22 años, lo deslumbró. Era Camila, maestra de la Escuela Normal de Señoritas de Manizales, tercera hija de un matrimonio católico, de arrieros antioqueños, Luis María Ospina Arcila (3*) de Aranzazu, y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez (4*) de Pácora, apegado a la tierra, al comercio y a la familia, que no se deslumbró con el constructor italiano recién llegado y enamorado de la jovencita.

El Bosque. Luis había comprado en 1896, un pequeño terreno en Dosquebradas (12*), que más tarde convirtió en la Hacienda El Bosque (*13). Cuando él visitaba esta tierra a caballo, veía en la casa vecina, El Recreo (*14), a tres hermanas bordando en el balcón, Ana Joaquina ´Anita´, Elvira y Natalia. Un día le pidió matrimonio a la mayor y se casaron el 30 de noviembre de 1899. La dulce Anita se trasladó al El Bosque, donde compartió la casa con su suegra, María Jesús, y 6 cuñadas hasta que ellas se casaron.

Los Ospina Mejía. En las primeras décadas del siglo XX, formaron una numerosa familia de once hijos, Carmen Emilia, Benigna, Camila, Pastora, Teresa, Luisa, Emelia, Antonio Luis, Alicia, Lorenzo, Graciela (5*). Luis llegó a tener cuatro fincas, El Bosque, El Caribe, La Sonora y La Granja, que producían café, leche, carbón y las cuales visitaba de lunes a sábado, ese día Anita lo esperaba en El Bosque, con Ponche (bebida con huevos, yemas, canela y brandy); y agua caliente con hierbas para sus cansados pies.

De Santa Rosa a Manizales. Papá Luis y mamá Anita que ya tenían un patrimonio sólido y con grandes aspiraciones para la familia, trasladaron su residencia, primero a Santa Rosa de Cabal hacia 1910  (15*), donde compraron una casa en el parque principal y matricularon a los hijos en la escuela; y luego, en 1922 se instalaron en la capital de Caldas, que ofrecía mayores posibilidades para que las hijas y los hijos estudiaran el bachillerato en la Normal y el Instituto Técnico. Emprendieron el camino a lomo de mula, llegaron al centro de Manizales, junto a la Telefónica, cerca de la Catedral, a la Calle 25 No, 18-20. En el primer piso de la casa, quedaba la pesebrera y el local para vender café procesado, y en la segunda planta la residencia familiar.

Un noviazgo a lo paisa. La relación de Camila y Antonio inició a finales de 1927, los encuentros eran muy particulares, él en el andén con el frío de la noche y ella, en el balcón del segundo piso. Solo cuando el italiano prometió matrimonio, se le abrieron las puertas del hogar de los Ospina Mejía.

Antes del compromiso oficial, Papá Luis le exigió un certificado de soltería de la parroquia donde nació, y la madre italiana del novio residente en Ponte Nelle Alpi, Regina De Fina, también hizo lo propio, exigió una fotografía de la novia colombiana. Camila y Antonio esperarían ansiosos durante meses, las respuestas de las respectivas cartas que partieron de Manizales por barco desde el puerto de Buenaventura y de Ponte Nelle Alpi por el puerto de Génova…

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina, mi tía Italia Bernardi Ospina y Elsa María Moya Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época; y Jorge Alonso Rengifo Bernardi por el trabajo de digitalización del archivo fotográfico de la familia.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller) y Regina De Fina Zitran. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977).

Familia Ospina Mejía.  (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).

(3*) Luis María Ospina Arcila, ´´´papá Luis´: 09/07/1870 Aranzazu – 09/07/1943 Bogotá (4*)  y Ana Joaquina Mejía Gutiérrez, ´mamá Anita´: 22/07/1877 Pacora – julio 22 de 1963 Manizales. Se casaron el 30 de noviembre de 1899 (5*)  Carmen Emilia Ospina de Ocampo: diciembre 1 1900 – abril 3 de 1987 Manizales. María Benigna Ospina de Restrepo: junio 27 de 1903 – abril 3 de 1991 Medellín. Pastora Emilia ´Aporita´ Ospina de Gómez: agosto 11 de 1906 – julio 24 de 1991 Manizales. Teresa Ospina de Mirkow: octubre 7 de 1907 –  febrero 14 de 1993 Bogotá. Antonio Luis Ospina: diciembre 21 de 1908 – marzo 20 de 2001 Cali. María Luisa Ospina de Lobo, mayo 21 de 1910 – enero 18 de 1987 Bogotá. María Emelia Ospina de Botero: marzo 19 de 1912 – febrero 7 de 1999 Manizales. Alicia Ospina de Villegas: 27 de febrero de 1915 – mayo 20 de 1997 Manizales. Lorenzo de Jesús Ospina: octubre 21 de 1919 – abril 3 de 1984 Pereira. Graciela Ospina de Moya: septiembre 16 de 1921- octubre 28 de 2013 Cali.

 (6*) Colonización antioqueña, proceso de expansión de población que influyó en el desarrollo de la historia colombiana a medios del siglo XIX e inicios del XX, a través del cual aparecieron en zonas deshabitadas, centros urbanos al sur de Antioquia, en los actuales departamentos de CaldasRisaraldaQuindío, y en parte del Tolima y del Valle del Cauca.

(7*) Belluno, provincia y población de la región de Véneto en Italia.

(*) Ferrocarril de Nariño (*) …en los últimos meses de 1927 el presupuesto de gastos del Ferrocarril de Nariño se redujo de ochenta mil a veinticinco mil pesos mensuales; simultáneamente el gobierno nacional ordenó despedir a la mitad de los trabajadores. Al año siguiente se laboró con poco dinero y en 1929 la obra se paralizó. (Zarama Rosa Isabel, artículo Historia del Ferrocarril de Nariño 2015: 11 Tendencia Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño Vol. XVII. No. 1 – 1er. semestre 2016)

(9*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, quienes se encargaron de la modernización de  Manizales hacia los años 20, con la construcción de obras como la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional.

(*10) Viejo Caldas, antiguo departamento colombiano entre 1905 y 1966, conformado por los actuales departamentos de CaldasRisaralda (1966​) y Quindío (1966​), sobre la Cordillera Central. Colonizado por arrieros antioqueños a mediados del siglo XIX y epicentro del Eje cafetero. Su capital, Manizales, fundada en 1849.

(11*) Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. 

(12*) Dosquebradas, antiguo corregimiento de Santa Rosa de Cabal. Desde 1974, municipio  del departamento de Risaralda, contiguo a la capital, Pereira.

(13*) Hacienda El Bosque, cuna de los Ospina Mejía, en la actualidad pertenece a los bisnietos de Luis María Ospina, la familia Ocampo Estrada.

(14*) La Finca del Recreo, de la familia Mejía Gutiérrez, estaba situada por los lados de la Fábrica de La Rosa en Dosquebradas

(15*) Santa Rosa de Cabal, fundada en 1844, es municipio del departamento de Risaralda

La emigrante italiana: la nonna Palmira Bernardi de Cavalet (1908 – 1998)

Palmira (1*) se embarcó en la aventura más grande de su vida con su pequeño hijo Américo, el 18 de mayo de 1933 en el puerto de Trieste, para buscar a su amor, al joven Reynaldo Cavalet (2*), su esposo, quien había viajado hacía más de un año a la Argentina profunda. 

¨No importa si te mojas al caminar, es agua bendita, no tienes por qué correr, solo camina siempre¨, palabras que pronunciaba ella cuando llovía y en las que se condensan la grandeza y la simplicidad de esta joven de la Italia rural que, con la fuerza de sus montañas y el arrojo de la juventud y del amor, emigró de Ponte Nelle Alpi (Belluno), la Italia Fascista y la dura Europa de entre guerras, en la búsqueda del propio territorio.

La séptima hija de Teodoro Bernardi y Regina De Fina (3*) se despidió, a sus 24 años, de sus afectos de infancia, su madre viuda, y de Paluc, la finca familiar enclavada en las Dolomitas, escenario de sus amores con el vecino picapedrero tímido, honesto y trabajador con el que se casó. Y partió a hacer la América, como en su momento lo hicieron sus hermanos mayores Virgilio, mi abuelo Antonio (4*), Mainardo y María Bernardi De Fina.

1.María y Palmira Bernardi, con sus hijos Antonio Piai y Américo Cavalet. 2 Paluc, la finca de la familia Bernardi.

Emigrantes. Desde que se subieron al tren en la estación de Ponte, Palmira y su hijo Américo (5*) -nombre premonitorio-, se convirtieron en dos emigrantes transoceánicos más, mientras recorrían ese camino hasta el puerto de Trieste en el Adriático y, luego, durante la larga travesía a bordo del trasatlántico Neptunia (7*) rumbo a América del sur, el continente que dio la mano a tantos europeos para crear una nueva vida.

Esa joven madre y esposa albergaría sentimientos encontrados: el dolor de las separaciones y el miedo de las distancias; los recuerdos de una infancia vivida entre la orfandad temprana de padre y esa guerra, la del ´14´ (8*), que dejó un territorio devastado y en la ruina económica y una generación marcada, la de su Reinaldo, quien narraría a sus nietos argentinos con una risa dolorosa y el miedo a que se repitiera esa historia, del hambre de todos los días: ¨a mis diez años caminando por ahí encontré, con uno de mis hermanos, una casa abandonada, y en una alacena una torta de polenta, dura y llena de moho verde, que raspamos y comimos¨.

Palmira, dura y sólida. Impresionante como las Dolomitas, las rocosas que rodean los parajes de Ponte, así era esta mujer que dio pelea a las dificultades. Ella era ¨cómo los pilares en los cuales se asientan las fortalezas, siempre miró hacia adelante¨, y así debió mirar con la ilusión de reunirse con su esposo, cuando el Neptunia, ese gigante de vapor se deslizó por las aguas del río de la Plata, al último de sus puertos, y divisó la multitud que se agolpaba para darle la bienvenida a los viajeros, entre ellos un porcentaje grande de parientes y paisanos ´tanos´.

Argentina. Buenos Aires fue el gran receptor de la diáspora italiana en las últimas décadas del siglo XIX hasta la mitad del XX en Argentina, un país que se preparó con tierras, trabajo duro, salarios y leyes para recibir a los inmigrantes del mundo. Y los ´tanos´ del norte, del sur, obreros, campesinos, cultivadores, panaderos, albañiles y profesores, fueron la comunidad más representativa al momento de poblar y crear la identidad argentina actual.

Reencuentro familiar. Muchos de los inmigrantes del Neptunia se quedarían en la capital que ya contaba con más de 2 millones de personas, pero otros seguirían. Palmira se adentró a la Provincia de San Luis para reencontrase con Reinaldo, quien laboraba en las canteras con un tipo de piedra muy particular, granito azul y negro, un oficio artesanal transmitido por generaciones en Ponte. Ahí, con la familia junta, Palmira laboró como muchas mujeres, preparando la comida para los obreros de la cantera. Y en Naschel nacería su segunda hija, Rensa Cavalet.

3.Rensa, Palmira, Américo y Reinaldo. 4. Palmira y Reinaldo.

Los Cavalet Bernardi en Mar del Plata. Luego saltaron hastaUnquillo (Córdoba), con sus hermosas sierras y magnífico clima, y a Tolosa, fuente de provisión de piedras para la construcción de ese populoso suburbio de La Plata, hasta llegar a Mar del Plata. Y en esa joven ciudad balneario que empezaba a brillar como destino turístico a finales de los treinta, donde estaba en auge la construcción de los tradicionales ´chalets Mar del Plata´, a partir de la materia prima extraída de las canteras que la rodean, Reinaldo, Palmira, Américo y Rensa echarían raíces, mientras al otro lado del Atlántico su familia italiana empezaba a vivir la pesadilla de la Segunda Guerra Mundial (*7).

1946. Los Cavalet Bernardi en las escalinatas de la Rambla. Al fondo el Hotel Provincial y el Casino Central del Mar del Plata.

Piedra a piedra. Y en medio de ese paisaje atravesado por las sierras que se abandonan en las aguas justo en Mar del Plata, la joven pareja con sus propias manos y el corazón, tallaría con el cincel esas piedras que son únicas por su diversidad de tonos y colores, para levantar su casa en Primera Junta, un barrio despoblado cercano a una cantera, con calles de tierra y sin acueducto, pero que con los años crecería y quedaría ubicado a 20 cuadras del centro y a unas 25 cuadras de los barrios más cotizados.

Don Reinaldo. Y fue el lugar donde Orlando Rinaldo Cavalet pasó a conocerse como ´don Reinaldo´, famoso por ser gran jugador de bochas en su querido Club Urquiza y donde este picapedrero que andaba en bicicleta y con acento italiano, también haría la fachada de piedra de la casa de su hija Rensa (6*) y su esposo Roberto Noguera, quienes serían los padres de Oscar y Claudio.

5.Rensa Cavalet Bernardi 6. Américo Cavalet Bernardi. 1946 7. Palmira y Américo. 8.Rensa con su marido Roberto y Américo con su esposa Iris

Américo y el Neptunia. Y en ese puerto sobre el Mar Argentino, el joven inmigrante italiano hizo su vida, Américo se casó con Iris Rodríguez en 1953 y tuvieron a Daniel Eduardo y Ricardo Alberto; y ahí montaría su Joyería y Relojería Neptunia: ¨Durante casi toda su vida Neptunia fue su referencia más importante y el logo del negocio fue un buque cruzando el Océano. Ahora valoro la importancia de ese nombre, de ese viaje en la historia de mi padre, a pesar de haber sido tan pequeño cuando llegó a Argentina¨, dice su hijo Daniel Cavalet.

Los nonnos. Aunque a la ´nonna´ Palmira y a don Reinaldo les llegaron los años y cuatro nietos, su aventura amorosa les perduraría toda la vida, una vida dura pero alegre en la casa donde cada noche compartieron una copita de grapa mientras hablaban en el dialecto de su tierra, fieles a sus ancestros. Ellos, como muchos inmigrantes, no volvieron a su lugar de origen, ni a sus afectos primarios y esa sensación de pérdida los acompañaría siempre, pero fueron parte importantísima de la historia argentina. Los sobreviven en Argentina sus cuatro nietos Daniel Eduardo y Ricardo Alberto Cavalet, y Oscar y Claudio Noguera; sus bisnietos Lucía, Julián, Ramona y Joaquín Cavalet, Ariel, Ignacio, Romina, Rocío y Mathías Noguera. Y dos tataranietos, Olivia y Simón.

La casa. Allí tendrían un gallinero y una huerta en un terreno baldío vecino. Él prepararía su vino de uva chinche, de la parra que cubría el patio. Y en esa casona, al lado de su mujer, él moriría por una afección pulmonar relacionada con su profesión antes de los sesenta años.

Américo, Iris, Ricardo y Daniel en la Joyería y Relojería Neptunia.

La nonna Palmira. Ella lo sobrevivió hasta los 90 años, aficionada a escuchar por radio los partidos de fútbol de Estudiantes de la Plata y la Juventus de Italia; a leer libros y ver cine del lejano oeste, a jugar las cartas, el Siete y medio y la brisca, y a cocinar las recetas de su tierra para sus nietos, como aquella Polenta que llevaba en bollos para comer en el camino a la escuela, el conejo y la tortilla de queso.

9.Periódico italiano ´Voce amica del mio paese´ 1992

Palmira fue feliz en la vida que escogió, su centro fue su familia, la italiana y la argentina,  su norte fueron sus dos hijos, Rensa y Américo, y sus 4 nietos serían sus cómplices. Siempre mantuvo los lazos con Ponte Nelle Alpi y su hermana Elide, dos años menor que ella, a través de cartas y un boletín de noticias. Parte importante de red de los afectos de los paisanos, fueron su hermana María y sus sobrinos Tony y Chochi Piai de Mendoza. Ella vivió bien, sobre todo en sus últimos años y siempre con esa nostalgia de la tierra perdida, la hermana que habitaba lejos en su querida Italia; hermana cercana en Mendoza y su hermano en la lejana Colombia.

10.Palmira y Antonio Bernardi en Mar del Plata.11. María, Antonio y Palmira en Mendoza.

Gran alegría. Una de las más grandes alegrías al final de sus días para los tres hermanos Bernardi, Palmira, María y mi abuelo Antonio, sería su reencuentro en tierras argentinas en enero de 1976, luego de más de 50 años de su despedida en Ponte. Mi tía Italia, lo calificaría como un viaje inolvidable en el que se agotó el vino en las neveras de los primos de Mar del Plata y Mendoza, con eternas sobremesas, llenas de risas, gritos y un afecto que desbordaba cada día compartido… pero ese reencuentro de tres naciones, Italia, Colombia y Argentina, amerita un capítulo aparte, como también la relación de fraternidad que se forjó entre sus descendientes.

12.Casa de Rensa Cavalet (izq.) y Roberto Noguera, a la vuelta de la casa de la nonna Palmira, junto a Fica Vidal, Gladys y Regina Bernardi. 13 y 14. Grupo familiar Mar del Plata 1976.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Fuentes citadas. *Gracias a la narración de los dos nietos de Palmira, Oscar Noguera y Daniel Cavalet, como también de algunas anécdotas de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi, se ha reconstruido esta historia. Con el apoyo de Jorge Alonso Rengifo en la digitalización del archivo fotográfico de la familia.  (1*) Palmira Bernardi de Cavalet, nació el 17 de octubre de 1908, en Paluc, la finca familiar en Ponte Nelle Alpi (provincia de Belluno) y murió en su casa del Mar del Plata el 15 de octubre de 1998. (2*) Reynaldo Cavalet, nació en Ponte Nelle Alpi el 27 de diciembre de 1904. Sus padres fueron Antonio Cavalet y Francesca Francech. Murió en Mar del Plata aproximadamente en 1966 (Argentina).

(3*) Artículo La madre del inmigrante, Regina De Fina de Bernardi (1865 – 1955), publicado en el blog La Bernardi          http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/regina-de-fina-de-bernardi-1865-1955-el-coraje-de-la-madre-del-emigrante/ (*4) Antonio Bernardi De Fina: constructor italiano, nacido en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, el 6 de octubre de 1900 y fallecido en Cali, Colombia, el 25 de marzo 1977. http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/historia-constructor-italiano-en-colombia/ (5*) Américo Cavalet Bernardi, nació en Ponte Nelle Alpi en 1929 y falleció en Mar del Plata el 31 de agosto de 2000 (Argentina) (6) Rensa Cavalet nació el 06 de mayo 05 de 1934 y falleció el 21 de julio de 2003 en Mar del Plata. (7*) Los embajadores marítimos de Italia recalaron en Buenaventura (1)    http://www.labernardi.com/andes/los-embajadores-maritimos-de-italia-recalaron-en-buenaventura-1/ (8*) Primera Guerra Mundial de 1914 – 1919.

El cerco del Gobierno Colombiano al constructor italiano, Antonio Bernardi, durante la Segunda Guerra Mundial

La historia de Antonio Bernardi De Fina (1*) en Colombia durante el conflicto bélico mundial más sangriento del siglo XX, es como la de muchos inmigrantes italianos que vivieron una época verdaderamente complicada en los países del continente americano donde habían echado raíces.

1939. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial ya era reconocido el trabajo innovador de este constructor italiano de 39 años, en tres regiones del país donde dejó su impronta. En  Manizales (a*) con Papio Bonarda & Co (c*) y en Armenia (b*) e Ibagué con su propia firma (2*), introdujo las estructuras de ferro concreto en las obras que edificó con un estilo contemporáneo y perdurables en el tiempo, tres de ellas fueron declaradas muchos años después BICN (Bien de Interés Cultural de la Nación – d*). Asimismo, Bernardi le cambió la cara a estas tres ciudades desde el aspecto urbanístico ya que pavimentó sus calles centrales en concreto e instaló las redes domiciliares subterráneas de acueducto y alcantarillado (*3).

Patrimonio y familia. En esos 13 años que llevaba residiendo en territorio colombiano, Antonio creó un sólido patrimonio económico y se casó con la normalista caldense, Camila Ospina (1a*), con quien tenía cuatro hijos colombianos, Regina (10), Gladys (8), Italia (4) y Mainardo (1). En medio de la incertidumbre, él tomó medidas para proteger a su familia italiana en la medida de sus posibilidades, recibió en su casa y oficina de constructor a su sobrino mayor, Teodoro Bernardi,  de 18 años, quien viajó para evitar ser llamado a filas por el ejército italiano; y envió hasta Ponte Nelle Alpi (Belluno) con recursos para mamá Regina (4*) a su hermano menor, Mainardo (5*), con quien había trabajado en Manizales y Armenia.

10 de junio de 1940. Hacía pocos meses la familia se había instalado en Bogotá, cuando Camila escuchó un ´extra´ por la radio, ¨la Italia fascista ingresaba oficialmente a la guerra al lado de la potencias del Eje¨. Ella misma aún no dimensionaba el gran riesgo que su esposo italiano corría en su país. Él, por su parte, a la preocupación constante por la suerte de su familia italiana ante la escasez de cartas que llegaban de cuando en vez y censuradas, ahora se le sumaba el bienestar de su familia colombiana y el acceso al trabajo. 

Colombia: «neutral, pero no indiferente«. El gobierno liberal de Eduardo Santos (1938-1942) fijó su posición en concordancia con EE.UU., declaró enemigos potenciales a japoneses, alemanes e italianos que vivían en el país, quienes para la época sumaban unos 12 mil, de ellos unos 1.500 italianos. A partir de ese momento se empezó a sentir la mano dura contra estas tres comunidades.

Amico & Bernardi en Bogotá. ¨Al estallar la Guerra la situación de mi papá se volvió muy difícil, nos fuimos a vivir a Bogotá en 1940, donde constituyó la firma Amico & Bernardi con su amigo italiano Mario Amico, quien en su condición de nacionalizado, sí podía negociar con el Estado. Las oficinas eran en el Edificio Cubillos, con ellos ingresó a trabajar mi primo Teodoro, quien era dibujante¨: evoca Italia Bernardi.

Antonio y Camila intentaban llevar una vida normal, matricularon a Regina, Gladys e Italia en el Colegio El Carmelo y se blindaron con un círculo íntimo integrado por la hermana, Teresa Ospina y su esposo, el mecánico italiano, Mario Mirkow y el matrimonio de Natalia Sorzano y Mario Amico.

Regina Bernardi, quien para ese entonces tenía 11 años, añade: ¨la época de la Guerra fue muy dura y de muchas privaciones, como mi padre no se nacionalizó como hicieron muchos, no podía participar en licitaciones públicas. Se le impidió movilizarse libremente por el territorio nacional, cada 8 días debía reportarse y la Policía irrumpía en nuestra casa en cualquier momento. Nos prohibieron tomar clases de italiano y las reuniones de la colonia italiana¨.

Diciembre de 1941. La tensión diplomática fue subiendo a alerta naranja y así lo registró la prensa mundial y nacional, un día los titulares se centraron en la lista negra de personas y empresas que emitió EE.UU., otro día se enfocaron en el ataque japonés a la base de Pearl Harbor, y luego dedicaron páginas enteras a la declaración de guerra de Norteamérica a los países del Eje.

Colombia no se quedó atrás, rompió relaciones con Alemania, el Imperio del Japón y el Reino de Italia, envió soldados para apoyar a los Aliados; y firmó un decreto en enero de 1942 para congelar cuentas bancarias, embargar comercios y confiscar bienes de alemanes, italianos y japoneses domiciliados en nuestro país «para resarcir a Colombia por los perjuicios de guerra«. (*6)  

Un cerco asfixiante. ¨Todos los bienes a nombre de mi padre, como la maquinaria, fueron decomisados. Se salvaron una finca cafetera en el municipio de Circasia ( e*- Quindío) y nuestra residencia en el Bosque Calderón Tejada en Bogotá, que estaban a nombre de mi madre. Su movilización en el país estaba limitada a Bogotá, donde permanentemente era requerido por la Policía y registrado con el objeto de saber si tenía propaganda política. En nuestra casa había un afiche de Mussolini que fue escondido bajo la cama de la empleada del servicio hasta que terminó la guerra¨: agregó Italia Bernardi.

La presidencia turbulenta de Alfonso López Pumarejo (1942-1945). Entre 1942 y 1943 la opinión pública nacional aplaudió la expulsión de buena parte de los ciudadanos del Eje y se atemorizó cuando la batalla naval del Atlántico extendió sus tentáculos hasta cerca de la Isla de San Andrés, donde aparentemente submarinos nazis hundieron tres goletas colombianas: Resolute y Roamar, en junio y julio de 1942 y Ruby, en noviembre de 1943. La mayoría de los colombianos aprobó que para finalizar ese año, el gobierno declarara el ¨estado de beligerancia¨ y ordenara la detención de los alemanes y japoneses que vivían acá.

A pesar de todas las medidas, Antonio Bernardi y los arquitectos constructores, Salomón Aquino y Mario Amico, con la firma ABC, lograron construir obras importantes en Bogotá. La sede de las Hermanas Maristas, detrás del Palacio Presidencial; varios edificios: Stella (Cra 6 con Calle 11), La Salle en Chapinero y Colón en el centro. Y estructuras para el Matadero Central y residencias familiares.

Campo de concentración de Fusagasugá. Cuando la guerra entró en el quinto año, la peor amenaza estaba aún por llegar a la casa de los Bernardi, cada día rezaban para que el papá no fuera confinado en el campo de concentración que el Gobierno habilitó entre 1944 y 1945,en el hotel Sabaneta de Fusagasugá, a unos 80 kilómetros de Bogotá. Y donde permanecieron recluidos alrededor de 100 ciudadanos alemanes, japoneses y algunos italianos, hasta el final de la contienda bélica.

Texto del Diario Oficial del 9 de marzo de 1944: (…) por el cual se señala un Señálese el hotel ¨Sabaneta¨, Municipio de Fusagasugá, Departamento de Cundinamarca como lugar de concentración para extranjeros de que se trata el Decreto, 2643 de 1943 ( …)

La posguerra. El mes de mayo de 1945 marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de los países del Eje, pero para nada el retorno a la normalidad y menos, de la paz. Con los años de la posguerra llegó un nuevo orden mundial e Italia vivió grandes transformaciones políticas y sociales. Para Antonio, fue trágico el saldo familiar en su patria, un sobrino desapareció en un submarino y su hermano Mainardo Bernardi De Fina, nunca llegó a Ponte Nelle Alpi para apoyar a la familia, fue brutalmente asesinado en el puerto de Guayaquil.

En Colombia, a los ciudadanos del llamado Eje, el gobierno no les devolvió las propiedades confiscadas y las escrituradas a amigos o socios, salvo excepciones, tampoco retornaron a sus dueños originales. En los meses y años que se sucedieron, cada vez fueron más persistentes la tensión y la violencia, que resintieron la vida cotidiana de los Bernardi durante sus 8 años de estadía en Bogotá. Su adiós a la Capital y el retorno a la finca en Circasia se daría luego del ´Bogotazo´en 1948 (*7), para luego dar el salto definitivo a Cali. Esa será otra historia!!!

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina y arquitecta María Eugenia Beltrán.

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia se han reconstruido las vivencias de la familia Bernardi Ospina en esa época; y Jorge Alonso Rengifo Bernardi por el trabajo de digitalización del archivo fotográfico de la familia Bernardi Ospina.

FAMILIA BERNARDI OSPINA: (*1) Antonio Bernardi de Fina constructor italiano nacido en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900) y fallecido en Cali, Colombia (25-03-1977). Hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller, murió en 1918) y (*4) Regina De Fina Zitran de Bernardi (nació en 1865 y murió en Ponte Nelle Alpi – Belluno en 1955). (1a*Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, en el antiguo Gran Caldas, hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).  Regina Bernardi nació en Manizales el 24 de julio de 1929, actualmente vive en Cali. Gladys Bernardi nació en Manizales el 11 de mayo de 1931 y murió el 8 de abril de 2002 en Cali. Italia Bernardi nació en Armenia el 18 de enero de 1935, actualmente vive en Cali. Mainardo Bernardi Ospina, nació en Armenia el 19 de febrero de 1938 y falleció en Cali el 28 de enero de 2011.

(1*)

(a*) Los municipios del eje cafetero colombiano, Manizales (fundado en 1849) y (*b) Armenia (fundado en 1889) pertenecían al antiguo departamento del Viejo Caldas (1905 y 1966). (c*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, participó en la modernización de Manizales en los años 20: construcción de la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional. (d*) Listado de Bienes Declarados Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, actualizado al 5 de diciembre de 2019. Grupo de Investigación y Documentación de Patrimonio del Ministerio de Cultura. (*e) La finca ´La Rústica´ de la familia Bernardi Ospina en Circasia, Quindío, entre 1935 y 1953.

(*e)

(*2) Artículo Teatro Tolima, 80 años de una joya con el sello Bernardi, publicado en el blog La Bernardi,el cual se narra el periodo 1938 – 1940 de las obras construidas por Antonio Bernardi en Ibagué y la vida de la familia en esa ciudad. 

(*2)

(*3) Apartes del libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. Páginas 34 y 35.  (2010).

(4*) Artículo La madre del inmigrante, Regina De Fina de Bernardi (1865 – 1955), publicado en el blog La Bernardi          http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/regina-de-fina-de-bernardi-1865-1955-el-coraje-de-la-madre-del-emigrante/

(*5) Mainardo Bernardi de Finanació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (25-5-1905), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Guayaquil (Ecuador) hacia 1940.

(*6) Decreto 59 de 1942, por el cual se dictan normas para el control y administración de cierta clase de bienes. http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?id=1810619

(7*) Artículo Así vivieron los Bernardi Ospina el 9 de abril, publicado en el blog La Bernardi 

Teatro Tolima, 80 años de una joya con el sello Bernardi

La primera noche que abrió el telón del Teatro Tolima en febrero de 1940, fue con el Presidente de Colombia, Eduardo Santos (1938 – 1940) acompañado de la primera dama, Lorencita Villegas de Santos, quienes cortaron la cinta protocolaria y presidieron la gala en ese magnífico escenario de arquitectura Art Déco, que levantó en Ibagué hace 80 años, mi abuelo constructor, Antonio Bernardi De Fina, y que hoy permanece en pie testigo de una época y protagonista de muchas funciones.

Mi madre, Regina Bernardi, una niña de 10 años, con sus hermanitas Gladys (7) e Italia (4) despidieron desde la ventana de su apartamento sobre la Carrera Tercera, la misma calle del Teatro, a mi abuela Camila Ospina que lucía un vestido largo de terciopelo negro y guantes, y mi abuelo, con un frac negro, perfecto para sus 1.85 de estatura. La inauguración fue inolvidable para esa pareja sentada en butacas de primera fila.

Fachada Déco del Teatro Tolima (1940) y detalles ornamentales. Dibujo digital: Janeth Restrepo (2010). Fuente: Grupo de Investigación E.ArC. (*3)

La contratación de Antonio Bernardi. Para 1938, el ingeniero Bernardi vivía con su familia en Armenia (1*), donde llevó a cabo la primera gran renovación urbana del centro histórico de esa pequeña ciudad cafetera (1930 – 1936) (2*). Con esas credenciales fue contratado para ejecutar en forma simultánea en la Capital Musical de Colombia, el Teatro Tolima y un tramo del acueducto municipal, dos obras enmarcadas en un plan de embellecimiento  y ´modernización´ que emprendieron las fuerzas vivas de esa población de provincia.

Teatro Tolima. Los ibaguereños ya habían disfrutado en pleno centro, en la calle del Comercio, la vía que conduce al Parque Bolívar y donde confluían la movida comercial, política, educativa y social de la época, de un escenario de espectáculos de renombre, el Teatro Torres (1915).

Hacia los años treinta ¨las vanguardias decorativas y compositivas del siglo XX se manifestaron en Ibagué, lo cual condujo a la construcción del Teatro Tolima en 1940 según el diseño Déco de la firma Cuellar-Serrano-Gómez, el Palacio de Justicia protomoderno diseñado por Germán Tejeiro en 1944, las viviendas del barrio La Pola y las quintas del barrio Belén y el centro que acentuaron las variables zig-zag, streamline y exóticas del art decó¨. (3*)

Complejo cultural. Y fue así como se tomó la decisión de reemplazar el viejo teatro y en ese mismo terreno de propiedad del Departamento, levantar el nuevo Teatro Tolima, labor encargada al ingeniero italiano Antonio Bernardi entre 1938 y 1940. Este complejo cultural constó de un conjunto volumétrico: bloque frontal de tres pisos, que junto con el acceso principal y los accesos laterales conformaron la fachada principal. (4*).

La sala tenía tres niveles y 874 sillas, escenario, foso, espacio de tramoya y proscenio, y una casa estilo paisa de dos pisos, para camerinos y recibidor de grupos artísticos. (4*).

Monumento Nacional. Casi 20 años después de la partida de Antonio Bernardi (1977), el Teatro Tolima fue elevado a la categoría de Patrimonio Nacional, por el presidente Ernesto Samper Pizano, el 17 de abril de 1996 (5*). Y luego pasaría a integrar el listado de inmuebles, Patrimonio Material, considerados BICN (Bienes de Interés Cultural de la Nación), por el Ministerio de Cultura (6*).  Hoy en día es el único escenario habilitado para la presentación de eventos de las artes escénicas en el departamento del Tolima. (7*)

Al Teatro Tolima de la Gobernación, se le considera uno de los seis escenarios más importantes del país. Tiene mil sillas luego de la remodelación de 1997. (7*)

El acueducto de Ibagué. A sus 38 años mi abuelo había hecho un aporte innovador en materia de servicios públicos ya en dos capitales del eje cafetero, en Manizales y Armenia hizo canalización subterránea para incrustar la tubería y pavimentar en concreto (2*).

Su experiencia comprobada en este campo de la ingeniería, le permitió en 1938,celebrar un segundo contrato, este con la Junta de Alcantarillado y Pavimentación de Ibagué, en el marco de «El plan urbanístico Ibagué Futuro 1935«, según consta en la Notaría Primera, ¨para la construcción de un tramo del acueducto municipal con los planos diseñados por el ingeniero José Romero Casas, y aprobados por la Dirección Nacional de Higiene, en un espacio comprendido entre las carreras primera y segunda, las calles sexta y 20 y las transversales entre carreras segunda y tercera…¨. (3*)

El trasteo de la familia Bernardi Ospina. Con los dos contratos firmados y la determinación de mi abuelo de participar activamente en la renovación urbana de otra población, la familia italo colombiana hizo maletas de nuevo y fijo su residencia en Ibagué, en las estribaciones de la Cordillera Central, con sus cuatro pequeños hijos, el menor Mainardo, apenas de meses.

Transcurrió un primer año tranquilo en medio de la amabilidad de la sociedad ibaguereña y algunos amigos de la Colonia Italiana, durante los cuales las dos hijas mayores, Regina y Gladys, fueron matriculadas en el Liceo Femenino de la señorita Margarita Pardo y hasta celebraron su primera comunión. También ingresaron al Conservatorio del Tolima a clases de música e italiano. La familia recibía visitas frecuentes de sus parientes cercanos de Manizales, asistían a las fiestas en el Club Campestre y, por supuesto, los paseos al río Coello, en el corregimiento Gualanday, era uno de sus destinos favoritos.

Vientos de guerra. Pero ya para 1939, los Bernardi empezaron a sentir en esa ciudad intermedia en el centro del país, que los vientos de la guerra que soplaban desde el viejo continente los estaban alcanzando. En el mes de febrero, Antonio, Camila con sus dos hijos, Regina y Mainardo, viajaron en carro hasta al puerto de Buenaventura (Valle del Cauca), para darle la bienvenida a Teodoro Bernardi, el sobrino proveniente de Ponte Nelle Alpi (Belluno), que cumplió 18 años en el barco que partió de Génova y que llegaba a estas tierras para alejarse de la contienda que estaba a punto de estallar.

A Bogotá. Terminadas y entregadas las dos obras encomendadas, el Teatro Tolima y una parte del acueducto de Ibagué, mi abuelo y su familia pasan esa página de sus vidas, y en 1940 inician una nueva etapa en la Capital de la República, Bogotá, cuando la Segunda Guerra Mundial ya dejaba una estela de horror en Europa y no presagiaba nada bueno para los italianos en territorio colombiano, porque ya las puertas se le estaban cerrando en esta tierra que estaba más cerca de los Aliados que de los países del Eje. Esa será otra historia que pronto contaremos.

Diseño de gráfica: Paula Henao.

Obras y palabras citadas: Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia, se han reconstruido los hechos vividos por la familia Bernardi Ospina en esa época. (1*) Armenia perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, luego pasó a convertirse en la capital del nuevo departamento del Quindío. (2*) Apartes del libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. Páginas 3 y 7.  (2010) (3*) Descripción y plano de la fachada, publicados en la investigación Interacciones conceptuales y estilísticas en la arquitectura del periodo republicano. Ibagué, Colombia, 1893-1945. Andrés Francel Delgado y José Alejandro Ojeda.  (Arquitectura y Urbanismo. Vol. XX VII, No 3, septiembre- diciembre 2016). (4*) Hechos históricos del Teatro Tolima, en la página oficial. http://www.teatrotolima.com/historia.htm (5*) Decreto 708 del 17 de abril de 1996 por el cual se declara como Monumento Nacional el Teatro Tolima de Ibagué, Tolima. ¨… Que dicha edificación fue construida entre 1938 y 1942 bajo los planos del arquitecto Elí Moreno, se constituye en un testimonio importante de la vida cultural de Ibagué y conserva en buen estado todos los espacios y detalles de construcción y decoración del denominado periodo Art-Deco…¨. (6*) Listado de Bienes Declarados Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, actualizado al 5 de diciembre de 2019. Grupo de Investigación y Documentación de Patrimonio del Ministerio de Cultura.

https://www.mincultura.gov.co/prensa/noticias/Documents/Patrimonio/BIENES%20DE%20INTERE%cc%81S%20CULTURAL%20DEL%20A%cc%81MBITO%20NACIONAL_diciembre%202019.pdf

(7*) Declaración de Carlos Emilio Díaz Cárdenas, profesional especializado de la Dirección de Cultura – Gobernación del Tolima, responsable del manejo y programación del Teatro Tolima.

Así vivieron los Bernardi Ospina el 9 de abril

Hace 72 años, cuando los Bernardi Ospina tomaban un respiro luego de los seis años de zozobra vividos en la Segunda Guerra Mundial ante las medidas adoptadas por el Gobierno Colombiano contra los italianos (1939-1945), se verían envueltos en los sucesos del 9 de abril de 1948, en la noche más larga que dividió la historia del país en dos y que cambió el rumbo de la familia.

Relato familiar. A través de las voces de mi madre Regina y mi tía Italia Bernardi, y de los que partieron pero están presentes en los recuerdos de narraciones escuchadas con mis hermanos y primos, cada vez que se acercaba un aniversario más de ese 9 de abril, intentaré reconstruir cómo transcurrió y los días que siguieron para ellos.

La estructura del Hotel Tocarema de Girardot fue construida por Antonio Bernardi, con el apoyo de su sobrino Teodoro Bernardi.

Mi abuelo, en Girardot. La familia retomaba el control de sus vidas, mi abuelo italiano, Antonio Bernardi (48 años*), ya podía desplazarse libremente sin ser ´tachado´ de enemigo por el Estado, y como constructor que era trabajaba en la estructura del Hotel Tocarema en Girardot, acompañado de su sobrino italiano, Teodoro (27), quien había llegado al país hacia 1939 para no participar en la S.G.M.

Gladys, Antonio y Regina Bernardi en Girardot 1948.

La Bogotá de la década del 40. Era el lugar de residencia del resto de la familia, una capital con más de 350 mil habitantes y aires de progreso que se reflejaban en sus cafés, su vida cultural y los tertuliaderos, como también en una agenda política y una opinión pública muy beligerantes. Mi abuela Camila (43), Quita, regentaba el hogar como buena caldense, con mano estricta y austera, en la casa construida por mi abuelo, en el Bosque Calderón Tejada, que se salvó del despojo del Gobierno a las propiedades de italianos, japoneses y alemanes durante la S.G.M., porque la escritura estaba a  su nombre.

Las hijas mayores, Regina (18), mi mamá, había terminado su bachillerato comercial y mi tía Gladys (16)cursaba Arte y Decoración, en la recién abierta Javeriana Femenina. Mi tía Italia (13) estudiaba en el Colegio El Carmelo y mi tío Mainardo (10), en el de La Salle.

La prensa y la política. La radio tenía gran presencia en los hogares colombianos. Los bogotanos se enteraban de las noticias de luchas obreras, sindicatos y comunismo internacional en los diarios extranjeros y en los nacionales, El Siglo, El Tiempo y El Espectador, seguían los debates de liberales y conservadores. Los Bernardi llevaban una vida alejada de ese bipartidismo, el padre era extranjero y la madre aún no podía votar.

Agasajo de recibimiento a un personaje en la Delegación Italiana, Calle 64 con Carrera 7, Regina, Camila y Antonio. 1946.

Gaitán. La política estaba al rojo vivo, los liberales se retiraron del gobierno conservador del presidente Mariano Ospina Pérez (1946-1950) y sobresalía como candidato de un Partido Liberal fraccionado, un hombre del pueblo, Jorge Eliécer Gaitán, penalista estudiado en Roma, gran orador de plaza pública inspirado en Benito Mussolini y un caudillo que encarnaba la esperanza popular como lo demostraba en sus marchas multitudinarias.

IX Conferencia Panamericana. Bogotá se había preparado con obras urbanísticas y arquitectónicas como anfitriona de esta cita continental que sería la antesala de la OEA, con representantes de 21 países, como el líder del Plan para la recuperación de Europa, el general Marshall. Esa primera semana de abril también se realizaba un congreso de estudiantes contra el imperialismo ´yanqui´, con el joven militante Fidel Castro que alcanzó a reunirse con Gaitán, quien había sido excluido de la Conferencia.

Las largas horas del 9 de abril de 1948 1 p.m. Nada o todo presagiaba lo que estaba a punto de suceder, Bogotá fue sacudida del letargo del medio día, con la noticia del atentado a Gaitán, a la entrada del edificio donde se hallaba su despacho, a manos de Juan Roa, quien murió linchado por la muchedumbre.

2:05 p.m. ¨Mataron a mi padrecito Gaitán”, gritó la empleada de la casa, así se enteraron mi abuela y mi madre, del hecho que daría paso al ´Bogotazo´. Mi mamá narra que esa mujer campesina, cogió el cuchillo más grande de la cocina, rompió el tanque del agua caliente que estaba encima de la estufa de carbón mineral y salió gritando a la calle.

Ella nunca regresó, tal vez escuchó la arenga de aquellos que se tomaron la Radiodifusora Nacional para organizar, sin éxito, las fuerzas liberales, y se sumó a esa multitud que se formó por la Carrera Séptima y avanzó durante una tarde eterna, acabando e incendiando establecimientos oficiales como particulares, camino al Capitolio Nacional para exigir la renuncia del presidente Ospina Pérez.

La tía Italia que tenía 13 años, recuerda: ¨a esa hora sonaron las campanas del colegio El Carmelo, en el barrio Chapinero, para avisarnos del asesinato de Gaitán, y notificarnos que no podíamos salir porque Bogotá se había revelado. Por la radio le decían al pueblo que atacara las ferreterías y saliera con machetes a la calle.

La gente asaltó el recién inaugurado Palacio de Justicia con sus archivos y del Ministerio de Comunicaciones colgaban por las ventanas escritorios y sillones. Luego supimos que la casona de la Javeriana Femenina, detrás del palacio presidencial, fue reducida a cenizas, no volvería a abrir sus puertas, por lo que mi hermana Gladys no pudo continuar su carrera. La multitud en ese levantamiento asaltó el comercio, los bares y las licorerías y se emborrachó, ahí perdió sus metas. Se subió a las torres de las iglesias con fusiles, la policía se volteó, le entregó armas al pueblo y se puso en contra del ejército que salió a la calle y no los dejó llegar hasta el Palacio.

7 p.m. Sobre esa hora cayó un aguacero espantoso, como la gente había volteado e incendiado los tranvías, el fuego se propagó por el centro pero no hubo necesidad de que salieran los bomberos, el agua los apagó.

10 p.m. Tuvimos que esperar con mi hermano Mainardo, hasta que nos recogieran a pie mi mamá y mi tío Mario Mirkow, (italiano casado con mi tía Teresa Ospina). Él nos llevó luego con Regina y Gladys, a ver cómo había quedado al centro, era aterrador, los tranvías incendiados con las ruedas hacia arriba . Sigo sin entender cómo acabaron el medio más importante de movilización de los bogotanos con la destrucción de los rieles que atravesaban la ciudad de norte a sur y viceversa, eso fue tenaz¨.

10 de abril. Sin noticias de mi abuelo que seguía en Girardot, mi abuela con sus 4 hijos, le hicieron frente a la situación: ¨Bogotá fue un caos, no salimos durante tres meses, no hubo buses y escondieron los taxis. Cerraron plazas de mercado y tiendas de barrio¨, anota Italia, mientras Regina rememora: ¨no se conseguía carne, pollos ni huevos, yo tenía un novio que cada mañana nos traía pan ya que vivía al frente de una panadería y unas cuantas papas, entre los vecinos éramos muy solidarios¨.

Italia cuenta que: ¨en nuestro barrio repartía la leche el general Piedrahíta, el carbón don Julio de Brigard, dueño de Carboneras en Usaquén. Todo sin costo alguno. Mi mamá guardaba un billete de 50 pesos como ahorro, que nunca utilizó pensando que mi papá no fuera a regresar a pesar de la insistencia de mi hermana Gladys¨.  

Finales de abril de 1948. Mi abuelo estaba desesperado sin comunicarse con su familia en Girardot, con el transporte intermunicipal suspendido, sin teléfonos ni conexión posible y la violencia bipartidista que se había extendido a otras regiones. Casi al mes llegó en tren a la Estación de la Sabana, con Teodoro y un costal de comida.

Empezaría para entonces la ´Época de la Violencia´, un capítulo largo y sangriento y llegaría la recesión económica para nuestro país . Finaliza la tía Italia este relato: ¨a mi papá se le acabaron los contratos, por tanto era momento de tomar decisiones, resolvió con el visto bueno de mi mamá, vender la casa de Bogotá e irnos a vivir a la finca en Circasia un año.  En 1950 nos instalamos en Cali, pero esa será otra historia…¨.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Fuentes citadas. Gracias a la narración de mi madre y mi tía, Regina e Italia Bernardi, se han reconstruido los hechos vividos por la familia Bernardi Ospina en esa época. Hay fragmentos de un trabajo realizado por Claudia Rengifo Gayerre, para su colegio. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina.

(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).