Italia caminante: la migración a Colombia y sus héroes I. El matemático Carlo Federici

Uno de los nuestros: Seis historias de vida y de valor alrededor de la contribución moral y material de los migrantes italianos a nuestro proyecto de Nación colombiana, en el marco de la celebración de la XX Semana de la Lengua, la Cultura y la Memoria Italiana en el Mundo. El primer documental es en homenaje al matemático Carlo Federici Casa: una vida para la enseñanza.

«Uno dei Nostri» – Uno de los nuestros: Seis historias de vida y de valor alrededor de la contribución moral y material de los migrantes italianos a nuestro proyecto de Nación, desde el lunes 19 al sábado 24 de octubre. Este es un proyecto de la Embajada de Italia en Colombia en el marco de Celebración de la XX Semana de la Lengua, la Cultura y la Memoria Italiana en el Mundo, a cargo del historiador y gestor cultural, Nelson Osorio Lozano, Commendatore di Prima Classe della Stella d’Italia.

El matemático Carlo Federici Casa: una vida para la enseñanza (Ventimiglia, Imperia, 1906 – Bogotá -2005). El primer documental de esta serie es un homenaje dedicado al profesor Federici, quien llegaría el 8 de abril de 1948,a Colombia, contratado como docente por la Universidad Nacional de Bogotá para su departamento de Matemáticas y donde sería un agente de cambio por su aporte metodológico de una pedagogía activa aplicada a la ciencias, específicamente en los campos de la física y las matemáticas. Sus alumnos a lo largo de cinco décadas reconocen el gran aporte de este catedrático italiano.

En la etapa final de su vida este matemático ilustre asumiría la rectoría del Colegio Italiano Leonardo da Vinci de Bogotá y en 2005 recibiría de parte del Gobierno, la nacionalidad colombiana.

Llegaron los inmigrantes italianos: sesenta novios para otras tantas caleñas

Ante la crisis económica, política y social, que todavía a principios de la década de los cincuenta se vivía en Europa por causa de la II Guerra Mundial, este selecto grupo de hombres se aventuró en 1952, con sus propios recursos a buscar un espacio en el continente suramericano. ¿Por qué Cali? y no el “sueño americano” por vía de Nueva York como era costumbre hacerlo desde el siglo XIX. O por el contrario a estos grupos le correspondió esta parte del mundo de cientos que abordaron un trasatlántico.

Por Yamid Galindo Cardona*. La historia no es de ahora, sucedió a mediados del siglo pasado. Aunque en la actualidad encontramos a muchos forasteros, entre esos italianos, que buscan una novia por estos lados del continente, casi siempre por medio de la conexión a internet o por la postulación en una agencia matrimonial; una apuesta a la que ellos en el extranjero, y ellas –estimuladas por mejorar una posición económica y social- en nuestras ciudades, apuntan.

¨La dirección de la oficina de planeación económica, dependiente de la presidencia de la república, adelanta estudios para la adjudicación de zonas en el país a los cupos de inmigración que deben llegar en el curso del año entrante, sobre todo de países europeos, principalmente de Italia, en donde se ha hecho la selección de familias de reconocida inclinación a la faena agrícola…¨

Periódico Relator 1952. La noticia fue publicada con gran relevancia en un periódico local, decía que eran jóvenes bien plantados, gentiles, simpáticos y con ganas de trabajar, llegados a la región vallecaucana el primer día del año 1952 por el puerto de Buenaventura, y hospedados en el Hotel “Los Balkanes” de la ciudad de Cali. El objetivo inicial de estos inmigrantes era trabajar y, según la entrevista que les efectuara el reportero del periódico Relator, se especializaban en diversas ramas de la agricultura, anotando:

[…] Y nos iremos directamente a la tierra. Sabemos que aquí hay posibilidades de trabajo y nosotros nos sentimos frente a este país con la vida y el porvenir por delante. Nuestro jefe el doctor Laurini, es profesional en Ciencias Agrarias. Otro de nuestros jefes es el doctor Eder Artoni, el iniciador y organizador principal de esta inmigración. Otros somos mecánicos, carroceros, electricistas, albañiles etc.
– ¿Por cuenta de quién hicieron el viaje? Con nuestros propios recursos hasta Buenaventura. Hemos traído todo lo necesario.
– ¿Cuál es el programa de ustedes? En primer término, trabajar.
– ¿Ya vieron las caleñas? Hermosísimas. De manera que nuestro segundo fin será el contraer matrimonio con ellas, ya que la mayoría de nosotros estamos solteros. Y ya los colombianos conocen los excelentes maridos que resultamos. (enero 2 de 1952, Cali).

En la foto parte de los italianos llegados a Cali. Periódico Relator, 2 de enero 1952.

El entrevistador, un poco emocionado, sigue su relato informándonos que los muchachos son alegres, locuaces y de gran viveza intelectual; agregando que cuando las mujeres los vean, “les echaran el guante para el altar, porque en verdad ellos están ideales para mejorar la raza, estamos seguros de que con esta inmigración habrá por lo menos más de 40 señoritas vallecaucanas que dejarán de ser solteras. ¡De ellas depende!”.

La llegada de tan selecta y juvenil inmigración de italianos. Igualmente, el corresponsal entrevistó al señor Lucio Velasco, jefe de economía agrícola de la Secretaría de Agricultura del Valle, quién informaba que estaba optimista con la llegada de tan selecta y juvenil inmigración de italianos quienes se iban a vincular al trabajo nacional para contribuir a la estructura económica del país, además de tener ya algunos vínculos con hacendados que les darían un espacio en sus tierras a partir de las ambiciones salariales que cada uno tuviera, y así adjudicarles un empleo. La noticia también informaba que desde Bogotá había venido un delegado del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien agradecía, al ser interrogado, la colaboración especial de cada una de las autoridades de la región con los ilustres visitantes y, que en palabras del funcionario “traían a Colombia el aporte de sus vidas bizarras, de sus conocimientos y de su esfuerzo para tecnificar el trabajo nacional”.

Para que la información fuera completa, el diario divulgó los nombres de los llegados a la sultana del valle, clasificándolos por profesión así: –Agricultores: Guido Trauzi, Doménico Hari, Humberto Bennassi, Alfredo Amoretti, Alfonso Bordi, Sergio Corbelleta, Mauro Bruni, Maurilo Bruchi, Armando Briccoli, Doménico Del Vlaestro, Pride Busi, Hermes Tramelli, Arturo Piertalunga, Eddio Raverberi, Bruno Gruppini, Renzo ..llarl, Dorino Lodolini, Flaminio Molinari, Aldo Oposi, Odoaurdo Guatromini, Dandi Satori, Pietro Dignali, Rolando Briccoli, Sergio Orlandeli, Artemio Gotti, Soccolni Mauro, Soccoini Enrico, Luigi Vignali, Oreste Terboilli, Sartori Luigi, Sartori Dante, Pietro Ricoboni, Libio Minolí, Edio Maestro, Doménico Ferrari, Maestri Gino, Aldo Mantiagari. Constructor: Marcio Bercelli, Francisco Ferrante, Pietro Molinari, Giacobbi Testi, Marcelo Campri, Renzo Campri, Mario Folli, Villarini Gian Carbo. –Electricista: Silvio Montiverdi. –Mecánico: Pierino Montiverdi, Elio Callegari. –Electricista: Nando Piesti. –Mecánico electricista: Renzo Ramazoni. –Soldador eléctrico: Matrio Onori. –Zapatero: Alberto Avanzi.

¿Cuál es el plan de acción de los viajeros? La misma edición de prensa divulgaba la información entregada por el secretario de agricultura departamental, mencionando que los europeos habían llegado al puerto de Buenaventura a las 5 de la tarde, que tenían entre 19 y 45 años, y que sin omitir ninguna formalidad legal se les había facilitado lo concerniente al pasaporte y aduanas. Ante la pregunta: ¿Cuál es el plan de acción de los viajeros?, este representante gubernamental respondió: “Si bien es cierto que todos estos profesionales han viajado por su cuenta y riesgo, el gobierno los ha apoyado, teniendo en cuenta que su trabajo en el país debe redundar en provecho para los trabajadores y también para la economía nacional”.

Agitación en los frentes femeninos. Dos días después del despliegue periodístico ofrecido por la llegada de estos visitantes, Relator explicaba en una columna que a partir de lo narrado por los italianos -que en su gran mayoría eran solteros, garridos y laboriosos-, con respecto a buscar trabajo en la región y matrimonio con las bellezas caleñas, se había presentado agitación en los frentes femeninos:

[…] Pocos momentos después de que empezó a circular RELATOR con el reportaje, empezó a sonar el teléfono del Hotel “Los Balkanes” donde se hospedan los inmigrantes, con cordiales llamadas de saludo. En las horas de la noche llegaron comisiones de damas clarísimas quienes invitaron a varios italianos y los agasajaron en su casa y les dieron las primeras lecciones de los bailes colombianos. Los muchachos pasaron realmente horas dichosas y se muestran profundamente agradecidos de la hospitalidad cálida que han recibido en Colombia. De la ciudad hablan fervorosamente y manifiestan que Cali es un auténtico paraíso poblado de mujeres maravillosas. El jefe de los inmigrantes Eder Artoni, nos hizo hoy esta declaración: -Estoy realmente conmovido con la recepción que nos han dado las autoridades, el ilustrísimo señor obispo de la Diócesis, los industriales, los agricultores y la sociedad caleña en general. Este hecho compromete aún más nuestro anhelo de vincularnos a Colombia de corazón y eternamente. Debo manifestar mi emoción especial ante la gentileza e hidalguía de las adorables y hermosísimas caleñas quienes han sido de las primeras en darnos una excitante bienvenida (enero 3 de 1952).

La noticia expuesta trae consigo algunas conjeturas que vale la pena asumir, agregando que es la única referencia encontrada en este periódico, sin tener reseñas posteriores, pero con la posibilidad de que otros órganos periodísticos existentes en el período como eran el Diario del Pacífico y El País.

-Por la información reseñada con respecto a los empleados gubernamentales que los asistieron a su llegada al puerto de Buenaventura y la ciudad de Cali, se deduce que hubo un plan trazado que involucró a Italia y Colombia con sus ministerios de relaciones exteriores.  

¨El doctor Garcés Giraldo se mostró entusiasmado ante los comienzos de una política inmigratoria iniciada ahora por Colombia, aunque por cierto modestamente, con la llegada de 60 profesionales, especialmente agricultores procedentes de la ubérrima región de Parma, en Italia…¨

¿Por qué Cali? -Ante la crisis económica, política y social, que todavía a principios de la década de los cincuenta se vivía en Europa por causa de la II Guerra Mundial, este selecto grupo de hombres se aventuró con sus propios recursos a buscar un espacio en el continente suramericano. ¿Por qué Cali? y no el “sueño americano” por vía de Nueva York como era costumbre hacerlo desde el siglo XIX. O por el contrario a estos grupos le correspondió esta parte del mundo de cientos que abordaron un trasatlántico.

-Particular que todavía en el periodo se tenga la “intención”, dejada entrever por quien escribe la noticia en el Relator, de “mejorar la raza” –una política muy debatida en las primeras décadas del siglo XX en nuestro país- a partir de las posibles uniones matrimoniales que se den con por lo menos 40 señoritas caleñas; y que estas hubieran buscado con afán una amistad a partir de lo leído y comentado por los extranjeros hasta el punto de llevarlos a sus casas y ponerlos a tono con la idiosincrasia nacional por medio de nuestros bailes típicos.

-¿Cuántos de estos italianos fueron vinculados a la mano de obra que necesitaba la región vallecaucana?, ¿Quiénes se quedaron y se unieron maritalmente?, ¿Cuántos se dirigieron a otros espacios de Colombia?, ¿Cuántos regresaron a Italia o prosiguieron a otro país?, ¿Avanzó el sector agrícola y laboral del Valle del Cauca con los extranjeros vinculados laboralmente a partir de la idea planteada según la cual contribuirían a la estructura económica del país?

Tal vez la respuesta a las anteriores preguntas vendría de un análisis más profundo que identifique a través de censos que ciudadanos italianos se instalaron en Cali y sus alrededores, de posibles descendientes que den cuenta de esas vidas por medio de la tradición oral o por el contrario de una investigación que profundice sobre los inmigrantes que llegaron a la región vallecaucana en la postguerra.

En conclusión, hay que agregar que la noticia de los italianos llegados a Cali en 1952, se asemeja a las búsquedas de muchos nacionales que viajan al extranjero a “mejorar” su estatus de vida por medio de un empleo que le posibilite enviar mesadas a su familia, casi siempre apuntando a los Estados Unidos y España. También muy parecido a aquella quimera creada por un alcalde de Cali a unos ciudadanos desempleados que, por medio de una convocatoria, asistieron a un sorteo para ser seleccionados y llevados a España para cumplir labores agrícolas, con la diferencia que estos ilusos quedaron con la maleta hecha y las ganas intactas.

Para terminar, actualmente encontramos en los extranjeros otras razones para venir al país, fuera de estar las laborales, es costumbre que Colombia sea un punto propicio para el turismo sexual y directamente el vinculado con las drogas, paraíso especial que ofrece una gran gama de ese factor económico prohibido pero vigente.

Artículo publicado en el blog Historias en Cine-y-Filo (20/11/2009)

https://yamidencine-y-filo.blogspot.com/2009/11/

Yamid Galindo Cardona. Bogotá D.C. Colombia. Licenciado en Historia, Universidad del Valle. Magister en Historia, Universidad Nacional de Colombia. Diplomado en Gestión del Patrimonio Audiovisual, Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.

De Turín para el mundo: arranca Terra Madre Salone del Gusto 2020 de Slow Food

Comienza en Turín y en la web el largo viaje de seis meses de Terra Madre Salone del Gusto 2020, el festival global físico y digital que celebra con el lema Nuestro alimento, Nuestro Planeta, Nuestro Futuro, el patrimonio alimenticio de los sitios más recónditos del planeta y el cual se extenderá desde el Piemonte italiano a 160 países y a cientos de miles de personas.

Por Irene Garcés Medrano*. Este jueves 8 de octubre, comienza en Turín y en la web el largo viaje de seis meses de Terra Madre Salone del Gusto 2020, el festival global físico y digital que celebra con el lema Nuestro alimento, Nuestro Planeta, Nuestro Futuro, el patrimonio alimenticio de los sitios más recónditos del planeta y el cual se extenderá desde el Piemonte italiano a 160  países y a cientos de miles de personas.

Hemos hecho una verdadera revolución: la pandemia Covid-19 nos ha estimulado a organizar un evento diferente, dijo Carla Coccolo, directora de eventos de Slow Food, quien añadió: hemos pensado en un formato que combine eventos online y presenciales, iniciativas que lleven al público a encontrarse con productores directamente en sus lugares de trabajo o asistir a conferencias desde la comodidad de casa con académicos de todo el mundo, o conocer los secretos para la preparación de una focaccia o la sidra

Turín y el Piemonte serán el centro: fue aquí donde inició en 1996 el recorrido del Salone del Gusto y es desde aquí donde simbólicamente empieza la XIII edición de 2020, con una serie de cenas, degustaciones, reuniones, talleres, conferencias, muestras, películas y conciertos durante cinco días (8 al 12 de octubre), que serán el aperitivo a los más de 200 eventos de la programación prevista hasta abril de 2021.

A través de la plataforma www.terramadresalonedelgusto.com el público podrá acceder en forma gratuita, a productores y campesinos directamente en sus lugares de trabajo, participar en conferencias con académicos de todo el mundo o, simplemente, conocer los secretos de la preparación de una focaccia o como transformar un fruto en una bebida.

Inauguración. A partir de las 12 m. se llevará a cabo el acto inaugural, intervendrán a través de video, el Presidente del Parlamento Europeo, el italiano Davide Sassoli; la vicepresidenta del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD), Marie Haga, y el presidente de Slow Food, Carlo Petrini.

La presentación del último libro de Carlo Petrini, Terrafutura. Diálogos con el Papa Francisco sobre ecología integral, está programado para el 9 de octubre.

En la tarde se iniciará con la conferencia Nuevas geografías y posibles futuros en la cual discutirán sobre cómo superar las fronteras nacionales y unir a los pueblos a partir del ecosistema en el que viven: Franco Farinelli, ex profesor de Geografía en la Universidad de Boloña y catedrático de la Universidad de Ginebra; Paul Collier, director del Centro de Crecimiento Internacional de Londres (IGC), y Virginie Raisson, analista de relaciones internacionales y directora del centro de investigación francés Lépac.

Terra Madre ofrecerá interpretaciones de lo que está sucediendo en el mundo y representa una oportunidad para pensar cómo asegurar un mejor futuro para el planeta y quienes lo viven. Según Slow Food, la única forma de garantizar una alimentación buena, limpia, saludable y justa para todos es proteger la biodiversidad en todos sus significados: desde el nivel invisible de las bacterias hasta el de las especies, los saberes y las culturas.

Tenemos la responsabilidad de informarnos, de conocer y el compromiso de salvar la biodiversidad, proteger la belleza, defender el aire, el agua limpia, y garantizar el bienestar y la salud: afirmó Serena Milano, directora de los Proyectos Slow Food sobre Biodiversidad, quien agregó que también se abordará la temática de cómo regenerar la fertilidad del suelo, conscientes de que podemos cambiar el clima incluso sentados a la mesa de un restaurante: el mundo está interconectado y las relaciones causa-efecto a menudo escapan a nuestros ojos.

Lo explica bien Larissa Bombardi, la protagonista del Food Talk del 11 de octubre, la docente sudamericana cuenta cómo Brasil consume el 25% de los pesticidas de todo el mundo, esparciéndolos en particular en las enormes plantaciones de soja y maíz, cultivos destinados a convertirse en alimento para animales (cuyos productos luego también terminan en nuestras mesas).  Y que requieren tanta tierra al punto que necesita la deforestación de grandes porciones de la Amazonía: dijo Milano.

Cali en la programación del Terra Madre 2020. Con el Convivium del Slow Food de Cali, el próximo 17 de octubre se celebrará la inclusión a la Red internacional de Mercados de la Tierra Slow Food del Mercado Orgánico de Cali Asoproorganicos, integrado por 30 campesinos y pequeños productores que representan a 70 familias del sur del Valle del Cauca y el norte del Cauca (Colombia). La programación (9 a.m. a 12 m) incluirá dos didácticas culinarias virtuales, en las cuales se reflejarán la influencia afro e indígena y la biodiversidad de la región, manifiesta en sus cocinas.

El planeta. Diálogos sobre soberanía alimentaria, agricultura regenerativa para suelos, cómo luchar contra el cambio climático, la educación alimentaria y la seguridad alimentaria, temas por los cuales el movimiento Slow Food apuesta desde hace más de treinta años, se darán desde Terra Madre Brasil (del 17 al 22 de noviembre), en Uganda donde Food Wise 2020 está programado para el 27 de noviembre, pasando por Terra Madre Filipinas.

Terra madre en clave japonesa. En Kobe (21 y 22 de noviembre), Slow Food Nippon organiza We Feed The Planet: Terra Madre en clave japonesa abordará la propiedad de semillas, pesca sostenible y apoyo a pequeñas comunidades pesqueras costeras.

*Graduada en Comunicación Social con énfasis en Periodismo, actividad que ama realizar en modo independiente en el ámbito cultural y ambiental.  Hortelana por pasión.

Historias de inmigrantes italianos en el Pacífico sur

El puerto fluvial de Barbacoas tuvo fuerte afluencia de inmigrantes europeos en el siglo XIX; quienes atraídos por la riqueza aurífera del río Telembí, llegaron a forjar un patrimonio económico, sólido como el oro de 18 quilates que extraían de sus minas. Se destacaron las familias italianas: Escruceri Andreotti, Rosasco Dallorso, Manosalva, Valente, Manzi Gallo, Solari y Cosanostra. Estos empresarios del precioso metal hacían sus exportaciones de lingotes por los puertos de Iscuandé y Tumaco (Nariño). Tres anécdotas de italianos a quienes en Tumaco les decían Bachiches.

Por Oscar Seidel*. Erozione idraulica. El puerto fluvial de Barbacoas tuvo fuerte afluencia de inmigrantes europeos en el siglo XIX; quienes atraídos por la riqueza aurífera del río Telembí, llegaron a forjar un patrimonio económico, sólido como el oro de 18 quilates que extraían de sus minas.

Se destacaron las familias italianas: Escruceri Andreotti, Rosasco Dallorso, Manosalva, Valente, Manzi Gallo, Solari y Cosanostra. Estos empresarios del precioso metal hacían sus exportaciones de lingotes por los puertos de Iscuandé y Tumaco. Con el correr del tiempo, entablaron buenas relaciones con las familias Márques y Benítez, cuyos antepasados habían nacido en Barbacoas, y quienes debido al auge comercial que tenía el puerto marítimo decidieron trasladarse de la selva al mar. Fue así como se dio la segunda ola inmigratoria de los italianos, quienes lograron abrir casas comerciales de fuertes nexos con Europa.

Pero no todos los ascendientes de italianos quisieron dedicarse al comercio, y más bien, algunos jóvenes sugirieron a sus padres que los enviasen a estudiar al país de sus abuelos. Uno de estos jóvenes fue Giacomo Manosalva, quien se decidió por los estudios de medicina en la Universidad de Palermo, y viajó hasta ese puerto del mediterráneo en el buque El Durazzo, que cada tres meses viajaba de Tumaco hacia Europa.

En el año 1926, se propagó en Tumaco la pandemia del paludismo o malaria, enfermedad tropical que casi diezma la población nativa, ya que no existían médicos ni antibióticos en el pueblo, y el incipiente hospital no daba abasto para atender la epidemia. Aprovechando que Giacomo Manosalva ya había terminado sus estudios de medicina, debieron comunicarse con él a través del famoso telegrama Marconi, para que regresara de urgencia al puerto y ayudara con sus conocimientos a disminuir el flagelo.

Cierto día, estando en su consultorio el doctor Manosalva tuvo la visita de su prima Gina Cosanostra, quien manifestó que su problema no era la malaria, sino la disfunción eréctil de su marido, el boyacense Parmenio Siachoque, personaje del altiplano que había llegado al puerto como auditor de la Aduana Nacional. Confesó Gina Cosanostra que, su marido echaba la culpa de su caída sexual al fuerte calor y al abundante espagueti que comían todos los días. No demoró mucho la consulta, puesto que el médico recetó a la prima que suministrara al marido todos los días un vaso de agua antes de acostarse, y eso sería santo remedio de La Madonna, puesto que la “preziosa” se pondría erguida como un riel del ferrocarril de Nariño. Terminó recomendando mucho juicio, y que al día siguiente le informara el resultado del tratamiento.

Amaneció. Muchos estaban esperando que hubiese noticias positivas, dado que el pueblo entero estaba enterado de la receta formulada. A eso de las nueve de la mañana, y en vista de que Gina Cosanostra no se presentó al consultorio del médico Manosalva, éste decidió ir hasta su casa. Cuando arribó al domicilio, encontró al par de esposos trasnochados y compungidos. No tardó el médico en preguntar qué había pasado. Ella tuvo que narrar que la noche anterior, tratando de asegurar una buena faena conyugal, había dado de beber a Parmenio una jarra completa de agua, y no el vaso de agua formulado, y como consecuencia, él no había tenido erección alguna, por estar orinando en el baño hasta el amanecer.

La noticia se propagó muy rápido por el puerto. Los tres personajes fueron la burla de toda la comunidad, y sus enemigos ingleses repartieron un panfleto que los involucraban con la invención de la falsa “erozione idraulica”. Para evitar el escarnio público, las dos familias decidieron irse a vivir a Italia. En la primera oportunidad que se presentó, emprendieron la tercera ola inmigratoria italiana, en el buque El Cérigo, que por esos días estaba anclado en la bahía.

La nacional è stata salvata. Era una opípara fiesta, tal como acostumbraban los italianos a celebrar el fin de año en Tumaco. De un momento a otro, Bruno – el primo camorrero – cayó de bruces al suelo, y se armó la algarabía. Yo, Salvatore, estaba mirando el mar por la ventana, puesto que la fiesta era de los mayores. Mi hermano Giacomo -quien cursaba tercer semestre de medicina en la Universidad Nacional- también estaba ausente revisando el libro de Anatomía que iba a utilizar en el próximo periodo.

Algunos alarmados comentaron que Bruno ingirió demasiada lasaña con salsa blanca y leche entera, y raviolis de requesón con tomate seco; otros de la familia especularon que era un cólico miserere o un vahído, producto de haber ingerido un vino añejo Vigna la Miccia de la Sicilia, y los más audaces se atrevieron a vaticinar que el primo se estaba haciendo el muerto para que las chicas se le acercaran.

Como el primo no despertaba, mi padre me alcanzó a ver recostado en la ventana, y gritó: “Salvatore ve a llamar a Giacomo, para que atienda esa masa informe tirada en el suelo”.

Quería además mi padre comprobar qué tanto mi hermano había aprendido en la universidad, y si la plata invertida en los estudios no era en vano. De manera diligente mi hermano se caló las gafas con lentes de aumento, se colgó el estetoscopio que mis padres le habían regalado de Navidad, y con toda la solemnidad de un galeno se puso a revisar al paciente. Le tomó la presión arterial y estaba bien, le dio algunos masajes al corazón y alcanzó a escuchar unos latidos, pero Bruno no despertaba…

La tensión empezó a aumentar en la fiesta; mi padre ya estaba desanimado porque Giacomo no reanimaba a Bruno, cuando el prospecto de médico se iluminó e hizo voltear el cuerpo, le hundió el estómago con las dos manos, y de manera inmediata se escuchó “un fuerte pedo con olor a mozzarella”. Mío caro tío Francesco que estaba pendiente de la experticia de mi hermano, como buen abogado que era, además de poseer un humor mordaz, sólo atinó a exclamar “Se salvó La Nacional”.

La fiesta continuó en medio de música napolitana, especialmente La Dona e Mobile y Funiculi Funiculà; gritaron fuertes vivas a Giacomo por el milagro realizado, y jamás volví a ver tan contento a mi padre como aquel fin de año.

Pieno Di Scarafaggi. La primera vez que el doctor Michael escuchó que su joven primo Benito estaba “lleno de cucarachas” fue en una reunión familiar de los Malatesta. Todos en la casa eran de ideas liberales, no comulgaban con los sermones de los curas, aborrecían la santa inquisición de los godos, y estaban alejados de las ideas fascistas del Duce Mussolini. Formaban parte de esa generación de jóvenes con ancestro italiano, que llegaron al Pacifico nariñense entre 1925 y 1970, unos a ejercer su profesión, y otros a manejar el negocio de la madera, con apellidos como Bernardi, Bornacelli, Montini, Minervini, Natale y Maglioni.

El refinado Benito había estudiado en el colegio de los jesuitas en Pasto, y su formación casi rayaba entre lo divino y lo perfecto. Para él no había suplicio mayor que su mamá lo llevara a pasar la Semana Santa a la finca de Bocagrande, pues no soportaba la falta de cultura del tío Gabriel, quien con dos tragos incorporados le daba por hablar de billar, y echarles vivas al partido liberal. Tampoco toleraba que se comentara sobre la pedofilia de los curas, y su costumbre de desayunar con “pollo sudado”.

El doctor Michael quien hizo sus estudios de Medicina en Guayaquil, quedó intrigado por el supuesto problema de su joven primo, y sin preguntar nada ni consultar con alguien de los Malatesta quiso sanarlo por el lado clínico, y no por el aspecto sociológico. Empezó investigando el área de la infectología, para ver si era compatible que una cucaracha viviera dentro del organismo humano sin causarle daño. Encontró que los áscaris se reproducían al interior del intestino, y que fácilmente podían vivir mucho tiempo, pero que al final causaban enfermedades parasitarias leves como anemia, y prurito anal.

Leyó libros de farmacología clínica para diagnosticar si podía darle porciones mínimas de Bórax mezcladas con agua de coco, puesto que dadas sus propiedades diuréticas le harían expulsar todos los bichos. Pero desistió de tratarlo de esa manera, porque el boticario local le aconsejó que le pudiera generar retortijones, ahogo, y secar el estómago, y allí si sería peor.

Esta inquietud de sacar las cucarachas también le fue consultada por el doctor Michael al pariente Samuel, músico de oído, quien dio una recomendación genial: “Pongamos a Benito cerca de un equipo de música, le hacemos sonar al lado de la barriga el disco de rock and roll de los años 50 de Elvis Presley, puesto que las vibraciones de las guitarras eléctricas imprimen histeria en los seres vivos, y ésta hará salir en estampida a las cucarachas”. Sin embargo, desecharon esta receta, porque en el único almacén de discos de Tumaco no encontraron existencias de este género musical, sólo había música antillana a la “tutti plen”.

Desesperado el doctor Michael por no encontrar remedio alguno, decidió consultar la última opción con el tío Francesco, quien era un abogado izquierdoso de la Universidad de Nariño. Éste le aconsejó que no “perdiera su tiempo” tratando de sanarlo por el lado clínico, dado que la solución era enviar a estudiar al refinado Benito a Bogotá, y que en cinco años verían cómo se le habían ido las cucarachas de la cabeza.

Toda la familia se puso de acuerdo. Los padres de Benito, cansados de su rigidez mental, decidieron que el hijo tenía que ser armónico con las ideas liberales, y lo matricularon en la facultad de Derecho de la Universidad Libre, cuyos postulados eran masónicos, pero, que ellos los desconocían. Al cabo del tiempo, regresó graduado de abogado al puerto, y en la reunión de bienvenida que le hicieron, se despachó con toda la doctrina Rosacrucista, explicando el significado de las columnas del templo de Salomón, la Cábala, y la expresión “entre escuadra y compás”. Habló, además, de los hijos de la viuda, sobre la vida de los grandes maestros grado 33, y que ojalá estuviera vivo el ex presidente Olaya Herrera para que arreglara este país de godos y bandoleros; lo que hizo espantar a todos los Malatesta de la reunión.

El tío Francesco, quien se había quedado libando vino con su hermano Gabriel y el doctor Michael, sólo vociferaba que habría sido mejor dejarle las cucarachas adentro de la cabeza del “iniciado” Benito, y no tener en la familia un personaje de estos que denigraba de su clásico espíritu liberal, y que había hecho pacto con Luzbel al cambiar el pensamiento jesuita por el de la masonería.

Foto de portada. Mariana Arias

*Oscar Seidel. La obra literaria de este escritor tumaqueño ha sido publicada en diferentes diarios. Tiene una columna de opinión en el periódico virtual PÁGINA10.COM de Pasto.

Ornella, la mujer más hermosa que pisó Santander de Quilichao

Nadie sabe el año exacto en que llegaron para filmar ´El Primer Amor nunca se olvida´ a Santander de Quilichao (Cauca), quizá entre 1973 y 1975, cuando Francesca Romana Rivelli, para el mundo Ornella Muti, con menos de veinte años, deslumbraba con su belleza.

Por Diego Chonta*. Nadie sabe a ciencia cierta cómo llegaron, quién escogió o quien les señaló en el mapa este pueblo alegre, casi perdido a los pies de la cordillera Central de Colombia, para filmar allí una historia que tampoco nadie supo cómo terminaba, porque nunca acabó.

 Llegaron una mañana de verano, en caravana, como suelen llegar los circos y de un momento a otro, trastocaron el tiempo, echaron para atrás el calendario, envejecieron las calles casi un siglo.

 Rellenaron con tierra roja y amarilla de las lomas de los alrededores las vías pavimentadas, ocultaron los postes de cemento de la energía para instalar sobre maderos viejas farolas de velas de cera, que alumbraban un poquito más que las luciérnagas, y el puente antiguo, de arco romano, recién inaugurado, fue la pasarela precisa para que sobre ella desfilara la mujer más hermosa del mundo. Se llamaba Ornella Muti, el nombre con el que diez años más tarde, le dieran de manera oficial, el título de la bella bellísima.

...Y el puente antiguo, de arco romano, recién inaugurado, fue la pasarela precisa para que sobre ella desfilara la mujer más hermosa del mundo: Ornella Muti. Foto de Carlos Eduardo Astudillo

 Pero aquí, en este lugar rodeado de árboles inmensos, los samanes, en estas tierras donde antes hubo oro, aquí tuvieron el gusto de saber primero que la belleza tenía un nombre.

 Los italianos llegaron también con su idioma cantado y pegadizo y revolucionaron todo, la sociedad, las mañanas tranquilas de colegio, las tardes que parecían todas de domingo y sembraron en cientos de testigos, la idea de que el cine no era tanta magia como parecía, que más bien era un plan que todos debían aprenderse de memoria. Y luego todo se juntaba.

A los pocos días ya los muchachos del colegio hablaban italiano y se despedían con arriverderchi y se saludaban con el bon giorno. Y los espaguetis de toda la vida, comenzaron a llamarse pasta.

Sin embargo, lo que más llamó la atención de aquella extraordinaria revolución de cámaras, luces, actores y extras, fue el hecho de que las mujeres de la alta sociedad quilichagueña, fuesen contratadas para hacer de lavanderas pobres en el río. Algunos dicen que las escogieron por su belleza, otros que porque el guión exigía lavanderas holandesas.

 Lo cierto es que allí estuvieron horas enteras con los pies en el agua, día tras día. Otro descubrimiento, que el cine era lento, que se hacía despacio, muy despacio y que había que repetir y repetir hasta el cansancio. Y las pobres con los pies fríos hasta que el hermano de una de ellas, se quejó al productor y solo se metieron un poco antes de dar el grito de rodando.

 Nadie sabe el año exacto en que llegaron para filmar El Primer Amor nunca se olvida,  quizá entre 1973 y 1975, cuando Francesca Romana Rivelli,  para el mundo Ornella Muti, con menos de veinte años, deslumbraba con su belleza.

¨Tenía una piel hermosa, ojos preciosos, era bella y muy simpática. Recuerdo que después de grabar las escenas a la orilla del río, se iban los actores con los vestidos de época, a tomar algo, un café, a la panadería y allí sin ningún problema, firmaba autógrafos y se prestaba para que se tomasen fotos con ella. Fue todo un espectáculo”.

 Los italianos viajaban todos los días desde Cali, alojados en el hotel Aristi, en aquel entonces, el más importante y elegante de la ciudad. No estaba muy lejos aquel pueblo que nunca en su historia de casi 400 años, había imaginado algo parecido.

Quizá García Márquez o dicen que algún escritor o alguien importante, le dio al productor la ubicación de Santander, le habló de la orilla del río y de los árboles inmensos que lo acompañan a su paso por la ciudad. Pero sea como sea, llegaron, grabaron y se fueron. Pocos lugares en el mundo, creo, han tenido ese privilegio”, dice Jerónimo Velasco, que por aquel entonces trabajaba en los juzgados.

 Algunos de los técnicos y extras y almorzaban donde doña Clemencia, en una casa de patio delantero diagonal al hospital Francisco de Paula Santander mientras que a otros le traían la comida desde el restaurante de Roxana en la capital vallecaucana. “Ella les daba una merienda en la mañana y en la tarde iban a almorzar”, recuerda Henry Mosquera.

María Mejía era muy niña cuando una mañana los italianos llegaron a su casa, amplia y hermosa, construida al estilo antiguo, justo a la orilla del río, justo también frente al puente y establecieron allí el centro de operaciones.

 “La reunión de los extras -agrega María- de las señoras que iban a meterse al río como lavanderas la hicieron aquí en casa de mis padres, estaban ella y los italianos, que daban las instrucciones. Entre las mujeres estaban Nelly Navia, Mercedes Jutchenko, Maricel Peláez. Recuerdo muy bien esos días, esos momentos”.

 Desde la ventana de la casa de paredes blancas se podía ver el puente, el trabajo del director, de los actores, de los técnicos de luces. A un lado, se  paraban los espectadores, algunos que se quedaban horas y horas. Se podía ver a Ornella con su vestido y una sombrilla de tela blanca bordada.

 “Lo único que pensaba -dice Emilio Narváez- era que de pronto faltara alguien y pidieran un extra del público y me escogieran. Me gustó el cine desde entonces y mucho más, me hubiese gustado conocer Italia. Ya había aprendido a saludar en italiano por la mañana”.

 Estuvieron muchos días grabando. Sobre el puente, sobre las calles, a la orilla del río donde las raíces de los samanes parecen brazos de un pulpo gigante. Luego grabaron en la Capilla de San Antonio en Cali.

Mi casa está casi a la orilla del río -dice Esther Emilia Villafañe- y una mañana cuando estaban en una pausa de la grabación, ella pasó por aquí y fue cuando nos hicimos la foto. Era hermosa, recuerdo que era una mujer muy linda y simpática y su esposo, Alessio, era también muy guapo”.

 Todos en Santander soñaban con el día en que llegase la película, verse allí, mirarse por una vez en el cine, en la gran pantalla del teatro Paz, que muchos años después, descansaría en paz cerrando sus puertas. Pero no pudo ser.

Nadie sabe las razones, los motivos por los que un día tal como llegaron, los italianos se fueron, dejando la película sin terminar, sin pagarle a los extras. Recuerdo que tuvimos que ir hasta el hotel Aristi en Cali a reclamar un megáfono que le habíamos prestado al director. Fue una lástima que no la terminasen”, cuenta Ciro López.

  Muchos dijeron que junto a Ornella había llegado el director Carlo Ponti, en aquel entonces esposo de Sofía Loren, con la que se había casado unos nueve años atrás, pero nadie recuerda haberlo visto. Lo cierto es que la acompañaba  Alessio Orano, con el que Ornella estuvo casada de 1975 a 1981.

La película la dirigía un argentino cuyo nombre se ha perdido en la memoria. Solo hay recuerdos para Ornella, la mujer más hermosa que jamás haya pisado estas tierras de samanes y de oro.

Fotos de Ornella Mutti, cortesía Esther Emilia Villafañe.

*Diego Chonta, periodista y escritor colombiano nacido en Santander de Quilichao (Cauca) y residenciado en Madrid.

El dulce olor de Puerto Perla: la nueva obra de Óscar Seidel

¨Puerto Perla es un pueblo a orillas del mar Pacífico, reconstruido después de un incendio, que sobrevivió a la amenaza de un tsunami, pero no pudo sobrevivir al mal olor. Esa población puede ser Tumaco, el pueblo donde nació el autor del libro, que se formó al vaivén de las olas, sin que nadie lo descubriera ni lo fundara. De pueblo humilde pasa a convertirse en población próspera. Todo debido al auge que toma el cultivo de hoja de coca. Con el crecimiento vive la desgracia…¨: el escritor tumaqueño, Óscar Seidel presenta su nueva obra El dulce olor de Puerta Perla

Puerto Perla es un pueblo a orillas del mar Pacífico, reconstruido después de un incendio, que sobrevivió a la amenaza de un tsunami, pero no pudo sobrevivir al mal olor. Esa población puede ser Tumaco, el pueblo donde nació el autor del libro, que se formó al vaivén de las olas, sin que nadie lo descubriera ni lo fundara. De pueblo humilde pasa a convertirse en población próspera. Todo debido al auge que toma el cultivo de hoja de coca. Con el crecimiento vive la desgracia

El escritor del Pacífico colombiano, Óscar Seidel presenta su nueva obra El dulce olor de Puerto Perla, les compartimos el texto introductorio y su prólogo.

Texto introductorio del escritor y periodista José Miguel Alzate

El epígrafe es tomado de la novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Sintetiza el final de un pueblo donde el narcotráfico, el paramilitarismo y la corrupción se suman a un hedor nauseabundo que invade todas las calles, que nadie sabe de dónde viene y que obliga al Gobierno Nacional a buscar la manera de contrarrestarlo. El diálogo de Rulfo que sirve de epígrafe al libro El dulce olor de Puerto Perla, escrito por Oscar Seidel, predice el final que en la novela tiene el pueblo. Un hombre pregunta por qué Comala se ve tan solo, como si hubiera sido abandonado. La respuesta que recibe es: “Así es. Aquí no vive nadie”. Desde ese mismo momento el lector identifica un pueblo que, por los asesinatos y los malos olores, es abandonado por sus habitantes.

Con esto quiere decirle al lector que no obstante la novela no abarcar un universo amplio, muestra en pocas páginas cómo un pueblo del Pacífico colombiano se resiste a convivir con un olor que impregna todo el ambiente. La narración se inicia con el llamado que le hace Jazmín, una vecina del barrio Las Flores, al Personero municipal, para que trate de hacer algo en bien de la comunidad. “Hay un olor en Puerto Perla que nos tiene desesperados”, le dice cuando lo alcanza en la calle antes de llegar a su despacho.

Memo, Fausto y Manolo son tres ancianos que, por su lengua mordaz, en Puerto Perla todos les temen. Jubilados, con más de ochenta años cada uno, se reúnen en el parque para hablar sobre lo que pasa en el pueblo, y para recordar su historia. En los primeros capítulos indagan de dónde viene ese olor que transformó el medio ambiente, que según ellos provocaron cambios en los estados de ánimo de las personas, ocasionó malestares estomacales en los niños y disminuyó el deseo sexual de los hombres. Manolo dice que en el pueblo la gente se acostumbró a convivir con los malos olores. Fausto, por su parte, reconoce que ahí siempre se ha vivido en emergencia sanitaria. Mientras tanto, Memo le echa la culpa de la hedentina a los productos químicos que en el terminal marítimo bajan de los barcos.

¿De dónde viene ese olor que invade las calles de Puerto Perla? El Alcalde dijo en una reunión que podía ser algo arrastrado por un aguacero que había caído esa semana. El Jefe de Sanidad piensa que pudo haber sido ocasionado por una marea alta que se metió a las casas construidas a la orilla del río. Los ancianos del parque dicen que pudo traerlo La Ñoca, una mujer que nunca se bañó, duró diez años sin cepillarse los dientes, y se caracterizaba por sus malos olores. La mujer había desaparecido desde hacía varios años. Pero ese hedor insistente le hace pensar a la gente que ha reaparecido. Fue una mujer a quien una infección le deformó la nariz. Dormía en una banca de la plaza. Debido a los olores que expedía una tarde se la llevó el carro de la basura. Desde ese día nadie volvió a saber de ella.

Para estructurar la historia Oscar Seidel recurre a la oralidad, construyendo el relato a través de diálogos donde los ancianos cuentan cómo fueron esos hedores que por temporadas se despertaron en el pueblo.

En una conversación, el Jefe de Sanidad le recuerda al Alcalde cómo combatieron la peste del mal olor de las axilas que en un tiempo vivió la población. Le recomienda entonces a una mujer, según él, doctorada en aromaterapia, para que les brinde una “asesoría odorífica”. La dama sacaba la hedentina fumigando las casas “con la quema de una mezcla de enebro, tomillo, bálsamo y ámbar”. Contratada por veinticinco millones de pesos, organizó hogueras que fueron encendidas en puntos estratégicos. El olor nauseabundo no se fue. Pero el Alcalde se echó al bolsillo el diez por ciento del contrato.

El mal olor que se mete por las narices de los pobladores de Puerto Perla debe interpretarse en la novela como una metáfora de su realidad. El narrador que esporádicamente aparece en el texto cuenta que, en las noches, las ánimas deambulan por sus calles.

Según lo narra Oscar Seidel en una prosa que, no obstante, la economía narrativa retrata con pincelazos afortunados su ambiente, el último agente viajero en visitar a Puerto Perla se vuelve loco “por el silencio que reina en el lugar”. El hedor que obliga a la gente a abandonar el pueblo lo produce también la corrupción. El Alcalde se enriquece adjudicando contratos a sus amigos sin el lleno de los requisitos legales. Y un fiscal recibe seiscientos millones de pesos para fallar un proceso a favor de un narcotraficante.

Puerto Perla es un pueblo a orillas del mar Pacífico, reconstruido después de un incendio, que sobrevivió a la amenaza de un tsunami, pero no pudo sobrevivir al mal olor. Esa población puede ser Tumaco, el pueblo donde nació el autor del libro, que se formó al vaivén de las olas, sin que nadie lo descubriera ni lo fundara. De pueblo humilde pasa a convertirse en población próspera. Todo debido al auge que toma el cultivo de hoja de coca. Con el crecimiento vive la desgracia. Atraídos por esa bonanza llegan los actores armados. Paramilitares, guerrilla y delincuencia común lo convierten en un escenario de muerte. Chango, un muchacho que jugaba billar, se enrola con la guerrilla, y se convierte en jefe del frente que produce cocaína. El gobierno desplaza mil hombres para darle captura, pero no lo atrapan.

  El dulce olor de Puerto Perla es una novela que narra la desesperación de los habitantes por el mal olor. El único que no siente esos hedores es el Raja-muertos, un hombre que tenía anestesiado el olfato de tanto convivir con los muertos. Durante varios años fue el encargado de realizar las autopsias a las víctimas de la violencia, que enterraba en su propio cementerio, acondicionado en un lote del municipio del cual se apropió. Seidel dice que hasta el Papa se quejó de la hedentina cuando visitó a Puerto Perla. “Estoy muy extrañado con el olor del pueblo”, dijo. Olor que también los ancianos chismosos le adjudican a Merejo, un personaje que un día se encontró una guaca. Tenía en la pierna una llaga purulenta que emanaba un mal olor. Había sido enterrado esa semana en el cementerio del Raja-muertos.

Prólogo de J. Mauricio Chaves Bustos

El dulce olor de Puerto Perla inaugura el estilo en el uso de la economía de la palabra que emplea su autor, atrapando al lector de manera inmediata en la lectura del texto. La trama transcurre en el puerto de Tumaco, conocida también como “La Perla del Pacífico”, lugar donde la ficción toma cuerpo enmarcado dentro de un clásico de la literatura universal, “La náusea” de Sartre, utilizada más como una antinomia, ya que en Puerto Perla todos tienen conciencia de ese mal olor que termina por ahuyentar a todos sus habitantes, contrario a los burgueses descritos por Sartre, ya que estos terminan por no advertir la realidad que los circunda; al igual que en La Peste de Camus, el autor en la trama pone de relieve la carencia de una moral universal, manifiesta en los politicastros que terminan por desconocer el origen del mal olor, desviando recursos, robando lo poco que hay en los erarios públicos, cuando la verdad la pestilencia emana de sus propios cuerpos, una metáfora de la corruptela que ha acompañado a la mayoría de políticos de Tumaco, de Nariño y de Colombia, por no ir más lejos.

El aislamiento también cobra cuerpo dentro de la esencia de la trama de la novela de Seidel, como una actitud autoimpuesta en primer lugar, quizá una crítica a la endogamia de las castas politiqueras de la región Pacífica nariñense, una actitud que luego se extiende y se impone de afuera, por parte de los gobiernos centrales, una crítica también al mal manejo político que se ha hecho con la región desde Pasto y desde Bogotá; esto, no impide acusar a los habitantes de Puerto Perla, cuya culpabilidad la buscan dentro de los mismos habitantes, especialmente de los pordioseros y menesterosos, cuando la peste finalmente la tienen todos, sin excepción alguna.

La realidad y la ficción se entrecruzan en el detenido y austero relato que hace su autor, no es difícil imaginar las críticas que van y vienen detrás de los escenario y los personajes que Seidel maneja con atinado acierto, no en vano en uno de los capítulos se señala que las tres catástrofes que ha padecido Puerta Perla son los incendios, el tsunami y el actual Personero, tres verdades manifiestas dentro del historial para quienes husmeamos y curioseamos los anaqueles del pasado del territorio narrado, donde convergen comerciantes usureros, guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes, sin que se excluyan entre sí, para finalmente quedar las islas desiertas, esperanzados con que el narcotráfico, el paramilitarismo y la corrupción se suman a un hedor nauseabundo.  

Este libro logra un el narcotráfico, el paramilitarismo y la corrupción se suman a un hedor nauseabundo, que realmente da gusto leerlo y releerlo.

Oscar Seidel. Su obra literaria ha sido publicada en El Magazín El Espectador de Bogotá, Periódico El País de Cali, Periódico Occidente de Cali, El Diario de Pereira Sección Las Artes, Revista LETRALIA de Venezuela, los periódicos El Puerto y La Batalla de Buenaventura, y en Academia.es de USA. Tiene una columna de opinión en el periódico virtual PÁGINA10.COM de Pasto. La Fundación César Egido Serrano y el Museo de la Palabra, de Madrid (España) lo nombraron Embajador del idioma español de su país en el mundo, en 2018.Ocupó el cargo de Director Ejecutivo de la Fundación de Escritores del Pacífico colombiano (Fuespacol).

Fotografía de portada: cortesía de Medardo Arias

Alice Shantala Colombo: ´fusión´ terapéutica que une a las mujeres

¨Con el trabajo sobre el cuerpo y la propia expresividad artística puedes abordar cuestiones interiores, que con el solo análisis psicológico o el razonamiento personal no afloran, la danza es terapéutica¨: dice la italiana Alice Shantala, quien hizo parte de la compañía ´Bellydance Evolution´ en 2014 y 2015.

Por Irene Garcés Medrano. Como una premonición, al nacer hace 42 años sus padres la llamaron Alice Shantala. Alice como la protagonista del cuento de Lewis Carrol, nombre en boga en ciertos ambientes alternativos italianos de los años setenta, significa de noble y bello aspecto. Y Shantala, portadora de luz, amor y bienestar. Nombres ideales para enfatizar la pasión, la entrega, la elegancia y el valor artístico de esta bailarina y profesora de danzas Tribal Fusion (TF) y American Tribal Style (ATS).

Esta italiana de Cameri (provincia de Novara), a pocos kilómetros de Milán, debutó a nivel internacional en 2012, en Rennes, Francia, cuando fue seleccionada para danzar en el Palco del Tribal Umrah. Graduada en Lenguas y Literaturas Extranjeras con especialización en Sociología y Demografía de las migraciones, Colombo hizo parte de la compañía ´Bellydance Evolution en 2014 y 2015, con el espectáculo ´Alice in Wonderland´ y participó en una gira por Milán, Roma, Berlín, Hannover, Berna y  Dornbirn (Austria). 

Fotografía: Argun Tekant

En el intervalo de una de sus lecciones on line dialogamos sobre su búsqueda y realización artística a través de la danza.

IG: ¿Una danza-puente con su parte más recóndita? AC: Estudié danza clásica, contemporánea y moderna e hice diez años de gimnasia artística y rítmica a nivel agonístico, pero desde el punto de vista de buscar y crear arte, fue con la danza Tribal Fusión que comencé a trabajar más sobre mí misma porque se volvió una búsqueda interior. Pude encontrarme delante a mí misma e interrogarme sobre aquello que era mi deseo de expresividad a nivel artístico.

¿Todo empezó con la danza del vientre? Empecé con la danza medio-oriental porqué en el gimnasio me aburría, no tenía un estímulo, adelgazar no era un objetivo, mientras que danzar me permitía mejorar y, al mismo tiempo, hacer actividad física. Ahora es un recorrido que se volvió casi psicológico.

Permite danzar a las mujeres de cualquier edad, a redescubrir y apreciar sus propios cuerpos, ellas aprenden con el tiempo a mirarse al espejo y a dejar de juzgarse. A una bailarina, aunque un poco acuerpada, se le admira igual. En nuestra sociedad italiana tenemos los diarios y la televisión que nos hace ver las modelos delgadas, personas con estándares de belleza  inalcanzables. Con la ATS se descubre otro tipo de belleza, el bienestar físico y mental.


Pienso que con el intelecto se puede resolver cualquier tipo de problema, de razonar, mientras que con la Tribal Fusion, a través de la búsqueda artística, se puede preguntar sobre quién eres y qué se quiere expresar. Con el trabajo sobre el cuerpo y sobre la propia expresividad artística puedes abordar cuestiones interiores, que con el solo análisis psicológico o el razonamiento personal no afloran, la danza es terapéutica. Fotografía Marco Sartori

¿Cómo es la Fusion entre mujeres? De una parte nos han educado a no colaborar y al mismo tiempo nos hacen creer que las mujeres vivimos en competición. Lo hermoso es que a través de la ATS, se descubre otra fuerza, una hermandad, solleranza, lo cual no significa que es una danza que excluya a los hombres. Reúne a las mujeres pero también hay hombres, porque es abierta, acogedora, incluyente en términos de género. Nació en San Francisco donde hay una visión muy amplia a toda la comunidad LGBT.

¿Una hermandad para superar complejos? La Tribal Fusion ofrece la oportunidad de encontrase entre mujeres en un lugar protegido, ya que todas las lecciones son creadas en un puesto donde no se juzga a la persona ni se juzgan los propios límites. No existe la palabra no soy capaz, soy una fracasada ni cosas así. Existe la palabra no soy capaz en este momento. Es importante a todos los niveles y a cualquier edad descubrir que las limitaciones son aquellas a las cuales damos espacio en nuestro pensamiento. A través de pequeños pasos, con la presencia en sala, se superan obstáculos y límites que creíamos reales.

Somos una comunidad de más de 200 mil personas, como una pequeña ciudad pero dispersa en todo el mundo. Durante los encuentros, eventos y festivales que se organizan se crea una especie de conexión. Existe esta fuerte solidaridad. Fotografía Argun Tekant.

¿Cuál es idioma les une? La danza American Tribal Style (ATS) nos permite estudiar un lenguaje, como si fuera un vocabulario. En el momento en que vas a Rusia, no conoces el ruso y no hay modo de hablar, pero durante el festival bailas tranquilamente, improvisando con las bailarinas rusas te comunicas a través de la danza, del gesto, los pasos y del espectáculo.

¿También danza sola? Siempre mi parte más introspectiva emerge en mis ´solos´, bailo más como forma expresiva, puede suceder que me salga de los esquemas de la Tribal fusión que deja mucha libertad. La parte coreográfica que requiere de un trabajo artístico y coreográfico-coral, la aplico con mis alumnas y con los proyectos que hemos adelantado con otras bailarinas. 

¿De danza se puede vivir? Es un sueño porqué  en Italia no es fácil, el arte no es absolutamente sostenido, en especial artes como la tribal fusión, que es alternativa. Sería muy lindo pero no existen muchas oportunidades. Se vive de enseñar y danzar, conjugando ambas. Fotograía Andrea Arcidiacono.

¿Ha cumplido algunos sueños? Uno de ellos haber estado entre las 10 seleccionadas para participar en la tournée de la Bellydance Evolution me ha dado siempre tantísima felicidad. Es un grandísimo honor cada vez que  mi profesora actual, Zoe Jakes, me selecciona para cursos más específicos. En 2015 me llamó para ir a San Francisco a participar en un curso intensivo de nivel avanzado, para mí esa fue una alegría inmensa, absoluta!   Fotografía: Mauro Bezzi

¿De la danza del vientre a la ‘American Tribal Fusion’? Existen varios tipos de fusion derivados de la danza del vientre y contaminados con otras danzas. Por ejemplo la American Tribal Style (ATS),  que para eliminar la palabra Tribal le cambiaron el nombre por Fat Chance BellyDance Style FCBDS®️, es una danza de grupo, improvisación, codificada y muy divertida. También existen varios grupos que a partir de allí divergen de la FCBS pero que han mantenido el concepto de la improvisación y del lenguaje codificado.  Algunos utilizan música electrónica más contemporánea a diferencia de la FCBS que utiliza músicas del Magreb, balcánicas y mediterráneas. Y el otro estilo de danza es el del Tribal Fusion que a raíz de los recientes episodios de racismo en Estados Unidos eliminó la palabra Tribal, la reemplazó por Transnational Dance Style, aunque es un vocablo que no gusta a todos porqué evoca poco la danza que tiene tantas ramificaciones, como por ejemplo la gótica, y otras danzas un poco más contemporáneas y la Fusión con las danzas hindúes.

¿Proyectos en vista? Uno es bastante secreto (sonríe mientras me repite  que es algo maravilloso). Continuaré a difundir esta danza porqué creo en sus valores, creo en el hecho de hacer estar bien a las personas,  estoy estudiando para enseñar yoga. Física y mentalmente es la continuación de todo mi trabajo de profesora de danza. Siempre he practicado yoga que es propedéutica a la danza. Ahora me gusta poder profundizar el aspecto más filosófico.  

Para mí es importante permanecer estudiante a vida, en el sentido de que no se termina nunca de aprender. He acumulado tantas horas de estudio y quiero continuar porque es una búsqueda infinita, lo bello de la ‘Fusión’ es que debes encontrar tu voz y luego espaciar libremente, no estás obligado a obedecer a esquemas. Es eso lo que te permite tener una grandísima libertad a nivel artístico. Fotografía: Dennis Comunian

Fotografía de portada: Marie Siego.

Irenegarces1000@gmail.com

La Bernardi en el programa ´Ernestina dalla fine del mondo´

Isabella Prieto Bernardi – la editora de La Bernardi fue invitada al programa “Ernestina dalla fine del mondo- storie di migrazioni bellunesi in America” para contar sobre sus orígenes de Ponte Nelle Alpi-Belluno y su abuelo Antonio Bernardi.

Ernestina Dalla Corte Lucio, es una profesora italo argentina, residente en Buenos Aires, quien se ha impuesto la misión de recoger los relatos de vida de los migrantes belluneses y sus descendientes en su programa “Ernestina dalla fine del mondo- storie di migrazioni bellunesi in America” en Radio ABM – voce delle Dolomiti, para mantener vivo el vínculo con Italia, con su cultura y sus tradiciones.

En este programa fue invitada Isabella Prieto Bernardi – la editora de La Bernardi para contar sobre la llegada a Colombia y su vida en este país de su abuelo italiano, el constructor Antonio Bernardi De Fina, quien nació en Ponte Nelle Alpi (Belluno) el 6 de octubre de 1900 y murió en Cali el 25 de marzo de 1977 .

Algunos italianos en Pasto (I)

Pese a las dificultades algunos europeos llegaron a Pasto. En julio 1º de 1949 vivían en esa región de Colombia: 50 alemanes, 2 austríacos, 30 españoles, 38 suizos, 6 franceses, 10 ingleses, 1 húngaro, 16 italianos, 1 portugués, 3 polacos y 5 rumanos. Estos son algunos de los italianos que llegaron después de la Primera Guerra Mundial.

Apartes del texto publicado en 2000, por Manuel Zarama Delgado, miembro de Número de la Academia Nariñense de Historia *.

¨Hasta hace algunos años que difícil era llegar y que difícil era salir de Pasto. Difícil salir porque el comportamiento cordial y generoso de los pastusos subyugaba a los forasteros. Difícil llegar porque la naturaleza lo impedía. Al norte lo obstaculizaba el Patía, que era sinónimo de insolación, paludismo, carencia de agua. Jorge Ricardo Vejarano lo llamó ¨el Valle de la muerte¨ y ¨pestífero e infernal¨.

Cordovez Maure, refiriéndose al camino que unía a Pasto con Popayán dice: ¨las veredas o caminos que debíamos transitar se hallaban en el mismo mal estado en que las dejaron los españoles, con el aditamento de la carencia de víveres y demás recursos indispensables al viajero¨.

Y luego el Juanambú, donde la verticalidad de los abismos los convierte en murallas infranqueables. Al Oriente estaba la montaña del Tábano, con sus lluvias constantes y sus bosques inconquistables. Difícil llegar por el occidente por un bosque tropical húmedo, infestado de culebras y toda clase de alimañas donde el invierno es la única estación que rige todo el año¨.

En julio 1º de 1949 vivían en esta sección de Colombia: 50 alemanes, 2 austríacos, 30 españoles, 38 suizos, 6 franceses, 10 ingleses, 1 húngaro, 16 italianos, 1 portugués, 3 polacos y 5 rumanos. De acuerdo al censo de población levantado en 1951 vivían en Nariño 281 europeos, de los cuales 149 eran hombres y 132 mujeres, discriminados de la siguiente manera: 76 alemanes, 4 austríacos, 39 italianos

Entre los italianos que llegaron después de la Primera Guerra Mundial, figuran:

Emili Perini Girardi, nació en Lario de Grumes, provincia de Trento el 17 de octubre de 1906. Los estudios secundarios y superiores los realizó en el Instituto Técnico Salesiano de Verona, donde se graduó como ingeniero mecánico. En 1925 llegó a Bogotá por convenio con la comunidad salesiana como profesor del Colegio León XIII. En 1931 llegó a Pasto contratado por gobierno departamental. Algún tiempo después fundó los Talleres Industriales Asea, donde construyó gran cantidad de elementos agrícolas. Igualmente colaboró en la instalación de la hidroeléctrica del río Bobo, para la que fabricó e instaló la tubería de conducción. Se casó en Pasto con doña Laura Rodríguez, de cuyo matrimonio nacieron: Francisco, Ana, Jorge, María Cristina, Carmen, Emilio, Jesús, Gloria, José Luis. Don Emilio fue condecorado por el gobierno de italiano con la Cruz de Caballero de la República de Italia en el año 1960…

Familia de Emilio Perini Giraldi (albúm familiar)

A mediado de los años 30 vivió en Pasto el ingeniero Libio Chavenato; su esposa Adela Sepúlveda afirmaba que era la marquesa de la Cruz de Chavenato. Tenían dos hijas: Teresa y Angelita. Fue profesor de varias materias en la Universidad de Nariño, así como del colegio Javeriano. Diseñó el aula máxima de la Universidad y la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Catatumbo.

Mariano y Pedro Lugari. Quienes se refieren a los hermanos Lugari, los recuerdan con simpatía. El doctor Mariano dirigió una granja, que en los años treinta tenía el departamento en la hacienda Santa Rosa, en el municipio de Imués. Investigó algunas variedades de trigo, siendo el africano el que logró mayor adaptación y rendimiento en la campiña surcolombiana. Además logró la adaptación del tomate y del comino. Fue Mariano Lugari el primero que en nuestro medio fabricó la salsa de tomate. Su hermano Pedro también vivió en Pasto. Radicados en Popayán se casaron con dos hermanas Castrillón. El director del Centro Experimental Gaviotas, Paolo Lugari, es hijo de don Pedro.

Domenico Barbato. Natural de Nápoles, comerciante; llegó a Pasto en abril de 1930 y a partir del negocio de sombreros logró un buen capital. Estableció la primera fábrica de sombreros que funcionó en Pasto, localizada en La Compuerta, hoy calle 18 con carrera 20. Como técnicos trajo a sus sobrinos Gaetano Barbato, Doménico y Angelo Nocera, que regresaron a Francia de donde habían venido en 1933. Casado con Graciella Yafullo, tuvieron a Angelo que llegó a Colombia en 1946 y siguió los pasos de su padre en el comercio; casado con Rosa Stornaiuolo, tuvieron a Carmen Pía, Rosa, Santina y Angelo que fue cónsul de Italia en Pasto. Otro hijo de Dómenico fue Norberto casado con Sofía Hinestrosa y que tuvieron a Sofía Helena, Ana Isabel, Aura Inés, Mónica Lucía y Norberto José.

Nació en Vevey el 18 de junio de 1905 y murió en Pasto el 11 de septiembre de 1980, Batista Gabusi llegó a Colombia como experto en ferrocarriles. Vivió un tiempo en República Dominicana. Se estableció en Pasto donde se dedicó al comercio y también actuó como árbitro de boxeo. Murió soltero.

Antonio Brando. Por 1910, se estableció en Pasto, este relojero de profesión quien contrajo matrimonio con Isabel Solís y tuvieron por hijos a Paulina, excelente violinista de concierto quien se casó con el músico Eduardo Narváez.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, llegó desde Nápoles el técnico en la elaboración de pastas alimenticias, Francisco Sansebiero, luego del conflicto vinieron su esposa Rosa Brigante y su hija Carmelina. En Pasto nacieron: Franco y Rosalba. Años más tarde facilitó la entrada al país de su hermano Rafael, comerciante, y buen señor, ya fallecido.

En marzo de 1953 llegó Andrés Randazzo, oriundo de Sicilia, gracias a su hermano el capuchino Cósimo Randazzo, quien en ese entonces vivía en Pasto. Andrés, al igual que su hermano Antonio, lograron amasar una notable fortuna gracias al comercio. Casado con Anita Córdoba, tuvieron los siguientes hijos: Giuseppe, Giovanni, Liliana, Santina, Álvaro Andrés. Andrés fue miembro del Club Rotario ¨Pasto¨ murió repentinamente en diciembre de 1983, desaparición que fue muy sentida dado el señorío, el civismo y la pulcritud moral que lo caracterizó toda su vida.

Pedro Mario Caseta Ferrari, que nació en Caserta y en Pasto se dedicó al comercio de textiles. Casado con Luz María Vodniza, tuvieron los siguientes hijos: Pedro Mario, casado con  Sofía Belalcázar; Vicente casado con Dora Muñoz; Antonio; José; María Luisa, casada con Guillermo Ramos; Ayda, casada con Franco Martínez; Fanny, casada con Franco Martínez; Fanny, casada con Guillermo Centeno; Gloria, casada con Julio Paz. Don Pedro, hombre sencillo y bonachón, murió en 1968.

En los años treinta se estableció en Pasto el comerciante napolitano Vicente Stornaiulo, quien se casó con Jesusita Valencia y tuvo las siguientes hijas: Gloria casada con Jaime Dulce; y Doris soltera.

María Barbato y Cósimo Nocera, llegaron a Pasto poco después de su matrimonio en 1947. Sus hijos son: Josefina casada con Edgar Villareal; Doménico con la quiteña María Sol Jijón; Graciela casada con Edgar Martínez; Damián casado con Beatriz García Montalvo; Sabina casada con el general Guillermo de la Cruz; Ana María Goretti casada con José Manuel Arroyo; Patricia casada con Gerardo Santander.

Cósimo que tenía un gran parecido con el torero Manolete fue persona cordial y buen amigo, falleció en 1978. Facilitó la llegada al país de su hermano Luis, comerciante que llegó en 1954 y murió en 1975. De su matrimonio con Marina Santacruz nacieron: Luis, casado con Carmen Alicia Pérez; Maribel; y Liliana.

En octubre de 1947 llegó Angelo Stornaiulo, personaje popular en Pasto, dedicado al comercio y soltero irreductible. En 1954 llegó a Pasto Pascual Barbato, quien inicialmente se dedicó al comercio y más adelante a la agricultura. En noviembre de 1958 se casó con Marta Zarama Delgado, de cuyo matrimonio nacieron María Annunziata, María Teresa, Andrés y Martha Lucía. Mario Bruschi, de profesión mecánico y más tarde comerciante, arribó a Pasto en 1955. Está casado con Ruth Zarama, y tuvieron dos hijos: Mario ya fallecido y Pier Paolo¨.

*Manual de Historia de Pasto: (Tomo IV, 2000) Estos son algunos apartes del artículo Algunos europeos en Pasto publicado en el año 2000, que además de italianos también informa sobre otros europeos en Nariño, como españoles, franceses, suecos, holandeses, ingleses, rusos, suizos, yugoslavos y alemanes.

Agradecimiento a la familia Zarama Rincón por su autorización para publicar varios de los textos escritos por el doctor Manuel Zarama Delgado (Pasto, 1931-2020).

Fue miembro de Número de la Academia Nariñense de Historia, autor del libro: Nuestros años dorados, Pasto, su historia y sus personajes, (2017) y de numerosos capítulos de libros publicados en los Manuales de Historia de Pasto sobre: El trigo en nuestra comarca (Tomo III, 1999); Algunos europeos en Pasto (Tomo IV, 2000); Algunos europeos en Pasto (Tomo V, 2002); Algunos europeos en Pasto III, parte (Tomo VI, 2003); La carrera 27 o calle de Popayán, I parte, (Tomo VII, 2006); La carrera 27 o calle de Popayán, I parte (Tomo IV, 2006); La carrera 27 o calle de Popayán, II parte (Tomo VIII, 2006); Las guerras del día y el padre Arístides (Tomo X, 2009);  La aviación en  nuestra comarca (Tomo XIII, 2012); Monseñor Antonio María Pueyo de Val, CMF: obispo constructor de Pasto, (Tomo XVI, 2015); José Félix «El Vate» Castro: Editor, poeta y pastuso, orgulloso de su estirpe (Tomo XX, 2019); y otros capítulos de libros y artículos publicados en diversas revistas de Colombia y Ecuador .

El desplome de un patrimonio nacional, la Plaza de Mercado de Armenia

Un incendio y un terremoto ocurridos en Armenia en un intervalo de 54 años, marcarían el inicio y el final de su Plaza de Mercado inaugurada en 1938, el año en que Antonio Bernardi y su familia tomarían la decisión de despedirse de los armenios.

Un incendio y un terremoto ocurridos en Armenia en un intervalo de 54 años, marcarían el inicio y el final de su Plaza de Mercado (*4). Por causa del primer desastre sucedido en 1935, se dotaría a esta población de una obra vanguardista elevada a la categoría de monumento nacional, pero sería la segunda tragedia acaecida en 1999, la que desencadenaría el derrumbe de esta edificación de incalculable valor patrimonial para la arquitectura colombiana y la memoria urbana de la ciudad, ante una decisión arbitraria de la Alcaldía de turno.

Las llamas del 8 de septiembre de 1935. El fuego consumiría el primer mercado público que tuvieron los armenios en la Calle del Chispero (Plaza Cervantes), ese amanecer del 9 de septiembre contemplarían los escombros humeantes de una de las primeras construcciones relevantes que tenía este pueblo cafetero fundado por colonizadores antioqueños que con 46 años (*5), ya rondaba por los 52 mil habitantes y había iniciado su transformación urbanística empujada por el café y la llegada del tren.

Concurso público. Con la indemnización que pagaría la Compañía Colombiana de Seguros, ese mismo año la Alcaldía Municipal de Armenia sacaría los pliegos del concurso público para la nueva Plaza Central de Mercado cubierta y destinaría un lote de 4 manzanas de 28 mil m2, comprendido entre las carreras 16 y 18 y las calles 15 y 16.

ABC, la firma ganadora. El constructor italiano Antonio Bernardi (*1), el arquitecto Lino Jaramillo y el escultor Roberto Henao, estos dos de Armenia, ganarían la licitación para construir una central de aprovisionamiento de víveres de gran dimensión y muy innovadora para ese momento de la arquitectura en Colombia, con pórticos abovedados de concreto reforzado, especialidad de la firma ABC del ingeniero italiano. Cuentan que su diseño art deco estaba inspirado en el Pabellón de Francia en la Exposición Universal de París de finales del siglo XIX.

Dos años de obras. Los armenios serían testigos de la magnitud del complejo que construía la firma ABC a partir de 1936, sobre el terreno delinearon calles interiores peatonales y para el descargue de los productos, y alrededor de la Plaza trazaron vías exteriores amplias que permitían el parqueo y la circulación de automóviles y camiones. A diario Antonio, Lino y Roberto supervisaban como se levantaban los 4 gigantes pabellones, con cubiertas altas y estructuras aporticadas.

Los rasgos característicos del art deco se manifestaban en la volumetría y en los elementos decorativos de la torre de acceso.

La torre vigía. Sobre la Calle 17 emergía la torre administrativa con elementos decorativos art deco, ésta sería por medio siglo el edificio más alto de la ciudad, pintado con los colores de la bandera del departamento. Para 1938, la firma ABC entregaría la nueva Plaza Central de Mercado pública para celebrar el cincuentenario del municipio.

La Plaza floreció. Era el centro de la cultura cuyabra, el lugar de encuentro de amas de casa, comadres y empleadas del servicio quienes, con canastos en mano, se enterarían ahí de las noticias del día y los chismes del barrio, y se aprovisionarían cómodamente en el pabellón correspondiente de carnes de cerdo y res y aves de corral, frutas y verduras frescas, granos y cacharros. Se convertiría en un polo de desarrollo, un pujante centro de acopio, comercio y almacenamiento del café y productos agropecuarios donde campesinos, cafeteros, mercaderes y comerciantes de la región establecerían sus locales hacía las calles, donde llegarían los buscadores de oportunidades y se instalarían los transportadores y hacia finales de los cuarenta, los jeeps Willys de los cafeteros.

Los Bernardi se despiden de Armenia

En ese mismo 1938, Antonio Bernardi recibiría a su hijo menor, Mainardo (*), el 19 de febrero; su firma constructora ABC entregaría a Armenia uno de sus edificios más emblemáticos, la Plaza de Mercado y él cumpliría 10 años como actor transformador de un pueblo de bahareque a una ciudad en plena evolución, con el desarrollo de significativas obras urbanísticas y un sin número de edificaciones de diferentes usos en ferroconcreto.

Sin embargo, la vida de los Bernardi Ospina empezaría a resquebrajarse en Armenia, ya que para esos años ganarían terreno las ideas regionalistas al interior de esa sociedad que primero les abrió sus puertas, pero que ante el prestigio y el éxito de su firma constructora algunos sectores fraguarían una campaña de desprestigio contra el ingeniero italiano. Estos hechos llevarían a Antonio y Camila a tomar una decisión que cambiaría para siempre el curso de la vida familiar. Retirarían del colegio a Regina, su hija mayor, venderían la maquinaria de la firma ABC y la residencia edificada por Antonio en el parque Uribe y encargarían al mayordomo de su finca ´La Rústica´ en Circasia.

Con sentimientos encontrados esta pareja le diría adiós a Armenia para emprender una nueva vida en Ibagué y luego en Bogotá, justo cuando las sombras de la Segunda Guerra Mundial empezarían a posarse sobre Antonio y Camila y sus cuatro hijos.

La Plaza elevada a Monumento Nacional. Hacía ya 18 años que Antonio Bernardi había fallecido, cuando su familia residente en Cali, se enteraría en octubre de 1995, que había sido declarada Monumento Nacional por el Ministerio de Educación, la Plaza de Mercado de Armenia con otros 16 inmuebles representativos del patrimonio arquitectónico moderno en Colombia. Esa buena nueva parecía anunciar aires de renovación urbana para la edificación y la zona, que se habían ido deteriorando con el paso del tiempo al punto que los armenios ya no eran conscientes del valor de su Plaza.

La estocada final. El terremoto que sacudió al eje cafetero, el lunes 25 de enero de 1999, y que dejaría una estela de víctimas y devastación, sería la tragedia que aprovecharía la Administración Municipal para pasar por el alto la recomendación del Consejo de Monumentos Nacionales de no demoler la Plaza, porque prevalecían los valores patrimoniales, urbanísticos y arquitectónicos de la edificación. Fue un golpe seco el que se escuchó el 20 de abril de 1999 a las 6 de la tarde, en pocos segundos y a mansalva, se borraría una parte muy representativa de la memoria de los años 30 de Armenia y de Colombia.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao.  Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia Bernardi Ospina se han reconstruido las vivencias de la familia Ospina Mejía en esa época. *A la arquitecta María Eugenia Beltrán por la recopilación y visibilización de la obra que ha hecho de Antonio Bernardi en diferentes investigaciones. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina y arquitecta Beltrán Franco.

 (1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970). (*3) Mainardo Bernardi Ospina, nació en Armenia el 19 de febrero de 1938 y falleció en Cali el 28 de enero de 2011.

(*4) Plaza de Mercado de Armenia construida entre 1936-1938, por Antonio Bernardi, Lino Jaramillo y Roberto Henao, fue declarada primero Monumento Nacional por el Decreto 1802 del 19 de octubre de 1995 del Ministerio de Educación y luego ratificada como BICN (Bien de Interés de la Nación) por el Ministerio de Cultura Fue demolida el 21 de abril de 1999 en un decisión controvertida por la Alcaldía.(*5) Armenia, fundada en 1889 perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, en la actualidad es capital del departamento de Quindío y una de las principales ciudades del eje cafetero colombiano. El nombre proviene del país euroasiático.

Documentos de consulta.  (6*)Armenia. Albúm de fotografías editado por la Cámara de Comercio de Armenia en los Talleres VIGIG en 1936, de los principales aspectos de Armenia, urbanos y rurales con apuntes cortos de explicación. Testimonio de una ciudad en permanente evolución. Investigación de la arq. María Eugenia Beltrán Franco, Beca Convenio Andrés  Bello 1999 y publicada 2006. El  Libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez, fue el documento base para escribir sobre las obras de Antonio Bernardi en esa ciudad, donde se describe con una ficha técnica, que obras están aún en pie y cuales fueron demolidas por diferentes circunstancias. Armenia enclave exportador de café 1927-1959 de Gonzalo Alberto Valencia, Miguel Ángel Rojas y María Eugenia Beltrán, publicado por el Ministerio de Cultura 2016. Armenia, Pereira y Manizales: reseña histórica de su desarrollo urbano durante el siglo xx del arquitecto Andrés Eduardo Satizabal Villegas.

Los primeros años y las construcciones de Antonio Bernardi en Armenia, entre 1929 y 1938.