“Cuarentena con Venecia, una señora muy delicada, muy exclusiva y bella”: Pil, artista mejicana (Parte I)

Por Irene Garcés Medrano*. La mañana del 23 de julio de 1994, los novios salieron del Palacio de la Alcaldía al lado del Gran Canal, les esperaban amigos en góndolas que los condujeron hasta el informal banquete nupcial, en el patio interno de una tradicional trattoria veneciana, donde aguardaban parientes y cercanos.

En esa jornada luminosa, los recién casados con una eufórica comitiva, recorrieron callejones sinuosos que, a veces se abren en grandes espacios, llamados “Campos”, cruzaron canales en cuyas aguas se reflejan casas y monumentos, hasta llegar a una calle ciega que asemeja a una plaza, donde una pareja de anfitriones cómplices reciben en su casa, a los nuevos huéspedes con música, especialidades locales y más copas.

Imágenes de la pintora y arteterapeuta, Pil

Abrazos y besos mientras se brinda, se canta en dialecto y cuando la temperatura sube, también se juega al aire libre en esa Venecia contorneada de agua, y con el calor, como niños con el agua, en una especie de guerra improvisada de todos contra todos, como en un divertido rito propiciatorio, que refresca y también celebra la unión entre un veneciano y una mejicana, cuyos acentos similares en su cadencia cantarina, hace pensar que se trata de dialectos siameses separados al nacer, y por cosas del destino, crecidos en continentes distantes.

Hoy hace 26 años de ese convite, y que encontré a la protagonista de esta historia, Concepción García Sánchez, conocida por todos como Pil, su sonrisa que le enfatiza dos graciosos hoyuelos en las mejillas, sigue igual, como su pasión por rescatar la función social del arte. Mientras nos cuenta su experiencia como arte terapeuta, la emoción le ahoga las palabras a esta socióloga, egresada de la UNAM, madre de dos adolescentes, que con nostalgia describe a Venecia, la ciudad que la acogió, y sus inquietudes durante la cuarentena decretada en Italia por la Pandemia de Covid19.

IG: ¿Qué efecto le hizo ver a Venecia sin turistas? CG: Fue impresionante ver como en poquísimos días la ciudad quedó vacía. Los primeros días era fantástico disfrutar la ciudad con menos gente, hasta que las medidas se hicieron más estrictas. Llegó un momento en que salías solo para hacer compras. Sacabas el perro y no veías una persona. Fue conmovedor ver como Venecia se recuperó. ¡Cuánta belleza! Una belleza fuera de lo normal, el aire limpio, el agua quieta, porqué hasta ahora siempre la había visto con olas. Agua límpida, sin barcas, escuchar los ruidos lejanos, fue muy loco empezar a ver más animales y cosas así. Una sensación rara.   

IG: ¿Es una alegría o una pena vivir en una ciudad tan visitada? CG: Venecia por una parte, la amas porqué es una ciudad maravillosa y por otra parte, la sufres. Soy mejicana, emigrante, pero quien nació aquí, sabe cómo era su ciudad y en lo que se ha transformado, les miras el rostro y notas tristeza, la sensación de algo que amas que se está extinguiendo.

IG: ¿Cómo es Venecia hoy? CG: Las autoridades concentraron todo en una economía basada en el turismo, y ahora, sin turistas es un desastre. Las consecuencias económicas serán dramáticas.  Noto con tristeza,  que ya están los buitres que dan vueltas alrededor de la presa, los especuladores que se dan cuenta de que con la crisis ahora es fácil comprar. Ya de por sí, la administración local estaba vendiendo algunas propiedades históricas que ahora están en manos de norteamericanos, chinos, japoneses, alemanes, franceses e ingleses. En este momento la especulación está abierta de par en par, y si fuera una inversión inteligente con la idea de hacer algo por la cultura o los venecianos, pero lo que interesa es abrir hoteles y más hoteles.

IG: ¿Será posible rescatar a Venecia del declive que describe? CG: Espero que esto que pasa sirva de experiencia, por qué no podemos hacer de Venecia solo una ciudad turística. Se trata de un museo a cielo abierto, sus habitantes la viven y quisieran preservarla. Habría que regresar un poco a lo que era antes; promover la presencia de residentes y la vida de la ciudad. Eso sería lo más sabio para salvarla. Si persisten en un proceso de especulación Venecia va a morir. Porqué ya estaba muriendo, este fue solo un pequeño respiro, pero si persisten no creo que aguante mucho porqué Venecia es una señora muy delicada, muy exclusiva, muy bella, merece y necesita muchos cuidados.

IG: ¿Cómo se vive en Venecia? CG: Cuando llegué en el 94 tuve la ocasión experimentar una realidad realmente veneciana. En ese entonces, todavía habían fiestas en las plazas, conciertos, eventos en la calle; en el verano se iba a la playa, nos preparábamos para la fiesta del Redentor, una de las manifestaciones más sentidas entre los venecianos, era una ciudad bastante viva, habían  80 mil residentes, ahora quedamos 53 mil. Mucha gente se ha ido. Venecia era paradisiaca, tenía problemas como todas las ciudades, pero permitía un ritmo de ciudad a nivel humano, en la calle caminabas, saludabas, ibas a tomar algo, el spritz, (aperitivo típico de los venecianos), terminabas borracho nada más de dar vueltas por tantas callecitas. Todo esto con los años cambió muchísimo.

IG: ¿El turismo es un arma de doble filo en una ciudad museo? CG: Los alcaldes promovieron una economía que no respetaba la vida de la ciudad en relación a sus habitantes. La economía se concentró en promover la vida ligada al turismo: servicios, transportes, restaurantes, tiendas, souvenir, cosas que ya existían pero que se potenciaron cada vez más, hasta sofocar el comercio local. Venecia no es solo máscaras y vidrio, había otras manufacturas, otras artes que han ido desapareciendo. Luego la Laguna es hermosa, pero no olvidemos que estamos cerca de Marguera con hoteles que fueron creciendo. Llegó un momento en que cada hotel por ley tenía que tener su fosa ascética, pero muchas veces, algunas casas descargaban las aguas residuales directamente en los canales, un problema sobre todo en ciertos periodos del año, cuando el nivel del agua es bajo. Antes periódicamente limpiaban los canales; los vaciaban por completo, resanaban las fundamentas, son años que no veo que lo hagan.  Se intensificó el tráfico, más barcas, taxis, góndolas, más de todo hasta llegar a las grandes naves, que fueron el colmo.  Empezaron a venir cada vez más grandes, hasta que llegaron cruceros gigantes, que es una cosa alucinante. Insoportable e intolerable para esta ciudad.

IG: ¿Por qué se oponen a los cruceros? CG: La entrada de grandes naves se volvió parte de la economía de la ciudad, había muchas contradicciones que degeneraron en una lucha interna entre quienes defendíamos la laguna y quienes justificaban estos cruceros por el beneficio económico. Al comienzo, la mayor parte éramos contrarios, pero hoy día somos muy pocos. El año pasado, después del accidente de un crucero que chocó contra una barca, más de 10 mil personas participamos en una manifestación.  Al día siguiente, como si nada, llegaron de nuevo las grandes naves.

IG: ¿Por qué cada vez más  habitantes abandonan Venecia? CG: Lentamente empezaron a eliminar servicios, me viene en mente el CZ, un espacio de la alcaldía destinado a las actividades de las asociaciones, ahora lo privatizaron, la misma municipalidad que era la que gestionaba toda la problemática local, desapareció con otros entes destinados a los ciudadanos. Algunas escuelas para la primera infancia se cerraron. Entonces, con menos servicios, mucha gente hizo de todo para irse y quedamos menos. Mercados históricos como el Rialto, se reducen cada vez más, ahora quedan pocos puestos. Es triste.

IG: Su actividad le exige contacto con el mundo externo, ¿es un riesgo? CG: Mi cuarentena empezó en modo un poco incierto, mientras decidían si cerraban o no, me preocupaba tener que ir a trabajar en un ambiente donde era posible que se presentara algún caso del virus Covid 19. Luego me llegó una email informando que suspendían los talleres de arteterapia porqué encontraron casos de coronavirus en el hospital. Pero no sabía que había entrado en contacto con una persona positiva. Pasaron los días, me sentía bien, y como no tenía ningún síntoma del virus, entonces pensé que no tenía por qué preocuparme. Además, en esos momentos prefería quedarme en casa con mis ´chamacos´.

 IG: ¿Cómo pasó el periodo de la cuarentena? CG: Limpié todos los rincones y los vidrios, arreglé el ropero. Tenía muchas ganas de pintar y como antes nunca tenía tiempo, pues aproveché la cuarentena, pinté  4 telas y me divertí haciéndolo. Me dediqué  a sembrar planticas. En los primeros días de primavera me vinieron a visitar las abejas! Fue algo que me llenó el corazón, porqué percibía que aun siendo un momento dramático, por la cantidad de personas que fallecieron, era también un momento de regeneración de la tierra. Sabes que las abejas están extinguiéndose y ver abejitas que llegan hasta tus flores, fue un regalo de la vida.

1.Estos son tapabocas confeccionados por Pil durante la cuarentena, para ella y sus hijos.

IG: ¿Complicado conciliar sus necesidades con las de sus hijos? CG: Traté siempre de no perder el ritmo biológico; levantarme temprano, meditar, desayunar con mis hijos, hacer deberes, sacar el perro. Preparar la comida, meditación en la tarde, mis ejercicios, ver una película juntos. Y los chicos seguían sus lecciones por internet. Mi hijo mayor practica canotaje se lesionó el hombro el año pasado, aprovechó para hacer sus ejercicios hasta tres horas seguidas. Se volvió casi un yogui, super elástico, un día hasta le comenté, ¨hola qué onda contigo, como has cambiado¨. Estas fueron cosas muy positivas de la cuarentena. Aunque él está altísimo lo sigo viendo como mi niño, pero llegó un momento en que sentí que no lo conocía por qué estaba cambiando demasiado rápido. Y la cuarentena nos obligó a conocernos, porqué la cotidianidad no te lo permite; tienes que ir a trabajar, a la escuela, a hacer esto, hacer lo otro. Se fue creando una sintonía que nos permitió tener cierto ritmo biológico, de mañana, tarde y noche, nunca dormí en la tarde, jamás. Aunque tuve momentos de bajón, de miedo, pero el miedo es una sensación que debe ser observada y afrontada. 

IG: ¿Qué es lo que más la asusta de esta pandemia? CG: La confusión que generó, porqué el cambio de la vida fue muy rápido, en cuestión de semanas pasamos de tener toda la libertad a estar encerrados. Y coincidió en que llegaron a Europa 20 mil soldados de EE.UU. Pensaba ¿qué venían a hacer?  Parecía casi una conspiración. Se publicaban noticias que describían un complot. ¿Qué si los chinos? ¿Qué si “los gringos”? ¿Qué si el virus se les escapó de un laboratorio? ¿Que si en Wuhan había manifestaciones por el ambiente y les crearon este virus para detener todo? ¿Qué si la Organización Mundial de la Salud (OMS) está de acuerdo con las farmacéuticas? ¿Qué si la vacuna? en fin, demasiado, por eso hablo de confusión.

IG: ¿Llegó a temer por su vida? CG: Como mejicana, la muerte en sí misma no me da miedo, pero me preocupa el sufrimiento que puede causar. Y con lo que vimos que pasó en Italia, sobre todo en Lombardía, la cantidad de muertos, cuando superada una cierta cifra llegó el ejército a llevarse todos los cuerpos. Eso para mí fue como un boletín de guerra. Si quieres a tu familia, en ese momento lo único que podíamos hacer era cuidarnos y estar en casa.

IG: Italia vive la Fase II de la reapertura… CG: Me preocupa que quien gobierna se aproveche, que utilice el miedo para controlar. Ya nos tienen controlados, pero de otro modo, no así tan drásticamente. Pero que te dejen encerrado en casa, que sepan con quien vives, tus datos, con todos tus movimientos, pues eso ya no es ciencia-ficción sino cínico-control. Lo de las  vacunas, no es que me guste, porque allí entra la cuestión económica de las farmacéuticas. Mi temor es el nuevo orden mundial, que ya estábamos yendo hacia allá pisoteando la madre tierra, destruyendo, se detuvo el tiempo para darle un respiro a la tierra.

IG: ¿Cuál es el la enseñanza de esta tragedia? CG: Creo que el coronavirus nos cambió la vida profundamente. No solo a nivel de economía sino también dentro de nosotros. Nos obligó a estar con nosotros mismos. Entre las consecuencias dramáticas, las mujeres que murieron durante esta cuarentena a causa de la violencia doméstica. Agradezco a la vida que hoy estamos bien, y que si es así, hay que tratar de reconstruir lo que venga, sin perder la dignidad de ser humano

IG: Y el futuro? CG: La consecuencia de esta pandemia será la recesión económica que nos afectará a todos. Realmente no sabemos cómo será el futuro, es un periodo en el que vivo el día a día. Y si puedo hago cosas buenas, pequeñas o grandes cosas.

* Caleña radicada en en norte de Italia desde hace casi tres décadas, comunicadora, hortelana, cocinera y viajera por convicción. irenegarces1000@gmail.com

Ambalema en el río Magdalena: entre los Andes colombianos, un rincón del paraíso para ser preservado

Por la arquitecta italiana Olimpia Niglio*. En 1825 en Londres, Josiah Conder publicó el volumen El viajero moderno, una descripción popular, geográfica, histórica y topográfica de los distintos países del mundoColombia. El trabajo era parte de una colección editorial que Conder había dedicado a algunos países del mundo; entre ellos Colombia, incluidos, en ese momento, también los países vecinos actuales, Venezuela y Panamá. Obviamente, todo esto estaba relacionado con la situación geopolítica de la época que se refería a lo establecido por el Congreso de Cúcuta de 1821 en el que se promulgó una Constitución cuyo objetivo principal había sido crear la República de Colombia. que incluía los territorios actuales de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.

Ambalema, mapa turístico del centro histórico a lo largo del río Magdalena

En el volumen reservado para Colombia, un capítulo se dedicó por completo al viaje emprendido por la ciudad de Cartagena de Indias a lo largo del río Magdalena para luego llegar a la ciudad de Bogotá ubicada en la meseta de la Cordillera Oriental a más de 2600 metros sobre el nivel del mar. En realidad, todos los barcos procedentes del oeste y, por lo tanto, del continente europeo llegaron al puerto de Sabanilla (actual Puerto Colombia en el norte del país). Aquí los marineros volvieron a embarcarse en pequeñas embarcaciones que cruzaban el río Magdalena para desembarcar en puertos internos y desde las cuales, a través de pistas de mulas, llegaban a los principales centros urbanos, muchos de los cuales se fundaron en las alturas de las tres cordilleras. La importancia de este río desde la antigüedad fue evidenciada por la rica presencia, que aún persiste, de los asentamientos de vivienda y producción.

En el departamento de Tolima, a orillas del río Magdalena, hay importantes centros coloniales como Honda, Mariquita y Ambalema. Honda se menciona a menudo en las crónicas históricas porque aquí los barcos cuyos pasajeros tuvieron que continuar el viaje para llegar a Bogotá aterrizaron aquí. Una vez que llegó al puerto de Honda, el viaje continuó a lomos de mulas, subiendo por senderos muy empinados de la Cordillera Oriental de los Andes, llegando, sin algunos problemas y dificultades, a Bogotá.

Ambalema. Río Magdalena (Olimpia Niglio, 2014).

En el norte del departamento de Tolima, cerca del puerto de Honda, el 15 de agosto de 1627, el Dr. Lesmes de Espinoza Saravia fundó la ciudad de Ambalema de Tomás Bocanegra . Esta ciudad siempre ha gozado de una posición geográfica extraordinaria: se encuentra a lo largo de las orillas del río Magdalena, donde el territorio altamente plano está protegido por la cordillera de los Andes y el clima, aunque fuertemente húmedo, siempre ha favorecido el desarrollo de muchos productos agrícolas, en particular arroz, algodón. y tabaco.

Gaspard Théodore Mollien , erudito francés, que hizo un viaje a Colombia en 1823, en su libro Viaje a la República de Colombia realizado en 1823 por el Sr. Mollien (trabajo traducido por el Prof. Gaetano Barbieri y publicado en Nápoles en 1831) realzó la belleza natural de Ambalema y su patrimonio histórico-arquitectónico, como la antigua iglesia de Santa Lucía construida a mediados del siglo XVIII, la gran casa colonial llamada «Casa Inglesa» para la gestión de las actividades de producción, el primer Banco del Comercio del país que se ocupó de la comercialización del tabaco y su exportación y, sobre todo, de la «Casa de la Moneda», que fue la primera en acuñar dinero en Colombia.

Las casas que se pueden ver hoy son el resultado de la reconstrucción después del incendio de 1825. La característica principal de estos edificios es la estructura de «bahareque», es decir, la estructura en el forex y la tierra, con un techo de tejas. La tipología típica incluía una casa con un patio interno central y la fachada que daba a la carretera principal caracterizada por una galería que no solo era necesaria para protegerse del sol sino que también constituía una extensión de la casa hacia el exterior. Bajo este mismo espacio, las hojas de tabaco se secaron. Este tipo de vivienda sigue siendo típica de todos los Ambalema, con la excepción de las casas más recientes, fuera del centro histórico.

2. Casas tradicionales en el centro histórico (Olimpia Niglio, 2014). 3.Ambalema, área afectada por el proyecto de cementación. La Fundación Amigos de Ambalema Viva está trabajando para salvaguardar este paraíso. (foto de Oscar Mauricio Reyes, mayo de 2020)

A principios del siglo XX y precisamente en 1919, comenzaron los trabajos de construcción en la línea ferroviaria entre Ambalema e Ibagué, la capital del Tolima. Esta fue la ocasión durante la cual se construyó la estación de ferrocarril de Ambalema (1921) que entre 2009 y 2016 fue objeto de importantes estudios en el campo de las actividades de investigación coordinadas por la Universidad de Ibagué y seguidas por la Fundación Amigos de Ambalema Viva. Este trabajo permitió restaurar la antigua estación y asignarla a la Casa de la Cultura.

Ambalema, antigua estación de tren

Pero Ambalema, así como muchas áreas del Departamento del Tolima, ha sido un territorio muy importante desde la antigüedad para ser un área humedal. Estas son áreas pantanosas que regulan los sistemas hidrográficos y, gracias a su comunidad biótica, atraen una gran cantidad de aves y proporcionan hábitats para especies como mamíferos, reptiles, anfibios, peces e invertebrados, sin olvidar que hay otros aspectos que tienen una enorme importancia. para las sociedades: tanto desde el punto de vista económico y cultural, como desde el punto de vista científico y recreativo. 

Estos territorios proporcionan a las aves locales entornos en los que vivir y reproducirse, y las aves migratorias descansan en lugares donde pueden reponer fuerzas gracias a la riqueza biótica del humedal que les ofrece abundantes recursos alimenticios. Estos humedales también tienen otras funciones que no son evidentes: control de inundaciones, recarga y descarga del acuífero, control de la erosión, retención de sedimentos, retención de nutrientes, estabilización del microclima y algunas cada vez más importantes en la sociedad urbanizada, como sitio de recreación y turismo e investigación científica. También albergan una flora especializada que sirve como alimento y soporte para las aves. Este es el caso de las cañas, algas, bocadillos, lechuga de agua, así como el fitoplancton y el zooplancton, fundamentales para la vida del pantano. y algunos cada vez más importantes en la sociedad urbanizada, como la recreación y el turismo y el sitio de investigación científica. También albergan una flora especializada que sirve como alimento y soporte para las aves. Este es el caso de las cañas, algas, bocadillos, lechuga de agua, así como el fitoplancton y el zooplancton, fundamentales para la vida del pantano. y algunos cada vez más importantes en la sociedad urbanizada, como la recreación y el turismo y el sitio de investigación científica. También albergan una flora especializada que sirve como alimento y soporte para las aves. Este es el caso de las cañas, algas, bocadillos, lechuga de agua, así como el fitoplancton y el zooplancton, fundamentales para la vida del pantano.

Aunque el centro histórico de Ambalema fue declarado «Monumento Nacional» el 5 de marzo de 1980 y, en consecuencia, todas las intervenciones de mantenimiento y restauración que afectan a esta área están comprendidas en la regulación No. 264 de 1963, así como en la ley nacional No. 397 de 1997, en los últimos años, este patrimonio extraordinario ha sido ofendido y desfigurado.

Hoy más que nunca está en gran peligro debido al «egoísmo material» del hombre que está interesado en extraer recursos importantes para la vida de este paisaje extraordinario cada vez más atacado por la negligencia, el desinterés y los negocios corruptos de las administraciones gubernamentales locales y que operan solo sobre la base de ganancias destinadas a unos pocos. Por último, pero no menos importante, un terrible proyecto de cementación del largo río en el centro de Ambalema, aprobado por las administraciones locales, con el fin de erradicar una inmensa cantidad de árboles para construir un embarcadero para los barcos fluviales.

Este territorio tan rico en historia y recursos naturales merece ser incluido en un proyecto más amplio para mejorar el Paisaje Cultural con una participación más cuidadosa del Ministerio de Cultura y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para activar proyectos de reforestación, para incentivos para la agricultura, la mejora de los humedales con sus respectivas flora y fauna, así como programas de educación escolar e incentivos culturales con el apoyo de las principales academias universitarias del Tolima.

Un volumen reciente publicado por la Universidad del Tolima editado por César Valendia, «Hábitat, paisaje y territorio de Tolima»  nos ha permitido desarrollar algunas observaciones y proyectos que esperamos se activen pronto con el apoyo de la Fundación Amigos de Ambalema Viva para devolver a este rincón del paraíso su correcta dimensión natural y dignidad humana.

  1. Foto de portada. El río Magdalena visto desde Ambalema (Adam Rainoff, 2019).

Artículo publicado en Frontiere Rivista Di Geocultura de Olimpia Niglio Arquitecta por la Universidad de Napoli «Federico II», doctora en historia de la arquitectura y profesora en la Hokkaido University, Japón. Es miembro de ICOMOS-UNESCO para el patrimonio mundial. Traducción Gloria Aponte

El cerco del Gobierno Colombiano al constructor italiano, Antonio Bernardi, durante la Segunda Guerra Mundial

La historia de Antonio Bernardi De Fina (1*) en Colombia durante el conflicto bélico mundial más sangriento del siglo XX, es como la de muchos inmigrantes italianos que vivieron una época verdaderamente complicada en los países del continente americano donde habían echado raíces.

1939. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial ya era reconocido el trabajo innovador de este constructor italiano de 39 años, en tres regiones del país donde dejó su impronta. En  Manizales (a*) con Papio Bonarda & Co (c*) y en Armenia (b*) e Ibagué con su propia firma (2*), introdujo las estructuras de ferro concreto en las obras que edificó con un estilo contemporáneo y perdurables en el tiempo, tres de ellas fueron declaradas muchos años después BICN (Bien de Interés Cultural de la Nación – d*). Asimismo, Bernardi le cambió la cara a estas tres ciudades desde el aspecto urbanístico ya que pavimentó sus calles centrales en concreto e instaló las redes domiciliares subterráneas de acueducto y alcantarillado (*3).

Patrimonio y familia. En esos 13 años que llevaba residiendo en territorio colombiano, Antonio creó un sólido patrimonio económico y se casó con la normalista caldense, Camila Ospina (1a*), con quien tenía cuatro hijos colombianos, Regina (10), Gladys (8), Italia (4) y Mainardo (1). En medio de la incertidumbre, él tomó medidas para proteger a su familia italiana en la medida de sus posibilidades, recibió en su casa y oficina de constructor a su sobrino mayor, Teodoro Bernardi,  de 18 años, quien viajó para evitar ser llamado a filas por el ejército italiano; y envió hasta Ponte Nelle Alpi (Belluno) con recursos para mamá Regina (4*) a su hermano menor, Mainardo (5*), con quien había trabajado en Manizales y Armenia.

10 de junio de 1940. Hacía pocos meses la familia se había instalado en Bogotá, cuando Camila escuchó un ´extra´ por la radio, ¨la Italia fascista ingresaba oficialmente a la guerra al lado de la potencias del Eje¨. Ella misma aún no dimensionaba el gran riesgo que su esposo italiano corría en su país. Él, por su parte, a la preocupación constante por la suerte de su familia italiana ante la escasez de cartas que llegaban de cuando en vez y censuradas, ahora se le sumaba el bienestar de su familia colombiana y el acceso al trabajo. 

Colombia: «neutral, pero no indiferente«. El gobierno liberal de Eduardo Santos (1938-1942) fijó su posición en concordancia con EE.UU., declaró enemigos potenciales a japoneses, alemanes e italianos que vivían en el país, quienes para la época sumaban unos 12 mil, de ellos unos 1.500 italianos. A partir de ese momento se empezó a sentir la mano dura contra estas tres comunidades.

Amico & Bernardi en Bogotá. ¨Al estallar la Guerra la situación de mi papá se volvió muy difícil, nos fuimos a vivir a Bogotá en 1940, donde constituyó la firma Amico & Bernardi con su amigo italiano Mario Amico, quien en su condición de nacionalizado, sí podía negociar con el Estado. Las oficinas eran en el Edificio Cubillos, con ellos ingresó a trabajar mi primo Teodoro, quien era dibujante¨: evoca Italia Bernardi.

Antonio y Camila intentaban llevar una vida normal, matricularon a Regina, Gladys e Italia en el Colegio El Carmelo y se blindaron con un círculo íntimo integrado por la hermana, Teresa Ospina y su esposo, el mecánico italiano, Mario Mirkow y el matrimonio de Natalia Sorzano y Mario Amico.

Regina Bernardi, quien para ese entonces tenía 11 años, añade: ¨la época de la Guerra fue muy dura y de muchas privaciones, como mi padre no se nacionalizó como hicieron muchos, no podía participar en licitaciones públicas. Se le impidió movilizarse libremente por el territorio nacional, cada 8 días debía reportarse y la Policía irrumpía en nuestra casa en cualquier momento. Nos prohibieron tomar clases de italiano y las reuniones de la colonia italiana¨.

Diciembre de 1941. La tensión diplomática fue subiendo a alerta naranja y así lo registró la prensa mundial y nacional, un día los titulares se centraron en la lista negra de personas y empresas que emitió EE.UU., otro día se enfocaron en el ataque japonés a la base de Pearl Harbor, y luego dedicaron páginas enteras a la declaración de guerra de Norteamérica a los países del Eje.

Colombia no se quedó atrás, rompió relaciones con Alemania, el Imperio del Japón y el Reino de Italia, envió soldados para apoyar a los Aliados; y firmó un decreto en enero de 1942 para congelar cuentas bancarias, embargar comercios y confiscar bienes de alemanes, italianos y japoneses domiciliados en nuestro país «para resarcir a Colombia por los perjuicios de guerra«. (*6)  

Un cerco asfixiante. ¨Todos los bienes a nombre de mi padre, como la maquinaria, fueron decomisados. Se salvaron una finca cafetera en el municipio de Circasia ( e*- Quindío) y nuestra residencia en el Bosque Calderón Tejada en Bogotá, que estaban a nombre de mi madre. Su movilización en el país estaba limitada a Bogotá, donde permanentemente era requerido por la Policía y registrado con el objeto de saber si tenía propaganda política. En nuestra casa había un afiche de Mussolini que fue escondido bajo la cama de la empleada del servicio hasta que terminó la guerra¨: agregó Italia Bernardi.

La presidencia turbulenta de Alfonso López Pumarejo (1942-1945). Entre 1942 y 1943 la opinión pública nacional aplaudió la expulsión de buena parte de los ciudadanos del Eje y se atemorizó cuando la batalla naval del Atlántico extendió sus tentáculos hasta cerca de la Isla de San Andrés, donde aparentemente submarinos nazis hundieron tres goletas colombianas: Resolute y Roamar, en junio y julio de 1942 y Ruby, en noviembre de 1943. La mayoría de los colombianos aprobó que para finalizar ese año, el gobierno declarara el ¨estado de beligerancia¨ y ordenara la detención de los alemanes y japoneses que vivían acá.

A pesar de todas las medidas, Antonio Bernardi y los arquitectos constructores, Salomón Aquino y Mario Amico, con la firma ABC, lograron construir obras importantes en Bogotá. La sede de las Hermanas Maristas, detrás del Palacio Presidencial; varios edificios: Stella (Cra 6 con Calle 11), La Salle en Chapinero y Colón en el centro. Y estructuras para el Matadero Central y residencias familiares.

Campo de concentración de Fusagasugá. Cuando la guerra entró en el quinto año, la peor amenaza estaba aún por llegar a la casa de los Bernardi, cada día rezaban para que el papá no fuera confinado en el campo de concentración que el Gobierno habilitó entre 1944 y 1945,en el hotel Sabaneta de Fusagasugá, a unos 80 kilómetros de Bogotá. Y donde permanecieron recluidos alrededor de 100 ciudadanos alemanes, japoneses y algunos italianos, hasta el final de la contienda bélica.

Texto del Diario Oficial del 9 de marzo de 1944: (…) por el cual se señala un Señálese el hotel ¨Sabaneta¨, Municipio de Fusagasugá, Departamento de Cundinamarca como lugar de concentración para extranjeros de que se trata el Decreto, 2643 de 1943 ( …)

La posguerra. El mes de mayo de 1945 marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de los países del Eje, pero para nada el retorno a la normalidad y menos, de la paz. Con los años de la posguerra llegó un nuevo orden mundial e Italia vivió grandes transformaciones políticas y sociales. Para Antonio, fue trágico el saldo familiar en su patria, un sobrino desapareció en un submarino y su hermano Mainardo Bernardi De Fina, nunca llegó a Ponte Nelle Alpi para apoyar a la familia, fue brutalmente asesinado en el puerto de Guayaquil.

En Colombia, a los ciudadanos del llamado Eje, el gobierno no les devolvió las propiedades confiscadas y las escrituradas a amigos o socios, salvo excepciones, tampoco retornaron a sus dueños originales. En los meses y años que se sucedieron, cada vez fueron más persistentes la tensión y la violencia, que resintieron la vida cotidiana de los Bernardi durante sus 8 años de estadía en Bogotá. Su adiós a la Capital y el retorno a la finca en Circasia se daría luego del ´Bogotazo´en 1948 (*7), para luego dar el salto definitivo a Cali. Esa será otra historia!!!

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina y arquitecta María Eugenia Beltrán.

Fuentes citadas. *Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia se han reconstruido las vivencias de la familia Bernardi Ospina en esa época; y Jorge Alonso Rengifo Bernardi por el trabajo de digitalización del archivo fotográfico de la familia Bernardi Ospina.

FAMILIA BERNARDI OSPINA: (*1) Antonio Bernardi de Fina constructor italiano nacido en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900) y fallecido en Cali, Colombia (25-03-1977). Hijo de Teodoro Bernardi Viller (hijo de Bartolo Bernardi y Yacomina Viller, murió en 1918) y (*4) Regina De Fina Zitran de Bernardi (nació en 1865 y murió en Ponte Nelle Alpi – Belluno en 1955). (1a*Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, en el antiguo Gran Caldas, hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).  Regina Bernardi nació en Manizales el 24 de julio de 1929, actualmente vive en Cali. Gladys Bernardi nació en Manizales el 11 de mayo de 1931 y murió el 8 de abril de 2002 en Cali. Italia Bernardi nació en Armenia el 18 de enero de 1935, actualmente vive en Cali. Mainardo Bernardi Ospina, nació en Armenia el 19 de febrero de 1938 y falleció en Cali el 28 de enero de 2011.

(1*)

(a*) Los municipios del eje cafetero colombiano, Manizales (fundado en 1849) y (*b) Armenia (fundado en 1889) pertenecían al antiguo departamento del Viejo Caldas (1905 y 1966). (c*) Papio Bonarda & Co, firma italiana de arquitecturaingeniería y construcción, fundada por Angelo Papio y Giancarlo Bonarda, participó en la modernización de Manizales en los años 20: construcción de la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario. En Cali, construyeron el primer palacio de San Francisco y El Palacio Nacional. (d*) Listado de Bienes Declarados Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, actualizado al 5 de diciembre de 2019. Grupo de Investigación y Documentación de Patrimonio del Ministerio de Cultura. (*e) La finca ´La Rústica´ de la familia Bernardi Ospina en Circasia, Quindío, entre 1935 y 1953.

(*e)

(*2) Artículo Teatro Tolima, 80 años de una joya con el sello Bernardi, publicado en el blog La Bernardi,el cual se narra el periodo 1938 – 1940 de las obras construidas por Antonio Bernardi en Ibagué y la vida de la familia en esa ciudad. 

(*2)

(*3) Apartes del libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. Páginas 34 y 35.  (2010).

(4*) Artículo La madre del inmigrante, Regina De Fina de Bernardi (1865 – 1955), publicado en el blog La Bernardi          http://www.labernardi.com/antonio-bernardi/regina-de-fina-de-bernardi-1865-1955-el-coraje-de-la-madre-del-emigrante/

(*5) Mainardo Bernardi de Finanació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (25-5-1905), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Guayaquil (Ecuador) hacia 1940.

(*6) Decreto 59 de 1942, por el cual se dictan normas para el control y administración de cierta clase de bienes. http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?id=1810619

(7*) Artículo Así vivieron los Bernardi Ospina el 9 de abril, publicado en el blog La Bernardi 

Diáspora Italiana en el Mundo – La historia de Italia de la otra Italia

La revista INCONTRI, editada por los Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos, con sede en Bogotá y dirigida por el padre Angelo Plodari c.s, abre Rúbrica, una nueva sección dedicada a los italianos del exterior.

 […] La revista Incontri tiene como propósito intensificar los lazos del colectivo italiano y, tal vez, aunque sea solo por el momento de la lectura, construir una Comunidad: esta es la idea básica de la revista y por lo tanto, es unir tantas vidas de italianos dispersos para hacer una sola familia.

Con estas palabras p. Angelo Plodari, administrador de la parroquia de Nuestra Señora de Pompeya en Manhattan, Nueva York, presentó el proyecto de la revista que nació a la sombra de un oratorio en la ciudad de Valencia, Venezuela. A partir de este año la publicación da la bienvenida a Rúbrica, una nueva sección dedicada a la comunidad italiana en el mundo para conocer y valorar tantas historias de Italia más allá de Italia. 

Desde épocas inmemoriales el hombre siempre ha manifestado interés en trasladarse de un lugar a otro en busca de mejores condiciones de vida. Con el tiempo, ese proceso ha favorecido no solo mutaciones genéticas importantes sino que ha fortalecido la innovación cultural, ya que ha permitido adquirir nuevos conocimientos para la calidad de vida en el planeta.

Las grandes migraciones generadas por factores biológicos y culturales, han producido efectos muy significativos al interior de las generaciones individuales y han contribuido a conformar la especie humana en todo el planeta.

Remontándonos a una historia más reciente, los mayores flujos migratorios ocurrieron durante el siglo XIX, gracias a los primeros desarrollos tecnológicos que permitieron una movilización masiva de personas de un lugar a otro: pensemos en la construcción de las primeras redes ferroviarias y rutas navales destinadas no solo para intercambios comerciales o conquistas. Así se generaron los primeros diálogos interculturales e intercambios genéticos importantes. 

Sin embargo, muchos de estos fenómenos migratorios al principio estaban conectados a factores endémicos, resultado de pandemias o guerras civiles y desastres naturales (terremotos, inundaciones). 

A partir del siglo XIX, más allá de las razones mencionadas, también se han dado por motivaciones culturales: interés por conocer otras culturas, explorar nuevos territorios para desarrollar oportunidades comerciales, buscar oportunidades de trabajo. Por lo tanto, se registraron numerosos flujos migratorios, sobre todo de Europa a otros continentes, como África, Asia, América y, más tarde, a Australia.

Con referencia a la comunidad italiana, las principales rutas migratorias se dirigieron hacia América Latina, tal vez debido a una cierta homogeneidad cultural, no del todo absoluta pero con la cual fue posible una primera integración. Pero con el paso del tiempo, las diferentes identidades nacionales y las especificidades culturales se han vuelto cada vez más evidentes, tanto así que la emigración europea a América Latina y, en particular, la italiana, aunque buscaba el diálogo inmediato, siempre mantuvo sus características distinguiéndose en diversos sectores productivos y culturales.

Aunque necesariamente ha surgido una sociedad multiétnica y multicultural con el tiempo,  la huella de la raíz italiana en América Latina sigue siendo muy  fuerte y ha dejado una herencia cultural de extremo interés.

Esta sección de Diáspora Italiana en el Mundo busca acercar e invitar a lectores e investigadores a contribuir con historias familiares o con investigaciones sobre la emigración italiana a América para reconstruir, todos juntos, un mosaico extraordinariamente interesante que durante siglos ha unido al mundo. 

En general, todas las migraciones son un fenómeno imponente que afecta a la totalidad de países y pueblos del mundo; no obstante aún no existe una sistematización de la herencia cultural que este fenómeno ha dejado en nuestro planeta.

 A través de esta sección Diáspora Italiana en el Mundo, queremos empezar a construir este mosaico cultural y así dejar un rastro de lo que muchos italianos y otros han hecho en el mundo para mejorar las condiciones de vida de toda la humanidad.

Finalmente, esta sección hace parte del proyecto científico ´Diáspora Italiana en el Mundo´ (´Italian Diaspora in the World´), estructurado en 2015 pero que ya ha visto las primeras experiencias de investigación a partir de 2009. Desde este link es posible visualizar el catálogo de libros internos editados y actividades de investigación científica en curso.

Cómo contribuir a la Rúbrica. Esperamos su contribución, consiste en un texto en formato de 4000 caracteres que incluye espacios, también enviando una imagen de alta resolución relacionada con el tema. Con esto queremos dar voz a Italia en el extranjero contando las experiencias realizadas en todos los sectores: educación, economía, religión, política, sector productivo, cultura, etc. Envía tu propuesta a: medios@scalabrinianoscolombia.orgwww.scalabrinianoscolombia.org

Responsable de la Rubrica: prof. arch. Olimpia Niglio – Director de INCONTRI:  p. Angelo Plodari, C. S.  – Edición Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos – Te esperamos

Artículo publicado en la revista INCONTRI, edición de marzo – abril de 2020. Traducción del texto, colaboración de Liliana Velásquez.

Italia Festeja 75° de su Liberación con ´Bella ciao´

Una mattina mi son´svegliato / O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao
Una mattina mi son´svegliato / E ho trovato l’invasor
O partigiano, portami via / O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao

Este será un 25 de abril diferente, en el 75° aniversario de la liberación de los italianos del régimen fascista y de la ocupación nazi en el marco de la Segunda Guerra Mundial, no habrá discursos ni abrazos, cada uno estará en su propia casa propia pegado al video o cantando “Bella Ciao”, desde balcones y ventanas a las 11 a.m. y 3 p.m.

La fecha del 25 de abril representa simbólicamente la culminación de la fase militar de la Resistencia

´Festa della Liberazione virtual´. A causa de las medidas adoptadas para contrarrestar el Codiv 19,  la fiesta no se celebrará como de costumbre en  la calle y en las plazas sino en modo virtual, a través de la diferentes iniciativas previstas en la Radio Televisión Italiana (RAI) y en las redes sociales.

Al aniversario de la liberación es una fiesta nacional que se celebra el 25 de abril de cada año, es una conmemoración de gran importancia en la historia de la Italia moderna.

Bella Ciao”, el canto símbolo del movimiento partisano será entonado por músicos del Teatro La Scala de Milán.

Hoy más que nunca, el país necesita esperanza, unidad, raíces que sepan ofrecer la fuerza y la tenacidad para poder ver un horizonte de liberación, afirma la Asociación Nacional de Partisanos Italianos (ANPI), en un comunicado a través del cual invita a todos a exhibir el tricolor nacional  y a celebrar esta jornada como un recurso para el renacimiento.  Desde las  11 de la mañana hasta las 3 de la tarde están todos invitados a entonar, desde ventanas y balcones “Bella Ciao”.  

Un momento intenso para estar juntos, con la liberación en el corazón. Con su bella y unitaria energía.

Varios links para ver información de programación y documentales

https://tg24.sky.it/cronaca/2020/04/24/25-aprile-bella-ciao-teatro-scala-milano-video.html

https://www.raiplay.it/video/2017/04/La-Grande-Storia—25-aprile-la-liberazione-2dd6bb8a-22e8-41e9-a140-00cbfa888c90.html

https://bit.ly/3btV2oL

La familia Daconte en la obra de García Márquez

Crónica de un encuentro memorable entre los escritores Gabriel García Márquez y Eduardo Márceles Daconte.

Por Eduardo Márceles Daconte*. Nunca imaginé hasta dónde llegó la amistad y cercanía que Gabo sostuvo con miembros de mi familia Daconte hasta la mañana que lo conocí cuando coincidimos en el Encuentro de intelectuales y artistas de América Latina que se realizó en La Habana en septiembre de 1981. Su primera reacción cuando escuchó mis apellidos fue preguntarme, “¿tú eres de los Daconte de Aracataca?”, y cuando contesté que sí, me sorprendió con un grito que asustó a los presentes en el vestíbulo del Hotel Havana Riviera: “ahora sí se jodió esta vaina, dos cataqueros en La Habana”. Entonces me sujetó por un brazo señalándome un sofá para conversar. “Fíjate –dijo–, yo siempre tuve una sincera admiración y respeto por el inmigrante italiano don Antonio Daconte”.

Elena Nena Daconte, con uno de sus hijos, protagonista del cuento El rastro de tu sangre en la nieve.

Mi abuelo arribó a esta orilla del mar Caribe en Puerto Colombia desde su tierra natal de Scalea, Calabria, sobre la costa del mar Tirreno, a finales del siglo XIX, y se radicó en la apacible región bananera de Aracataca. Por su buen olfato de comerciante, fundó la tienda El Vesubio, frente a la plaza principal, recordando el volcán que acabó con Pompeya. Tiempo después abrió una tienda más grande en el sector de Las cuatro esquinas e hizo suficiente fortuna para comprar La Somalia, una finca bananera, y una docena de casas en aquel pueblo ignorado por la geografía nacional hasta época reciente.

Foto 1. Don Antonio Daconte Fama, amigo y benefactor de Nicolás Ricardo Márquez, abuelo de Gabo en Aracataca. Foto 2. Galileo Daconte, personaje en El amor en los tiempos del cólera.

“De hecho –comentó–, cuando estaba escribiendo Cien años de soledad en México, en un momento que necesité un personaje quise hacerle un homenaje a don Antonio, entonces incluí el nombre de un italiano que llega a Macondo, pero el personaje se me fue volviendo marica, entonces pensé qué iría a decir tu tío Galileo, mi buen amigo de infancia en el Colegio Montessori, cuando leyera la novela y se enterara que el nombre de su padre correspondía a un afeminado que tocaba la pianola, sin duda me daría un puñetazo, me devolví y donde estaba su nombre lo remplacé por Pietro Crespi quien fue en realidad un italiano afinador de pianos que mi mamá conoció en Barranquilla.

Yo siempre sentí una inmensa gratitud por tu abuelo porque fue muy generoso con nosotros, un aliado incondicional de mi abuelo Nicolás, por invitación suya entrabamos gratis al cine Olympia que inauguró don Antonio en el patio de su casa en Las cuatro esquinas. Fue allí en esas bancas rústicas de madera donde comenzó realmente mi vocación por el cine”, comenta y reitera en su autobiografía Vivir para contarla (2002): “Cuando Papalelo (su abuelo materno) me llevaba al flamante cine Olympia de don Antonio Daconte yo notaba que las estaciones de las películas de vaqueros se parecían a las de nuestro tren” (pag. 26). De hecho, eran tan amigos que el coronel Nicolás Márquez fue el padrino de María, la hija mayor de los hermanos Daconte Calle.

Avanzando en su relato recuerda que “cada vez que la película le parecía apropiada, don Antonio Daconte nos invitaba a la función tempranera de su salón Olympia, para alarma de la abuela, que lo tenía como un libertinaje impropio para un nieto inocente. Pero Papalelo persistió, y al día siguiente me hacía contar la película en la mesa, me corregía los olvidos y errores y me ayudaba a reconstruir los episodios difíciles” (pag. 109). Para complementar sus reminiscencias del cine en Aracataca, comenta en su columna La Jirafa de El Heraldo: “Mi héroe, en medio de tantos, fue Dick Tracy. Y además, cómo no, recuperé el culto del cine que me inculcó el abuelo y me alimentó don Antonio Daconte en Aracataca, y que Álvaro Cepeda convirtió en una pasión evangélica para un país donde las mejores películas se conocían por relatos de peregrinos” (página 448).

Un día de 1983 recibí la invitación del poeta Jorge Marel, su organizador, para participar en el 3er Encuentro de escritores costeños en Sincelejo. El poeta Marel me solicitó el favor de extender una invitación especial a Gabo para un homenaje en el seno del encuentro. Gabo estaba por aquella época en Cartagena encerrado en un apartamento de Bocagrande escribiendo su novela El amor en los tiempos del cólera. Cuando lo llamé para comentarle sobre el encuentro me dijo que más bien lo visitara en camino a Sincelejo para almorzar. Fue un reencuentro cálido, como siempre cuando nos encontrábamos, su primera pregunta después de los saludos fue “ajá Eduardo, cuéntame, y qué hay por Cataca”. Yo le respondí que todo estaba bien aunque sufriendo la violencia de guerrillas y narcotráfico en la Sierra Nevada de Santa Marta. De pronto recordé que por esos días había muerto mi tío Galileo, cuando se lo comenté, su rostro se ensombreció por la triste noticia “cómo va a ser, murió mi mejor amigo de infancia, cuánto lo lamento.”

Después conversamos de otros temas hasta que volví a recordarle la cita con los escritores en Sincelejo, pero me recordó que él nunca iba a encuentros ni conferencias, me dijo que sufría de pánico escénico, pero que iba a enviar un mensaje para excusarse. Entonces escribió una nota que Marel leyó en la inauguración del encuentro: “Estoy emocionado y más que agradecido con el homenaje que ustedes me rinden en el Tercer encuentro de escritores costeños, y estoy furioso con esta vida enredada que no me ha dado una tregua para estar hoy con ustedes… Creo que lo que más vale de mi está de todos modos con ustedes, que son los afectos de la tierra, la identificación con tantas cosas bellas –inclusive las más inútiles– y la solidaridad en el propósito de que algún día sean felices todos los seres capaces de respirar, por obra y gracia de la poesía”.

Tiempo más tarde, cuando leí la historia de amores contrariados entre Florentino Ariza y Fermina Daza en 1985, encontré para mi sorpresa que homenajeaba a Galileo Daconte, su amigo de infancia, como uno de sus personajes, imagino que decidió incluir su nombre cuando le di la infausta noticia de su fallecimiento. Para tal fin, fusiona la actividad de Antonio con la de su hijo: “Más tarde, cuando don Galileo Daconte abrió el primer patio de cine, Jeremiah de Saint-Amour fue uno de sus clientes más puntuales, y las partidas de ajedrez quedaron reducidas a las noches que sobraban de las películas de estreno…” (pag. 20).

Luego comenta en otro pasaje: “La noche anterior habían ido al cine, cada uno por su cuenta y en asientos separados, como iban por lo menos dos veces al mes desde que el inmigrante italiano don Galileo Daconte instaló un salón a cielo abierto en las ruinas de un convento del siglo XVII. Vieron una película basada en un libro que había estado de moda el año anterior, y que el doctor Urbino había leído con el corazón desolado por la barbarie de la guerra: Sin novedad en el frente” (de Erich María Remarque, 1930, pag. 24).

Hacia el final de la novela, vuelve a mencionar el personaje cuando recuerda que “Florentino Ariza no se había dejado impresionar de un modo especial por el invento del cine, pero Leona Cassiani lo llevó sin resistencia al estreno espectacular de Cabiria (película italiana, 1914), cuya publicidad se fundaba en los diálogos escritos por el poeta Gabriele D´Annunzio. El gran patio a cielo abierto de don Galileo Daconte, donde algunas noches se disfrutaba más del esplendor de las estrellas que de los amores mudos de la pantalla, había sido desbordado por una clientela selecta…” (pag. 348).

Pero mi sorpresa fue mayor cuando leí Doce cuentos peregrinos (1992). Allí encontré que mi tía Elena Daconte (una de las tres hermanas de mi madre) figura como protagonista de El rastro de tu sangre en la nieve que, según algunos críticos literarios, es uno de sus mejores cuentos. El argumento gira alrededor de una acaudalada pareja de jóvenes cartageneros recién casados que disfrutan su luna de miel en Europa. Nena Daconte es descrita como políglota, saxofonista y de un carácter dulce pero decidido “casi una niña, con unos ojos de pájaro feliz y una piel de melaza que todavía irradiaba la resolana del Caribe en el lúgubre anochecer de enero…”

Un día, durante una visita a su casa de Cartagena, le pregunté la razón por la que había utilizado mi apellido para sus historias y me respondió en son de broma con una risotada, “¡Y qué, ahora me vas a demandar por 20 millones de dólares!”, a lo cual le contesté que mi familia estaba feliz y agradecida por tenerla en cuenta para sus historias. Fue entonces que me contó el origen del nombre de su relato. “Yo escribí ese cuento en Barcelona en 1976 y cuando necesité un nombre apropiado para la protagonista, el nombre de tu tía Elena me llegó como un relámpago, quise homenajearla porque la recordaba desde mi niñez cuando asistía al colegio Montessori de Aracataca, yo veía a esa niña de piel dorada y rizos rubios correr riéndose por aquellos pasillos, nunca la olvidé”.

A raíz de la admiración que despertó en ella la protagonista del cuento, la cantautora española Mai Meneses bautizó su grupo de pop rock Nena Daconte con cuyas canciones He perdido los zapatos (2006), Retales de Carnaval (2008), Una mosca en el cristal (2010) y Solo muerdo por ti (2013), ha alcanzado excepcionales éxitos con nominaciones y galardones como el ATV European Music Awards, hasta posicionarse como uno de los grupos musicales que más discos y conciertos ha vendido en España.

Sin embargo, donde más recuerda Gabo a don Antonio Daconte es en una columna publicada en El Espectador el 18 de diciembre de 1983 y seleccionada para diferentes antologías de sus artículos de prensa. En ella, con el título Vuelta a la semilla, evoca su infancia en Aracataca y en especial su experiencia con los animes. “Para mí hay más poesía en la historia de los animes que en toda la que he tratado de dejar en mis libros. La misma palabra –animes– es un misterio que me persigue desde aquellos tiempos”. Después de indagar su significado en diferentes diccionarios, se muestra en desacuerdo con esas definiciones. “Los animes de Aracataca eran otra cosa: unos seres minúsculos, de no más de una pulgada, que vivían en el fondo de las tinajas. A veces se les confundía con los gusarapos, que algunos llamaban sarapicos, y que eran en realidad las larvas de los mosquitos jugueteando en el fondo del agua de beber… Los animes tenían la facultad de escapar de su refugio natural, aun si la tinaja se tapaba con buen seguro, y se divertían haciendo toda clase de travesuras en la casa… No eran más que eso: espíritus traviesos, pero benévolos, que cortaban la leche, cambiaban el color de los ojos de los niños, oxidaban las cerraduras o causaban sueños enrevesados”.

“Sin embargo, había épocas en que se les trastornaba el humor, por razones que nunca fueron comprensibles, y les daba por apedrear la casa donde vivían. Yo los conocí en casa de don Antonio Daconte, un emigrado italiano que llevó grandes novedades a Aracataca: el cine mudo, el salón de billar, las bicicletas alquiladas, los gramófonos, los primeros receptores de radio. Una noche corrió la voz por todo el pueblo de que los animes estaban apedreando la casa de don Antonio Daconte, y todo el pueblo fue a verlo. Al contrario de lo que pudiera parecer, no era un espectáculo de horror, sino una fiesta jubilosa que de todos modos no dejó un vidrio intacto… Mucho tiempo después de aquella noche encantada, los niños seguíamos con la costumbre de meternos en la casa de don Antonio Daconte para destapar la tinaja del comedor y ver los animes –quietos y casi transparentes– aburriéndose en el fondo del agua”.

Por supuesto, esta relación de amistad, gratitud y cariño con el dueño del cine de Aracataca y su familia ha sido reseñada en todas las biografías de Gabo. Entre ellas, quizás la más detallada se encuentra en García Márquez: El viaje a la semilla (1997), el excelente trabajo de Dasso Saldívar quien narra de manera poética y perceptiva la trayectoria vital de nuestro premio Nobel. También la encontramos, aunque más prosaica, en la monumental biografía García Márquez: Una vida del escritor inglés Gerald Martin quien describe en forma minuciosa hasta el detalle más insignificante en la existencia del escritor, sin escatimar los sucesos y anécdotas más relevantes de su etapa juvenil en Aracataca.

Artículo publicado en El Espectador, el 18 de abril de 2020. Las fotografías son cortesía de Eduardo Márceles Daconte.

Fotografía de portada: Los hijos de Antonio Daconte Fama con Manuela Calle, de izq. a der. Imperia, María, Antonio, Elena (Nena Daconte), Yolanda, en Aracataca.

Bibliografía: Vivir para contarla, Editorial Norma, 2002; El amor en los tiempos del cólera, Editorial La Oveja Negra; 1985; Doce cuentos peregrinos, Editorial Suramericana; 1992; El Espectador, 18 de diciembre de 1983.

*Escritor y periodista cultural, es autor de libros de narrativa, artes visuales, biografías, crónicas y antologías, vive y trabaja en Puerto Colombia, Atlántico.

Teatro Tolima, 80 años de una joya con el sello Bernardi

La primera noche que abrió el telón del Teatro Tolima en febrero de 1940, fue con el Presidente de Colombia, Eduardo Santos (1938 – 1940) acompañado de la primera dama, Lorencita Villegas de Santos, quienes cortaron la cinta protocolaria y presidieron la gala en ese magnífico escenario de arquitectura Art Déco, que levantó en Ibagué hace 80 años, mi abuelo constructor, Antonio Bernardi De Fina, y que hoy permanece en pie testigo de una época y protagonista de muchas funciones.

Mi madre, Regina Bernardi, una niña de 10 años, con sus hermanitas Gladys (7) e Italia (4) despidieron desde la ventana de su apartamento sobre la Carrera Tercera, la misma calle del Teatro, a mi abuela Camila Ospina que lucía un vestido largo de terciopelo negro y guantes, y mi abuelo, con un frac negro, perfecto para sus 1.85 de estatura. La inauguración fue inolvidable para esa pareja sentada en butacas de primera fila.

Fachada Déco del Teatro Tolima (1940) y detalles ornamentales. Dibujo digital: Janeth Restrepo (2010). Fuente: Grupo de Investigación E.ArC. (*3)

La contratación de Antonio Bernardi. Para 1938, el ingeniero Bernardi vivía con su familia en Armenia (1*), donde llevó a cabo la primera gran renovación urbana del centro histórico de esa pequeña ciudad cafetera (1930 – 1936) (2*). Con esas credenciales fue contratado para ejecutar en forma simultánea en la Capital Musical de Colombia, el Teatro Tolima y un tramo del acueducto municipal, dos obras enmarcadas en un plan de embellecimiento  y ´modernización´ que emprendieron las fuerzas vivas de esa población de provincia.

Teatro Tolima. Los ibaguereños ya habían disfrutado en pleno centro, en la calle del Comercio, la vía que conduce al Parque Bolívar y donde confluían la movida comercial, política, educativa y social de la época, de un escenario de espectáculos de renombre, el Teatro Torres (1915).

Hacia los años treinta ¨las vanguardias decorativas y compositivas del siglo XX se manifestaron en Ibagué, lo cual condujo a la construcción del Teatro Tolima en 1940 según el diseño Déco de la firma Cuellar-Serrano-Gómez, el Palacio de Justicia protomoderno diseñado por Germán Tejeiro en 1944, las viviendas del barrio La Pola y las quintas del barrio Belén y el centro que acentuaron las variables zig-zag, streamline y exóticas del art decó¨. (3*)

Complejo cultural. Y fue así como se tomó la decisión de reemplazar el viejo teatro y en ese mismo terreno de propiedad del Departamento, levantar el nuevo Teatro Tolima, labor encargada al ingeniero italiano Antonio Bernardi entre 1938 y 1940. Este complejo cultural constó de un conjunto volumétrico: bloque frontal de tres pisos, que junto con el acceso principal y los accesos laterales conformaron la fachada principal. (4*).

La sala tenía tres niveles y 874 sillas, escenario, foso, espacio de tramoya y proscenio, y una casa estilo paisa de dos pisos, para camerinos y recibidor de grupos artísticos. (4*).

Monumento Nacional. Casi 20 años después de la partida de Antonio Bernardi (1977), el Teatro Tolima fue elevado a la categoría de Patrimonio Nacional, por el presidente Ernesto Samper Pizano, el 17 de abril de 1996 (5*). Y luego pasaría a integrar el listado de inmuebles, Patrimonio Material, considerados BICN (Bienes de Interés Cultural de la Nación), por el Ministerio de Cultura (6*).  Hoy en día es el único escenario habilitado para la presentación de eventos de las artes escénicas en el departamento del Tolima. (7*)

Al Teatro Tolima de la Gobernación, se le considera uno de los seis escenarios más importantes del país. Tiene mil sillas luego de la remodelación de 1997. (7*)

El acueducto de Ibagué. A sus 38 años mi abuelo había hecho un aporte innovador en materia de servicios públicos ya en dos capitales del eje cafetero, en Manizales y Armenia hizo canalización subterránea para incrustar la tubería y pavimentar en concreto (2*).

Su experiencia comprobada en este campo de la ingeniería, le permitió en 1938,celebrar un segundo contrato, este con la Junta de Alcantarillado y Pavimentación de Ibagué, en el marco de «El plan urbanístico Ibagué Futuro 1935«, según consta en la Notaría Primera, ¨para la construcción de un tramo del acueducto municipal con los planos diseñados por el ingeniero José Romero Casas, y aprobados por la Dirección Nacional de Higiene, en un espacio comprendido entre las carreras primera y segunda, las calles sexta y 20 y las transversales entre carreras segunda y tercera…¨. (3*)

El trasteo de la familia Bernardi Ospina. Con los dos contratos firmados y la determinación de mi abuelo de participar activamente en la renovación urbana de otra población, la familia italo colombiana hizo maletas de nuevo y fijo su residencia en Ibagué, en las estribaciones de la Cordillera Central, con sus cuatro pequeños hijos, el menor Mainardo, apenas de meses.

Transcurrió un primer año tranquilo en medio de la amabilidad de la sociedad ibaguereña y algunos amigos de la Colonia Italiana, durante los cuales las dos hijas mayores, Regina y Gladys, fueron matriculadas en el Liceo Femenino de la señorita Margarita Pardo y hasta celebraron su primera comunión. También ingresaron al Conservatorio del Tolima a clases de música e italiano. La familia recibía visitas frecuentes de sus parientes cercanos de Manizales, asistían a las fiestas en el Club Campestre y, por supuesto, los paseos al río Coello, en el corregimiento Gualanday, era uno de sus destinos favoritos.

Vientos de guerra. Pero ya para 1939, los Bernardi empezaron a sentir en esa ciudad intermedia en el centro del país, que los vientos de la guerra que soplaban desde el viejo continente los estaban alcanzando. En el mes de febrero, Antonio, Camila con sus dos hijos, Regina y Mainardo, viajaron en carro hasta al puerto de Buenaventura (Valle del Cauca), para darle la bienvenida a Teodoro Bernardi, el sobrino proveniente de Ponte Nelle Alpi (Belluno), que cumplió 18 años en el barco que partió de Génova y que llegaba a estas tierras para alejarse de la contienda que estaba a punto de estallar.

A Bogotá. Terminadas y entregadas las dos obras encomendadas, el Teatro Tolima y una parte del acueducto de Ibagué, mi abuelo y su familia pasan esa página de sus vidas, y en 1940 inician una nueva etapa en la Capital de la República, Bogotá, cuando la Segunda Guerra Mundial ya dejaba una estela de horror en Europa y no presagiaba nada bueno para los italianos en territorio colombiano, porque ya las puertas se le estaban cerrando en esta tierra que estaba más cerca de los Aliados que de los países del Eje. Esa será otra historia que pronto contaremos.

Diseño de gráfica: Paula Henao.

Obras y palabras citadas: Gracias a la narración de mi madre, Regina y mi tía Italia, se han reconstruido los hechos vividos por la familia Bernardi Ospina en esa época. (1*) Armenia perteneció al departamento de Caldas hasta 1966, luego pasó a convertirse en la capital del nuevo departamento del Quindío. (2*) Apartes del libro Fragmentos de la Memoria de la ciudad de Armenia Años 30 al 36 del siglo XX – obra de Antonio Bernardi de las arquitectas María Eugenia Beltrán y Laura Ossa Sánchez. Páginas 3 y 7.  (2010) (3*) Descripción y plano de la fachada, publicados en la investigación Interacciones conceptuales y estilísticas en la arquitectura del periodo republicano. Ibagué, Colombia, 1893-1945. Andrés Francel Delgado y José Alejandro Ojeda.  (Arquitectura y Urbanismo. Vol. XX VII, No 3, septiembre- diciembre 2016). (4*) Hechos históricos del Teatro Tolima, en la página oficial. http://www.teatrotolima.com/historia.htm (5*) Decreto 708 del 17 de abril de 1996 por el cual se declara como Monumento Nacional el Teatro Tolima de Ibagué, Tolima. ¨… Que dicha edificación fue construida entre 1938 y 1942 bajo los planos del arquitecto Elí Moreno, se constituye en un testimonio importante de la vida cultural de Ibagué y conserva en buen estado todos los espacios y detalles de construcción y decoración del denominado periodo Art-Deco…¨. (6*) Listado de Bienes Declarados Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, actualizado al 5 de diciembre de 2019. Grupo de Investigación y Documentación de Patrimonio del Ministerio de Cultura.

https://www.mincultura.gov.co/prensa/noticias/Documents/Patrimonio/BIENES%20DE%20INTERE%cc%81S%20CULTURAL%20DEL%20A%cc%81MBITO%20NACIONAL_diciembre%202019.pdf

(7*) Declaración de Carlos Emilio Díaz Cárdenas, profesional especializado de la Dirección de Cultura – Gobernación del Tolima, responsable del manejo y programación del Teatro Tolima.

Así vivieron los Bernardi Ospina el 9 de abril

Hace 72 años, cuando los Bernardi Ospina tomaban un respiro luego de los seis años de zozobra vividos en la Segunda Guerra Mundial ante las medidas adoptadas por el Gobierno Colombiano contra los italianos (1939-1945), se verían envueltos en los sucesos del 9 de abril de 1948, en la noche más larga que dividió la historia del país en dos y que cambió el rumbo de la familia.

Relato familiar. A través de las voces de mi madre Regina y mi tía Italia Bernardi, y de los que partieron pero están presentes en los recuerdos de narraciones escuchadas con mis hermanos y primos, cada vez que se acercaba un aniversario más de ese 9 de abril, intentaré reconstruir cómo transcurrió y los días que siguieron para ellos.

La estructura del Hotel Tocarema de Girardot fue construida por Antonio Bernardi, con el apoyo de su sobrino Teodoro Bernardi.

Mi abuelo, en Girardot. La familia retomaba el control de sus vidas, mi abuelo italiano, Antonio Bernardi (48 años*), ya podía desplazarse libremente sin ser ´tachado´ de enemigo por el Estado, y como constructor que era trabajaba en la estructura del Hotel Tocarema en Girardot, acompañado de su sobrino italiano, Teodoro (27), quien había llegado al país hacia 1939 para no participar en la S.G.M.

Gladys, Antonio y Regina Bernardi en Girardot 1948.

La Bogotá de la década del 40. Era el lugar de residencia del resto de la familia, una capital con más de 350 mil habitantes y aires de progreso que se reflejaban en sus cafés, su vida cultural y los tertuliaderos, como también en una agenda política y una opinión pública muy beligerantes. Mi abuela Camila (43), Quita, regentaba el hogar como buena caldense, con mano estricta y austera, en la casa construida por mi abuelo, en el Bosque Calderón Tejada, que se salvó del despojo del Gobierno a las propiedades de italianos, japoneses y alemanes durante la S.G.M., porque la escritura estaba a  su nombre.

Las hijas mayores, Regina (18), mi mamá, había terminado su bachillerato comercial y mi tía Gladys (16)cursaba Arte y Decoración, en la recién abierta Javeriana Femenina. Mi tía Italia (13) estudiaba en el Colegio El Carmelo y mi tío Mainardo (10), en el de La Salle.

La prensa y la política. La radio tenía gran presencia en los hogares colombianos. Los bogotanos se enteraban de las noticias de luchas obreras, sindicatos y comunismo internacional en los diarios extranjeros y en los nacionales, El Siglo, El Tiempo y El Espectador, seguían los debates de liberales y conservadores. Los Bernardi llevaban una vida alejada de ese bipartidismo, el padre era extranjero y la madre aún no podía votar.

Agasajo de recibimiento a un personaje en la Delegación Italiana, Calle 64 con Carrera 7, Regina, Camila y Antonio. 1946.

Gaitán. La política estaba al rojo vivo, los liberales se retiraron del gobierno conservador del presidente Mariano Ospina Pérez (1946-1950) y sobresalía como candidato de un Partido Liberal fraccionado, un hombre del pueblo, Jorge Eliécer Gaitán, penalista estudiado en Roma, gran orador de plaza pública inspirado en Benito Mussolini y un caudillo que encarnaba la esperanza popular como lo demostraba en sus marchas multitudinarias.

IX Conferencia Panamericana. Bogotá se había preparado con obras urbanísticas y arquitectónicas como anfitriona de esta cita continental que sería la antesala de la OEA, con representantes de 21 países, como el líder del Plan para la recuperación de Europa, el general Marshall. Esa primera semana de abril también se realizaba un congreso de estudiantes contra el imperialismo ´yanqui´, con el joven militante Fidel Castro que alcanzó a reunirse con Gaitán, quien había sido excluido de la Conferencia.

Las largas horas del 9 de abril de 1948 1 p.m. Nada o todo presagiaba lo que estaba a punto de suceder, Bogotá fue sacudida del letargo del medio día, con la noticia del atentado a Gaitán, a la entrada del edificio donde se hallaba su despacho, a manos de Juan Roa, quien murió linchado por la muchedumbre.

2:05 p.m. ¨Mataron a mi padrecito Gaitán”, gritó la empleada de la casa, así se enteraron mi abuela y mi madre, del hecho que daría paso al ´Bogotazo´. Mi mamá narra que esa mujer campesina, cogió el cuchillo más grande de la cocina, rompió el tanque del agua caliente que estaba encima de la estufa de carbón mineral y salió gritando a la calle.

Ella nunca regresó, tal vez escuchó la arenga de aquellos que se tomaron la Radiodifusora Nacional para organizar, sin éxito, las fuerzas liberales, y se sumó a esa multitud que se formó por la Carrera Séptima y avanzó durante una tarde eterna, acabando e incendiando establecimientos oficiales como particulares, camino al Capitolio Nacional para exigir la renuncia del presidente Ospina Pérez.

La tía Italia que tenía 13 años, recuerda: ¨a esa hora sonaron las campanas del colegio El Carmelo, en el barrio Chapinero, para avisarnos del asesinato de Gaitán, y notificarnos que no podíamos salir porque Bogotá se había revelado. Por la radio le decían al pueblo que atacara las ferreterías y saliera con machetes a la calle.

La gente asaltó el recién inaugurado Palacio de Justicia con sus archivos y del Ministerio de Comunicaciones colgaban por las ventanas escritorios y sillones. Luego supimos que la casona de la Javeriana Femenina, detrás del palacio presidencial, fue reducida a cenizas, no volvería a abrir sus puertas, por lo que mi hermana Gladys no pudo continuar su carrera. La multitud en ese levantamiento asaltó el comercio, los bares y las licorerías y se emborrachó, ahí perdió sus metas. Se subió a las torres de las iglesias con fusiles, la policía se volteó, le entregó armas al pueblo y se puso en contra del ejército que salió a la calle y no los dejó llegar hasta el Palacio.

7 p.m. Sobre esa hora cayó un aguacero espantoso, como la gente había volteado e incendiado los tranvías, el fuego se propagó por el centro pero no hubo necesidad de que salieran los bomberos, el agua los apagó.

10 p.m. Tuvimos que esperar con mi hermano Mainardo, hasta que nos recogieran a pie mi mamá y mi tío Mario Mirkow, (italiano casado con mi tía Teresa Ospina). Él nos llevó luego con Regina y Gladys, a ver cómo había quedado al centro, era aterrador, los tranvías incendiados con las ruedas hacia arriba . Sigo sin entender cómo acabaron el medio más importante de movilización de los bogotanos con la destrucción de los rieles que atravesaban la ciudad de norte a sur y viceversa, eso fue tenaz¨.

10 de abril. Sin noticias de mi abuelo que seguía en Girardot, mi abuela con sus 4 hijos, le hicieron frente a la situación: ¨Bogotá fue un caos, no salimos durante tres meses, no hubo buses y escondieron los taxis. Cerraron plazas de mercado y tiendas de barrio¨, anota Italia, mientras Regina rememora: ¨no se conseguía carne, pollos ni huevos, yo tenía un novio que cada mañana nos traía pan ya que vivía al frente de una panadería y unas cuantas papas, entre los vecinos éramos muy solidarios¨.

Italia cuenta que: ¨en nuestro barrio repartía la leche el general Piedrahíta, el carbón don Julio de Brigard, dueño de Carboneras en Usaquén. Todo sin costo alguno. Mi mamá guardaba un billete de 50 pesos como ahorro, que nunca utilizó pensando que mi papá no fuera a regresar a pesar de la insistencia de mi hermana Gladys¨.  

Finales de abril de 1948. Mi abuelo estaba desesperado sin comunicarse con su familia en Girardot, con el transporte intermunicipal suspendido, sin teléfonos ni conexión posible y la violencia bipartidista que se había extendido a otras regiones. Casi al mes llegó en tren a la Estación de la Sabana, con Teodoro y un costal de comida.

Empezaría para entonces la ´Época de la Violencia´, un capítulo largo y sangriento y llegaría la recesión económica para nuestro país . Finaliza la tía Italia este relato: ¨a mi papá se le acabaron los contratos, por tanto era momento de tomar decisiones, resolvió con el visto bueno de mi mamá, vender la casa de Bogotá e irnos a vivir a la finca en Circasia un año.  En 1950 nos instalamos en Cali, pero esa será otra historia…¨.

Ilustración de portada. Diseñadora Paula Henao. Fuentes citadas. Gracias a la narración de mi madre y mi tía, Regina e Italia Bernardi, se han reconstruido los hechos vividos por la familia Bernardi Ospina en esa época. Hay fragmentos de un trabajo realizado por Claudia Rengifo Gayerre, para su colegio. Archivo fotográfico: familia Bernardi Ospina.

(1*) Antonio Bernardi de Fina nació en Ponte Nelle Alpi, provincia de Belluno, Italia (6-10-1900), hijo de Teodoro Bernardi y Regina De Fina. Murió en Cali (Colombia) (25-03-1977). (2*) Camila Ospina Mejía, nació (6-04-1905) en Pereira, departamento de Risaralda – hija de Luis María Ospina y Ana Joaquina Mejía. Murió en Cali, Colombia (11-10-1970).

Diario de cuarentena de Víctor Diusabá

¿Cuánto nos cambiará la vida y por qué no volveremos a ser los mismos? Desde abril el periodista y escritor Víctor Diusabá nos ha ido llevando a través de testimonios diversos, a este viaje sin regreso a la nueva cotidianidad.

Desde hoy el blog La Bernardi cuenta con un columnista y escritor invitado, Víctor Diusabá, quien con su pluma nos vas llevando cada día en estos Viajes sin regreso a la nueva cotidianidad, a preguntarnos ¿Cuánto nos cambiará la vida y por qué no volveremos a ser los mismos?

http://www.labernardi.com/invitados/diariodecuarentena/

Estos son algunos apartes del Diario de cuarenta.

JUEVES 2 DE ABRIL. “Nos enfermamos mi marido y yo al mismo tiempo más o menos. Empezó con dolor en el cuerpo, dolor de cabeza, como si fuera un dengue. Sin embargo empezó la fiebre y, para resumir, tuvimos 15 días de fiebre…” . Es Conchita Penilla desde el lugar de Francia donde habita con su marido. Espero que vayas mejor y que todo no haya sido más que un  susto para ustedes, aunque la otra huella – la mortal que cada vez es más grande en ese país, como lo es en casi toda Europa y en los Estados Unidos -, esa huella, no se borrará jamás…

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MIÉRCOLES 1 DE ABRIL. Como diría mi mamá, terminé rendido. Y eso que no toca planchar. O sí, pero ahora no es necesario.
¿Es acaso el planeta una inmensa fábrica de producir polvo? Y los baños, ¿por qué nunca apreciamos un baño limpio y le damos el valor que merece?
¿Dónde están los secretos guardados del uso de la escoba, que ni siquiera tienen un buen tutorial en la red?
Y los espejos, ¿se limpian de arriba hacia abajo o de izquierda a derecha, o todas las anteriores?…

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MARTES 31 DE MARZO. Han pasado 48 horas desde cuando me expuse al ir de compras a un mercado del pueblo donde habito. He cometido varios errores que quizás no me pasen factura porque, hasta donde se sabe y a esta hora, 6 y 29 de la tarde, no hay reporte de contagio en el lugar. Pero valió la pena. No soy el único que tiene miedo, lo cual me lleva a vivir como tonto en el mal de muchos.

Solo que, a la vez, he conocido a Sandra y ella me ha enseñado su rostro del valor, de la valentía. Es una mujer locuaz, tal cual ya me lo había advertido días antes Ómar, desde España, donde vive hoy al lado de parte de su familia la tragedia más grande de ese país desde la Guerra Civil  (1936 – 1939) y la posguerra

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LUNES 30 DE MARZO. Dejé a punto muchas cosas ayer, esas que, igual, no voy a terminar hoy. La primera, el largo trecho, sobre el que no escribí, entre el primer confinamiento – decretado en todo el país a instancias de la determinación de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, secundada a regañadientes por el presidente Iván Duque, como parece será de aquí a ¿abril?, ¿mayo’, ¿junio? ¿más allá? de 2022…

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DOMINGO 29 DE MARZO DE 2020. Son las 12 y 16 minutos del mediodía. Más que ser domingo, veo, por el calendario que hay en un mueble de la casa, que es domingo  29 de marzo de 2020. Ayer también parecía ser domingo, aunque era sábado.

En cambio, el viernes no tenía cara de viernes, ni tampoco de sábado; menos, de domingo. El viernes 27 fue anodino, nadie se dio cuenta que era viernes, el mejor día de la semana. Ya veremos cómo amaneceremos mañana, lunes. Porque el lunes de la semana pasada fue festivo y aunque, igual estábamos encerrados a la fuerza, el cerebro mandó órdenes de ‘puente’ al cerebro y nos lo tragamos entero, estuvimos dizque en descanso. ..

Así superé el Coronavirus en Italia

En esta paz he vivido los últimos veinte años de mi vida, en una localidad más pequeña que Cerrito o Guacarí en el Valle del Cauca (Colombia). Ni en mis peores pesadillas habría imaginado ver la locura que estamos viviendo en este momento.

Por Liliana Velásquez Urrego desde Italia*. Fiorenzuola d’Arda es un pequeño pueblo de 15 mil habitantes en la provincia de Piacenza, norte de Italia. Un pueblo que mi madre define como “Muy bello, pero demasiado tranquilo”. Todos se conocen. Los ancianos de ochenta años aún usan la bicicleta y los niños van caminando a la escuela.

En esta paz he vivido los últimos veinte años de mi vida, en una localidad más pequeña que Cerrito o Guacarí en el Valle del Cauca (Colombia). Ni en mis peores pesadillas habría imaginado ver la locura que estamos viviendo en este momento.  

Fiorenzuola d’Arda (provincia de Piacenza)

Nunca nos iba a tocar. La China parecía demasiado lejana y las noticias que llegaban nos hacían creer que el Covid-19 nunca nos iba a tocar. Cuando la información del primer contagio en la población de Codogno, llegó al pueblo, recuerdo que estaba sentada en una pizzería con mi esposo y mi hijo. Todos hablaban de la reciente noticia y comenzó la preocupación, pues Codogno queda a 40 kilómetros de nuestra casa. Estábamos terminando de comer y ya había llegado una comunicación de la escuela de mi hijo con la noticia de la suspensión de clases.

Codogno, zona roja. En ese momento nuestra vida cambió. Habían cerrado Codogno, declarándola zona roja por los casos que empezaron a aparecer. Sin embargo, había en nosotros mucha ignorancia sobre la enfermedad. Pensamos que con esa medida todo se iba a solucionar. Los bares y restaurantes seguían abiertos, al igual que los almacenes y centros comerciales.  

Portadores sanos. La noticia del primer paciente enfermo la recibimos el 21 de febrero. No lo sabía, pero mi esposo Alberto y yo, ya nos habíamos contagiado. Éramos portadores sanos y, seguramente, habíamos contagiado a muchas personas.

Al parecer desde diciembre ya se habían presentado los primeros casos en el norte de Italia. Según datos publicados por el periódico Libertá de Piacenza el 30 de diciembre de 2019,  en una semana  el hospital de esta ciudad  recibió cuarenta  pacientes por una supuesta ´influenza´. Ningún médico pensó en hacer exámenes de laboratorio a los pacientes que se habían presentado a urgencias. ´Casualmente´ todos ancianos. Probablemente el Covid-19 ya andaba silencioso entre nosotros.

La crisis. En menos de una semana empezamos a enfermar. Los síntomas me recordaban un dengue que había tenido hace unos años en Colombia: dolor en todo el cuerpo, fiebre, debilidad, malestar, dolor de cabeza. Mi esposo estaba igual y nosotros seguíamos pensando que teníamos ´influenza´. La preocupación llegó cuando el médico de familia nos dijo que no podíamos ir a su consultorio y, mucho, menos ir directamente al hospital porque teníamos los síntomas del Coronavirus. 

Oficialmente sanos. Noticia confirmada cuando mi esposo empezó a tener problemas respiratorios y terminó en Urgencias. Tuvimos suerte, porque aún había médicos disponibles y tuvo una atención oportuna. Regresó a casa el mismo día con el diagnóstico: pulmonía interstizial de Coronavirus. Fueron días muy duros,  pero ahora estamos bien. Oficialmente sanos. Gracias, además, a medicinas naturales y, sobre todo, actitud positiva. 

Fiorenzuola d’Arda, la pesadilla de un pueblo contagiado. Sin embargo, muchas personas en nuestro pueblo aún no han tenido la suerte nuestra y han fallecido. Hasta el momento 125. Todos esos ataúdes que se ven en las noticias de televisión en fila, llevan amigos nuestros, vecinos, familiares. Llevan al señor que hacía el capuccino en el bar de la Via Emilia, al primo hermano de mi esposo, a la mamá de una de mis amigas más queridas. Muchos de esos muertos tienen una cercanía a nosotros.

Hay quienes han visto partir a sus seres queridos en una ambulancia y quince días después de la muerte no han recibido siquiera sus cenizas.  Otros han tenido que despedir familiares con una video llamada de una enfermera.

Mantener en alto la moral de la familia. Decidí dejar de llorar y agradecer la oportunidad que me está dando la vida, la felicidad de saber que estoy bien y de ver sanos a mi hijo Alexandro y a mi esposo Alberto. Decidí mirar menos noticias y dedicarme a otras actividades en casa. El miedo baja las defensas. Un modo de huir un poco de esta realidad para sobrevivir y mantener en alto la moral de la familia. Me he dedicado a hacer meditación, a hacer ejercicio, a leer, a escribir. Hoy quise escribir estas líneas. Puede ser que alguien las lea, se quede en su casa y salve la vida de muchas personas más.  Puede ser que alguien tome conciencia y evite la pesadilla que nosotros hemos tenido que vivir.

http://www.labernardi.com/historias-de-hoy/
Lea la segunda parte de esta historia

* Comunicadora caleña radicada en el norte de Italia. Amante del arte, la cocina y los viajes.