Adiós al ‘cavalier´ y cónsul Humberto Ascione Zawadzki

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La familia Bernardi Ospina amanecería de luto el sábado 26 de marzo de 1977, ese día temprano en la mañana, el representante del Estado italiano en Cali se acercaría hasta el barrio El Peñón, para presentar sus respetos a los deudos y rendir los últimos honores a su compatriota, el constructor Antonio Bernardi De Fina, quien había partido la tarde anterior a sus 76 años.

Ese es el primer recuerdo que tengo siendo una niña del cónsul honorario de Italia en Cali para ese entonces, Humberto Ascione Zawadzki. Un hombre con la estatura y el porte de un diplomático, vistiendo un blazer de terciopelo oscuro y una fina bufanda de seda, subiría muy solemne las escaleras hasta el tercer piso del edificio Bernardi, con el tricolor verde blanco y rojo en sus manos, para arropar con la bandera nacional de su país el féretro de mi abuelo que reposaba en la mitad de la sala acompañado de sus hijos, nietos y amigos.

En la década de los noventa cuando ya ejercía de periodista, me reencontraría al cavalieri Ascione en otra de sus facetas, como chef anfitrión de Casa Ascione, el restaurante que montaría en el tradicional barrio Centenario con el que quiso enseñarles ‘a las buenas y a las malas’ a los caleños la verdadera esencia y el espíritu de la cocina italiana.

 Allí acudíamos regularmente a almorzar con mi jefe, el editor de las páginas editoriales de El País, Gerardo Bedoya Borrero; su primo querido, Hugo Borrero y mi colega Diego Martínez Lloreda. El momento de ordenar, los cuatro obedecíamos sin rechistar, la imposición del chef sobre el plato del día. Y debo decir que Humberto no se equivocaba, nunca salíamos defraudados, solo regañados pero satisfechos.

Luego, cada 20 de marzo, Humberto nos guardaría una mesa en un rincón estratégico de su restaurante para Diego, Hugo y Luis Guillermo Restrepo, ya que en cada aniversario del crimen de Gerardo los cuatros acudíamos a brindar como parte de un ceremonial alrededor de la amistad y en memoria del maestro y del amigo.

De cuando en vez me saludaría con Humberto en diversas actividades culturales en la ciudad donde era un espectador asiduo. La última vez que nos encontraríamos en medio del encierro de la pandemia, sería en una charla virtual que hice sobre el piloto italiano, Ferruccio Guicciardi Romani y los cien años de su hazaña área con el Telégrafo I al pisar tierra caleña. Humberto nos regalaría datos e historias para enriquecer el relato de su paisano.

Adiós a otro caballero italiano.

Autor: Isabella Prieto

Caleña colombo italiana. Comunicadora, periodista y opinadora incorregible.

4 opiniones en “Adiós al ‘cavalier´ y cónsul Humberto Ascione Zawadzki”

  1. Bonito homenaje al recordado cónsul caleño. Cuando Cali era una ciudad que nos cabía en la mente y en las manos, que podíamos recordarla y recorrerla, donde fuimos hacedores y testigos de su gloria cultural ochentera y noventera.

  2. Qué precioso y sentido artículo , Un homenaje a Humberto que agradezco y atesoro
    Muchas gracias
    María Consuelo Díaz

    1. María Consuelo, un abrazo y mi más sentido pésame. Fue mi homenaje a un hombre que representó la italianidad a lo largo de su vida.

Comentarios cerrados.